viernes, 12 de mayo de 2017
Los alumnos del futuro. Por Javier Moreno
Como profesor de secundaria vengo detectando (algo que he contrastado con compañeros de oficio) un hecho que me parece alarmante. Los alumnos (en general) están mucho menos capacitados para asimilar asignaturas con contenido semántico (historia, literatura, filosofía) que aquellas con un estricto contenido formal (matemáticas, tecnología, física y química). Dicho de otra manera, los alumnos prefieren resolver una ecuación o analizar sintácticamente una frase a leer un texto o (mucho menos todavía) producirlo. Yo soy profesor de matemáticas. Por tanto soy uno de los ‘agraciados’ por esa metamorfosis. Y sin embargo… Ya no se trata de la clásica división entre ciencias/letras. Va más allá. Estamos hablando de la incapacidad de valorar e incorporar (en sentido literal: encarnar en el cuerpo) contenidos literarios, históricos o artísticos, de una predisposición a acomodarse a un vacío interior que solo parece dispuesto a interactuar a través de meros formalismos. El siglo XX fue el siglo de los grandes formalismos (estructuralismo, Bourbaki, lingüística…), pero todos esos desarrollos fueron hechos por personas que dominaban esas materias y que poseían un elevado conocimiento semántico de las mismas. El genio, como decía Aristóteles, es el arte de las relaciones, pero esas relaciones (metafóricas, analógicas) presuponen un contenido que relacionar. Si no, los seres humanos (excepto unos cuantos privilegiados) acabaremos convertidos en meros interfaces, en ejecutores de clicks entre contenidos previamente diseñados por el interés comercial o ideológico.
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