La comunicación es un fenómeno inherente a todos los seres vivos cuando se hallan en grupo. Tanto los seres humanos como el resto de animales emplean el lenguaje para manifestar sus experiencias y transmitirlas a sus semejantes. Las abejas, por ejemplo, cuando descubren una fuente de alimento, vuelven a la colmena y ejecutan una danza para indicar a sus compañeras la ubicación y cantidad de flores localizadas. Hombres y mujeres también viven en sociedad, por ello, necesitan informar de sus ideas y sentimientos a los demás.
El mundo está lleno de señales que trasmiten mensajes, que hacen pensar o reaccionar de una determinada manera. Cuando se comprenden sus contenidos, se establece un acto de comunicación. Se puede decir, por tanto, que la comunicación es un proceso en el que dos o más participantes intercambian señales (mensajes) y que tiene como finalidad la transmisión de información.
Si se piensa en la mañana de un día cualquiera entre semana, se comprobará que el día a día está repleto de señales o mensajes: ya por la mañana, suena la alarma del móvil indicando que es hora de levantarse; antes de salir de casa, un familiar advierte que está lloviendo y sugiere coger un paraguas; en el rellano de la escalera, el ascensor muestra una flecha verde hacia arriba, lo que significa que está subiendo; en la calle, alguien agita el brazo para saludar; si se va a cruzar la carretera y se observa que el semáforo está en rojo, es preciso esperar; de camino a la escuela, el perro de una vecina ladra agitando la cola para mostrar su alborozo; finalmente, al llegar al colegio, suena la sirena, que indica que hay que entrar en el aula.
De todas las señales mencionadas en el ejemplo anterior se pueden distinguir varios tipos: acústicas (la alarma del despertador, la sirena), visuales (la luz verde del ascensor, el color rojo del semáforo) o gestuales (el movimiento del brazo) y lingüísticas (las palabras del familiar). Esta última es una señal acústica, pero a diferencia de la sirena, se compone de sonidos articulados de la voz. Esta diferencia se establece porque las personas se comunican con otros seres humanos a través de un sistema o código de signos lingüísticos denominado lenguaje humano.
La comunicación lingüística puede efectuarse de dos maneras: oral y escrita. La comunicación es oral cuando se utilizan secuencias de sonidos articulados para emitir un mensaje. Cuando se emplean las grafías (letras, palabras, frases, oraciones) para representar esos sonidos, la comunicación es escrita.
Pero no solo se manifiestan pensamientos y sentimientos por medio de las palabras. Como se señalaba anteriormente, también se emplean otros signos no lingüísticos que poseen un significado. Según el código de signos utilizado, la comunicación puede ser de dos tipos:
•Verbal: el mensaje se transmite a través de signos lingüísticos orales o escritos (palabras).
•No verbal: la comunicación del mensaje se produce mediante el empleo de otro tipo de signos no lingüísticos (gestos, imágenes, colores, señales, sonidos).
Según el órgano que perciba los signos, la comunicación puede ser: acústica (sonidos), visual (señales), olfativa (olores) o táctil (código Braille). El lenguaje gestual o corporal puede ser tan comunicativo como el verbal. De hecho, se ha comprobado que casi el 80% de la comunicación entre seres humanos se desarrolla usando el lenguaje no verbal.
El signo se puede definir como cualquier señal que comunique algo a un receptor. Así, la bandera roja en una playa es un signo, porque comunica un contenido que se podría expresar como «prohibido el baño». Los signos, al ser percibidos por los sentidos, contribuyen a crear una idea en la mente. Todo signo, sea lingüístico o no, posee una estructura en la que se diferencian dos partes: el significante y el significado.
•Significante: es la parte física, como la luz verde de un ascensor, una señal de tráfico o las palabras escritas u oídas.
•Significado: se trata del contenido, el concepto o idea que produce el significante en nuestro cerebro. Por ejemplo: la flecha verde hacia arriba significa que el ascensor está subiendo; la palabra «paraguas» transmite la idea de un objeto compuesto de un bastón y un varillaje cubierto de tela que sirve para resguardarse de la lluvia.
Además, las palabras se componen de otro elemento: el referente, que designa la realidad a que se refiere (objeto, persona, lugar….)
Si se dice o escribe «mesa», el significante serán los sonidos que se emiten al pronunciarla o las letras que componen la palabra, mientras que el significado será el concepto de este objeto, la idea que surge en el cerebro de quien la pronuncia: «tabla sustentada por uno o varios pies». Su referente es el objeto físico.
En el ámbito de los signos pueden diferenciarse tres clases:
En primer lugar, los iconos, creados por el hombre y que mantienen una relación de semejanza con la realidad u objeto que representan (mapas, fotografías).
En segundo lugar, los indicios, es decir, signos naturales que mantienen una relación causa-efecto con la realidad que representan o lo que es lo mismo, entre significante y significado (un estornudo puede ser sinónimo de un resfriado, el humo puede estar detrás de un fuego y el sonido de una sirena podría asociarse a una ambulancia).
Finalmente, los símbolos, también de autoría humana, que se caracterizan por mantener una relación arbitraria con la realidad que representan, de manera que no existe una correspondencia entre significante y significado (una bandera, el color negro).
Siempre que los seres humanos establecen una relación de transmisión de mensajes por medio de signos lingüísticos realizan un acto de comunicación lingüística. Si tu madre te dice: «¡Coge el paraguas!», produce una serie de sonidos (palabras) para transmitir al exterior un contenido que tenía en su mente. Este proceso de trasladar un contenido mental a través de una secuencia de sonidos se denomina codificación. El procedimiento por el que el cerebro descifra los sonidos que se perciben se llama descodificación. Puede decirse, entonces, que todo acto comunicativo consta de dos etapas: la emisión del mensaje (la codificación) y la recepción y comprensión del mismo (la descodificación)
La comunicación es el proceso en el que se produce un intercambio de información entre un hablante y un oyente que comparten un código (lengua). Los elementos que intervienen en un acto comunicativo son:
•Emisor: produce y emite el mensaje, ya sea oral o escrito. Según su intención, selecciona y elige los signos que le convienen, es decir, codifica el mensaje. Puede ser un individuo, un grupo o una máquina.
•Receptor: recibe el mensaje, es el destinatario que lo interpreta o descodifica. Puede ser una persona, un colectivo o un dispositivo. Según el tipo de receptor, el mensaje variará. Por ejemplo, no es lo mismo charlar con un amigo que dirigirse a un profesor, o hablar con una persona que dejar un mensaje en un buzón de voz.
•Mensaje: contenido de la información que el emisor comunica al receptor según un código lingüístico conocido por ambos. Puede ser gestual, simbólico (señales) o lingüístico (palabras).
•Código: lenguaje o sistema de signos y símbolos elegido para transmitir el mensaje. Puede ser de dos tipos: lingüístico, esto es, oral y escrito (por ejemplo, la gramática de una lengua) o no lingüístico, es decir, gestual, corporal, auditivo (como una sirena, alarma, campana o llanto) y visual (señales, imágenes, iconos, etc.). El emisor y el receptor deben utilizar el mismo código para que la comunicación sea posible.
•Canal: vía o medio físico que transporta el mensaje desde el emisor hasta el receptor. Puede ser natural, si el receptor percibe el mensaje inmediatamente a través de la vista (mediante la luz) o el oído (a través de ondas sonoras); artificial o técnico, si se utilizan máquinas (imprenta, radio, teléfono, televisión, ordenador, etc.).
•Referente: es la realidad física (persona, lugar, objeto…) o abstracta (idea, sentimiento…) a que se refiere el mensaje.
•Contexto o situación: conjunto de circunstancias (espacio y tiempo, entorno físico, referencia cultural, relación entre los interlocutores, etc.) en las que se produce el mensaje y que contribuyen a interpretarlo. Los mensajes no comunican fuera de una situación concreta. Pueden distinguirse varios tipos de contexto:
- situacional (circunstancias de espacio y tiempo en las que se produce el acto comunicativo). El enunciado «Póngame medio kilo, por favor», tendrá sentido en un comercio dirigido al tendero y no en un gimnasio.
- socio-histórico (época en la que se produce o a la que alude el mensaje). El título «Adolfo, figura clave de la Transición» sólo se entenderá si tenemos conocimientos de Historia contemporánea española.
- lingüístico (lo dicho antes y después de un enunciado puede condicionar su interpretación). De la información «Marisa lleva tres meses en el hospital» puede deducirse que padece una grave dolencia, pero si añadimos «Por fin consiguió el puesto de médica residente», la interpretación será diferente.
El siguiente esquema muestra la relación que se da entre los distintos elementos dentro del proceso de comunicación: el emisor envía, a través del canal, un mensaje que va dirigido a un receptor, quien, dentro de una situación determinada, lo interpreta descifrando el código utilizado para la formación del mensaje.
En ocasiones, durante el proceso comunicativo, pueden darse factores que dificultan o interfieren en la correcta recepción del mensaje. Estas alteraciones, denominadas ruido, pueden ser: físico o de canal (la estridencia de una moto durante una conversación en la calle, la incorrecta ortografía de un letrero, las interferencias del televisor o radio, el tartamudeo de alguien que habla…) y semántico o de código, es decir, la interpretación errónea de un mensaje (una lengua extranjera o jerga desconocida).
Los actos de comunicación tienen como objeto modificar el comportamiento del receptor y solo se completan cuando este da una respuesta al emisor del mensaje, esto es, cuando hay una interacción o retroalimentación. Este tipo de comunicación dialogante, en la que las dos partes están involucradas, se denomina bidireccional. Si el mensaje es masivo, es decir, está dirigido a un colectivo de personas, se establece una comunicación multidireccional y se realiza a través de medios de difusión de información, como la radio, la televisión, los periódicos, las revistas o Internet (redes de comunicación). Por el contrario, si el receptor no responde al mensaje, la comunicación es unidireccional.
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