VERBOS
PRONOMINALES
Son aquellos que se conjugan con los
pronombres átonos (clíticos) me, te, se, nos, os, se -tengan o no sentido reflexivo puro- y que representan
a la misma persona que realiza la acción del verbo[1]. Este pronombre no forma
parte del verbo, no es una flexión (es un complemento) y no tiene función
sintáctica. A esta definición se llegó tras más de un siglo de disquisiciones
lingüísticas (gramaticales, sintácticas
y semánticas) y definiciones cruzadas.
Andrés Bello en su Gramática de la
lengua castellana de 1847 hablaba de verbos reflexivos (cuyo pronombre
cumple la función de CD: Se mira al
espejo) y quasi-reflexivos o
pseudo-reflexivos (cuyo pronombre no es CD ni CI: me alegro, te irritas, se enfada). El concepto cuasi-reflejo lo
aplicaba a las construcciones que se asemejan a las reflexivas, pero que en
realidad son pronominales de carácter no reflexivo: medias[2] o anticausativas[3] (El niño se emocionó con la película; El vaso se rompió),
pasivo-reflejas (Se construyeron varios
bloques de viviendas), impersonales-reflejas (Se vive muy bien en España) e inherentemente pronominales (No se entera de nada).
El DRAE en su edición de 1970 calificaba
como pronominal a todo verbo que se construye en todas sus
formas con pronombres reflexivos. A partir de esta edición ya no considera
reflexivos sino pronominales verbos como alegrarse
o lavarse; y todos los verbos que
se pueden conjugar con los pronombres reflexivos (clíticos), tengan sentido
reflexivo puro o no, llevan la abreviatura U.
t. c. prnl.[4] A pesar
del cambio de nomenclatura, algunos gramáticos siguieron clasificando los
verbos como transitivos, intransitivos, reflexivos (formales o gramaticales) y
recíprocos.
Alcina y Blecua en su Gramática
española (1975) advertían que la reflexividad no es un rasgo relevante para
clasificar los verbos por su significado. El Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (RAE, 1977) señalaba
que el DRAE califica como pronominal todo verbo que se construye
en todas sus formas con pronombres reflexivos, pues la denominación de
“reflexivos” que aplicaba (antes de la edición de 1970) a estos verbos no
abarcaba todos los matices expresivos o significativos (impersonal, pasiva
refleja, media). En cambio, la calificación de “pronominal”, aunque atiende
únicamente a la forma, incluye los significados reflexivos y los que no lo son.
Por ejemplo, El niño se viste, El niño se
levanta y El niño se emociona son construcciones pronominales, pero solo la
primera es reflexiva.
Las Gramáticas de la lengua española de la
RAE de 1971 y 1976 postulan la denominación de pronominal para los verbos
que se conjugan con pronombres personales clíticos sin que el sujeto y
complemento directo sean referentes (que sería el caso de los
llamados verbos reflexivos, donde la persona gramatical sobre
la que recae la acción del verbo es la misma que la del sujeto: Yo me ducho). «Los verbos que nunca se usan sin pronombres
personales, no debieran llamarse recíprocos, ni reflexivos, sino pronominales»: suicidarse,
dignarse, etc.
Alonso Marcos en su Glosario de la terminología gramatical (1986) define el verbo
transitivo como “aquel cuya acción pasa a una persona o cosa
distinta del sujeto que la ejecuta[5]. Los verbos transitivos
pueden usarse en forma
reflexiva y en forma recíproca”. De modo que los llamados
verbos reflexivos son
simplemente verbos transitivos en los que el objeto directo tiene el mismo
referente que el sujeto. El Manual
de español correcto (Gómez Torrego, 1991) dice que los verbos con valor
reflexivo no son verbos pronominales, sino verbos transitivos con los que los
pronombres átonos actúan como CD o CI.
Para Rafael Lapesa (Estudios de morfosintaxis histórica del español, 2000) los verbos
reflexivos son simplemente verbos transitivos cuyo CD tiene el mismo referente
que el SUJ (así, no
varía el sentido del lexema verbal entre desatarse y “desatar a
otro”, matarse y “matar a otro“, lavarse y
“lavar algo”, mirarse y “mirar a
otro”).
Este reflexivo puede reforzarse con a mí mismo, a ti mismo,
etc., refuerzo que nos ayudará a distinguirlo. Para las otras construcciones en
las que
no
hay un complemento directo correferente con el sujeto (los
cuasi-reflexivos de Bello), los denomina “reflexivos interiores” porque en su forma
“reflexiva” (pronominal) tienen un sentido distinto al de cuando son
transitivos (cosa que no ocurre con los “reflejos” propiamente dichos). Esto puede darse con
1. verbos de acción
física[6] : me levanto indica adoptar una postura diferente a la de
“sentado” (es el resultado de un proceso corporal), frente a “levanto un
peso” = “elevo, alzo algo” (es una acción que se proyecta); me lancé (iniciar
una acción con ánimo o irreflexión) no refiere la misma acción que “lancé”
(arrojar).
2. verbos de proceso psíquico[7]
(de sentimiento) como alegrarse,
enfadarse, avergonzarse, burlarse, jactarse en los que se diferencia
claramente el valor de la construcción reflexiva (donde el sujeto experimenta la acción, no la provoca: alegrarse: sentir alegría: Yo
me alegro de tu éxito) del valor causativo[8] de la
construcción transitiva (alegrar,
“causar alegría a alguien”: Tu
éxito me alegra; Tú me alegras). El sujeto de
Yo me alegro no es activo como el de “Yo me lavo”, ni siquiera como el de “Yo me
siento”, sino afectado por un proceso psíquico. Hay también en estos casos
alternancia con intransitivos.
Naturalmente, en estos verbos (1 y
2) no es posible el refuerzo con a mí mismo.
Hay verbos intransitivos que se pueden construir con pronombre para
dar el valor de “reflejo interior”. En unos casos hay alternancia: sonreírse/sonreír.
Pero en otros no: dignarse (/*dignar),
jactarse, atreverse. Estos verbos son diferentes a los dos grupos
anteriores: en primer lugar porque no pueden oponerse a una construcción
transitiva, y en segundo lugar porque tampoco en ellos es posible el refuerzo
con a mí mismo, etc.
Las construcciones “reflexivas” (pronominales) pueden
llevar un pronombre que represente al sujeto, pero no como objeto directo, sino indirecto:
1. el reflexivo de interés: como
dice Lázaro Carreter se trata de un pronombre de función apelativa o expresiva,
era muy usado en latín e indica una participación del sujeto de la acción
producida en sí mismo y en torno a él, que le afecta psíquica o físicamente y
suele ir con verbos de naturaleza transitiva (Se comió la tarta); Se bebió toda la
botella) Se permitió unas vacaciones de lujo), aunque se extiende a
los intransitivos (Me llovió; Se me murió
el perro). Con algunos de estos verbos puede haber refuerzo con a
mí mismo: Se permitió a sí mismo ciertas licencias,
pero con otros (la mayoría) no (por ejemplo con comerse o beberse).
Este reflexivo “de interés” se emplea con mayor frecuencia cuanto más afectivo sea el lenguaje utilizado (en el lenguaje medieval y en el
habla coloquial).
2. el dativo ético: muestra
la intervención personal del sujeto, su voluntad consciente de
participar en la acción: me temo, te piensas, se figura, nos
preguntamos, etc. En algunos casos hay posibilidad de refuerzo con a
mí mismo (me digo a mí mismo) y en otros no (*me
temo, *me figuro a mí mismo).
3. el (dativo) reflexivo con sentido posesivo: el objeto indirecto de la
construcción reflexiva (es decir, con un verbo transitivo) indica algo
perteneciente al sujeto, o que forma parte de él. Es lo que ocurre en se
manchó (el traje), me
herí (el pie) o se cortó (la mano). En estas
construcciones es posible un valor causativo para el reflexivo: Va a cortarse el pelo (va a que le corten el pelo).
4. acompañando al morfema Se (marca de
involuntariedad o de pasiva) para indicar acontecimientos fortuitos: Se me han
roto las gafas (frente al hecho intencionado He roto las gafas); Se le subió la fama a la cabeza; Se me
cayó la venda; Se le quebró la voz; La garganta se
le quedó seca; Se le
vino el mundo encima.
5. con valor de reflejo dinámico (dativo aspectual), con verbos
intransitivos de movimiento o de estado: irse (Me voy a casa);
estarse (Estate quieto); quedarse (Se quedó en casa);
marcharse (Nos marchamos a casa). En ocasiones, el verbo
incrementado con pronombre reflexivo tiene un matiz significativo especial: indica una mayor intervención
personal. Pero en otros casos sus matices de sentido son claramente
aspectuales. En estos verbos predomina el matiz inceptivo
o incoativo[9], su progresión inicial o la fase previa
ingresiva (previa a la acción): dormir
(durativo) / dormirse (incoativo).
Según Bello, marcharse no es marchar, sino prepararse para la marcha
y morirse no es morir, sino acercarse a la muerte (si bien en este ejemplo se añade
el matiz ético de participación pasiva en el hecho). Es de notar que algunos
verbos que exigen un complemento en su construcción no incrementada (no
pronominal), no lo precisan en la refleja de valor inceptivo, como puede verse
al comparar ir (Fui a/en/con…) e irse (Me fui.). En
construcciones como Se subió al
árbol, se habla de aspecto resultativo[10];
aunque también puede tratarse de diferencias
de expresividad frente al verbo simple (Subió
al árbol).
En las construcciones reflexivas con valor recíproco
es frecuente que el otro agente que interviene en la acción no aparezca
formalmente (sintácticamente) como sujeto, sino como complemento introducido
por la preposición “con”: María se casó
con Elena frente a María y Elena se
casaron.
Finalmente, hay que señalar algunas construcciones
especiales con se, en las que el
verbo varía su significación respecto de la forma simple: en El agua se sale de la lavadora el sujeto de salirse, desde una
perspectiva estrictamente semántica, no sería agua, pero sí constituye el tema[11] acerca
del cual se comenta algo; se trata de un tipo de sujeto “afectado”, de ahí que
el empleo de se sea razonable.
El DRAE desde
2001 define como pronominal todo verbo que se
construye en todas sus formas con un pronombre “reflexivo” átono que no
desempeña ninguna función sintáctica oracional y que concuerda con el
sujeto (p. ej., me arrepentí, se levantó,
se maquilló). Algunos verbos son exclusivamente pronominales, como arrepentirse, y
otros adoptan determinados matices significativos o expresivos en las formas
reflexivas (caer/caerse; morir/morirse).
La Nueva gramática de la lengua española (RAE, 2009) clasifica
los verbos, según sus funciones sintácticas, en transitivos, intransitivos y
copulativos. Algunos transitivos y muchos intransitivos pueden ser, a su vez,
pronominales. Los llamados verbos “reflexivos” y “recíprocos” no forman ninguna
clase especial, son simplemente verbos transitivos cuyo objeto tiene el mismo
referente que el sujeto. La NGLE también incide en que el morfema pronominal átono que caracteriza a los verbos pronominales
no es argumental[12], por lo que no le corresponde ninguna función sintáctica. En El niño se durmió el morfema se no constituye el CD de dormir, sino un segmento que forma parte
de la constitución léxica del verbo dormirse.
Si extrapolamos las propiedades sintácticas de los verbos a las oraciones,
estas pueden clasificarse en transitivas, intransitivas y copulativas. Las
llamadas “oraciones reflexivas” (y “recíprocas”) pueden ser transitivas,
intransitivas y copulativas. No constituyen una clase distinta, sino
clasificaciones cruzadas delos tipos anteriores.
Un mismo verbo
puede ser:
Golpear |
Transitivo no
reflexivo |
El jugador golpeó al árbitro. |
Transitivo de
acción refleja (con valor
reflexivo) |
El jugador se golpeó a sí mismo. |
|
Transitivo de
acción recíproca (con valor
recíproco) |
Jugador y árbitro se golpearon el uno al otro. |
|
Pronominal
transitivo |
El jugador se golpeó la rodilla al chocar contra
la portería. |
|
Intransitivo |
La pelota golpeó en el césped. |
|
Pronominal
intransitivo no reflexivo |
El jugador se golpeó en la cabeza como consecuencia
de la caída. |
|
Pronominal con
un dativo expresivo de interés |
Golpéame el balón con el empeine. (el
entrenador a un jugador) |
VERBOS TRANSITIVOS DE ACCIÓN REFLEXIVA
El término reflexivo se refiere solo a la identidad
entre SUJ. y CD o CI de una oración: Pepa se lava frente a Pepa se lava la cara.
El pronombre reflexivo indica que la acción expresada por el verbo se traslada,
como complemento, al mismo sujeto que la realiza. Es decir, sintácticamente reproduce
como CD o CI a la persona que funciona como sujeto de un verbo usado como
reflexivo: Juan se depila; Juan se depila la espalda.
No se puede interpretar todo verbo
pronominal con se como verbo reflexivo: Se avergüenza (de
lo que hizo), no significa que ‘se avergüence a sí mismo’ (agente), sino que
‘siente vergüenza de lo que hizo’ (paciente). Se tiende a pensar que todo verbo
que en infinitivo presenta un se enclítico es un verbo
reflexivo (morirse, enfadarse, alegrarse). De hecho, los verbos reflexivos propiamente dichos no
existen. Lo que existe son verbos utilizados como reflexivos, ya que todos los verbos pueden usarse de forma reflexiva cuando el
sujeto resulta ser al mismo tiempo el objeto o el beneficiario de la acción que
realiza: lavarse, afeitarse, peinarse, acurrucarse (a sí mismo-a) frente a lavar,
afeitar, peinar (algo o a alguien). Cuando no es este el
caso, se trata de un verbo pronominal: suicidarse,
arrepentirse (solo pueden usarse con clíticos).
Algunos gramáticos tradicionales añadían
al paradigma de los tipos de oraciones que se distinguen por la naturaleza del
predicado las oraciones reflexivas. No obstante, estas oraciones pueden ser
transitivas (Se cuida [a sí misma]),
intransitivas (Solo confía en sí mismo),
copulativas (Siempre es fiel a sí mismo).
Así pues, no constituyen un paradigma oracional, sino clasificaciones cruzadas
de los tipos anteriores (transitivas, intransitivas y copulativas).
VERBOS PRONOMINALES CON VALOR REFLEXIVO
El prefijo auto- suele aportar un significado
reflexivo a la base léxica de ciertos verbos pronominales que ya poseen valor
reflexivo en el sentido de que la acción que expresan revierte sobre el sujeto:
autoabastecerse, autoacusarse, autocalificarse,
autocontrolarse, autocompadecerse, autodefenderse, autodenominarse, autoengañarse, autolesionarse,
automarginarse, automedicarse, autorregularse, autosugestionarse. El
prefijo añade un matiz enfático para subrayar que el referente del sujeto
ejerce la acción por sí solo o que la ejecuta voluntaria o intencionadamente. Así,
si se dice de alguien que se autolesionó, se entiende que lo hizo con
el ánimo consciente de infligirse un daño, mientras que se lesionó puede
interpretarse como una acción involuntaria.
VERBOS TRANSITIVOS DE ACCIÓN RECÍPROCA
Una construcción
de acción recíproca es la formada por un verbo transitivo en forma recíproca
donde los verbos se corresponden mutuamente. Se identifican, frente a una
oración transitiva reflexiva, si se puede añadir al verbo el refuerzo mutuamente, (los)uno(s) a (los) otro(s),
entre sí.
El prefijo inter- (o su variante patrimonial entre-) puede imponer un valor recíproco
a los argumentos (complementos) del verbo: En
las nuevas viviendas los jóvenes interactúan con las personas mayores. Se
pueden formar construcciones recíprocas con verbos transitivos de argumentos
colectivos (interconectar, intercomunicar,
entrecruzar) e intransitivos (interactuar, interdepender). En los
contextos en los que el prefijo no es imprescindible (Los emigrantes se relacionan bien con la población autóctona), éste
aporta información enfática (Los
emigrantes se interrelacionan bien con la población autóctona).
Al contrario que el
prefijo –auto (autocontrol), inter- no
se suele combinar, en su versión recíproca) con nombres eventivos no deverbales[13]
(*intercontrol). En cambio, es muy productiva la formación de palabras
derivadas por prefijación de inter-
+adjetivo relacional: interdepartamental,
internacional, interinsular, etc.
LA VOZ MEDIA
Los griegos
conservaron con más fidelidad que los latinos esta voz del indoeuropeo. La forma medio-pasiva les sugería dos modalidades
significativas: Desato para mí y Soy desatado. La nota
distintiva de la forma medio-pasiva es el interés por el sujeto. Algunos
gramáticos explican este fenómeno por el llamado dativo de interés o dativo
ético (los latinos,
en sus formas deponentes, decían nascor (nacerse), morior (morirse) y orior (originarse): formas medias
por el interés o participación que muestran por el sujeto. impersonal: el
sujeto eres tú, el dueño).
El dativo expresa que el sujeto, más que
recibir indirectamente la acción, es partícipe de su actividad, la cual se
produce dentro de él o en relación con él: Se queda
en casa todo el día; Siempre nos viene con disculpas. Cuando
decimos: Se me murió mi padre,
no añadimos información nueva al asunto; expresamos sencillamente nuestra
intervención afectiva en el hecho.
Los verbos pronominales que forman la
voz media son reflexivos de forma, pero no de sentido. No hay en ellos
acción que recaiga sobre el sujeto (Me
voy; Se murió) sino que le incumbe de un modo afectivo y por eso
son medios.
A estos verbos pronominales pertenecen,
sobre todo, los que significan vida interior y los de movimiento. Indican afecto (avergonzarse, serenarse, enojarse, burlarse,
alegrarse, etc.), voluntad (empeñarse
en, decidirse por, revolverse a,
etc.), memoria y olvido (acordarse, olvidarse), saber incierto (imaginarse, suponerse, barruntarse, figurarse).
Se incluyen en los de vida interior los que llevan complemento de interés:
Me temo que sea ya tarde.
Ese me temo es como decir: Temo para mí que ...
CONSTRUCCIÓN
PRONOMINAL MEDIA
Los verbos pronominales son los que contienen en su
conjugación formas pronominales átonas (con rasgos de persona) que concuerdan
en número y persona con el sujeto: Yo me
aburro, tú te cansas, ellas se marean.
Analicemos estos tres casos de construcciones pronominales:
- La nadadora se ha
ahogado.
- El edificio se ha
derrumbado.
- Juan se afeita por la
mañana.
Las tres oraciones son pronominales puesto que el pronombre átono se designa al mismo ente aludido en el
sujeto. En la 3 el pronombre se
indica que el ser afeitado es el mismo que el que realiza la acción, es decir,
Juan afeita a mismo Juan. Este sentido reflexivo no se produce en 1 y 2: la
nadadora no se ha ahogado a sí misma ni el edificio ha provocado su derrumbe.
En estos dos casos la forma pronominal no tiene un sentido reflexivo, lo que
expresa es que a la nadadora y al edificio les ha ocurrido algo sin que sean
causantes o agentes de la acción. Este uso de la construcción pronominal se
denomina pronominal media. Decir que
no hay un sujeto agente no significa que no haya una “causa”. La construcción
seguirá siendo media en El edificio se ha
derrumbado por el estado de los cimientos, o sea, “a consecuencia del
deterioro de los cimientos”, donde se expresa la causa, pero no el agente.
Causa y agente son nociones próximas, pero
no iguales. Veamos estos ejemplos:
- El vuelo fue suspendido por la niebla.
- El bosque fue arrasado por el incendio.
Ambas son construcciones pasivas, pero en
1 lo que se quiere decir es que “el vuelo se suspendió como consecuencia de la
niebla” (y no que “la niebla suspendió el vuelo”); y en 2, que “el incendio
arrasó el bosque” (y no que “el bosque fue arrasado como consecuencia del incendio”).
El primer caso se trata de un complemento de causa (por la niebla) y el segundo
de un complemento agente (por el incendio). (Seco, 1989)
Si se
ha cortado el pelo puede interpretarse como “se ha cortado el pelo a sí
mismo” o como “el peluquero le ha cortado el pelo”, en Se examinó de Filosofía no es posible entender “se examinó a sí
mismo” porque solo cabe una
interpretación pasiva (sufrió un examen), aunque el acto real al que se refiere
el verbo requiere una participación activa del sujeto. El sentido no activo se
evidencia cuando el sujeto del examinarse
pasa a CD en examinar: Le examinaron de Filosofía.
Tradicionalmente se dice que una oración
está en voz media cuando el sujeto designa a la entidad afectada por el proceso
verbal sin que exista un agente externo que origine dicho proceso, como la nadadora se ahogó o El edificio se derrumbó. En estas
oraciones se indica simplemente que al sujeto le ocurrió algo y normalmente se
construyen con el verbo en forma pronominal. (DPD, 2005). La alternancia
“activa-media” puede ejemplificarse con el par: El sol seca los campos (activa) / Los campos se secan (media). En ambos casos el grupo nominal los campos designa al paciente, pero en
la primera oración es CD y SUJ en la segunda.
El grupo más numeroso de oraciones
con se no es el constituido por aquellas en las que se tiene
un valor ‘propiamente reflexivo’. No puede serlo, lógicamente, con los verbos
intransitivos (donde es imposible un objeto directo y, en muchos casos,
indirecto). Aparece con casi todos los de movimiento: irse, venirse,
caerse, etc., y con otros como morirse. Para algunos
gramáticos, como Stockwell, este se es un ‘objeto vacío’.
Como señala Alarcos, es inútil preguntar
la función sintáctica de este se. Simplemente, es una
incrementación léxica, con repercusión en el significado del verbo, surgida
históricamente de un acusativo o un dativo. Con estos verbos intransitivos, el
uso de se parece proceder de un dativo ético, muy
frecuente en el latín vulgar; mientras que en verbos transitivos, como alegrarse
o hundirse, parece
surgir de un acusativo, quizás objeto directo en un principio.
Otros, como Bobes, tratan de incluir estas
oraciones en la voz media, donde también entrarían los verbos transitivos
incrementados por un se no reflexivo. (Aguilar, C., 1981)
Según el Manual de la NGLE de 2010
los morfemas me, te, se, nos, os, se
de los verbos pronominales no tienen función sintáctica (porque no son
argumentales). Así, el morfema se de La madre se levantó no es CD de levantar, sino parte del núcleo del
predicado del verbo levantarse. Pero
estos pronombres pueden ser reflexivos e interpretarse como argumentales
(exigidos por el verbo). De este modo, la oración Se secó puede ser reflexiva (Se
secó con una toalla) o media (Se secó
al sol).
La interpretación media y la reflexiva es
posible en muchas oraciones construidas con verbos pronominales. La elección
entre una y otra ha de hacerse a partir del contexto o la situación. “Es
clásica en la gramática tradicional española la polémica acerca de si Me
lavo (frente a Me lavo a mí mismo) debe analizarse como
oración intransitiva, de forma que me sería la marca del verbo
pronominal lavarse, o bien como transitiva y, en tal caso, me constituiría
el complemento directo reflexivo del verbo lavar. [...] En el
español actual Me lavo es una oración transitiva en la que el
pronombre me designa el complemento directo. De este modo, se
distinguen claramente en castellano el uso pronominal del verbo llamar (Así
es cómo se llama) y el transitivo (Se llama a sí mismo Campeón).
Como en otros muchos casos, el primer uso alterna en la lengua clásica con la
pasiva de participio (Así es como soy llamado)”. (RAE: NGLE 2009)
CLASIFICACIÓN DE LOS VERBOS PRONOMINALES
Los verbos pronominales pueden analizarse con tres
criterios: morfológico, sintáctico y semántico.
Ø
Desde un punto
de vista morfológico, los verbos pronominales pueden dividirse en:
1. verbos pronominales
inherentes, intrínsecamente
reflexivos o exclusivamente pronominales
(carecen de correlato no pronominal[14]:
*arrepentir): se conjugan obligatoriamente un
pronombre personal átono (clítico) que no
tiene por regla general función sintáctica[15], porque
no es argumental, es un mero componente del verbo (núcleo del predicado). El pronombre
átono representa a la misma persona que realiza la acción del verbo, por tanto
entre el sujeto y el pronombre se exige una concordancia de número y persona: Yo me quejo; Nosotros nos quejamos. La
mayoría de estos verbos se construyen con un complemento de régimen preposicional:
arrepentirse, abalanzarse (sobre),
aborregarse, abstenerse (de), aburguesarse, jactarse, enterarse, etc.
2. verbos pronominales alternantes: presentan en
su conjugación variantes no pronominales intransitivas (Juan se durmió)
o transitivas (Juan durmió la
siesta). Los verbos pronominales
alternantes, que constituyen el grupo mayoritario en español, poseen variantes
no pronominales:
-intransitivas: Llama a la puerta (llamar)
[frente a Se llama Juan (llamarse)].
-transitivas (más frecuentes): La lluvia mojó sus zapatos (mojar-transitivo) [frente a Los zapatos se mojaron (mojarse-pronominal)].
Los
verbos pronominales alternantes transitivos e intransitivos pueden prescindir
del pronombre personal (Yo me lavo/Yo lavo
[el coche]; Se duele [de tu desgracia]/Duele la verdad), pero un verbo
pronominal inherente, no (*Él queja de
todo; *Ella suicidó).
Los verbos de complemento de régimen
pueden alternar su complemento preposicional con el CD de su variante
transitiva: decidirse a + CR /decidir + CD (despedirse de/despedir,
olvidarse de/olvidar).
VERBOS PRONOMINALES |
|||||
INHERENTES |
ALTERNANTES |
||||
pronominal |
Variante pronominal |
Variante no pronominal |
|||
Intransitiva con CR (morf.
verbal) |
Transitiva reflexiva (CD) |
Intransitiva (morfema pas. refl.) |
Transitiva |
Intransitiva |
Transitiva (CD) |
Se queja de todo. No se atreve a salir. |
El reo
se suicidó |
María se durmió enseguida. |
Se le durmió la pierna. (morf. pas. refl.) |
María durmió toda la noche. |
María durmió a su hijo. |
Esta
prenda se lava en agua fría. |
María
se lava. María y Lola se lavan mutuamente. (CD) |
Esta
tela lava bien. |
María
lava a su hijo. |
||
Intransitiva con C. Rég. |
Transitiva con C. D. |
||||
Por
fin se decidió a vender la casa (morf.verbal) |
Decidió
vender la casa |
Ø Atendiendo a su
comportamiento sintáctico, se puede establecer la siguiente clasificación:
Exclusivamente pronominales, con Complemento
de Régimen |
atreverse,
arrepentirse, jactarse, quejarse, dignarse (No me atrevo a salir; Se
jacta de ello ) |
Doblemente pronominales |
antojarse,
ocurrirse (Se me antoja; Se le
ocurre) |
Transitivos reflexivos
y recíprocos |
suicidarse,
ducharse; saludarse, tutearse |
Transitivos pronominalizados |
despertarse, creerse (No
me creo esa historia) |
Intransitivizados por la partícula se (verbos transitivos no
pronominales que cuando se conjugan
pronominalmente dan lugar a oraciones intransitivas) |
ponerse, levantarse, cortarse (Se puso de pie; Se
levantó temprano; Me corté con las tijeras) |
Intransitivos alternantes con la forma pronominal (aportando significados
diferentes o matices expresivos) |
caer (ir hacia abajo por la gravedad. Valor inmanente): La roca cayó sobre la calzada / caerse (perder el equilibrio hasta dar el
tierra, valor accidental, télico): El
niño se cayó. morir (perder la vida de
forma violenta o provocada, por causas externas. Valor inmanente): Murió de un disparo / morirse (dejar
de vivir, muerte no provocada, por causas internas: enfermedad, deterioro): Se murió a los ochenta años.(*Se murió en un accidente de tráfico). |
Solo
algunos de ellos son incausativos o ergativos[16]; sin embargo,
un gran número se construyen con un solo argumento: Los campos se secaron. Otros, introducen complementos de régimen
que se corresponden con el complemento directo de su variante transitiva. Dicha
propiedad da lugar a alternancias en las que se perciben pequeñas diferencias
de significado entre los pares (lamentar
algo/lamentarse de algo) o, por el contrario, considerables diferencias entre las
dos opciones: abandonar algo/abandonarse a algo (Se abandonó a la
bebida [intransitiva con complemento de régimen] frente a Abandonó la bebida [transitiva con CD]).
VARIANTE TRANSITIVA con CD |
VARIANTE PRONOMINAL
INTRANSITIVA con C. DE REG. |
Abandonar,
Abrazar. Admirar Ajustar,
Apresurar, Apropiar, Apurar Comprometer (garantizar),Conformar Decidir,
Dedicar, Despedir, Despojar Desprender,
Empeñar, Encontrar Enfrentar,
Equivocar , Esconder Extrañar,
Exceder, Fijar, Identificar Iniciar,
Inmiscuir , Integrar Lamentar,
Librar Molestar,
Negar Olvidar,
Pronunciar Referir,
Reír, Resistir Saber,
Ubicar |
Abandonarse
a. Abrazarse a, Admirarse de Ajustarse
a, Apresurarse a, Apropiarse de, Apurarse por Comprometerse
a (adquirir un
compromiso), Conformarse con Decidirse
a, Dedicarse a, Despedirse de, Despojarse de Desprenderse
de, Empeñarse en, Encontrarse con Enfrentarse
a/con, Equivocarse de, Esconderse de Extrañarse
de, Excederse con, Fijarse en, Identificarse con Iniciarse
en, Inmiscuirse en, Integrarse en Lamentarse
de, Librarse de Molestarse
por, Negarse a Olvidarse
de, Pronunciarse a
(favor de)/en (contra de) Referirse
a, Reírse de , Resistirse a Saberse
de, Ubicarse en |
Los verbos olvidarse y lamentarse se diferencian en que el primero admite una variante
transitiva (Me olvidé del paraguas >
Me olvidé el paraguas) y el segundo
no (Me lamenté de mi mala suerte > *Me
lamenté mi mala suerte).
Ø
No
existe una clasificación semántica precisa de los verbos pronominales, pero se
observa
que gran número
de ellos denotan o bien cambios de estado físico (cansarse, despertarse, hundirse, levantarse, moverse, secarse), o
bien de carácter mental y emocional (aburrirse,
arrepentirse, asustarse, enfadarse, preocuparse). Son poco numerosos los
verbos pronominales que no corresponden a uno de estos dos grupos,
principalmente porque sus sujetos designan participantes activos: confesarse, contenerse, decidirse, justificarse…
Los verbos intransitivos de cambio de estado o
verbos medios pueden ser pronominales (cansarse,
secarse: Los campos se secan.) o no (morir, aumentar, crecer: La hierba crece.). Los verbos de alternancia
pronominal indican un proceso que se produce en el interior del sujeto sin que
éste sea el agente o exista un agente externo a él.
El término voz media se aplica a los verbos
intransitivos que indican cambio de estado, así como procesos experimentados
por un sujeto que no ejerce control sobre ellos. Además, hay que distinguir
entre la interpretación media de una oración refleja (Me sequé [al sol]
> resulté secado) y la interpretación reflexiva (Me sequé [con una toalla] > me quité la
humedad).
La mayoría de los verbos pronominales pertenecen al
paradigma de los verbos que denotan cambios
de estado de diversa índole:
general |
alterarse,
cambiarse, convertirse, transformarse, volverse |
de lugar o
posición |
acercarse,
acostarse, agacharse, alejarse, desviarse, inclinarse, ladearse, lanzarse,
levantarse, moverse, reclinarse, sentarse, separarse, torcerse, tumbarse |
de forma, presencia,
apariencia, constitución, aspecto o naturaleza física |
ablandarse,
calentarse, congelarse, estrecharse, llenarse, mostrarse, ocultarse,
presentarse, rizarse, secarse |
de propiedad o
en la integridad con algún grado de pérdida |
agriarse,
apagarse, arrugarse, averiarse, corromperse, desteñirse, fraccionarse,
mancharse, oscurecerse, oxidarse, romperse, vaciarse |
de ánimo, emocional
o de conciencia |
aburrirse,
aficionarse, alegrarse, cansarse, confundirse, enojarse, entristecerse,
escandalizarse, indignarse, interesarse, molestarse, preocuparse,
sorprenderse |
El hecho de que estos verbos expresen
acciones que no exigen intervención externa explica que abrirse o cerrarse se
usen como verbos pronominales (La puerta
se cerró), pero no inaugurarse o clausurarse (*El pantano se inuguró> fue inaugurado). El verbo cortarse es pronominal cuando se aplica
a un alimento: La leche se cortó (oración
media), pero no lo es cuando requiere de un agente externo: Se cortó la tarta (pasiva refleja).
El cambio de estado que denotan estos verbos unas
veces se concibe como adquisición de una propiedad (humanizarse, industrializarse, contagiarse) y otras como una
pérdida (despoblarse, desinhibirse).
En la mayor parte de los casos, se interpreta como el proceso consistente en
pasar al estado resultante que expresan el participio (sentarse: pasar a estar sentado), ciertos adjetivos de naturaleza
resultativa[17]
(llenarse: pasar a estar lleno) o
algunos adverbios (salirse: pasar a
estar fuera).
VERBOS
INHERENTEMENTE PRONOMINALES
Hay verbos que
se conjugan siempre pronominalmente. Una gran parte de ellos rige C. Reg.
Preposicional:
Abalanzarse (sobre), aborrascarse, aborregarse,
abstenerse (de), aburguesarse, acartonarse, acurrucarse, adentrarse (en), adormilarse,
adueñarse (de), afanarse (por), agolparse, agusanarse, antojarse, arracimarse,
arremolinarse, arrepanchi(n)garse, arrepentirse
(de), arrogarse,
atenerse (a), atreverse (a, con, contra),
bifurcarse,
condolerse,
desentenderse (de), desgañitarse, despelotarse, desquitarse,
desternillarse, desvivirse (por), dignarse (a), empecinarse (en), enamoriscarse
(de), endeudarse, enfrascarse (en), enfurruñarse, enlozanarse, ensañarse (con),
ensimismarse, esforzarse (en, por),
fugarse (de),
grillarse, guasearse (de),
herniarse,
incautarse (de), indisciplinarse, inmiscuirse (en),
jactarse (de),
mofarse (de),
obstinarse (en),
pavonearse (de), pitorrearse (de), portarse,
quejarse (de), querellarse (contra),
rebelarse (contra), regodearse (de),
repanchi(n)garse (en), repantigarse (en), resentirse, sincerarse, suicidarse,
ufanarse (de),
vanagloriarse (de).
VERBOS
TÉLICOS SIN ALTERNANCIA PRONOMINAL
Hay verbos (o sintagamas verbales) que denotan
procesos que pueden concebirse como télicos[18] (correr
los 400 m) o atélicos (no acabados, no delimitados: alargar, aumentar, disminuir, engordar, estrechar, mejorar, empeorar,
aprender, envejecer, madurar, progresar). A menudo la interpretación télica
se delimita gracias a la preposición en:
Los tomate maduran en dos semanas (frente
al predicado atélico Los tomates maduran
durante dos semanas/al sol, cuya consecución no está claramente definida).
Ciertos verbos de compleción gradual expresan
telicidad solamente en su variante pronominal, cuando van acompañados por el
clítico se expresan que el proceso
ha terminado: comerse, beberse,
leerse, aprenderse, desteñirse (frente a comer, beber, leer, aprender, desteñir).
VERBOS
TRANSITIVOS CON ALTERNANCIA PRONOMINAL
Hay verbos transitivos no pronominales que cuando se
conjugan pronominalmente dan lugar a oraciones intransitivas. En estos casos se
habla de un se intransitivador: levantarse, ponerse, hacerse, dormirse,
llamarse, separarse, llevarse, etc. P. ej., Llamo a Luis / Me llamo Luis; Levanta la pierna / Se levanta a las
ocho.
Los verbos pronominales son, en principio,
incompatibles con un CD. No obstante, existen locuciones verbales fijas (apañárselas, arreglárselas, perdérselo,
ganarse el pan/el sueldo/la vida/el respeto, jugarse el tipo/el pellejo/la
vida, tirarse a alguien, saltarse [algo]
a la torera) y ciertos verbos (llevarse
[adquirir, robar], abrirse [irse],
comerse un stop, saltarse las normas/un
semáforo [infringir]) que, con la forma pronominal, han adquirido
significados particulares que admiten la presencia de un CD con se pronominal. En estos casos el empleo
de se es obligatorio; su omisión
determina una anomalía gramatical o cambio de significado: Llevo la falda gris ≠ Me llevo la falda gris.
Por lo general los verbos pronominales se construyen
con complemento de régimen (inmiscuirse en,
referirse a), pero unos pocos admiten alternativamente CD o C. de REG.: encontrarse/tropezarse a vs. encontrarse/tropezarse con [alguien], quedarse/quedarse con [algo].
Sin embargo, la
alternancia entre la variante pronominal y la no pronominal del mismo verbo es
más frecuente. En muchos casos la diferencia de significado es muy marcada (empeñar/empeñarse en [algo], fijar/fijarse en [algo], negar/negarse a [algo], despedir a/despedirse de [alguien]), en
otros, sin embargo, la diferencia semántica más sutil (olvidar/olvidarse de [un nombre], admirar/admirarse de [su inteligencia], lamentar/lamentarse de [un error].
VERBOS
TRANSITIVOS CON ALTERNANCIA PRONOMINAL TRANSITIVA
Aunque la
mayoría de los verbos pronominales son intransitivos, son transitivos verbos
como comerse, beberse, creerse,
estudiarse, desayunarse, encontrarse, llevarse, esperarse, imaginarse,
merecerse, pensarse… que alternan
con sus variantes transitivas no pronominales: comer, beber, creer, estudiar, desayunar, encontrar, llevar, esperar, imaginar,
merecer, pensar. Algunos autores consideran que estas variantes
pronominales son combinaciones de verbos transitivos con dativos éticos o aspectuales
(No es claro, sin embargo, que este fenómeno sea sintáctico en lugar de
léxico).
Estos dativos se denominan también “concordados” porque, a diferencia de los
demás, presentan necesariamente los mismos rasgos de número y persona que el
sujeto: (Yo) me he leído la novela en dos
días. (Ibidem)
Para que pueda emplearse la forma
pronominal es necesario que la oración presente un CD. Se trata de verbos
transitivos que, sin dejar de serlo (es decir, conservando el objeto directo),
pueden predicarse en su forma pronominal (Me
he encontrado unas llaves; Se tomaron unas cañas). Sin el clítico reflexivo
estos verbos expresan simplemente una acción transitiva (He encontrado unas llaves; Tomaron unas cañas); mientras que con él
intensifican
la implicación del sujeto en dicha
acción. Se trata de verbos que denotan
ingestión de alimentos (desayunar, almorzar, comer, merendar, cenarse, zampar,
engullir, jamar, nutrir, tragar, tomar, beber), procesos y actividades
mentales (conocer, creer, imaginar,
suponer, temer, investigar) beneficio inmaterial (leer, saber, aprender), beneficio material (comprar, ganar, gastar, jugar, apostar), y otros como encontrar, perder, esconder, etc.
Según la NGLE (2009) que no se formen verbos pronominales a partir de verbos
transitivos que expresan creación (componer,
construir, fabricar, inaugurar, elaborar, escribir) ni con algunos que
significan lo contrario (clausurar,
derribar, derruir) se debe a que la lengua interpreta esos eventos como
acciones que exigen intervención externa, y no en función de procesos que
desembocan en estados. El modo de acción[19] de los
verbos también condiciona su capacidad de pertenecer a paradigmas pronominales.
Así, amar, odiar, detestar, aborrecer
(verbos transitivos de afección o emoción, eventos que no ocurren, sino que se
dan) carecen de variantes pronominales. Obviamente existen las formas verbales aborrecerse u odiarse, con pronombre reflexivo (a sí mismo), pero no los verbos pronominales correspondientes.
Los verbos que pueden construirse con o
sin se llevan en todos los casos un
CD (y en forma transitiva directa son también verbos estativos): Se sabe la lección; Se teme lo peor; Se
conoce toda Europa. La función del clítico en estos casos, como se ha
mencionado anteriormente, se relaciona con el dativo ético.
Son verbos con
alternancia pronominal y aspecto léxico télico: aprenderse
la lección, beberse la leche, comerse toda la tarta, fumarse un cigarro,
gastarse todo el dinero, leerse el Quijote.
No prescinden del morfema se otros verbos pronominales
transitivos, como apropiarse (el dinero),
ganarse (la vida), jugarse (la vida), perderse (la película), quedarse (el
libro), saltarse (las normas, un
párrafo).
VERBOS TRANSITIVOS
CON ALTERNANCIA PRONOMINAL CON COMPL. DE RÉGIMEN
Hay un nutrido
grupo de verbos que obedecen a la pauta V1 ~ V2 + se: un verbo transitivo alterna con su
variante transitiva pronominal seguida de un complemento de régimen (o un
adjunto). A este esquema pertenecen: olvidar
las llaves ~ olvidarse de las llaves; equivocar la salida ~ equivocarse de
salida, encontrar a alguien ~ encontrarse con alguien. Los significados de
ambas variantes son muy próximos, pero no sinónimos.
Desayunar
un café ~ desayunarse con un café (variante europea/americana); enfrentar un problema ~ enfrentarse con/a
un problema (variante americana/europea).
El complemento
de régimen, característico de los verbos pronominales, puede alternar con el
indirecto en algunos verbos con locativos de persona: abrarzarlo ~ abrazase a él ~ abrazársele.
Algunos verbos transitivos
introducen en su variante pronominal complementos de régimen preposicional
(CRP) sin cambio de significado:
decidir ~ decidirse a, despedir ~ despedirse de,
lamentar ~ lamentarse de, olvidar ~ olvidarse de, admirar ~ admirarse de,
asustar ~ asustarse de, compadecer ~ compadecerse de, defender ~ defenderse de,
cubrir ~ cubrirse de, golpear ~ golpearse con, aburrir ~ aburrirse de .
En otros casos,
la variante pronominal con CRP puede presentar un significado ligera u ostensiblemente
diferente respecto de su variante escueta: colar
la leche (OD) ~ colarse en el fútbol (CRP),
acordar algo ~ acordarse de algo, negar
algo ~ negarse a algo, prestar ~ prestarse a algo, lanzar algo ~ lanzarse a
algo, examinar ~ examinarse de algo.
El sujeto de la
oración activa suele pasar a complemento preposicional en la voz media:
Tanto leer (SUJ)
me aburre (aburrir) / (yo>SUJ) Me aburro de tanto leer
(aburrirse); Tu victoria (SUJ) me
alegró (alegrar) / (yo>SUJ) Me alegré de tu victoria (alegrarse);
Me molestaron sus palabras / Me molesté por sus palabras.
La forma pronominal y la
preposición de algunos verbos pueden ser concomitantes, sin que se produzca
alteración en la estructura de la oración: Aprovechó la confusión / Se
aprovechó de la confusión; Confesó sus pecados / Se confesó de sus pecados.
VERBOS TRANSITIVOS DE MOVIMIENTO CON
ALTERNANCIA PRONOMINAL
Son verbos como acercar ~ acercarse,
alejar ~ alejarse, apartar ~ apartarse, etc.:
Senté al niño en
la sillita [transitiva] / Me senté en el banco [intransitiva
pronominal]; Subí al árbol [intransitiva] / Subí al chico al árbol [transitiva] / Me
subí al árbol [intransitiva pronominal]
En No te me acerques (‘No te acerques a
mí’ = no acerques tu cuerpo a mí), te tiene valor “reflexivo” (OD)
y me es CI. Los complementos
indirectos que indican dirección, destino o término suelen alternar con los
complementos de régimen: Se le acercó (OI) ~ Se acercó a ella (CRP); Se
nos acercó ~ Se acercó a nosotros. Los complementos de régimen con los que
alternan estos complementos indirectos se identifican como tales porque no
llevan doblado pronominal en contextos como Se acercó a nosotros; Se
unió a ellos, que no exigen que el complemento con el pronombre personal
tónico se duplique.
VERBOS INTRANSITIVOS CON ALTERNANCIA
PRONOMINAL
Hay una serie bastante
larga de verbos intransitivos que aparecen en forma pronominal. La alternancia
supone alguna diferencia, mayor o menor, en el plano del significado y en la
idea de énfasis: morirse, dormirse…
Durmió (estuvo durmiendo:
significado durativo); Se durmió (empezó a dormir: significado incoativo).
Algunos se han lexicalizado en su forma pronominal: troncharse de risa, quedarse en blanco, quedarse para
vestir santos, cagarse en la mal salada, irse al garete.
VERBOS
SEUDOREFLEXIVOS
Así llaman
algunos gramáticos a ciertos verbos intransitivos que se construyen con los
pronombres me, te, se, que
caracterizan a los verbos reflexivos. Tal ocurre con irse, estarse, morirse, y con otros que sólo se usan con dichos pronombres,
aunque están muy lejos del sentido reflexivo (arrepentirse, atreverse, quejarse, jactarse, etc.)
VERBOS
INTRANSITIVOS DE MOVIMIENTO CON ALTERNANCIA PRONOMINAL
Son verbos de movimiento
con alternancia pronominal que no alteran su estructura sintáctica y que se
interpretan como predicados de consecución: salirse, marcharse,
venirse, caerse, morirse. Se salió el agua de la bañera (frente
a la variante no pronominal Salió agua de la bañera).
El uso de la forma
pronominal no es, en la mayor parte de los casos, algo que dependa
caprichosamente de la voluntad del hablante.
Con los verbos
intransitivos de movimiento, el uso de la forma pronominal está relacionado con
hechos de la estructura sintáctica (expresos o no). Concretamente, el pronombre
establece un lazo especial entre el sujeto y el lugar “de donde”, el
complemento de origen del movimiento. De este lazo especial derivan efectos
secundarios de sentido, que dependen mucho del contexto (lingüístico o no) y
que son recogidos en el diccionario. También algunos verbos transitivos de
movimiento aparecen en forma simple o pronominal; y tampoco en ellos el uso es
caprichoso.
Algunos verbos que
expresan movimiento (alzarse, erguirse, levantarse) se emplean en
sentido figurado en oraciones que no designan procesos, sino estados o
propiedades.
VERBOS INTRANSITIVOS DE CAMBIO DE
ESTADO – VERBOS MEDIOS
Los verbos
intransitivos de cambio de estado pueden ser pronominales (cansarse, secarse: Se secan los campos) o no (morir, crecer: Crece la hierba). Estos verbos de alternancia
pronominal indican un proceso de cambio en el interior del sujeto, sin que éste
sea el agente ni exista ningún agente externo a él.
El término voz media se aplica
tradicionalmente a los verbos intransitivos que designan cambios de estado, así
como procesos experimentados por algún sujeto que no suele ejercer control
directo sobre ellos. Otros gramáticos opinan que los pronombres átonos (me, se
te, no, os) no deben asimilarse a los morfemas flexivos (por tanto formarían
parte del verbo). No obstante, es importante distinguir entre la interpretación
media de una oración refleja (Me mojé = resulté
mojado) y la interpretación reflexiva (vertí algún líquido sobre mí mismo).
Existen relaciones de forma y sentido entre los componentes de una oración que
muestran procesos en desarrollo, la
acción de llevarlos a cabo o describen los estados en que desembocan.
Gran número de verbos
pronominales denotan o bien cambios de estado (despertarse, secarse) o bien procesos de carácter mental (afectivo
o emocional).
Según cano Aguilar (1981), las
oraciones con sujeto no animado se consideran voz media con SE cuando se dan estas dos
características: a) aunque haya un “agente” en la realidad, en la expresión
lingüística no se hace referencia en absoluto a ello y b) se apunta a un
proceso, indicado por el verbo, en cuanto que se desarrolla en algo (el sujeto
sintáctico), o le afecta de algún modo. En este sentido, suelen corresponderse
con frases intransitivas (no con pasivas, que presuponen normalmente un ‘agente’).
Por ello, los verbos típicos dentro de este apartado son los que indican cambio
de estado.
Los verbos de estado no son
pronominales, salvo algunas excepciones como estarse (quieto) o saberse
(la lección).
VERBOS
INTRANSITIVOS CON INCREMENTO PERSONAL DE LA SERIE REFLEXIVA
Hay verbos
que obligatoriamente van acompañados de un incremento personal que alude a
la misma persona propia del sujeto gramatical: Yo me jacto; Tú te
quejas; Él se arrepiente; Nosotros nos vanagloriamos; Vosotros os
atrevéis; Ellos se dignan.
Algunos verbos,
que normalmente no se emplean con adyacente de objeto directo (o sea, intransitivos),
se construyen, a veces, con incremento pronominal de la serie reflexiva, es
decir, que designan a la misma persona que funciona como sujeto gramatical. El
incremento modifica su significado:
IR
(dirigirse): Va a su casa. |
IRSE
(ausentarse): Se va a su casa. |
DORMIR
(soñar): Duerme ocho horas. |
DORMIRSE
(quedarse dormido): Se duerme enseguida.. |
ESTAR
QUIETO (estado): El mar está quieto |
ESTARSE
QUIETO (actitud, se resalta el sujeto): No
se está quieta, es hiperactiva. |
SALIR
(abandonar un lugar): Salió del teatro. |
SALIRSE
(irse antes de finalizar): Se salió del
teatro. |
VOLVER
(regresar tras llegar al destino): Volvió
temprano. |
VOLVERSE
(regresar antes de lo previsto): Se
volvió temprano. |
MORIR
(fallecer): Murieron de inanición. |
MORIRSE
(tener ganas de): Se morían de hambre. |
VERBOS DOBLEMENTE PRONOMINALES
Estos verbos se construyen
con dos pronombres átonos: uno en función de dativo (admite las tres personas:
me, te, le, no, os, les), el otro solo admite la 3ª persona se (permanece fijo) y concuerda con el
sujeto (ocurrírsele: se me/se te/se le/se nos/se os/se les
ocurrió una idea genial).
Se trata de
construcciones formadas con unos pocos verbos pronominales de pensamiento y
afección, como olvidar, antojar, ocurrir (en el sentido de
‘venir a la mente’), que, además del pronombre concordante con el sujeto,
exigen otro en dativo (ocurrírsele,
antojársele, olvidársele). Resulta, pues, agramatical la oración *Se
ocurrió una idea extravagante, que requiere la presencia de dicho
dativo: Se {me ~ te ~ le ~ les…}
ocurrió una idea extravagante.
En
Se me olvidó tu nombre, me es un pronombre dativo que designa a la
persona que experimenta el olvido. La presencia del pronombre dativo en esta
oración es similar a la que presentan otros dativos que se interpretan como
experimentadores, como A Isabel le duele la cabeza. Este dativo
experimentador es necesario en oraciones como Le vino a la cabeza un
vago recuerdo.
El dativo se hace
necesario cuando los verbos olvidar, antojar u ocurrir se
usan como pronominales: Se le olvidó la cita; Se le antojan helados; Se
le ocurrió una buena idea. Aun así, se admiten en algunos países
alternancias como Te me olvidaste ~ Te olvidaste de mí. A ello cabe
agregar que la expresión Se me hace que... contiene un
pronombre átono de dativo, como los anteriores, con un sentido modal cercano al
que tienen Me parece que... o Me da la impresión de
que... en el español general.
Muchos verbos doblemente
pronominales alternan esta construcción en la sintaxis con otras en las que no
son doblemente pronominales.
Hay pocos verbos doblemente
pronominales, al requerir la presencia de otro pronombre átono en función de
complemento indirecto (CI); sin embargo, no exigen complemento de régimen
preposicional (CRP):
Ahora se me antoja un
bocadillo de tortilla (CI: me; SUJ: un bocadillo]
Lo mismo se podría decir
del verbo ocurrírsele, con la salvedad de que el verbo puede aparecer
sin incremento pronominal: Cada vez ocurren más catástrofes
naturales; Siempre le ocurre algo cuando va al monte; No
se me ocurre ninguna otra idea.
VERBOS PRONOMINALES CON
COMPLEMENTOS INDIRECTOS ARGUMENTALES
Los complementos indirectos
argumentales (también llamados seleccionados o actanciales), son aquellos
seleccionados por la naturaleza semántica del verbo (Se compra un regalo para alguien: Compré un regalo para mi madre). Pueden clasificarse de la
siguiente manera:
1. Destinatarios y
experimentadores:
1.a. Destinatarios: conceder un premio a alguien
1.b.
Experimentadores: A mí lo que me
gusta es viajar.
Muchos complementos indirectos
argumentales alternan con complementos de régimen y argumentos locativos que se
les asimilan. Se pueden clasificar en tres categorías:
2. Término, origen y ubicación:
2.a. Complemento de dirección,
destino o término: Se acercó a mí ~ Se me
acercó; No te nos
acerques; Se le va la vida en ello.
2.b. Complemento de origen, procedencia
o fuente: Se alejó de ellos ~ Se les
alejó; Se le apartó de sus funciones.
2.c. Complemento de ubicación: No pongo azúcar al/en el té; No le
pongo azúcar al té.
Los verbos que seleccionan estos argumentos dando lugar a las
alternancias citadas anteriormente pertenecen a diferentes grupos semánticos:
2.1
Aproximación: acercarse, aproximarse, arrimarse: Se acercó a ella ~ Se le acercó.
2.2
Igualdad o similitud: asimilarse, compararse, equipararse,
igualarse, parecerse: Se parecen a él
~ Se le parecen.
2.3
Adición o contacto: unirse, juntarse, agregarse, sumarse: Se sumó a ellas ~ Se les sumó.
2.4
Dependencia o sujeción: acomodarse, adaptarse, acoplarse, ajustarse,
someterse, rendirse: Se había
acoplado a nosotros ~ Se nos había acoplado.
2.5
Advenimiento, presencia o
manifestación: sobrevenir, venir, llegar,
aparecer: Se apareció la Virgen a
ellos ~ Se les apareció la Virgen.
2.6
Separación: alejarse, apartarse, escaparse, soltarse, etc. estos verbos se
construyen con el dativo de origen,
separación o procedencia, que alterna también con el complemento de régimen: El perro se escapó de su dueño ~ Se le
escapó.
2.7
Oposición: oponerse, enfrentarse: Se
enfrentó a mí ~ Se me enfrentó.
2.8
Juicio: aceptar, creer {algo de
alguien}:
Acepto las disculpas de usted ~ No le acepto las disculpas; Se lo
creí (lo que me dijo ella)
La cercanía semántica entre la noción de causa y de
origen explica que la alternancia se extienda a verbos como
3.
reírse o burlarse, cuyos
complementos denotan lo que suscita la risa: Se reían de mí por mi acento ~
Se me reían por el acento;Se burlaban de él ~ Se le burlaban.
A esta alternancia entre dativos argumentales y
complementos de origen y procedencia se pueden asimilar verbos que expresan
4.
Demanda: demandar, encargar, encomendar, exigir, implorar, preguntar, recabar,
reclamar, requerir, rogar, solicitar, suplicar, urgir: Se le requirió el
pasaporte.
Si se comparan las construcciones formadas con dativos de
procedencia o término con las que admiten variantes transitivas de esos verbos,
pueden obtenerse diferencias notables de significación debida a la estructura
sintáctica:
a)
Se lo acercó (con dativo reflexivo) ~ b) Lo
acercó hacia sí
En a) se habla de una acción en la que la persona o cosa
designada por lo es atraída hacia el sujeto, como se refleja
en la variante. La oración se forma con el verbo transitivo acercar (aproximar algo a alguien),
construido con un CI de término (el pronombre reflexivo se). En cambio, en b) Se le acercó se hace
referencia al movimiento del sujeto hacia alguna otra persona o cosa, es decir,
al proceso contrario. El verbo pronominal acercarse selecciona un CI de
dirección (le, variante átona de a él-ella).
De lo que se deduce que el significado de las dos oraciones será opuesto.
Se obtiene la misma
diferencia comparando separársela con separársele, arrimársela con arrimársele.
5. Los complementos de origen y
procedencia aparecen también con estos predicados de Ocultamiento: Se
esconde de ella ~ Se le esconde; Se oculta de nosotros ~Se nos oculta.
Existe una estrecha relación entre los complementos
indirectos de origen o procedencia y los dativos simpatéticos (de posesión),
hasta el punto de que parece ser una consecuencia natural del hecho de que se
separa o se aparta de algo o de alguien aquello que le pertenece.
6. Los verbos intransitivos que denotan Pérdida o
Alejamiento se asimilan al mismo paradigma: Al vehículo se le desprendieron
las ruedas traseras es decir Se desprendieron de él; Yo tenía una
tristeza que se me salía por los poros, es decir, Se salía de mí.
VERBOS PRONOMINALES CON COMPLEMENTOS
INDIRECTOS NO ARGUMENTALES
DATIVOS SUPERFLUOS O MARGINALES (no exigidos por el
verbo)
Dativo: caso
de la declinación latina que desempeña la función de OI señalando a la persona
o cosa a la cual afecta, daña, aprovecha o interesa la significación del verbo.
Los complementos
indirectos no seleccionados (exigidos) por el verbo (no argumentales) son:
1. Dativo de interés o accidental (no concordado) representado por
el pronombre de CI le/les señala a la persona involucrada en la acción del verbo (evento), ya
sea por recibir un provecho o beneficio (dativus
commodi) o por sufrir un daño (dativus
incommodi): Le consiguieron un
alojamiento barato (persona beneficiada);
Nos robaron en Barcelona (persona perjudicada).
No
está exigido por el verbo (no argumental[20]),
que solo puede aparecer en 3ª persona del singular o plural: Me han hecho un regalo/Le hice un favor a Juana/Le han
cortado el gas por impago.
En
oraciones de pasiva refleja y con algunos verbos (romper, perder, olvidar), señala a los agentes involuntarios (involuntariedad) de la acción verbal,
eludiendo así su responsabilidad o intención: En Se le ha quemado la comida; Se me ha olvidado tu nombre[21], los sujetos son la comida y tu nombre
respectivamente y no él y yo, porque no se consideran responsables
de la acción verbal. Se no tiene
ninguna función sintáctica argumental (no es CI), es una marca de pasiva
refleja.
El
dativo de interés no sólo señala al destinatario o beneficiado, sino también el
origen. Pueden darse casos de ambigüedad en ciertos contextos al asociar la
preposición a con finalidad o destino,
como en el siguiente ejemplo: Le compré
un reloj a mi hermano, donde no sabemos si el hermano es el receptor del
reloj o el origen (tu hermano es joyero y te vendió el reloj), ambigüedad que
se puede solucionar cambiando la preposición: Compré un reloj para mi hermano.
2.
Dativo posesivo o simpatético[22] (no concordado): hace referencia a la
persona o cosa a la que se le atribuye una relación de posesión. En este caso,
el pronombre es un dativo argumental y no se puede omitir sin cambiar el
significado. Para señalar a la persona poseedora y experimentadora se usan
pronombres de OI en lugar de posesivos: Le
puse el collar al perro (Puse el
collar a mi perro); Le devolvió el
dinero (devolvió su dinero). En
Se le hincharon los pies el dativo
simpatético le forma grupo con el pronombre se -se le-
que corresponde al verbo
pronominal hincharse. El sujeto de este verbo es el grupo
nominal los pies, cuya referencia se atribuye al individuo
designado por el dativo posesivo; Otros
ejemplos: Al abrigo se le pudrió
el forro; Se me nubló la vista; Se le torció el tobillo; Se te
encogió el corazón; Se me arrugó la falda; Se me ha ido de casa
mi hija; Se le rompieron las gafas; Se os va a enfriar la comida.
Es
muy frecuente que verbos de dos argumentos, como lavar (alguien lava algo), se construyan con tres participantes
(SUJ, OD y OI) cuando el segundo de ellos señala una parte del elemento
expresado por el tercero: Le lavó
los pies al enfermo.
Otras
veces el dativo simpatético no denota posesión o pertenencia, sino asociaciones
más laxas de inclusión, poniendo de manifiesto relaciones:
2.1. Parte-todo:
2.1.1. entre ser animado
y partes del cuerpo: Me duelen las
muelas; Le brillan los
ojos; Se le iluminaron los
ojos.
2.1.2. entre un objeto y las partes que lo
componen: Al móvil le falla la batería.
2.1. De parentesco: Se le
han casado todos los hijos.
2.2. De autoría: Te ha
quedado muy bien el artículo; Me
ha salido soso el gazpacho.
2.3. De la esfera personal: Le
va la vida en ello; Se te acaba el tiempo; Se le acabó la
paciencia; Se me ha ido el autobús.
Los
solapamientos entre el dativo de interés y el simpatético afectan a la
construcción del enunciado: Se le
cayó el pelo es un dativo simpatético; Se
le cayó la taza es un dativo de interés; Se le rompió el paraguas podría ser cualquiera de los dos.
El dativo expresa en estas tres oraciones una asociación abstracta, un tipo de
relación con el sujeto que puede asimilarse a diferentes relaciones
particulares: pertenencia, parentesco, vinculación afectiva, participación,
responsabilidad, contacto, o proximidad (como la que existe entre te y el referente el arroz en Se te va a
pegar el arroz).
3.
Dativo ético (no concordado): pronombre
átono no reflexivo que modifica al verbo señalando al individuo que se ve
afectado (o está interesado) indirectamente por la acción que aquel denota. Integra
en el verbo un elemento ajeno a él, pero afectado de algún modo por lo que dice
el predicado: No se me ponga
nervioso; No me come nada mi hijo; Siempre se le mueren las
plantas porque no las cuida; No te me sulfures; Se te va a ir al
garete el negocio si no lo atiendes.
Es un dativo
innecesario (no requerido por la significación del verbo), se podría omitir,
pero el mensaje perdería algo de significado (su contenido afectivo). Es un
dativo no concertado porque no concuerda obligatoriamente en género y número
con el sujeto, lo que supone una mayor implicación del referente del dativo
respecto del sujeto. Semánticamente, se usa con intención de aludir a la persona
implicada o interesada indirecta y sentimentalmente por la acción verbal
(sugiriendo la relación afectiva entre los referentes). Indica la relación
entre la persona y un sujeto (Su hijo no le
come bien[23];
No se me enfade; Se me ha
dormido el niño) o entre la persona
y un CD (Me lo tratan muy bien en la escuela; ¿Puedes arreglarme
el coche?)
Los
dativos éticos no son argumentales y en determinadas construcciones sintácticas
pueden dar lugar a ambigüedades e interpretarse como dativo ético o de origen
(procedencia); por ejemplo con verbos como escapar y llevar que son compatibles
con este tipo de CI (de procedencia): No
te me vas a escapar; Se me llevaron a mi esposo a la guerra.
Asimismo, está
muy próximo al dativo de interés y al simpatético (de posesión). Para la RAE el
dativo me en No me enfade al niño tendría dos valores: dativo de interés,
si el referente de me designa a la
persona perjudicada (madre o padre: se puede sustituir por posesivos: No enfade a mi hijo); y dativo ético, si
designa a la persona que desea implicarse en la acción mostrando preocupación
hacia esa persona (relación afectiva, tutorial: No se puede sustituir por
posesivos: No me enfade a mí).
El
dativo ético es el único de los dativos que puede anteponerse a otro pronombre
átono en su mismo caso (OI), en contra de las pautas habituales de colocación
de pronombres: No me le llenes la cabeza
de pajaritos a tu hermano.
Este
dativo admite construcciones duplicadas, como la de tópico inicial (llamadas
dislocadas): A mí no se me
va a poner en duda.
|
4. dativo aspectual (o concordado[24]): pronombre personal de tercera persona
con valor expresivo. Se trata del uso del se reflexivo
(referido al sujeto de la oración), con función sintáctica similar a la del
complemento indirecto, pero sin venir exigido por el verbo. Su presencia aporta
matices expresivos de diferente tipo y a menudo su uso es expletivo, pudiendo
suprimirse sin que la oración sufra cambios de significado: María (se) leyó
la novela de un tirón.
Indica la realización
total de la acción del verbo sobre un CD o la implicación del sujeto en la
acción verbal. Es un dativo marginal sintácticamente, su función es enfática (expresiva)
como el caso del dativo ético, pero se diferencia de él en que concuerda
obligatoriamente en número y persona con el sujeto de la oración, lo que
supone una mayor implicación del sujeto en la acción: [Ana] Se leyó el libro en
una tarde sugiere que la lectura ha concluido, pero también que comportaba
algún esfuerzo o cierto mérito por parte de Ana o que había algo particular,
por ejemplo, que sobrepasa lo que consideramos normal (en muy poco tiempo). Otras veces se sugiere que la acción descrita
excede o sobrepasa lo que se considera normal: Se fumaba dos
cajetillas diarias; Se gastó el salario semanal en una cena.
El dativo aspectual se llama también intensivo. Se combina con predicados
delimitados o télicos que expresan la culminación de la situación denotada
El dativo
concordado, llamado también intensivo, solo puede combinarse con predicados que
expresan eventos delimitados, acotados o télicos que expresan la culminación de
la situación denotada, por eso no son posibles oraciones como: Se bebió leche (frente a Se bebió la leche/toda la leche/un litro de
leche); No me sé lección frente a
No me sé (toda) la lección. Favorecen este uso
algunos modificadores adverbiales que denotan completitud: de punta a
punta, de cabo a rabo, de un tirón, como la palma de la mano, íntegro, todo, etc.: Se conoce el territorio como
la palma de la mano; Se ha recorrido la península de cabo a rabo; Me
he visto todos los capítulos; ¿Te
sabes todas las banderas de Europa? El cuantificador todo y
el adjetivo íntegro aportan la misma información en los grupos
nominales: Se recorrió íntegra la ciudad
de Lima. Te sabías las banderas de todos los
países. Me he visto todas las sagas capítulo
por capítulo.
Aunque el dativo ético y
el aspectual se aproximan en muchos contextos, el primero no es reflexivo.
Pueden, además, concurrir en la misma oración, como en
Mi |
hija |
se |
me |
comió |
toda |
la |
tarta |
|
|
dativo aspectual |
dativo ético |
|
|
|
|
Los contextos sintácticos en los que
se usa el dativo concordado confluyen con los de otros dativos. En efecto, en
el ejemplo Nos leímos toda la prensa admite la
interpretación recíproca (es decir, ‘el uno al otro’ o ‘unos a otros’), puesto
que los pronombres átonos de interpretación recíproca concuerdan también con el
sujeto. Asimismo lo hacen los morfemas me, te, se, etc., de los
verbos pronominales. De hecho, entienden algunos autores interpretan los
dativos aspectuales como morfemas de persona de los verbos sobre los que
inciden. Desde este punto de vista, pueden definirse de forma independiente las
variantes de los grupos verbales construidos con el morfema se:
Saber
vs.
Saberse algo (conocerlo/memorizarlo)
Creer
vs Creerse algo (tenerlo por cierto/aceptarlo
como verdad, creencia irreflexiva)
Llevar
vs Llevarse el dinero (transportarlo/escaparse
con él, robarlo)
Saltar
vs Saltarse una barrera (salvarla/omitirla)
Encontrar
a alguien vs Encontrarse con alguien
(hallarlo /tropezárselo, topárselo)
Esperar
algo
vs Esperarse algo (tener esperanza en
ello /temer que suceda)
Olvidar
vs Olvidarse de algo (dejar de tener en
cuenta o de retener en la memoria, asumo la responsabilidad vs perder involuntariamente de la memoria, ha
sido sin querer).
Se suele incluir en este
mismo grupo el dativo que aparece en la fórmula Érase una vez...,
propia de los cuentos, que alterna con Era una vez...
Existen razones para no interpretar
todos los dativos aspectuales como morfemas de verbos pronominales. Una de
ellas es el hecho de que la mayor parte de los verbos pronominales son
intransitivos; la otra estriba en que dar una solución léxica a estas
alternancias conlleva perder generalizaciones en no pocos casos en los que parece
necesario establecerlas. Se trata de pares como los siguientes, en los que los
significados de los verbos no parecen totalmente independientes: {pensar ~ pensarse} bien
una respuesta; {conocer ~ conocerse} bien la ciudad; {merecer ~ merecerse} un
premio; {inventar ~ inventarse} una historia; {recorrer ~ recorrerse} la
comarca; {imaginar ~ imaginarse} mundos inexistentes; {perder ~ perderse} una
oportunidad.
Son muchos los verbos
transitivos que admiten variantes intransitivas con complemento indirecto. Predominan
entre ellos los verbos pronominales acompañados de dativos de interés y
simpatéticos en construcciones en las que la presencia del dativo es marca de involuntariedad. Se obtienen así
alternancias como Cerró la puerta ~ Se le cerró la puerta; Perdí la
cartera ~ Se me perdió la cartera; Rompí el jarrón ~ Se me rompió el jarrón.
El complemento indirecto designa en estos casos la persona afectada por un
proceso que se origina en las cosas mismas, lo que produce el efecto de
ausencia de control o de falta de responsabilidad : Se me rompió el
pantalón. El verbo olvidar(se) da lugar a la misma
alternancia, que es triple en este caso: Olvidé decírselo ~ Me olvidé
de decírselo ~ Se me olvidó decírselo. El dativo que aparece en la
tercera variante es propiamente argumental, ya que designa al que experimenta
el olvido.
Ejemplos: Se le durmió
la mano; Se le enrojecieron las mejillas; Se me apresura el pulso al verlo; Se
nos ha averiado el coche; Aquí se te calentarán los pies; Se me cierran los
ojos de sueño; Al verla creí que se me paraba el corazón; Se le produjo una úlcera
por el alcohol; Se le llenaron los ojos de lágrimas; Se les derritió el
chocolate; Se me ha pasado el tiempo sin sentir; Se le presentó una
complicación; Se te ha rizado el pelo; Ya se me ha secado el bañador; Se
le caen las cosas de las manos; Se nos escapan las mejores oportunidades; Se me
ha ido el santo al cielo; Se le ocurren unas ideas muy peregrinas; Se me escapó
una buena oportunidad; Se me escapó el loro.
PRONOMBRES
LEXICALIZADOS
Algunos verbos presentan
pronombres lexicalizados, de manera que su conjugación requiere su presencia: arreglárselas, pasárselo, ocurrírsele,
pasársele
VALORES
Y FUNCIONES DE LA PÁRTICULA SE (perspectiva
descriptiva)
CATEGORÍA
GRAMATICAL |
VALOR |
FUNCIÓN |
Pronombre personal de 3ª persona |
REFLEXIVO |
CD o CI Se lava (CD) Se lava las
manos (CI) |
RECÍPROCO |
CD o CI Se escriben (CD) Se escriben
cartas (CI) |
|
EXPRESIVO |
CI (no argumental: no exigido por el
verbo) > Dativo de interés: Se leyó a todos
los clásicos; Se merece ese premio. |
|
PERSONAL |
CI variante formal de los pronombres le/les cuando precede al CD lo/la/los/las Le devolví el
libro>Se lo devolví [*Le lo
devolví] |
|
COMPONENTE DE VERBOS PRONOMINALES |
Carece de función sintáctica;
constituye, junto con el verbo, el NP. Se alegró de mi
victoria; No se avergonzó. Modifica el sgdo. de algunos verbos Acordó cerrar
la puerta siempre con llave. No se acordó de
cerrar la puerta con llave. |
|
INTRANSIVIZADOR |
Un verbo transitivo de cambio de
estado (aburrir) se convierte en
intransitivo (aburrirse) y altera
el sujeto La clase los
aburre> Se aburren con las clases El sol derrite
la nieve>La nieve se derrite con el sol |
|
Morfema de pasiva e impersonalidad |
SIN VALOR PRONOMINAL NI FUNCIONAL |
No tiene función, no es pronombre sino
partícula que encubre al actor Se venden
libros (marca
de pasiva refleja) Se trabaja
mejor en equipo (marca
de impersonalidad) |
Aunque todo pronombre puede
desempeñar las mismas funciones que el nombre, se solo puede ser
CD o CI
ERRORES CON VERBOS PRONOMINALES
Es
frecuente el error de utilizar verbos pronominales como no pronominales:*En esta competición solo clasifican los
tres primeros; *El jugador recupera
bien de su lesión; *Bueno, marcho,
hasta otro día.
También
es frecuente el error contrario: *No me recuerdo bien dónde fue.
COLOCACIÓN DE LOS PRONOMBRES ÁTONOS
La
forma se debe preceder
siempre a cualquier otro pronombre átono. Por tanto son incorrectas construcciones como: *Me se cayó el libro; *Te se
olvidaron las llaves; *Os se escapó
el perro.
Cuando
se trata de un verbo pronominal auxiliar de perífrasis verbal, los pronombres
átonos van siempre detrás del verbo principal y no pueden intercalarse entre SE y el verbo, a no ser que se trata de
pronombres en función de dativos éticos: *Se nos puso a criticar (Correcto: Se puso a criticarnos). Pero
sí es correcto Se nos echó a llorar (y no *Se echó a llorarnos): dativo
ético; *Se me puso a llorar (y no *Se puso a llorarme): datico ético.
Cuando
en una construcción formada por dos verbos, los dos son pronominales, el
clítico debe aparecer en los dos verbos: Se
negó a marcharse; Se puso a quejarse.
Cuando
en una construcción formada por dos verbos, el verbo pronominal es solo uno, el
clítico debe aparecer solo una vez, tanto en las construcciones de infinitivo
como de gerundio: *Se estuvo quejándose
(Correcto: Se estuvo quejando. /
Estuvo quejándose).
Cuando SE es partícula en una oración
pasiva refleja o impersonal refleja, o es pronombre reflexivo o recíproco, solo
puede aparecer una vez en construcciones de infinitivo y gerundio:
*¿Se puede saberse qué está pasando? (Correcto:
¿Se puede saber qué está pasando?/¿Puede
saberse qué está pasando?); *Se están
insultándose. Correcto: Están
insultándose/Se están insultando).
En
las perífrasis verbales el pronombre átono puede preceder al verbo auxiliar o
seguir al principal, excepto cuando el verbo auxiliar es un verbo pronominal.
En este caso SE nunca puede
ir con el verbo principal:
Se tuvo que ir / Tuvo que irse. [el
verbo principal es irse];
Se está lavando / Está lavándose. [verbo lavar +
complemento directo se];
Se pudieron conocer las noticias. /
Pudieron conocerse las noticias [pasivas reflejas]
Pero:
Se puso a discutir (y no *Puso a discutirse) [verbo pronominal
auxiliar ponerse a]
Cuando
el pronombre átono se intercala entre SE
y el verbo en forma personal, el pronombre átono siempre desempeña la función
de OI, bien con valores simpateticos (posesivos) o bien
como dativos éticos (afectivos y expletivos). Esto ocurre cuando la
forma SE es componente de un verbo
pronominal.
Si
se trata de la partícula de pasivas reflejas o de impersonales, los pronombres
intercalados desempeñan funciones de CD o CI:
Se nos/les acercó un
policía. [se/nos: CI ¿o complemento de régimen?].
Verbo: acercarse.
Se me murió el perro. [simpatético: mi
perro]
Este chico se nos va a volver
loco. [dativo ético. Verbo volverse]
Se nos recibió con aplausos. [CD.
Impersonal]
Se les entregaron los regalos. [CI.
Pasiva refleja]
(Fuente:
Gómez Torrego, 1992. Valores gramaticales
de “se”)
RÉGIMEN PREPOSICIONAL CON VERBOS PRONOMINALES
Los verbos ‘pronominales’, es decir, los incrementados
con un clítico reflexivo muestran una notable tendencia a exigir sintagmas
preposicionales que con frecuencia llegan a constituirse en ‘régimen’. En unos
casos ese complemento preposicional coincide con el que puede, o debe, aparecer
con el verbo en forma no pronominal, sumado por lo general al objeto directo:
dedicar su vida a algo > dedicarse a algo; convencer
a alguien de algo > convencerse de algo
El clítico sería, pues, el recuerdo de ese objeto. Es
habitual que en esta situación se produzca una alternancia de tipo ‘causativo’
entre las dos formas del verbo, de modo que la forma pronominal venga a ser el
miembro ‘estativo’ o ‘medio’ correspondiente al ‘activo’ no pronominal:
alejar a alguien
de un lugar > alejarse de un lugar; confundir una cosa con otra >
confundirse una cosa con otra; distinguir una cosa de otra > distinguirse
una cosa de otra.
Pero en muchos
otros casos el régimen del verbo pronominal no reproduce ninguno de la forma
sin reflexivo, haya proximidad de sentido entre ambas (olvidar algo/olvidarse de algo), o no (acordar algo/acordarse de algo); aquí
habría que incluir los verbos sólo utilizados en forma pronominal: arrepentirse, jactarse, etc. En esta última situación se encuentran algunos
verbos pronominales de ‘emoción’, en los que la forma pronominal con régimen (y
sentido ‘medio’) se opone a la forma transitiva directa cuyo sujeto corresponde
al régimen preposicional de la pronominal: (alegrarse) Me alegro de verte > (alegrar) El verte me alegra.
Ø
RÉGIMEN
FIJO CON A
Es frecuente que
el régimen con a de
determinados verbos pronominales se identifique con el objeto indirecto (le/les)
cuando hay referencia humana: dirigirse a
alguien > dirigírsele,
mientras que con
otros tipos de referencia el valor del complemento con a es más bien locativo: dirigirse a un lugar (de dudosa
conversión en dirigírsele), aferrarse
(aferrársele), oponerse (oponérsele) o resistirse (resistírsele).
No todos los
verbos de este tipo, sin embargo, participan de estos esquemas sintácticos:
así,
No me acostumbro a Beatriz no admite la
sustitución de a María por le (*acostumbrársele),
ni tampoco lo hace Se dedica a los
enfermos de SIDA (*dedicárseles).
En algún caso al
régimen con a puede
añadirse un dativo ‘ético’ o ‘posesivo’: Este
vestido se te ajusta muy bien a la cintura.
Por otro lado,
bastantes verbos no admiten sustantivo ‘humano’ o ‘animado’ en dicha posición,
y tampoco el sintagma de a tiene
valor locativo (por ejemplo, apresurarse o atenerse). En general, el sentido que
aportan estos regímenes con a
oscila entre las ideas de ‘objetivo’ y ‘destino’ o ‘finalidad’. En conjunto, si
bien algunos de estos verbos admiten en el régimen un sustantivo ‘humano’ (acostumbrarse, adaptarse, adherirse, ajustarse, amoldarse, dedicarse), lo
más frecuente es que sus complementos incluyan referencias de otro tipo.
Ø
ALTERNANCIA
DE A
CON
OTRAS
PREPOSICIONES
Los verbos que
significan movimiento en dirección a un destino suelen construirse no sólo
con a sino con cualquier otra preposición que se congruente
con el tipo de movimiento designado. Así, abalanzarse
y aproximarse puede llevar un complemento central introducido por a, hacia, hasta, etc. (Cano Aguilar,
1999)
DATIVO
ÉTICO O DE INTERÉS
En otros verbos
la acción queda completa con sólo el complemento directo, y sin embargo,
construimos la frase además con un dativo, que es el llamado
tradicionalmente ético, el cual,
siempre en relación con personas o pronombres personales, indica la
participación moral de una persona en una acción. Es el dativo que Bello
llama superfluo, y que sirve también para dar tono familiar y festivo a la
oración: No te pongas tonta vs. No te me pongas tonta.
Este dativo, en
latín, se limitaba a los pronombres de primera y segunda persona: Mihi illam
laudas?; ecce tibi est exortus
Isocrates (¿Me la alabas?; he aquí, Isócrates se te ha levantado). Pero en
castellano hemos extendido su uso a la tercera persona (que en latín tenía otro
matiz) y aun al sustantivo; así, en África
mataron un hijo a mi amigo, “mi amigo”, no tiene intervención directa en la
oración, pero recibe el efecto moral de ella. En otros casos, solemos emplear
para recalcar más dicho efecto, un dativo
pleonástico del pronombre personal, diciendo: A mí amigo le han matado un hijo.
Para el empleo
de este dativo es preciso que la persona que lo representa no reciba la acción
como término de la misma, sino que afecten sus consecuencias, buenas o malas.
Así, en la frase:
El perro se ha comido la carne, denota
solamente un hecho que puede no afectarnos; pero El perro se me ha comido la carne indica que me ha perjudicado al
hacerlo. Al decir El chico es muy
estudioso; le han dado un premio extraordinario, sólo afirmamos un hecho;
pero si decimos
El chico es muy estudioso; me le han dado un premio
extraordinario,
hacemos resaltar la satisfacción que el hecho nos inspira.
«El mismo valor
tiene este dativo en este pasaje del Quijote (II, 5): Te la chanto (a Sanchica) un don y una
señoría a cuestas y te la saco de los rastrojos y te la pongo en toldo y peana,
donde Sancho da a entender 'hago todo eso para tu satisfacción'. A este dativo
le llama la Academia "dativo de interés", pero como esta palabra
puede prestarse a ambigüedades si no se hace la distinción debida entre el
interés gramatical de recibir la acción y la moral de sufrir las consecuencias,
preferimos seguir la nomenclatura latina y seguir llamándolo dativo ético.»
(Martínez Amador, 1974)
QUÉ
SIGNIFICA VOZ MEDIA
Media es un
término relacionado con la categoría gramatical
de voz (o diátesis[25]), que
sirve para indicar un determinado tipo de relación entre el verbo, el sujeto y
el objeto de una oración. Suelen señalarse tres voces:
1) cuando
el sujeto del verbo es el agente -o presentado como tal- de una acción ejercida
sobre un objeto distinto del sujeto, la construcción es activa: La jefa aplazó la reunión.
2) cuando
el sujeto del verbo corresponde en realidad al objeto de un verbo activo en una
construcción subyacente, la oración es pasiva: La reunión fue
aplazada por la jefa.
3) cuando
el sujeto –sea o no agente– es al mismo tiempo el objeto de la acción indicada
por el verbo, la construcción es media: La jefa se lava en el río; La gripe se cura con estas pastillas.
Cada una de estas voces es expresada mediante
una flexión verbal específica (como en griego, p. ej.). La existencia de
construcciones activas y pasivas en español está fuera de toda duda; también lo
está que la construcción pasiva tiene formas específicas: ser + participio (pasiva perifrástica) ; se + verbo en forma “activa” + nombre
concertado con el verbo (pasiva refleja)[26].
El problema es
si existe o no una voz media en español. Si la existencia de esta voz requiere o
no de una forma específica y privativa, la respuesta es negativa. Pero esto no
es obstáculo para que existan oraciones cuya característica básica es la
relación de identidad entre sujeto y objeto que define a las construcciones
medias.
El primero de
los dos ejemplos anteriores, Mi jefa se lava en el río, es una oración
tradicionalmente llamada reflexiva Esta oración cumple claramente la
condición exigida: el sujeto de la oración es al mismo tiempo objeto de ella (jefa = se).
El segundo
ejemplo, La gripe se cura con estas
pastillas, no ofrece una interpretación tan clara
Tiene un sujeto
gramatical no animado; presenta la forma se; posee un verbo transitivo (>Estas pastillas [sujeto nocional] curan
la gripe). Pero la igualdad de estructura con las oraciones pasivas
con se es solo aparente, porque
hay dos diferencias:
a) en las
pasivas con se (reflejas) hay
siempre referencia a un agente que nunca va, sin embargo, explícito (Se vende casa); en las medias, que
coinciden con las anteriores en esa misma referencia, el agente puede ir o no
explícito. En un ejemplo está explícito (Mi
jefa se baña en el río); en el otro, no (La gripe se cura lentamente).
b) en las
pasivas el agente no expreso es siempre humano (El banco fue robado < por ladrones); en las medias es no humano
(Estas pastillas).
La condición
para que en una oración media el agente sea humano es que vaya explícito (Las personas no se conocen bien). Hemos
visto que el sujeto de una oración media puede ser o no el agente real del
verbo; está claro que cuando el sujeto no es animado no puede ser el agente de
la acción. El elemento se que
aparece en estas oraciones solo puede ser descrito como CD.
Los verbos
transitivos con uso medio son muy abundantes. Cuando el agente no va expreso
hay casos en los que no es fácil determinar si se trata de un agente humano o
no humano: la interpretación como pasiva o media es dudosa; así ocurre, por
ejemplo, en: Las puertas se abren a
las nueve en punto; Los comercios se
cierran a las ocho; La discusión se
acabó en aquel momento. En algunos casos la formulación media alterna con
la activa intransitiva: con esta última desaparece la referencia al agente y es
el sujeto el que resulta directamente presentado como tal: Los comercios (se) abren a las cuatro de la
tarde; La herida (se) cerrará pronto;
La disputa (se) terminó al poco tiempo.
Hay que señalar
el uso frecuente de construcciones medias con un pronombre personal átono en
función de CI; este pronombre establece una especial relación de pertenencia
entre el sujeto de la oración y la persona implicada: Se le adormeció el dolor; Se le agolpó la sangre en las
mejillas; Se me apresura el pulso al verla; Se nos ha averiado el coche; Aquí se os calentarán los pies; Se me
cierran los ojos; Al verlos creí que se me paraba el corazón; Se le produjo una
hemorragia al día siguiente de la operación; Se me ha pasado el tiempo sin
sentir; Se le presentó una complicación; Se te ha rizado el pelo.
Algunos verbos
intransitivos aparecen también en construcciones semejantes: Se le caen las cosas de las manos; Se me
escapan las mejores oportunidades; Se os van todas las ideas como por encanto;
Se le ocurren muchas cosas.
La construcción
media es también posible con sujeto humano sin que obligatoriamente este sea el
agente real de la acción. (Molina Redondo, 1990)
VARIACIONES GEOGRÁFICAS Y DIFERENCIAS DE REGISTRO
Existe variación geográfica en los
verbos pronominales que se usan en el mundo hispánico. En algunas variedades
(casi siempre americanas) se usa regresarse a un lugar, despegarse un
avión, soñarse con algo o alguien, demorarse, desayunarse,
enfermarse, a menudo en alternancia con usos no pronominales (Se
demoró mucho ~ Demoró mucho). Por otra parte,
presentan formas no pronominales con significado medio los verbos
intransitivos calentar (usado por calentarse o desentumecerse), casar,
entrenar, estrenar, entre otros. Se desaconseja el uso no pronominal
de recuperarse (Estoy recuperando de una lesión muscular)
o fugarse: Los ladrones, que sin duda estaban vigilando las vacas, se
dieron cuenta de la llegada de los perseguidores y fugaron (Alegría, Mundo).
En el español hablado en la zona
noroccidental de España tienen variantes no pronominales algunos verbos que no
las poseen en otras áreas: romper (El jarrón rompió); marchar (Tengo
mucha prisa, marcho enseguida); pudrir (Las manzanas
pudrirán); lavar (Voy a lavar las manos); poner (Puso
la chaqueta y marchó). El verbo casar, no pronominal en español
antiguo, mantiene ese régimen en esa misma área, así como en algunos países
americanos (Casó con su novio de toda la
vida).
En México, así como en Nicaragua y
otros países centroamericanos se usa como pronominal darse abasto: Vive
en la cantina como un dócil garañón que no alcanza a darse abasto, cada vez más
seco y enjuto.
El verbo desayunarse es
también más frecuente en el español americano que en el europeo, pero se documenta
en ambos.
Eran muy comunes en la lengua
antigua, pero están hoy en desuso, entrarse, huirse y otros
verbos pronominales de movimiento (cf. los actuales salirse y escaparse).
Las diferencias son de registro en algunos
casos, como en Despertó ~ Se despertó; Sonrió ~ Se
sonrió; Muero ~ Me muero, aunque a veces entran en
juego otras particularidades significativas que son difíciles de aislar. Así,
los rasgos sintácticos o semánticos que pueden oponer morirse a morir (el
primero solo se usa si la muerte no es provocada) no se asimilan exactamente a
los que diferencian irse de ir, caerse de caer,
dormirse de dormir o salirse de salir
(El agua se sale ~ El agua sale).
Parece existir un factor común de
naturaleza aspectual en estos pares. Los pronominales caerse, dormirse,
irse, morirse, salirse son inceptivos o ingresivos,
en el sentido de que denotan la entrada en un determinado estado o el paso
a una nueva situación. El verbo intransitivo no pronominal puede manifestar
este mismo tipo de proceso en unos casos (morir, caer), pero no en otros
(dormir, sonreír).
Los dativos que expresan término y
procedencia están más restringidos en el español europeo que en el americano en
las construcciones de verbo pronominal. En el primero suelen construirse con
sujetos de tercera persona (Se le enfrentó ~ Se enfrentó a ella; Se me
escapó ~ Se escapó de mí), pero en muchas variantes del segundo se admiten
con igual normalidad las demás personas gramaticales. Ello da lugar a
alternancias como Me le escapé ~ Me escapé de él; Me le solté ~ Me
solté de ella; Te nos alejaste ~ Te alejaste de nosotros; Te les enfrentaste ~
Te enfrentaste a ellos; Me le acerqué ~ Me acerqué a ella, etc.
Por sus connotaciones afectivas, el
dativo ético se usa más en la lengua oral que en la escrita, raramente se
encuentra en la prosa no literaria. Se emplea mucho más frecuentemente en el
español americano que en el europeo, pero se atestigua en ambos.
CITAS
Con
ciertos verbos pronominales cabe la sustitución de algunas palabras o
grupos de palabras por le o les, pero no la duplicación, que
parece relevante sintácticamente: Te
adelantaste a tu adversario. > Te
le adelantaste (no se dice: *te
le adelantaste a tu adversario).
De
todas formas, con otros verbos la duplicación parece normal y, sin embargo, se
siguen sintiendo los complementos mencionados más como complementos de
régimen o complementos adverbiales que como complementos indirectos: Una mujer se le acercó a Juan.
Hay
algunos complementos de este tipo que se dejan sustituir por le, les cuando poseen el rasgo animado
o humano, pero no cuando carecen de este rasgo:
El niño se abrazó a su madre. > El
niño se le abrazó.
El niño se abrazó a un árbol (no
se dice: *el niño se le abrazó).
En
el último caso ya no hay ningún rasgo del complemento indirecto.
No
todos los complementos indirectos son argumentos, o sea, no todos están
exigidos por el verbo:
Pinté un cuadro a María [adjunto].
Di un cuadro a María [argumento].
(Gómez
Torrego; Leonardo)
VALORES
DE SE
A) COMO PRONOMBRE: pronombre personal átono de 3ª persona del singular y del plural y que puede referirse tanto a masculino como a femenino. Puede tener varios valores:
A.1 EQUIVALENTE A LE O LES (CI)
Ante los pronombres personales de complemento
directo lo, la, los, las, el pronombre «le»
funciona como complemento indirecto y se sustituye por «se» para evitar
la cacofonía: Sergio entrego las llaves al conserje >
Sergio se las entregó; Sergio le las entEntrega
la carta al director. > Entrégasela. Entrégalela.
A.2 REFLEXIVO (CD o CI)
El pronombre se en este
caso significa que el sujeto realiza una acción que recae en sí mismo o en
parte de sí mismo, o sea, se es correferente con el sujeto (se refiere a él).
Se localiza porque «se» se duplica en a sí mismo, -a, -os, -as. La
oración puede ser: transitiva reflexiva directa (se funciona como
CD): Julio se lava. > Julio se lava a sí mismo o transitiva
reflexiva indirecta (se funciona como CI): Julio
se lava las manos > Julio se lava las manos a sí mismo.
A.3 RECÍPROCO (CD, CI, CRég)
El
pronombre personal se funciona con un sujeto que está en plural (dos o más
personas) que hacen una acción y a la vez la reciben. Este tipo de se
recíproco se localiza porque la oración admite el refuerzo recíprocamente,
mutuamente, el uno al otro… La función que desempeña suele ser la de
CD o CI (Francisco y Lucía se saludaron en el parque. > Ellos se
saludaron el uno al otro; Maria y Carla se escriben a menudo. > Ellas se
escriben la una a la otra), aunque a veces puede haber casos de CRég, como en Los novios se casaron ayer.
A.4 CAUSATIVO (CI)
El sujeto no realiza la directamente la
acción, sino que hace que alguien la ejecute para/por él o en su provecho.
Suele haber un CD, por lo que se desempeña la función de CI:
Luis se cortó el pelo; Se construyeron un chalé en la huerta.
Puede tener un valor causativo pero formar
parte del verbo: Se operó de la rodilla.
A.5 DATIVO ÉTICO O DE INTERÉS (DE)
Este se es expletivo, es
decir, puede eliminarse sin que la oración pierda sentido. Aquí aporta
un valor enfático: Carlos se comió todo el chorizo; Ella se sabe todos los
temas del examen.
B) COMO MORFEMA PRONOMINAL
B.1 PSEUDOREFLEXIVO como marca sintáctica que pierde su valor funcional y se
convierte en morfema pronominal que se conjuga y analiza junto al verbo: Pedro se marchó a casa, Elena se enfadó.
No se da una auténtica reflexividad (no admiten la duplicación por a
sí mismo, -a, -os, -as), sino una aproximación a la voz media, es decir, la
acción afecta al sujeto, se desarrolla en un sujeto que sufre un cambio físico (se enfadó) o psíquico (Se rebeló). Podemos dividir este tipo de
verbos pronominales que contienen se en los
siguientes cuatro grupos:
a) El
verbo es pronominal en todos sus usos y el sujeto animado. Suelen llevar
un suplemento: Ella se arrepintió de su fechoría; Su suegra se
queja mucho de la nuera; Él no se atreve a ir a decírselo.
b) El
verbo se ha intransitivizado (verbo transitivo se transforma en
intransitivo): (Se encontró con tu padre (frente a Encontró a su padre); Se levantó a las diez (frente
a Levantó la silla); Se asusta por poco (frente a Asustó
a su hermano); El espectador se colocó en primera fila (frente a Colocó
al espectador en primera fila). En algunos casos el morfema pronominal
modifica el valor semántico del verbo: No se acordó de la cita (frente a
Acordó una cita); Se olvidó de la cartera (frente a Olvidó la
cartera).
c)
Verbos de movimiento o estativos de sujeto animado que suelen
tener un carácter aspectual: pueden indicar el inicio o el fin del
desplazamiento o la permanencia de la acción (carácter estático). En
algunos casos puede eliminarse (Ruth se fue a Barcelona, Él fue
a Barcelona, pero no son dativos éticos): Mi vecino se marchó de viaje; No
se mueva usted más, por favor; Ella se baja en esta parada; Juan se apoyó en un
árbol.
d)
Verbos que tienen un sujeto no humano y son afectados por una acción sin
más, o verbos con sujeto humano que son afectados por algo o alguien sin que
intervenga su voluntad. Es la llamada voz media: El tren se detuvo;
La puerta se cerró; El cielo se cubrió de nubes; Tu hermana se enfada por nada;
Él se ruboriza enseguida.
C) CON VALOR
DE PARTÍCULA
C.1 MARCA
sintáctica de PASIVA REFLEJA (MPas ref)
Equivale a una pasiva y tiene un sujeto
paciente, pero el verbo está en voz activa. El que realiza la acción suele
quedar indeterminado porque se desconoce o no interesa explicitarlo: (Se ponen muchas multas en esta ciudad frente a La
policía pone muchas multas en esta ciudad). En este tipo de se hay dos diferencias muy claras con
los anteriores: no se conjuga en todas sus formas, solo en tercera persona del
singular y del plural, y no alterna con me,
te, nos, os. El sujeto es no animado (o sea, una cosa) y suele situarse al
final de la oración. Puede transformarse en una pasiva normal. El de la pasiva
refleja, pues, no tiene propiamente un valor pronominal sino que es una marca
sintáctica: Se oye el canto de los pájaros. > Es oído el canto de los
pájaros (por alguien); Se venden pisos. > Pisos son vendidos (por alguien).
C.2 SE como MARCA
sintáctica de IMPERSONALIDAD (MImp)
No hay alusión al sujeto y el verbo está en 3ª
p. del singular. Por otra parte, únicamente está en tercera persona del
singular (esto lo diferencia del anterior, que podía estar en 3ª tanto del
singular como del plural). Suele ir con verbos intransitivos o, en algunos
casos, con verbos transitivos que presentan un CD introducido por la
preposición «a» (Se desprecia a los aborígenes): Se come bien
aquí; Se vive estupendamente en esta ciudad; Se aplaudió al equipo.
SE
EN ORACIONES MEDIAS, PASIVAS E IMPERSONALES
Se puede aparecer en:
1. Sustitución de le/les (CI) cuando concurre
con un pronombre de 3ª p. en función de CD, es decir, cuando le siguen las
formas pronominales lo,los, la, las-: El paquete se lo ha entregado
Chema esta mañana.
2. Oraciones reflexivas en tercera persona: Se
peina con un peine de nácar.
3. Oraciones recíprocas: Siempre que se
encuentran se saludan efusivamente.
4. Oraciones activas impersonales: Se come
bien en este restaurante; Se vive muy bien en este barrio; En esta ciudad se
habla bien.
5. Oraciones pasivas reflejas cuando se
desconoce o no interesa el agente: Se venden zapatos; Se abren las tiendas a
las diez.
Mendikoetexea (1999) establece la
siguiente clasificación de construcciones con SE:
Construcciones medias |
|||
Oraciones medias
con se |
Medias-pasivas
Sujeto
antepuesto al verbo/ Aspecto verbal
imperfectivo |
Sujeto nocional
agente: Las casas prefabricadas se
construyen con mucha rapidez. Sujeto
gramatical inanimado singular o plural. Sujeto gramatical
animado plural: Las mujeres no se conocen nunca bien |
|
Medias-impersonales |
Sujeto nocional
agente: A los hijos no se les escoge. Sujeto
nocional experimentante: A los ogros se
les teme con intensidad. Objeto gramatical
animado singular o plural: A Ricardo no
se le conoce nunca bien. Objeto
gramatical inanimado con verbos preposicionales: De las drogas se depende fácilmente. |
||
Otras oraciones
medias con me, te, se, nos, os |
Incoativas o
inacusativas |
El bosque se quemó; Tú te quemaste; El perro se
asustó; Vosotros os asustasteis. |
Oraciones pronominales
(me, te, es, nos, os, se) |
Reflexivas |
Los niños se lavan; Nosotros nos lavamos; Vosotros
os laváis. |
||
Pseudo-reflexivas |
Juan se desmayó, yo me desmayé, Tú te desmayaste. |
||
|
|||
Construcciones pasivas con se |
|||
Construcción: Pasiva perifrástica:
ser + participio Pasiva con se = se + verbo en 3ª p. singular o
plural Las pasivas
con se describen una acción o
actividad que implica la intervención de un agente que no se menciona porque
interesa sólo destacar la acción verbal. |
|||
|
|||
Construcciones impersonales con se |
|||
Construcción: Se + 3ª p. del singular del verbo Las pasivas
con se describen una acción o
actividad que implica la intervención de un agente que no se menciona porque
interesa sólo destacar la acción verbal. |
La voz media sirve de
expresión a una acción o proceso verbal que afecta al sujeto gramatical, que, con verbos transitivos, se corresponde con el
objeto nocional (semántico) del verbo. Son oraciones estativas (expresan estados) y
sólo pueden construirse con aspecto imperfectivo, requiriendo a menudo la presencia de un ‘activador de la genericidad’ (verbo
modal, adverbio, locución adverbial, expresión cuantitativa, negación o
afirmación positiva).
Características de las
oraciones medias pasivas:
- Sujeto antepuesto al verbo, que concierta
con el sujeto. Junto a la anteposición, otra característica del sujeto de
las oraciones medias-pasivas es que tienen el rasgo determinado: aparece con
artículos definidos, demostrativos, etc.: Las camisas de algodón se
lavan fácilmente. Estos libros no se pueden leer. Estas novelas
se leen de un tirón (propiedad
inherente al sujeto > ‘ser de fácil lectura’). Cuando es posible, estas
oraciones son sustituibles por ser + adjetivo en –ble: Estas
frutas no se comen = ‘estas frutas no son comestibles’
La anteposición del
sujeto y su rasgo determinado en las medias, contrasta con la posposición del
sujeto, que puede ser indeterminado, de las pasivas con se: Se
venden chalets de lujo; Se escogieron buenos materiales; Se hacen
retratos.
Así pues, que el sujeto
sea determinado en las oraciones medias parece estar relacionado con el hecho
de que debe aparecer antepuesto,
mientras que el sujeto de la oración pasiva al poder aparecer pospuesto, puede
ser indeterminado.
- La
razón de que el sujeto en las medias el sujeto sea determinado es porque
debe ir antepuesto, y va antepuesto por ser ‘tema’ o ‘tópico’
del enunciado, elemento del que se predica algo, en este caso una
propiedad. La posición normal del ‘tema’
es la inicial por ser información conocida en el discurso. Al contrario
que el ‘foco’ (rema), cuya
información es nueva y aparece normalmente en posición final: Las
camisas blancas se lavan con lejía [las camisas (el sujeto
determinado y antepuesto) es el ‘tema’, o información conocida, del que el
predicado expresa una cualidad inherente; con lejía es el
‘foco’ o información nueva]
- Cuando
el foco aparece
‘tematizado’, va en posición inicial y es a la vez tema y foco, situación
que se da cuando el elemento focalizado tiene valor contrastivo. En estos
casos el sujeto de las oraciones medias va pospuesto, lo que no significa
una excepción a la regla de la anteposición del sujeto en las oraciones
medias, más bien refleja un proceso común a todas las oraciones en
español: relación entre la función discursiva (comunicativa) y función
sintáctica (orden de los elementos en la oración): Con lejía se lavan
las camisas blancas (¡y no con amoniaco!). El foco es el elemento de
la oración con mayor fuerza prosódica, el núcleo de la información, y por
tanto generalmente información nueva, al contrario del ‘tema’ (información
ya conocida o mencionada en el discurso.
- Una
oración media convierte a un verbo transitivo en un verbo con valor
estativo y aspecto verbal imperfectivo. Estas oraciones aparecen en
los tiempos imperfectivos
(presente y pretérito imperfecto). Junto con el aspecto imperfectivo tiene
que aparecer algún elemento ‘activador
de la genericidad’ (verbo modal, adverbio o locución adverbial,
expresión cuantitativa, negación o afirmación positiva: Estas frutas no
se pueden comer [con verbo modal]; Estas frutas se comen en países
del sur [con locución adverbial]; Estas frutas se comen casi
siempre sin pelar [expresión cuantitativa]; Estas frutas no se
comen [negación]; Estas frutas sí (que) se comen [afirmación
positiva]; Estas frutas se comen [afirma la propiedad expresada por
el verbo: ‘estas frutas son comestibles’].
CONSTRUCCIONES MEDIAS INCOATIVAS CON SE
Dentro de las oraciones
medias (Los bosques en verano se queman rápidamente) hay que distinguir
las incoativas con se (Se quemó el bosque).
Las oraciones incoativas
con se expresan procesos de carácter perfectivo a partir de verbos
causativos que denotan un cambio (físico o psíquico) y de posición o un cambio
de lugar: abrir, cortar, derretir, hundir, ahogar, acercar,
acostumbrar, alegrar, asustar, aburrir, etc., y que indican un proceso que
se da sin la intervención de un agente o causa (proceso espontáneo).
No son oraciones estativas (no denotan estados), como las medias, sino procesos
de verbos que expresan eventos o realizaciones: aspecto perfectivo. En esto se diferencian también de las pasivas
con se, que expresan acciones controladas por un agente. Al
contrario que las medias, no precisan ningún ‘activador de genericidad’: basta
con expresar que ha pasado algo o que está pasando, sin más modificaciones.
Por su carácter perfectivo, es posible la confusión entre las incoativas y las
pasivas: Se cerró la puerta [espontáneamente = debido a un golpe de
viento] vs. Se cerró la puerta [intencionadamente = para que no entrara
nadie más].
CONSTRUCCIONES PASIVAS CON SE
Las pasivas (reflejas)
con se se diferencian de las medias
en que en éstas el sujeto va antepuesto,
mientras que en las pasivas con se va pospuesto al verbo y
concertando con él. El sujeto puede aparecer tanto determinado como indeterminado:
Se compran muchas cosas que no se necesitan; Se venden libros a precios
módicos.
Estas oraciones no muestran restricciones aspectuales como
las medias con se, que presentan únicamente aspecto verbal imperfectivo, o como
las pasivas perifrásticas que tienen restricciones aspectuales. Las pasivas
con se pueden aparecer con todo tipo de verbos, de ahí que
sean más frecuentes que las pasivas perifrásticas.
RESTRICCIONES ASPECTUALES EN LA PASIVA CON SER |
|
Aspecto léxico |
Aspecto flexivo o sintáctico |
Perfectivo (verbos desinentes) |
Perfectivo (tiempos del pasado, excepto el pretérito imperfecto) |
Imperfectivo (presente/imperfecto): sólo es posible la pasiva con una interpretación puntual, habitual, repetitiva o permanente, así como con el presente histórico); si no es posible esa lectura, es inaceptable. |
|
Imperfectivo (verbos permanentes) |
Imperfectivo: los verbos imperfectivos 8no delimitados) requieren una forma verbal imperfecta en el auxiliar que le permita expresar un evento iterativo, habitual o permanente. |
Imperfectivo/perfectivo: si el agente expreso (sintagma-por) tiene un referente plural y
genérico, se pueden usar tanto los tiempos perfectivos como los
imperfectivos. Si no se puede interpretar como genérico, un verbo
imperfectivo (no delimitado) no puede formar pasiva con ser. |
PASIVA CON SE Y PERIFRÁSTICA CON SER
En principio, la pasiva (refleja)
con se puede formarse tanto con un predicado delimitado
[perfectivo] como con uno no delimitado [imperfectivo], y con el verbo en forma
perfecta o en forma imperfecta [presente o pretérito imperfecto]: Ayer se
abrieron al fin las puertas del conservatorio; Hoy se abren de nuevo las
puertas del conservatorio; Se comentaron cosas sobre el futuro del
conservatorio; Siempre se comentan cosas sobre el futuro de conservatorio.
Ahora bien, un factor que distingue la
pasiva con se de la perifrástica es lo que Fernández Ramírez
(1951) definió como su carácter sentencioso o universal: la pasiva con se suele
usarse con predicados con valor general en tanto que la pasiva perifrástica
denota preferentemente eventos particulares, concretos, puntuales. Por tanto,
entre las circunstancias que determinan o favorecen el uso de la pasiva con se, pueden
mencionarse las siguientes:
1. la Aktionsart [aspecto
léxico][27]
del predicado es iterativa o habitual: Se comentaron cosas sobre el
futuro del conservatorio.
2. el enunciado tiene un
valor general (en especial si aparece con un verbo modal: Se suelen
hacer muchas tonterías cuando se está nervioso.
3. el sujeto procede de un
complemento interno al verbo: Se corrieron los cien metros lisos más
rápidos de la historia.
En cambio, en la pasiva
perifrástica se prefieren los eventos singulares con un objeto externo que
aparecerá a la izquierda del verbo cuando este se pasivice, y con un agente –
explítico o no – de intervención evidente. Los dos ejemplos siguientes ilustran
la diferencia:
Se suelen hacer muchas
tonterías cuando se está nervioso.
El trabajo fue hecho con
entusiasmo (por los estudiantes).
En definitiva, hay una tendencia
hacia la pasiva con se por parte de los predicados sin agente
o con agente anónimo y con un complemento interno a la semántica del verbo
frente a una inclinación de los predicados más dinámicos, con un agente de
participación evidente y un complemento externo, hacia la pasiva perifrástica.
La distribución complementaria de estas construcciones con respecto a las
clases aspectuales de verbos se ejemplifica en los siguientes ejemplos:
En Atlanta de corrieron
los 100 metros lisos más rápidos de la historia.
[el complemento es
interno al verbo]
*En Atlanta fueron
corridos los 100 metros lisos más rápidos de la historia.
La atleta fue
descalificada por tomar anabolizantes.
*La atleta se
descalificó por tomar anabolizantes.
Los predicados cuyo
complemento directo externo es capaz de delimitar el evento aceptan tanto la
pasiva perifrástica como la refleja:
El huerto de mi abuelo
fue heredado por mi padre.
Ayer se abrieron por fin
las puertas del conservatorio.
A menos que ese
complemento directo externo tenga un referente humano. En este caso, sólo se
acepta la pasiva perifrástica y la pasiva con se es imposible:
Descalificaron al
atleta. [activa]
El atleta fue
descalificado por tomar anabolizantes. [pasiva perifrástica]
*El atleta se
descalificó por tomar anabolizantes.
El atleta se
descalificó. [interpretación reflexica:‘se autodescalificó’]»
(Elena de Miguel, 1999:
46.4.2.3).
La pasiva con ser o
‘pasiva perifrástica’ está sometida a más restricciones que la pasiva con se o
‘pasiva refleja’, de ahí que el uso de la pasiva perifrástica sea cada vez
menos en favor de la pasiva refleja.
Pasiva perifrástica con ser |
Pasiva con se o pasiva refleja |
Está sometida a
restricciones aspectuales, de ahí que su uso sea menos frecuente que la
pasiva con se o refleja |
No está sometida a
restricciones aspectuales, de ahí que sea más frecuente que la perifrástica. |
Denota eventos
particulares, concretos y puntuales |
Tiene un valor general:
carácter sentencioso o universal. |
Favorecen su uso: los verbos dinámicos
con agente de participación evidente, los verbos que
expresan eventos singulares con objeto externo y agente (explícito o no) de intervención
evidente, los verbos de aspecto perfectivo o delimitativo con objeto externo,
que puede ser un referente humano: El
atleta fue descalificado. |
Favorece su uso: muy raras veces
aparece un agente expreso; los verbos con aspecto léxico habitual o
repetitivo (iterativo); el enunciado tiene un valor general, especialmente
con verbos modales; el sujeto procede en activa de un complemento directo
interno al verbo; aspecto perfectivo o delimitativo con objeto externo,
excepto que éste OD externo tenga un referente humano: en este caso, el verbo
ve en 3ª p. del sing. y el objeto personal va en acusativo precedido por la
preposición a: Se descalificó al atleta (impersonal), sin a, la oración es reflexiva: Se
descalificó el atleta (a sí mismo). |
CONSTRUCCIONES IMPERSONALES
CON SE
La pasiva perifrástica (ser +
participio) se puede emplear con verbos transitivos que en la oración activa
tienen un objeto animado introducido por la preposición a
(1) Un grupo de
fans agredió a los jugadores (activa transitiva)
(2) Los
jugadores fueron agredidos por un grupo de fans (pasiva perifrástica con agente expreso)
(3) *Se agredió
a los jugadores por un grupo de fans
(4) Se agredió a los
jugadores. Fue un grupo de fans. (impersonal)
Como se ve (3), no es
posible construir una pasiva con se que corresponda a una
oración activa con objeto directo animado e introducido por a (1).
El término empleado con
mayor frecuencia para referirse a oraciones como (4) es el de ‘oraciones
impersonales con se’, en las que el verbo aparece con flexión
invariable de tercera persona del singular. Estas construcciones con se están
limitadas a contextos transitivos.
Muchos autores han
interpretado estas oraciones como ‘activas’ (‘alguien operó sobre alguien’), ya
que se diferencian sintácticamente de las pasivas con se. Sin
embargo, semánticamente, se pueden interpretar como pasivas (‘alguien sufre lo
que ha hecho alguien’).
«Las diferencias
formales [sintácticas] no entrañan diferencias semánticas: ambos tipos de
oraciones pueden interpretarse desde una perspectiva activa o pasiva
(circunstancia que se atribuye a la indeterminación del sujeto nocional), pero
son relevantes en el sentido de que hay procesos sintácticos que afectan a las
pasivas con se y otros que afectan a las impersonales
con se, y su correcta identificación depende de los criterios
formales de clasificación de las distintas oraciones con se»
(Mendikoetxea 1999)
Según Mendikoetxea,
muchos analistas confunden ‘sentido o significado’ con
‘paráfrasis’ desde una perspectiva activa o pasiva: «El hecho de que las dos
interpretaciones (o perspectivas) sean posibles se debe a la indeterminación
del sujeto en ambos casos, que es independiente de las diferencias formales
observadas en cuanto a la realización del objeto nocional, al igual que ocurre
en las oraciones pasivas perifrásticas sin agente explícito» (íbd.)
Hay que excluir de las
impersonales con se las oraciones reflexivas y recíprocas en
las que el sujeto que realiza la acción del verbo y el objeto realizado tienen
el mismo referente (a sí mismo / mutuamente): Juan
se lava (las manos); Juan y Pedro se saludan (mutualmente).
Oraciones impersonales
con se:
SE + VERBO EN TERCERA
PERSONA SINGULAR + ACUSATIVO PERSONAL CON A.
Se aprecia a los amigos
cuando uno los pierde.
No se quiere a los
perros como se quiere a los hijos.
SE + 3. P. DEL SING. DE
UN VERBO INTRANSITIVO O VERBO SIN OBJETO.
Se llega más rápido
yendo por Madrid.
Se trabaja mucho y se lee
poco.
SE + 3ª
P. DEL SING. DE UN VERBO TRANSITIVO + OBJETO DIRECTO EN SING.
Aquí se vende jabón de
la Toja.
En este caso, según
algunos autores, no es posible distinguir si se trata de una oración pasiva
refleja o de una impersonal con se.
RESTRICCIONES DE COAPARICIÓN ENTRE EL SE IMPERS. Y LOS CLÍTICOS DE ACUSAT.
«La generalización
básica es que el clítico impersonal se no puede ir seguido del
acusativo masculino singular lo y en algunos dialectos tampoco del plural. Son,
sin embargo, aceptables en todos los dialectos las secuencias con el acusativo
femenino: *He perdido mi monedero y ruego que se lo busque; *Coches como esos ya
no se los encuentra.
La estrategia a la que
se recurre en estos casos es sustituir la forma lo(s) por la
correspondiente dativa le(s). Lo interesante de este fenómeno es
que se da también en dialectos no leístas: No se le siente andar; Se le ve
sacar con mano temblorosa un cheque.
Es importante observar
que esta incompatibilidad no tiene que ver con la propia secuencia se
lo, que es, naturalmente, permitida como tal, sino con la impersonalidad de
la oración, materializada en el primero de los clíticos.» (Fernández Soriano,
1999)
No se puede hablar
de leísmo cuando una oración impersonal transitiva con se emplea le(s) para
referirse a su objeto directo.
DISCREPANCIAS EN LAS CONSTRUCCIONES CON SE
En el tratamiento de las
construcciones con se hay tres puntos en los que discrepan los
gramáticos (y las gramáticas):
Ø
EN CUANTO A LA TERMINOLOGÍA
¿Cuándo se es
‘pasivo’ y cuándo es ‘impersonal’?
«En singular no hay
signo gramatical que revele cuál es la representación o intención predominante;
y así, en la oración Se ha divulgado la noticia,
cabe pensar que alguien la ha divulgado (impersonal activa) o
que ha sido divulgada (impersonal pasiva). Únicamente el
contexto podría aclarar la duda.» (RAE, 1973)
Ø
VACILACIÓN EN LA CONCORDANCIA DEL VERBO EN LAS
PASIVAS CON SE
En la ‘pasiva
refleja’ cuando el objeto nocional es plural (Se venden casas), ¿se trata de una concordancia anómala, es una
oración ‘impersonal activa’ o es simplemente una variante de la pasiva refleja?
Para la RAE se trata de una oración
‘impersonal activa’, la no concordancia no es anómala, pero es recomendable en
la norma culta evitar la concordancia en singular cuando el objeto inanimado que
sigue al verbo va en plural. «La vacilación que en nuestros días se produce
entre Se venden botellas y Se vende botellas;
Se alquilan coches y Se alquila coches tan
discutida por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las
botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo
con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende
botellas (impersonal activa). La construcción pasiva es la
tradicional, la que recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria; la impersonal
activa se abre camino en el habla corriente, sin que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y
otro uso en ambas zonas del idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario
y más generalizado». (Esbozo, 1973)
Manuel Seco es más tajante en cuanto a la norma: «Esta construcción pronominal
pasiva solo se presenta en 3ª persona (singular o plural) y siempre referida a
cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical, el verbo
tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese
sustantivo. Así, por tanto, es
anormal decir: Se espera chubascos (tan anormal como
sería “Es esperado chubascos”).» (Manuel Seco, 1998)
Amaya Mendikoetxea diferencia:
La anteposición del
sintagma nominal (sujeto gramatical determinado), típica de las oraciones medias con se, fuerza la
concordancia: Las excursiones comenzarán a
realizarse.
Mientras que en
las pasivas con se,
en las que el sujeto gramatical, que puede ser indeterminado, va normalmente
pospuesto al verbo, se da la alternancia: Comenzarán a realizarse excursiones [pasiva ‘refleja’ o pasiva con se] con Comenzará a realizarse excursiones [impersonal].
Según la RAE (Esbozo),
es una oración ‘impersonal activa’; según Mendikoetxea, es una variante de las pasivas con se,
es decir, semánticamente equivale a una pasiva. La única ‘impersonal’ sería
aquella en la que el objeto es animado y va marcado o precedido por la
preposición a: Se consulta a los médicos.
«Las oraciones pasivas con se (Finalmente
se construirán casas) son oraciones pasivas sintácticamente (aunque no
morfológicamente); las oraciones impersonales con se (Se expulsó a los
alborotadores) son oraciones activas sintáctica y morfológicamente; las
oraciones medias con se [el
sujeto es determinado y va antepuesto al verbo] son una subclase de las
anteriores: medias-pasivas (Este
libro se vende fácilmente) y medias-impersonales [objeto
animado antepuesto] (A estos niños se les asusta fácilmente).
En cuanto al significado,
no se observan diferencias entre las pasivas y las impersonales (que se
interpretan como oraciones con sujeto implícito o indeterminado), pero sí que
hay diferencias entre éstas y las oraciones medias, que vienen
dadas por la interpretación del sujeto como ‘afectado’ y del que se predica una
cualidad inherente.» (Medikoetxea, 1999)
El giro no
concertado (Se vende botellas) no es una oración impersonal, sino una
‘variante’ de las oraciones pasivas con se (Se venden
botellas)[28]. Uso ya
antiguo que se extendió a América sin llegar a generalizarse.
Factores que favorecen el giro no
concertado (según Mendikoetxea)
·Oraciones con sintagmas nominales plurales sin determinante (Se
alquila cuartos.)
·La falta de concordancia
resulta inaceptable cuando se antepone el sintagma nominal al
verbo: (*Aprendices
se necesita aquí).
·El aspecto imperfectivo: la
oración Se vende libros (aspecto imperfectivo) contrasta
con Se vendió libros (aspecto perfectivo).
·Cuando el objeto lógico
lo componen dos sintagmas
nominales coordinados, se favorece la
concordancia, si el primero de los sintagmas es singular: Sólo se oía el blando batir de las olas y el
canto monótono de un grillo.
·Otro factor es la ‘distancia’ entre el elemento
verbal que lleva la concordancia (verbo auxiliar) y el sintagma nominal en
oraciones en las que estos dos constituyentes no son adyacentes, sobre todo si
los elementos interpuestos son expresiones adverbiales o adverbios: Se
veía a un lado y a otro las mansiones señoriales.
·En el caso de oraciones
con perífrasis aspectual o
con verbo modal (Se
ha empezado a construir las vías férreas. / Se
puede pagar los envíos por medio de un cheque), se puede considerar
que la construcción impersonal alterna con la pasiva (en vez de una alternancia
entre giro concertado y giro no concertado en oraciones pasivas.
·Los verbos de percepción parecen
favorecer la falta de concordancia: Desde aquí se ve las montañas de Gredos.
·La falta de concordancia es también
bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos[29] incluso
cuando interviene el objeto indirecto como en Se les da caramelos a los
niños.
·Lo dicho para los verbos
de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales y verbos modales: existen factores
que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera
distancia física entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos
casos, la falta de concordancia no es una ‘desviación’, sino que la lengua
permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos
contextos con verbos de percepción.
Ø
NORMA ACADÉMICA CULTA: RAE
«Con el verbo en voz
pasiva, se calla el agente o productor de la acción cuando es desconocido o no
interesa mencionarlo, tanto en la pasiva perifrástica con ser como
en la pasiva refleja: La paz fue aceptada equivale a La
paz se aceptó. Si el sujeto pasivo estuviese en plural, diríamos
respectivamente, Las paces fueron aceptadas o Las
paces se aceptaron. El uso de la pasiva refleja aparece consolidado desde los
primeros textos literarios: Hobo Santa María siete placeres muy
grandes del su fijo, que se cantan en sante eglesia (Partidas,
prólogo), y sigue en progresión creciente hasta nuestros días. Tratándose de
cosas, esta construcción no ofrecía dificultad; pero cuando se aplicaba a
personas, nacía ambigüedad entre los significados reflexivo, recíproco y de
pasiva refleja. Así ocurre, con el sujeto pasivo en plural, en los siguientes
textos: Viendo la muchedumbre de cristianos que cada día se
mataban (Granada, Símbolo, II, 12); Que el
señor del castillo era un follón y mal caballero, pues de tal manera consentía
que se tratasen los andantes caballeros (Quijote,
I, 3). Para resolver esta ambigüedad posible, el idioma fue extendiendo la
práctica de poner el verbo en singular acompañando al sujeto pasivo con
la preposición a. Por ejemplo, la frase ambigua Se
obsequian las señoras se convierte en Se
obsequia a las señoras, donde no hay duda
posible. Pero entonces, inmovilizado el verbo en singular y acompañando las
señoras con la preposición a, las construcciones de este
tipo quedaron convertidas en oraciones activas de sujeto indeterminado (se)
y un complemento directo de persona con la preposición a (a
las señoras).
Generalizada ya esta
construcción con complementos de persona, tiende a propagarse con complementos
de cosa, claro está que sin preposición en este caso. La vacilación que en
nuestros días se produce entre
Se venden botellas y Se vende botellas,
Se alquilan coches y Se alquila coches,
tan discutida por los
gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las botellas son
vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo con su sujeto
pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende botellas (impersonal
activa). La construcción pasiva es la tradicional, la que
recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria;
la impersonal activa se abre camino en el habla corriente, sin
que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y otro uso en ambas zonas del
idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto,
literario y más generalizado. En singular no hay signo gramatical que revele
cuál es la representación o intención predominante; y así, en la oración Se
ha divulgado la noticia, cabe pensar que alguien la
ha divulgado (impersonal activa) o que ha sido
divulgada (impersonal pasiva). Únicamente el contexto podría
aclarar la duda.
Con los verbos que son
siempre pronominales no cabe emplear el se impersonal ni el pasivo. Suele
sustituírsele entonces por el indefinido uno, una; p. ej.: Se
atrevería uno a hacer lo mismo; A veces se queja uno sin razón. Lo
mismo ocurre con las acepciones pronominales de los verbos transitivos: Se
acostumbra uno a todo, Se despeina una con ese viento.»
[RAE: Esbozo de
una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe]
NORMA PRESCRIPTIVA
GENERALIZADA: MANUEL SECO
«La forma se es
empleada también, sin valor reflexivo, como indicador del sentido pasivo de la
oración: Se vendió la casa. = ‘fue vendida la casa’
Esta construcción
pronominal pasiva solo se presenta en 3ª persona (singular o plural) y siempre
referida a cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical,
el verbo tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese
sustantivo. Así, por tanto, es anormal
decir: Se espera chubascos.(tan
anormal como sería “Es esperado chubascos”); Desde este monte sereno de
Palestina se vertió sobre los hombres las más altas enseñanzas (Unamuno).
El sujeto de esta
construcción pronominal pasiva es con frecuencia una proposición con verbo en
infinitivo o con que + subjuntivo: Se prohíbe fumar; Se
dice que no tardará.
Evítese la confusión de
esta construcción pasiva con la impersonal. La confusión de la construcción
pronominal pasiva -Se vendió la casa- con la construcción impersonal con se Se
vive bien o Se respeta a los ancianos- reduciendo una y otra a la
construcción impersonal Se vendió las casas, aunque es anormal, como queda dicho, en el
español de España, está tan
arraigada en el español de América que
se encuentra atestiguada en sus escritores más prestigiosos, e incluso
instituciones idiomáticas como la Academia Chilena declaran igualmente
aceptables allí las oraciones Se venden artículos de tocador y Se vende artículos
de tocador.
La construcción
pronominal pasiva (se vendió) es mucho más frecuente que la construcción
pasiva con el verbo ser (fue vendido). Sin embargo,
predomina la pasiva con ser cuando se expresa el agente de la
acción verbal: Fue vendida la casa por los hijos.
Otro uso importante
de se es el que da carácter impersonal a la oración. Esta construcción impersonal
solo se presenta en tercera persona singular, carece de sujeto gramatical y
puede llevar complemento directo
de persona (Se respeta a los ancianos) o no llevar complemento directo (Se pasa bien aquí).
Es anormal poner el verbo en
plural cuando el complemento directo es plural: Se respetan a los ancianos;
Se declararon por tiranos a todos cuantos con semejantes pretextos había
hecho guerras. Este uso
erróneo se debe a la confusión entre la construcción impersonal
con se y la construcción pasiva con se.
Un caso especial se
presenta cuando el complemento directo de la construcción impersonal con se es
un pronombre personal átono de tercera persona: se les castigará; se los
castigará; se las castigará
Recapitulando lo dicho,
las construcciones con se no
reflexivo se distinguen por los siguientes aspectos:
a) La referencia a
‘cosas’ o ‘acciones’ es propia de la construcción pasiva. En este caso, el sustantivo o proposición que designa la
‘cosa’ o la ‘acción’ actúa como sujeto gramatical, y el verbo, por
consiguiente, va en singular o plural según sea singular o plural el
sujeto: Se vendió la casa. Se esperan chubascos. Las proposiciones
de infinitivo o de “que + subjuntivo” son
gramaticalmente sustantivos singulares: Se prohíbe fumar.
b) La referencia a
‘personas’ o la ausencia de referencia a cualquier objeto de la acción son
propias de la construcción impersonal.
En este caso, el sustantivo que designa a la ‘persona’ funciona como
complemento directo (con a), y el hecho de que tal sustantivo vaya
en singular o plural no afecta a la forma del verbo, que se mantiene
siempre en singular: Se respeta a los ancianos.» [Seco,
Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española,
1998]
EXPOSICIÓN DIFERENCIADA:
MENDIKOETXEA
«La clasificación entre
oraciones pasivas y oraciones impersonales, que pasa por alto la analogía
semántica entre oraciones pasivas con se y las oraciones
impersonales con se, resulta aún más inadecuada a la hora de
clasificar el giro concertado como pasivo y el no concertado como impersonal. A
lo largo de este capítulo hemos seguido una clasificación de carácter formal,
reservándose el término ‘impersonal’ a aquellas oraciones en las que el objeto
nocional de un verbo transitivo va introducido por la preposición a.
Seguimos aquí manteniendo esta definición, para cubrir verbos de naturaleza
intransitiva, considerando así el giro no concertado (Se vende botellas),
no como una oración impersonal, sino como una ‘variante’ de las oraciones
pasivas con se (Se venden botellas). La variante en
cuestión no es de aparición reciente, sino que aparece constatada en la lengua
desde antiguo, aunque sí es cierto que su uso parece haberse extendido en los
últimos tiempos, especialmente en el español de América, aunque sin llegar
nunca a generalizarse.
El uso del giro no
concertado, que tradicionalmente se ha considerado como ‘anómalo’ o ‘desviado’,
a menudo se asocia con la lengua hablada de hablantes no cultos; sin embargo
hay gramáticos que observan una preferencia por el giro no concertado en las
obras de algunos escritores, como Unamuno, así como entre los hablantes de
algunas zonas de América. Este fenómeno se ha atribuido a un proceso de
‘hipercorrección’, al asociar la construcción del español con la estructura
francesa con on[30]
que muestra concordancia singular. [...]
Uno de los factores que
favorecen el giro anómalo es el grado de determinación del sintagma nominal; es
común encontrar ejemplos no concertados con sintagmas nominales plurales sin determinante en
oraciones como Se necesita aprendices; Se alquila cuartos; Se cultiva
plátano, pero no es usual la
construcción con sintagmas nominales determinados con artículos definidos o
demostrativos, como en los ejemplos siguientes: *Se cultiva estos
plátanos; *Se vende los mejores coches.
Otro factor que puede
influir en la relajación de la concordancia, es la posición: la falta de
concordancia resulta inaceptable
cuando se antepone el sintagma nominal al verbo: *Aprendices se
necesita aquí; *Los mejores coches se vende aquí.
La no concordancia
parece verse favorecida por el aspecto imperfectivo: la oración Se vende
libros contrasta con Se vendió libros con aspecto perfectivo.
Cuando el objeto lógico
lo componen dos sintagmas
nominales coordinados, se favorece la concordancia, si el primero de
los sintagmas es singular: Sólo se oía el blando batir de las olas y el
canto monótono de un grillo.
Otro factor es la distancia entre el elemento verbal
que lleva la concordancia (verbo auxiliar) y el sintagma nominal
en oraciones en las que estos dos constituyentes no son adyacentes, lo que
favorece la relajación de la concordancia incluso cuando los sintagmas
nominales llevan determinantes definidos: Se veía a un lado y a otro las mansiones señoriales; Se
conoce en la mayoría de los casos los nombres de los culpables; Se da a cada niño caramelos de menta.
En realidad, no es fácil
determinar si nos encontramos ante oraciones pasivas de giro no concertado o
ante oraciones impersonales. En el caso de ejemplos con perífrasis aspectual (Se
ha empezado a construir las vías férreas para llevar el AVE a
la frontera) o con verbo
modal (Se puede pagar los
envíos por medio de un cheque) se puede considerar que la
construcción impersonal alterna con la pasiva (en vez de una alternancia entre
giro concertado y giro no concertado en oraciones pasivas. [...])
Los verbos de percepción parecen
favorecer la falta de concordancia al estar asociados a esquemas sintácticos
paralelos, incluso cuando no interviene ningún elemento, sin que el giro
concertado se pueda clasificar como anómalo en ciertos contextos: Desde aquí
se ve las montañas de Gredos.
La falta de concordancia
es también bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos incluso
cuando interviene el objeto indirecto como en Se les da caramelos a los
niños.
Lo dicho para los verbos
de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales y verbos modales: existen factores
que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera
distancia física entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos
casos, la falta de concordancia no es una ‘desviación’, sino que la lengua
permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos
contextos con verbos de percepción.
Los factores que
favorecen la falta de concordancia son, por tanto, de índole diversa y no
pueden ser reducidos a la noción general de ‘distancia’, si bien es verdad que
la intervención de locuciones
adverbiales y adverbios pueden
en algunos casos llevar a la no concordancia.» (Mendikoetxea, 1999)
Resumiendo:
«El análisis del
sintagma nominal sujeto nos ha llevado a abordar el problema de la alternancia
de giros concertados y giros no concertados en las oraciones pasivas con se,
que, a nuestro juicio, se trata de una alternancia que no entraña diferencias
semánticas fundamentales, al contrario de lo que sugieren las clasificaciones
tradicionales. El giro no
concertado se da generalmente cuando las propiedades formales del
objeto nocional se asemejan a las de los objetos gramaticales y se ve
favorecido en ciertos contextos, en los que cabe destacar la coordinación de
dos sintagmas nominales y la interposición de locuciones adverbiales y adverbios
entre el verbo y el sintagma nominal concordante. La falta de concordancia se
observa también con más frecuencia con predicados con verbos de percepción, verbos ditransitivos, verbos modales y perífrasis aspectuales.» (Medikoetxea,
1999)
CONSEJO PARA LA ENSEÑANZA DE
ESPAÑOL COMO LENGUA EXTRANJERA
«La pasiva refleja puede tener como sujeto una cosa, una
oración o un sujeto animado indefinido, pero cuando este último es concreto y
determinado, entonces aparece una tercera construcción formada por el pronombre se +
verbo en tercera persona del singular + objeto directo precedido de a.
La construcción impersonal con se se opone a
la pasiva con ser en los mismos aspectos que la refleja, ya
que su aparición cuando el verbo es transitivo viene impuesta por la naturaleza
del objeto directo, que ha de ser animado y concreto. Su nacimiento parece
deberse a la intención de evitar ambigüedades con construcciones reflexivas o
recíprocas. No obstante, los estudiantes deben saber que en algunos casos
pueden alternar ambas estructuras con absoluta libertad, sin que tales
contextos estén claramente establecidos. Así, parece que el carácter plural del
paciente permite el empleo de la pasiva refleja, aunque la posibilidad de
ambigüedad hace aconsejable la impersonal: Pronto se nombrarán los
nuevos ministros[31];
Pronto se nombrará a los nuevos ministros[32].
Como es bien sabido, no
todos los estudiosos aceptan como gramaticales las construcciones impersonales
con complemento de cosa (que normalmente se limitan a verbos como vender,
comprar o alquilar): Se alquila habitaciones
cuya agramaticalidad se hace más marcada cuando el complemento directo está
determinado: *¿Qué habitaciones se alquila?
A mi entender, aunque el
profesor considere incorrecto dicho cruce de estructuras (como es mi caso),
debe informar a los estudiantes extranjeros sobre su existencia, así como sobre
la problemática que entraña.»
[Torrens, Ma Jesús:
“Actividades para la enseñanza de la gramática en niveles superiores. Pasiva
con ser + participio / pasiva refleja e impersonal”. En: Cuadernos
Cervantes 18/año IV/1998]
LAS PASIVAS REFLEJAS CON SE Y
EL PACIENTE EXPRESO
¿Se puede expresar el
agente mediante la preposición por en las pasivas reflejas?
Todos coinciden en que
no es muy usual, pero que, en la práctica, sí es posible, y aducen varios
ejemplos, aunque sin analizar sus peculiaridades.
«La poca frecuencia
relativa de la expresión del sujeto nocional [sintagma-por] no es
exclusiva de las construcciones de pasiva con se, sino que también
se documenta para las construcciones de pasiva perifrástica, en las que la
expresión del sujeto implícito se da fundamentalmente en textos escritos de
carácter periodístico. Existen ciertas restricciones de tipo gramatical en
cuanto a la posibilidad de aparición del sujeto nocional.
Con pasivas
perifrásticas parece ser siempre gramaticalmente posible la expresión del
sujeto nocional, independientemente de su papel semántico: Los rumores sobre
el nuevo encarcelamiento fueron divulgados por un periodista ajeno a la TVE [agente];
Fueron recibidas por los constructores varias quejas de los propietarios de
los nuevos pisos [destinatario]; Las nuevas movilizaciones
anunciadas son temidas por toda la sociedad [experimentante]; Están
siendo enviadas por los vecinos cartas a todos los ayuntamientos [fuente].
En cuanto a la pasiva
con se, la expresión del sujeto nocional es más común con sujetos
agentes y experimentantes: Los rumores se divulgaron por un periodista ajeno
a TVE; Las nuevas movilizaciones anunciadas se temen por la sociedad, siendo
difícil decidir la aceptabilidad de las construcciones en las que el sujeto
explícito es fuente o destinatario. [...]
En suma, no son muchos
los ejemplos de oraciones con se que
aparecen con un sujeto nocional expreso, pero suficientes para que deba dar cuenta
de ellos la gramática del español. La expresión del sujeto nocional, que acerca
las pasivas con se a las pasivas
perifrásticas, se da en contextos determinados (lengua literaria), y muestra
restricciones parecidas a las que se aplican a pasivas perifrásticas en cuanto
al carácter (específico o genérico) del sintagma nominal, si bien predominan
las expresiones de sujeto genérico.» (Mendikoetxea, 1999)
«Aunque poco
documentadas, no cabe dudar de la presencia de estas expresiones [pasivas con se con sintagma-por] en la lengua, que
aparecen por lo general limitadas a la lengua escrita, y más concretamente, al
lenguaje periodístico, característica que comparten con las pasivas
perifrásticas con sujeto nocional expreso. En las pasivas con se se, se muestra un predominio acusado
de los sujetos de tipo genérico.» (l. cit.)
ESTATUS Y FUNCIÓN
DEL AFIJO SE
¿Es
un clítico pronominal (reflexivo), es un afijo verbal de
concordancia, es una partícula ...?
«La forma se es
empleada también, sin valor reflexivo, como indicador del sentido pasivo de la
oración: Se vendió la casa. = ‘fue vendida la casa’.» (Manuel
Seco 1998: 410)
«La aparición de las
distintas oraciones con se en la lengua parece deberse a un
proceso de gramaticalización de los reflexivos latinos. Es decir, elementos
pronominales independientes en latín, con sus propiedades morfológicas,
sintácticas y semánticas propias, se convierten en las lenguas románicas en
elementos gramaticales dependientes, como afijos verbales que pasan a formar
parte de la conjugación. El elemento se es un afijo verbal que
concuerda con el objeto (como me, te, etc.) o un afijo de concordancia
subjetiva en oraciones como (Los políticos critican a los jueces >) Se critica a los jueces; (La
gente trabaja mucho >) Se trabaja mucho, que carecen de
sujeto gramatical explícito. Este análisis no distingue, por ejemplo, un se pronombre
reflexivo de un se afijo impersonal o pasivo, de ahí que las
distintas interpretaciones de las oraciones en las que aparece se no
estén relacionadas con la función (o el valor) de este elemento, ni con su
naturaleza, que siempre es la misma.» (Mendikoetxea 1999: p. 1652)
«El se de fumarse (me,
te, se, nos, os, se, en realidad concordando en persona y número con el
sujeto), puede considerarse un pronombre (Rigau 1994), un elemento adverbial
(Zagana 1996) o un afijo verbal de concordancia (en línea con el tratamiento
que Mendikoetxea da al se pasivo, medio e impersonal del
español. Es esta una cuestión teórica pendiente de discusión que no afecta al
contenido del capítulo [sobre el aspecto léxico] cualquiera que sea su
naturaleza categorial, el se que nos ocupa tiene valor
aspectual, y eso es lo que interesa en este punto de la exposición.» (Elena de
Miguel, 1999)
MEDIALIDAD Y PASIVA REFLEJA
«Que la pasiva refleja permite
ocultar el agente, y da al sujeto paciente una cierta participación en la
acción, ha sido señalado varias veces. En las lenguas de diátesis morfológica
indiscutible, como el griego, esta función, y su significación correspondiente,
se expresaba por la voz media. El español, que no tiene ni
siquiera una pasiva sintética, no tiene tampoco, en su morfología, una forma
para expresar ese matiz de medialidad; ello no impide que, cuando es necesario,
pueda expresarse de algún modo. Por ello conservamos la larga cita de nuestro
maestro, Américo Castro (La enseñanza del español. Madrid: V. Suárez,
1922), que puede tomarse como modelo de un análisis diacrónico de una
noción gramatical (y no sólo semántica):
«La pasiva refleja
comienza ya en latín. Hubo, por lo visto, en esta lengua gran resistencia por
parte del pueblo a usar la pasiva, lo mismo que hoy acontece en español. Así, p.
ej., dice Plauto: “quae me amat, quam
contra amo“[33],
utilizando el giro directo en lugar del pasivo, “uxor me amat et amatur a me[34]“.
Esto se debió en latín a
la misma causa que en español: a que nos ha interesado mucho más la
actividad de un agente que la receptividad del paciente (...).
Consiguientemente,
cuando el latín se abandonó al uso espontáneo del pueblo, las construcciones pasivas
desaparecieron (amatur, moneor, etc.), y la función que desempeñaban
estas palabras fue expresada por otros giros que no es el caso analizar sino en
lo que atañe a la tercera persona. En efecto, cuando se expresaba que un objeto
era receptor de una actividad (esto sólo podía acontecer en la tercera
persona), muchas veces no se decía de quién procedía aquélla: littera
scribitur (la carta es escrita); hoc dicitur (esto es dicho),
pero sin expresar quién escribe o quién dice. En este momento sucedió un cambio
fundamental, motivado por lo que decíamos antes de la resistencia con que el
pueblo empleó la pasiva, y, además, por el carácter impersonal que acabaron por
adquirir esas frases. La conciencia popular buscó, a pesar de todo, un sujeto a
quien referir la acción del verbo, y dijo littera se scribit (la
carta se escribe) y hoc se dicit (esto se dice), y convirtió así en
sujeto gramatical lo que has entonces objetivamente había sido y seguiría siendo
complemento directo; y fueron asimiladas estas construcciones a las reflexivas
del tipo “él se lava“, suponiendo que
los objetos son capaces de la misma actividad que las personas. (El mismo
fenómeno psíquico se produce cuando se dice ‘el libro pone tal cosa’).
Así pues, la pasiva
refleja fue producida por un deseo de vitalizar las cosas, y únicamente el
análisis descubre el carácter pasivo, dando una explicación psicológica a lo que lógica y objetivamente no la
tiene (...).
En español tales
construcciones se emplean sin trabas cuando se trata de objetos y se prorroga
así el uso del latín vulgar: “se cierra
la puerta“, “se miran los cuadros“,
y, conforme a su origen, la concordancia del verbo con el sujeto gramatical es
de rigor. Con personas llegó a producirse alguna dificultad. Si decimos “se miran los soldados“, puede haber
ambigüedad, pues no sabemos entonces si los soldados se miran entre sí o si
alguien los está mirando. Para obviar ese inconveniente, desde el siglo XV
se usa la preposición a para indicar que la persona es el
término de la acción del verbo, y no el sujeto. Es decir, al movimiento mental
algo confuso que creó aquella construcción, sucede ahora una reacción de
análisis y claridad. De ello resultan frases del tipo “se consulta a los médicos“, en la que ya se ha roto la
concordancia, puesto que a hace sentir gramaticalmente que “los
médicos“ no es el sujeto; pero en cambio queda ahí el se como
apéndice extraño, y que sin embargo no puede suprimirse. ¿Cuál es la función de
ese acusativo fósil? Únicamente indica el carácter impersonal de la oración, lo
mismo que en “se mira el cuadro“.
Gramaticalmente no se puede expresar quién mira; y como sucede en esos casos,
surge en seguida la noción de alguien no expresado, vago e impersonal, que
realiza la actividad del verbo. Recuérdese el carácter impersonal que tenían en
latín dicitur, legitur, etc.
En estas oraciones el
complemento de persona precedido de a es directo o indirecto,
según la naturaleza del verbo; en “se
mira a los soldados” es directo; y en “se
paga a los acreedores“, indirecto. Pero aunque sea así, al reproducir estos
complementos por un pronombre, este pronombre es siempre le, les,
en regiones y en escritores que no emplean lo, la, para el dativo:
“se le consulta“, “se les paga“. Cuervo piensa con acierto
que en esta combinación se le -en que se es
gramatical e históricamente acusativo-, le ha recibido la
función de dativo para separarse más claramente de las combinaciones “se lo dio“, “se la dio“, en que se es dativo de persona y lo,
la, acusativos de cosa, y también para evitar la reunión de dos
acusativos, como habría acontecido si se hubiese dicho “se los consulta a los médicos“. Me parece, además, que este uso
de se le, fue favorecido por los casos en que el pronombre
reproducía el régimen de un verbo que pedía dativo, como en “se paga a los acreedores“. Cuando al
verbo sigue un complemento directo de cosa y otro indirecto de persona: “se da dinero a los pobres“, al emplear
un pronombre sustitutivo, éste no podía ser sino les: “se les debe dinero“. Estos casos han influido
sobre cuestiones de tipo “se consulta a
los médicos“ = “se les consulta“.
No me parece, pues, que se puede decir en absoluto, como Hanssen (Gramática
Histórica) que sea indirecto todo complemento con a del verbo
en pasiva refleja; él cita “se invoca a
los santos“. Es decir, que aun cuando en “se les invoca” les sea dativo, por analogía, lo
mismo que en “se les paga“, eso no impide
que en “se paga al acreedor“ el complemento
sea indirecto, y en “se ve al amigo“
sea directo. Una delicada complicación de estas construcciones.
La analogía, que con
tanta fuerza gobierna el lenguaje, ha ampliado las posibilidades de estas
construcciones. El sentido primitivo, que aspiraba a indicar que una cosa
realizaba la acción, ha ido esfumándose, y ha predominado el significado
impersonal de la acción. De ahí que el verbo pueda estar solo: “se canta“, “se vive“; o modificado por un adverbio: “se come bien“; o recibir un predicado con valor adverbial: “se lucha seguro“.
Como se ve en todos esos
ejemplos y sus análogos, el progreso que ha realizado nuestra construcción ha
consistido en que el verbo ha pasado a ser impersonal (y como tal puede estar
solo) o ser modificado por un adverbio o por un predicado que haga su oficio. A
veces el se ha llegado a despertar plenamente la noción de un
sujeto, a pesar de lo cual no se suelen usar aquí verbos predicativos, sobre
todo ser y estar, meros vehículos para predicar
determinaciones de un sujeto. No se debe decir: “Se está contento en mi familia“, “Se era agradable“, cuando nos proponemos dar a la oración un
sentido de pasiva refleja e impersonal, y eso sencillamente porque no hay
sujeto claro a quien referir tales predicados.
No obstantes, a veces se
oye y se lee: “Se está conforme“, “Se es simpático“, etc. Aquí se trata de
una influencia francesa, cuyas oraciones con on influyen
inconscientemente. (Sin embargo, en la época clásica se ha escrito: ‘Asno se es de la cuna a la mortaja’, ‘Siempre se es el mesmo en su ánimo’.
Pero es difícil decidir si el uso moderno continúa el antiguo en este caso o si
se trata sólo de galicismo (Probablemente ambas cosas). Como en la mayoría de
los casos coinciden ambas construcciones, y se puede traducir on mange
bien por “se come bien“, modernamente se traduce analógica e
indebidamente on est d’accord por “Se está conforme“. Pero
esto no debería decirse: en francés on es un verdadero sujeto,
reducción de la palabra homo, y en cambio se, como
hemos visto, es muy otra cosa. En español antiguo, hasta el siglo XVI, hubo una
construcción análoga a la francesa formada con hombre; se decía: “como hombre se viste“, “hombre va hacia el río“, correspondiendo
exactamente hombres al francés on y al
alemán man; pero de ello sólo queda rastro en algún dialecto. Hoy
en esos casos empleamos uno (con limitaciones, sin embargo).
Quién sabe, empero, si logrará el uso generalizar las oraciones del tipo “se está contento“.
Hay otra incorrección
que se está desarrollando modernamente, aun entre grandes escritores, de
carácter bastante desagradable, y que consiste en poner el verbo en singular cuando
la cosa que siga esté en plural; p. ej.: “se
lee libros“. Entre el vulgo de Hispanoamérica se oye a menudo: “se vende patatas“, etc.
La explicación de este
giro creo que es ésta: en “Se llama a los
amigos“ se ha visto un caso de complemento de persona con preposición, y
cuando el complemento es de cosa, se han a suprimir la a, juzgando
que se trata de la alternancia “veo a
Pedro“, “veo el libro“. Miguel de
Unamuno escribe: “Hácese bastones; ya que
no de papel, de cartulina.“
El mismo giro se
encuentra en Benavente y en otros excelentes escritores. Pero es muy de
lamentar que tal vulgarismo se aclimate. Precisamente en las frases del tipo “Se leen libros“, se conserva pura la
primitiva construcción románica, prolongación de la voz media, voz que el indo-germánico
había poseído, y para la que el latín no tuvo ya órgano morfológico; la
conciencia popular siente aún en España la concordancia en estos casos; ¿por
qué, pues, introducir esas horribles oraciones de la clase de “Se encuentra vagabundos“, “Se lee estas frases“?» [Marcos Marín,
Francisco: Curso de gramática española, 1980]
……………………………………………
COMPLEMENTOS
INDIRECTOS VS DATIVOS
COMPLEMENTO
INDIRECTO
«Selección semántica del complemento indirecto:
a) Dativo de recepción o destino,
complemento que recibe algo o es meta o destino de algo: Llevé varios
regalos a Guillermo.
b) Dativo de interés o commodi-incommodi,
complemento que recibe un beneficio o perjuicio: Le corté el césped a
Maggie.
c) Dativo de separación: aquel complemento
que experimenta la separación de algo: Le robaron la bicicleta a
Michel.
d) Dativo de eficiencia: aquel complemento
que indica suficiencia, insuficiencia, falta o exceso: A Kiko le falta
un millón para construir la piscina.
e) Dativo de posesión o simpatético: aquel
complemento que se considera inseparable o íntimo: Le besé la mano.
f) Dativo ético: complemento que se
interesa vivamente en la realización de la acción expresada por el verbo: Se
lo leyó de cabo a rabo.
g) Dativo de relación: aquel complemento
para el que es válida la experiencia que enuncia el verbo: A Choche le
pareció buenísima la idea de Ximena.
Podemos considerar complementos indirectos
a aquellos sintagmas nominales que forman parte de la estructura argumental de
un verbo que aparece con un complemento directo, con el cual se
relaciona. Según este criterio, no todos los casos de dativos vendrían a ser
complementos indirectos. De las clases anteriores, sólo los dativos de a), b),
c) y e) serían complementos indirectos: destinatario, interés,
separación, posesión [...]
Los siete tipos de dativo ejemplificados en la sección
anterior pueden dividirse en dos superclases de complementos indirectos.
Siguiendo la terminología de Strozer los dividiremos en CI1 e CI2:
1. CI1: agregar,
anunciar, añadir, aportar, comprar, conceder, confiar, confiscar, dar, decir,
donar, enseñar, enviar, gritar, hablar, llevar, mostrar, murmurar, pasar,
pertenecer, preguntar, presentar, recomendar, regalar, servir (la comida),
sonreír, susurrar, vender, etc. Todos estos verbos son predicados de
transferencia.
2. CI2 son complementos ‘involucrados’ en la acción
del verbo y los predicados denotan ‘creación’, ‘destrucción’ o
‘preparación’: abrir, administrar, adornar, afeitar, agotar, alegrar,
aliviar, anotar, arreglar, arrepentirse, bajar, cocinar, comer, copiar, coser,
destruir, dibujar, escaparse, escribir, festejar, guisar, hacer, lavar,
ocurrirse, olvidarse, pegar (golpe), pintar, poner, preparar, reparar, romper,
etc.
[Campos, Héctor: “Transitividad e intransitividad”. Gramática
descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa
Calpe. 1999]
«Un verbo de
‘transferencia’ o ‘moción’ prefigura esquemas en los que ha de aparecer un
sintagma complemento indirecto caracterizado normalmente por la función
semántica ‘origen’ o ‘meta’. El esquema abstracto más usual sería el
representado por indefinidos ‘alguien (algo)-V-algo-a alguien.
El ‘complemento
indirecto’ muestra los siguientes caracteres:
a) Aparece
introducido por a (nunca para).
b) Es
sustituible por un clítico pronominal del paradigma me, te, le, nos,
os, les. En caso de coaparición con un referente pronominal de tercera
persona, este clítico se transforma automáticamente en se.
c) Cuando
el clítico puede preceder al conjunto <a + SN>, su presencia
no es obligatoria: Envió un salmón ahumado a sus amigos.
d) No es pasivizable.»
[Gutiérrez Ordóñez,
Salvador: “Los dativos”. Gramática descriptiva de la lengua española.
Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999]
EL DATIVO
«‘Dativo’ también se
utiliza en algunos tratados de gramática para identificar una clase de
complementos que se consideran diferentes del objeto indirecto, aunque coincida
con él en algunos aspectos. Se caracterizan porque pueden realizarse, bien
mediante un clítico de ‘dativo’ (“El chico se les va a la
mili”), bien mediante el clítico y un sintagma nominal, precedido de a,
alusivo a la misma entidad: “A Doña María se le casa
la niña”, “A los vecinos el abuelo se les duerme
delante de las visitas”; de ahí su semejanza con los objetos indirectos, como
en “Les he regalado la colección a mis sobrinos”. Pero,
a diferencia de los complementos conceptuados como objetos indirectos – en los
textos que asumen esta distinción –, los
‘dativos’ no forman parte de las valencias verbales, no son seleccionados por
el verbo. En tanto que regalar sí implica, por su
significado, un destinatario (a mis sobrinos), irse, casarse,
dormirse no requieren el tipo de complemento representado por el
‘dativo’. Éste es, simplemente, un complemento añadido a la predicación
nuclear, alusivo a una entidad interesada o afectada, en alguna medida, por la
acción o el proceso verbal.
En las descripciones en
las que no se establece la diferencia entre complemento u objeto indirecto y
‘dativo’, con la acepción anteriormente mencionada, es usual, no obstante, que
el término ‘dativo’, acompañado de distintas especificaciones (dativo ético,
dativo posesivo, dativo de dirección, dativo de relación), se utilice para
aludir a los diferentes valores o sentidos que puedan tener los objetos
indirectos en enunciados concretos. Por ejemplo, Cano Aguilar (1981: 336), en
los enunciados “No me seas tan burro”,
“Este Betis me juega como quiere”, el
objeto indirecto me presenta “un valor de ‘dativo ético’.
Según Alcina y Blecua (1975: 868), en los enunciados “Le pareció magnífico”,
“Se le reían”, el complemento indirecto le tiene el sentido
especial que corresponde al dativo de relación, que expresa la persona para la
que es válido lo que el verbo enuncia.»
[Alcaraz Varó, Enrique /
Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna.
Barcelona: Editorial Ariel, 1997, p. 157-158]
Los complementos
indirectos se distinguen de los dativos a través de los siguientes rasgos:
1. El
complemento indirecto es una función nominal, mientras que el dativo es una
función esencialmente pronominal.
2. Los
dativos son opcionales. Este es el sentido del término ‘superfluos’. No se
ha de entender que no aportan nada al mensaje, sino que, al no asumir ninguna
función sintáctica, su eliminación no desfigura la representación que se
pretende realizar del acontecimiento. No son argumentos ni siquiera
complementos circunstanciales. Se limitan a marcar el énfasis, el interés o la
afectación que el acontecimiento descrito tiene para elementos externos al
propio evento (generalmente el emisor o el receptor).
3. Un
dativo puede coexistir con un complemento indirecto: Hágasemeles un
buen recibimiento. / Sin que me le pongan un don encima.
4. El
dativo puede aparecer en contextos donde nunca se registra un complemento
indirecto: ¿Ya se os durmió el abuelo? Se me divierte
mi hijo.
5. Dado
que son independientes de la valencia verbal, los dativos pueden adosarse a
cualquier tipo de verbos.
Ø
LOS DATIVOS SUPÉRFLUOS
Bello (1847) denominaba
‘superfluos’ a los dativos para diferenciarlos del oficio de complemento
indirecto.
Ramírez distingue ‘dativos objetivos’ de los ‘dativos
de interés’. Los primeros “aparecen implicados en la idea del verbo, como
postulados por él” (Bello 1847). Los segundos mantienen con el verbo “una relación
menos necesaria desde el punto de vista semántico” (Bello 1847). Clasifica los dativos de interés en los siguientes
apartados:
a) Dativo simpatético o posesivo. “La construcción con
dativo posesivo contiene el dativo, generalmente con mención de persona, y un
nombre sustantivo, generalmente de cosa: La greña sudada y angustiada
se le pegaba a la frente.
b) Dativo de dirección, que, a
veces, concurre con el sintagma <a (de, sobre, etc.) + pronombre
tónico: Durante todo el camino se nos acercó la gente
de los pueblos.
c) Dativo commodi o incommodi:
“menciona a la persona con la cual el enunciado verbal establece una relación
de signo favorable o desfavorable”: Cortó una rama de avellano
que le nublaba el sol.
d) Dativo ético, “especialmente
expresivo y coloquial. Se emplea sobre todo con el pronombre de 1ª
persona”: Había ido el gato y se me lo ha comido;
Vosotras no me salgáis de aquí.
A Sánchez Márquez (1872)
le debemos un nuevo intento serio de diferenciar el complemento indirecto (CI)
del complemento de interés (Cin). Este
último “indica el interés de la acción,
es decir, no es el destinatario sin más (CI), sino el afectado por la acción”.
Distingue varios tipos: “Distingue la persona (o la cosa) a la que afecta de
alguna manera la acción; de ordinario moralmente (antiguo ‘dativo ético’), perjudicada (‘dativo de daño’),
beneficiada (‘dativo de provecho’),
participante (‘dativo simpatético’),
adscrita, emparentada, poseedora (‘dativo posesivo’),
término o sentido del movimiento (‘dativo
de fin o destino’). También indica el complemento objetivo de
ciertos adjetivos, paralelo al complemento directo en verbos, y hasta señala el
parecer de alguien en la acción (‘dativo iudicantis’)
o fin de la misma (‘dativo de fin’).»
[Gutiérrez Ordóñez,
Salvador: “Los dativos”: Gramática descriptiva de la lengua española.
Real Academia Española. 1999]
«Los llamados por
Bello dativos superfluos o de interés pueden
coexistir en un mismo enunciado con los que desempeñan las referencias a objeto
directo e indirecto: No te me manches (donde te alude
al objeto directo, y me indica con énfasis la participación de
la persona interesada, el hablante); No me le deis caramelos (donde me es
enfático y le objeto indirecto); A ver si ustedes me lo
emborrachan (donde me es enfático y lo objeto
directo).
En estas combinaciones se dan asimismo incrementos
personales en sustitución de algún adyacente preposicional del verbo:
En lugar de: |
Se dice, a veces: |
Me acerqué a ti |
Te me acerqué |
Te presentarás a mí |
Te me presentarás |
Me ofrezco a él |
Me le ofrezco |
Te sometes a ellas |
Te les sometes |
Es más raro este uso
cuando la preposición del adyacente personal no es a:
El chico se le
aproximó (= se aproximó a él).
Se te adelantó un
segundo (= se adelantó a ti).
Es mucho galgo, se le
puede apostar con toda confianza (= apostar por él).
El perro ventea a la
perra, se le acerca (= se acerca a ella).
Quisiera escapársele con
las joyas (= escaparse de él).
El demonio de la
seducción le sujetaba los brazos y se le burlaba con palabras de fuego al
oído (= se burlaba de él).
Si supiera que tomaba un
anteojo por un fusil, se le reiría en las narices (= se reiría de él).
Un grupo de chiquillos y
de viejos se les acercó.»
[Alarcos Llorach,
Emilio: Gramática de la lengua española.1994]
Ø
DATIVO SIMPATÉTICO O POSESIVO
El dativo posesivo es,
en rigor, un subtipo del dativo de interés, puesto que el poseedor es afectado
por el proceso. Es uno de los diferentes valores semánticos que pueden
asignarse al complemento llamado específicamente dativo, o al objeto indirecto,
en el sentido más amplio de este término. En los ejemplos Le cerraron los
ojos, Me duela la cabeza, Le sale sangre por la nariz, el pronombre
personal en dativo equivale a un posesivo: sus ojos, mi cabeza, su nariz.
«El pronombre de dativo
con valor posesivo: Los gramáticos tradicionales españoles denominan al dativo
de oraciones como Juan te cerrará la boca ‘dativo posesivo’ o
‘simpatético’ porque concurre con el pronombre posesivo genitivo y con los
complementos del nombre introducidos por de: A María, le
mancharon el vestido (Mancharon
su vestido. Mancharon el vestido de María). Dicho dativo aparece en
construcciones oracionales, normalmente en forma pronominal. Oraciones como Mancharon
el vestido a María resultan hoy día arcaizantes para muchos hablantes.
[...].
El dativo posesivo puede
aparecer doblado en aquellos dialectos en los que es normal el doblado del
complemento indirecto, como en la oración Le di un beso a tu sobrina o
del dativo benefactivo (o malefactivo), ejemplificado en Le cosí el vestido
a tu sobrina.
Así pues, en aquellas
hablas en las que son usuales estas construcciones también lo serán las
oraciones como Le peiné la melena a tu sobrina. […]
A diferencia de los
otros dativos, el dativo posesivo permite un complemento predicativo. Así,
mientras son agramaticales las construcciones dativas de complemento indirecto
o de benefactico, son gramaticales las que contienen un dativo posesivo: *Juan
le dio un beso (a tu sobrina) sentada; *Juan le bordó un mantón (a tu sobrina)
enfadada; Juan le peinó la melena (a tu sobrina) sentada.
Las construcciones con
dativo posesivo aceptan con mayor facilidad que las de benefactivo la voz
pasiva: Los pelos de la nariz le fueron arrancados de uno en uno; ?? Le fue
bordado el mantón.
Finalmente, el dativo
posesivo puede comparecer con un dativo ético: No te me ensucies las manos.
Veamos los contextos en
los que el dativo posesivo puede o debe aparecer cuando en la oración
aparece un nombre de posesión inalienable:
· Entre los verbos
transitivos, los causativos[35]
como quemar, abrir, cerrar, curar, broncear, etc., aparecen en
dativo posesivo cuando un sintagma nominal de posesión inalienable ocupa la
posición de objeto directo y el poseedor (o todo) no va expresado por un
complemento de nombre, como en El sol quemó los pies de los turistas, El
sueño me cierra los ojos o Este
olor os abrirá el apetito donde ya no es precisa la presencia del
dativo. Sin embargo en El sol les quemó la piel, La piel se les
quemó, Se me cierran los ojos y Se nos abrirá el apetito el sintagma
nominal con el nombre de posesión inalienable expresa la parte que se relaciona
con el dativo, el todo.
· Admiten también en
dativo posesivo los verbos transitivos agentivos cuyo objeto es un tema
afectado de posesión inalienable como lavar, arreglar, curar,
maquillar, torcer, herir, cobijar, interesar, en el sentido de Juan se
hirió el pie; Mi cobijé la cara con tus manos; Juan te arregló el pelo; La
cornada le interesó el corazón.
· Los verbos de percepción
como mirar, ver, tocar, notar, sentir, etc., a la hora
de aceptar un dativo posesivo, se comportan de modo dispar en las lenguas
románicas. En Te miraba la nariz, Le tocó la mejilla, Le noto
el aliento, Le veo las rodillas, No me siento los pies se
puede observar que los verbos de percepción en español presentan mayor
compatibilidad con el dativo posesivo que los del francés: *Jean lui a vu la
tête (literalmente: “Juan le ha visto la cabeza”) y el sardo??Le
vido sa cara (literalmente: “Le vio la cara”).
· Con verbos no
transitivos, el dativo es compatible con verbos pronominales que toman por
sujeto el argumento que es el tema afectado: Se le levantó la falda; La foto
no salió bien porque se me desmontó el moño; Se me soltaron las lágrimas.
· Los verbos inacusativos
de la clase de arder, salir, crecer, subir, bajar, caer, sobrevenir,
etc., aceptan sin problemas el dativo posesivo cuando el sujeto expresa
posesión inalienable: El corazón me ardía de pasión; Al bebé ya le salen los
dientes; Te crece la barba; A las madres primerizas no siempre les sube la
leche; La muerte le sobrevino en París.
· Más interesantes que los
ejemplos anteriores son los siguientes: Los ojos me lloran; Me saltó una
muela; Le tiemblan las manos. Los verbos que en ellos aparecen son
intransitivos verbos que normalmente requieren un sujeto agente como llorar,
saltar, temblar, etc. Sin embargo, cuando estos verbos aparecen con el
dativo posesivo y el sujeto expresando posesión inalienable pierden su valor
agentivo, tal como se muestra en estos ejemplos: El niño lloró en la mesa
pero la niña no lo hizo; ??El ojo izquierdo me lloró toda la tarde pero el
derecho no lo hizo; El niño llora para llamar la atención; *Los ojos me lloran
para indicar que hay demasiado humo en la sala.
· El dativo posesivo puede
aparecer como término de una locución preposicional: aunque en este punto el
español es más restrictivo que otras lenguas románicas, por ejemplo, el catalán
y el francés. Así, si bien son posibles construcciones como El autobús se le
echó encima; Me cayó encima un gran problema; Le pasó por
delante; Todas le van detrás. Son ya más dudosas construcciones como
?*Les pasó delante. (frente a Pasó delante de ellas). Sin
embargo, en relación a estas construcciones, hay que reconocer que la variación
dialectal es notable.»
[Picallo, M. Carme /
Rigau, Gemma: “El posesivo y las relaciones posesivas”. Gramática
descriptiva de la lengua española. Real Academia Española. 1999]
Ø
DATIVO ÉTICO
«En las gramáticas del español suele darse el nombre de
‘dativo ético’ – procedente de los valores asociados al dativo en las
gramáticas latinas – al clítico o forma pronominal átona que, si bien no se
corresponde con ninguno de los argumentos requeridos por el predicado, se
introduce en el enunciado para aludir a una persona interesada o afectada por
lo expresado en la predicación. Son, por ejemplo, ‘dativos éticos’ las formas
pronominales destacadas en los siguientes enunciados: Buen hombre, no se me enfade; Por
favor, no me lo
suspenda; A ver si al final me lo van a convencer. En los tres casos, me no
representa ningún argumento requerido por el núcleo verbal. Por ello, si se suprime
la predicación no varía: Buen hombre, no
se enfade; Por favor, no lo suspenda; A ver si al final lo van a convencer.
Pero añade un matiz subjetivo al implicar al hablante como persona vivamente
interesada por el proceso o la acción a que hace referencia el enunciado.
De ahí que el ‘dativo ético’ se considere comúnmente un elemento de carácter
muy expresivo y enfático, propio sobre todo de la lengua coloquial.» [Alcaraz
Varó, Enrique / Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de
lingüística moderna.1997]
¿No te me irás a ir ahora ya?; Tú no te me escapas; Cuídateme bien; No me seas malo; No se me enfade; A ver si esta vez
mi hijo me aprueba
el examen; Me está saliendo
un poco vago este hijo; Se nos está
volviendo muy rebelde la hija; No me le des de comer tanto al niño; No hagas tanto
ruido que me vas
a despertar al niño; Ten cuidado, no te me vayas a caer; No te me pongas así ahora; Quieto, no te me muevas; No me mimes tanto al niño; La
niña no me come
nada; Todos los inviernos el niño me coge unas gripes de campeonato.
«Los dativos éticos son
incompatibles con los verbos transitivos cuyo objeto directo contenga un
sustantivo que no lleve artículo ni ningún otro elemento modificador, lo que
con frecuencia se atribuye a factores aspectuales, más concretamente al efecto
del dativo ético sobre el modo de acción verbal. Observe que podemos
decir Juan se sabe la lección, pero no diríamos *Juan se
sabe geografía. Decimos, análogamente, me bebí la leche, pero
no decimos *me bebí leche.»
[Bosque, Ignacio: Repaso
de sintaxis tradicional: Ejercicios de autocomprobación.1999]
Ø
DATIVO DE
INTERÉS
«Se
identifica como ‘de interés’ el dativo que designa a la entidad, generalmente
humana, para la que resulta de interés el evento denotado por el predicado, o,
al menos, se ve afectada por él. Por ejemplo, según Porto Dapena (1992), son
‘dativos éticos’ los clíticos que se destacan en los siguientes
enunciados: Les surgió un problema; Enciéndeme la luz, que no veo; Le crearon un puesto en la empresa.
Son ‘dativos’ porque no representan un argumento adquirido por el verbo; y son,
asimismo, ‘de interés’, porque hacen referencia a una persona que participa
como interesada o afectada en la acción o el proceso que describe la
predicación nuclear: Surgió un problema; Enciende
la luz; Crearon un puesto.»
[Alcaraz Varó, Enrique /
Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna,
1997]
No me rechistes; No me vengas ahora con cuentos; Tenemos
que irnos porque se nos está
haciendo noche; La casa nos está
saliendo muy cara; Se me escapó
el canario por la ventana.
«A veces aparecen junto
al verbo incrementos pronominales átonos que no pueden identificarse con los
que en los casos de elusión representan a los sustantivos (o equivalentes) en
función de objeto indirecto. Bello los denominó dativos superfluos y
podemos llamarlos incrementos átonos de interés. En lugar de decir No
deis caramelos al niño, donde caramelos es objeto directo
y al niño objeto indirecto (No se los deis), cabe
agregar otro incremento, sin que el sentido de la oración se modifique o solo ganando
expresividad, al decir: No me deis caramelos al niño (= No me le
deis caramelos). Como ahí funciona al niño (o le)
como objeto indirecto, la unidad me cumple otro papel, el de
hacer referencia a la persona interesada en lo designado (en este caso, la
primera).
Este uso es frecuente
cuando la persona implicada en la experiencia que se comunica coincide en la
realidad con la que funciona como sujeto morfológico, según observamos en
estos ejemplos: Me tomé un café (Tomé un café); No te creas esas
historias (No creas esas historias); Después de comer se fumó un
habano (Fumó un habano); Nos temíamos lo peor (Temíamos lo
peor); Os compraréis un coche (Compraréis un coche); Se leyeron
otro capítulo (Leyeron otro capítulo). La presencia del
incremento superfluo añade sin duda la referencia al interés
de la persona designada.» [Alarcos Llorach, Emilio: Gramática de la
lengua española. 1994]
DATIVOS CONCORDADOS O REFLEJOS
«Los dativos concordados tienen los
siguientes caracteres:
- Comparten
el sistema pronominal me, te, se, nos, os, se con las
construcciones reflexivas y con los verbos pronominales (quejarse,
arrepentirse, ocuparse, etc.) y con algunas construcciones inagentivas
(el jarrón se rompió).
- Concuerdan
en número y persona con el sujeto.
- Poseen
carácter optativo (frente a los ‘pronominales’ que son obligatorios).
- Son
signos dependientes: no pueden erigirse en representantes de un enunciado
completo.
- Se
diferencian de los reflexivos, de los átonos de los verbos pronominales,
de los inagentivos (se de pasiva refleja e impersonalizador).
- Frente
a los reflexivos, no permiten expansión en la coda correferencial a
mí/ti/si mismo-a; a nosotros/vosotros/ellos-as mismas.
- Introducen
un factor de realce o enfatización que afecta a toda la secuencia (papel
afectivo, enfático, expresivo).
- Por
razones formales no pueden aparecer en secuencias que incluyan un miembro
de su paradigma con otro valor (reflexivo, impersonal, pasivo...)
- Están
capacitados para comparecer con un miembro del paradigma de los dativos no
reflejos o no concordados.
Ejemplos de dativos concordados: Me devoré un
cocido maragato; Nos esperábamos alguna propina; No me creo esa
barbaridad; Nos temíamos represalias; Me bailé un tangazo; Nos
leímos bien el contrato; Te supones demasiadas cosas; Os habéis
dejado la escritura en el bar; ¿Te fumas el Cohibas?; ¿Os
saltasteis los dos metros?; ¿Vas a
comerte todo ese filete?; Os conocéis bien todas las
triquiñuelas; Se sabe la partitura de memoria; Se perdieron lo mejor de
la película; Se recorre 12 kilómetros diarios; Se dejaron los
libros en clase; Se llevó la mejor parte; Se recorrieron la isla
a pie; Juan se tomó una copa de vino; Pepe se comió diez
manzanas; Se empolló todo el libro; Se tragó ese tostón de
película; Se ganó una propinilla. Se jugó todo el dinero; Se
devoró el chuletón; Se fumaba un puro después de comer; Se supo
la lección; Conque se marcha usted; Pepe se conoce muy bien este
país; Nos estamos pasando unas buenas vacaciones; Luis no se gastaba
ni un duro.
Los dativos reflejos son marcadores
de la función comunicativa ‘foco’, ‘realce’ o ‘énfasis’. Tienen por finalidad
llamar la atención del interlocutor sobre algún segmento del discurso. Lo que
diferencia las secuencias Juan leyó el libro anoche y Juan se leyó el
libro anoche es que en el segundo enunciado se ha de interpretar que leyó
la totalidad del libro, lectura no obligatoria en el primero. Sin embargo, no
sería imposible una interpretación de lectura parcial: Anoche llegué
cansado, pero me leí un poquitín de tu libro.»
[Gutiérrez Ordóñez, Salvador: “Los
dativos”. Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia
Española. 1999]
«El paradigma de los dativos
reflejos no es sino uno de los medios de énfasis que la lengua pone a nuestra
disposición para llamar la atención de nuestro destinatario a propósito de
algún aspecto que consideramos que va en contra de sus expectativas. Si
utilizamos Pepe se supo la lección frente a Pepe
supo la lección es porque queremos subrayar ante el interlocutor que,
contra lo esperable (por la costumbre, por la dificultad intrínseca...), Pepe
había logrado asimilar y dar cuenta de la lección.
Si esto es así, carece de sentido
preguntarse qué función sintáctica desempeñan los miembros de este paradigma.
No contraen ni función sintáctica ni función semántica. Son instrumentos de
focalización de un sintagma verbal. De un ejemplo como Se fuma dos
cajetillas diremos que el predicado sintáctico y semántico es fuma.
Sin embargo, el foco gramaticalizado está compuesto por la unió de los dos
elementos: se fuma.» [o. cit.]
Ø
DATIVOS NO CONCORDADOS O REFLEJOS
«Los dativos no concordados tienen los siguientes caracteres:
1. Conforman
el paradigma no reflejo me, te, le, nos, os, les, que es común con
el de los complementos indirectos.
2. No
concuerdan en número y persona con los morfemas verbales ni, por consiguiente,
con el sujeto.
3. Su
presencia posee carácter optativo desde el punto de la estructura oracional (de
ahí la denominación de ‘superfluos’).
4. No son
signos autónomos. No están capacitados para convertirse en enunciados
autónomos.
5. Se
diferencian funcionalmente de clíticos de complemento indirecto.
6. Predomina
la primer y la segunda persona.
7. Pueden
comparecer con complementos indirectos.
8. Gozan de
la posibilidad de coaparecer con dativos concordados.» [o. cit., §
30.7.4.1]
¿Sólo en primera persona?
«Al tratar de las combinaciones binarias
de dos dativos, Bello (1847) enumera algunos ejemplos:
Pónganmele un colchón
bien mullido; Me le dieron una buena felpa (al ladrón); Es menester
que me le (les) sirvan una comida-.
A lo que apostilla: “No he visto
ejemplo en que el dativo superfluo no sea de primera persona de singular, si no
es el os me cato de Cervantes... y de todos modos es hoy
anticuada”. Strotzer (1978) insiste en el mismo rasgo. Gutiérrez (1978) amplía
el espectro: “Aunque no siempre imposibles, los dativos no concordados de tercera
persona son de muy rara aparición”. La segunda persona no sólo no es
agramatical, sino también frecuente. Así, tenemos a partir de los mismos
ejemplos citados por Bello: Que te le pongan un colchón
bien mullido; Te le dieron una buena felpa; Es menester que te les
sirvan una comida sana.
La tercera persona en los dativos no
concordados (de ‘afectación’), aunque muchísimo menos frecuente, no es
imposible: El tutor les gastó toda la herencia de su hijo
Luis; El Betis se les subió a las barbas del Madrid.
Su escasez se debe más a
restricciones formales en la combinatoria que a imposibilidad semántica. Nada
impide que el afectado por el proceso representado en la oración sea una tercera
persona.» [o. cit.]
DATIVOS
NO CONCORDADOS Y LA FORMA SE
Los dativos no
concordados pueden ir precedidos de cualquier tipo de se:
- Se reflexivo: El chico se nos afeita ya la barba.
- Con
verbos pronominales: Los chicos se nos avergüenzan por todo, son muy
tímidos.
- Con un
dativo reflejo: El ladrón se nos llevó todas las joyas.
«Se señala en ocasiones
que la secuencia de clíticos se le (me, te, nos, os, les) introduce
en los enunciados el rasgo de ‘involuntariedad’: Se me cayó el vaso; El
jarrón se me rompió; Se le hundió el mundo; Se le extraviaron los papeles.
Sin embargo, estas construcciones
no se pueden separar de proceso de inagentivación. La lengua diferencia de
forma sistemática tres estadios en las estructuras con verbos causativos:
manifestación ‘agentiva con agente’ (A), ‘agentiva sin agente’ (B) e
‘inagentiva’ (C). La anulación del agente en (B) se realiza por medio de uno de
los valores de la partícula se. Este mismo signo aparece también en
algunas realizaciones de la manifestación inagentiva plena (C). Pues bien,
el clítico de dativo puede aparecer en los tres grupos:
Agentividad con agente (A) |
Agentividad sin agente (B) |
Inagentividad plena (C) |
Pepa nos hirvió la leche.. |
Se nos hirvió la leche. |
La leche nos hirvió. |
El Gobierno nos subió el gas. |
Se nos subió el gas. |
El gas nos subió. |
Pili nos alegra a los colegas. |
Se nos alegra a los colegas. |
Los colegas se nos alegran. |
Charo te aburre a la clientela. |
Se te aburre a la clientela. |
La clientela se te aburre. |
Luis me aclaró la situación. |
Se me aclaró la situación. |
La situación se me aclaró. |
Luis me rompió el jarrón. |
Se me rompió el jarrón. |
El jarrón se me rompió. |
Sin embargo, el rasgo
‘involuntariedad’ sólo se halla presente en la manifestación ‘inagentiva plena’
(C). La aparición de tal característica semántica no es responsabilidad del
dativo, sino de la construcción misma. La involuntariedad subsiste tras la eliminación
del dativo: La leche hirvió; El gas subió; Los colegas se alegran; La
clientela se aburre; La situación se aclaró.; El jarrón se rompió. El
dativo Se nos rompió el jarrón viene a indicar la ‘afectación’ en
el proceso: “El jarrón se rompió y su ruptura nos afecta”. Esta
afectación puede traducirse ocasionalmente en involuntariedad: Estaba
limpiando el jarrón y se me rompió o en simple relación afectiva Se
produjo un fuerte temblor y, como consecuencia, el jarrón se nos rompió.»
[o. cit.]
En todo caso, estas
expresiones implican un suceso que queda fuera del control de la persona a la
que afecta.
VERBOS
DOBLEMENTE PRONOMINALES O BIPERSONALES
Verbos doblemente
pronominales o bipersonales son ocurrírsele, olvidársele, antojársele,
etc.: Se me antojó un helado; No se me ocurre
nada.
«Estos verbos
pronominales son doblemente pronominales, pues además de la forma se necesitan
de otro pronombre átono para poder funcionar. Este último siempre es átono y
desempeña la función de complemento indirecto. Así pues, no hay en
castellano un verbo “antojar” ni un verbo “antojarse”, sino un verbo
“antojársele” (lo mismo cabe decir de “ocurrírsele”, etc.), y así deberían
entrar en los diccionarios: Se me (te, nos, os) antojó un pastel; *Se antojó
un pastel; No se me (te, nos, os) ocurrió decírselo; *Se ocurrió decírselo.
Sólo en estratos
vulgares aparece a veces un verbo “antojarse” con el significado y régimen de
“encapricharse”: *Me antojé de eso.
Un caso especial en
castellano lo constituye el verbo “olvidar”: puede aparecer como no pronominal
en Olvidé decírselo; como pronominal en Me olvidé de decírselo; Se
olvidó de decírmelo y como doblemente pronominal en Se me (te, nos, os)
olvidó decírselo.
Además puede aparecer
con un se dativo con carácter expletivo en contextos como Juan
se olvidó la cartera en casa vs
Juan olvidó la cartera en casa.
Existen en castellano
bastantes verbos que pueden actuar como pronominales y como doblemente
pronominales: Se me quedó la cartera dentro vs. Se quedó la cartera dentro; Se me cayó el lápiz al suelo vs.
Se cayó el lápiz al suelo.
En algunos de estos
casos, el pronombre átono complemento indirecto posee el valor simpatético:
Se quedó mi cartera dentro.»
[Gómez Torrego,
Leonardo: Valores gramaticales de “se” 1994]
Conjugación de los verbos doblemente pronominales |
||
se |
me |
ocurre…/ ocurren… ocurrió… / ocurrieron… antoja… / antojaron… antojó… / antojaron … |
te |
||
le |
||
nos |
||
os |
||
les |
El verbo olvidar
puede aparecer como |
|||
No pronominal |
Olvidé decírselo |
||
Pronominal
|
Me olvidé de decírselo Se olvidó de decírmelo |
||
Doblemente
pronominal |
Se |
me |
olvidó decírselo. |
te |
|||
se |
|||
nos |
|||
os |
|||
les |
Las expresiones
con se me / se te / se nos / se os implican que el suceso
queda fuera del control de la persona y que ésta se ve afectada por ello.
Se suele decir que no implican ‘voluntariedad’ o ‘responsabilidad’. En este
contexto se habla de expresiones de ‘fuerza mayor’.
«Con ciertos verbos
aparecen incrementos átonos que jamás se refieren a sustantivos eludidos. Verbo
e incremento constituyen unidad funcional y semántica, como en los verbos
pronominales (Me abstengo de circunloquios, Te arrepientes de tus palabras,
etc.) y es vano discutir si son objetos directos o indirectos. Igual ocurre
cuando esos incrementos se agregan a verbos intransitivos concordando también
con la persona sujeto: Me estaba quieto (Estaba quieto); Te vas
de viaje (Vas de viaje); Se murió tranquilamente (Murió
tranquilamente); Nos salimos del teatro (Salimos del teatro); No
os anduvisteis con tiento (No anduvisteis con tiento); Se vinieron
con nosotros (Vinieron con nosotros).»
[Alarcos Llorach,
Emilio: Gramática de la lengua española, 1994]
PRONOMBRE
PERSONAL ÁTONO EN CONSTRUCCIONES MEDIAS
«Hay que señalar el uso
frecuente de construcciones medias con un pronombre personal átono en
función de objeto indirecto; este pronombre establece una especial relación
de pertenencia entre el sujeto de la oración y la persona implicada.
Ejemplos: Se le adormeció el dolor; Se le agolpó la sangre en
las mejillas; Se me apresura el pulso al verla; Se nos ha
averiado el coche; Aquí se os calentarán los pies; Se me cierran
los ojos; Al verlos creí que se me paraba el corazón; Se le
produjo una hemorragia al día siguiente de la operación.
Los verbos que aparecen
en oraciones de este tipo son también muy numerosos; entre ellos tenemos: abrirse,
alegrarse, alejarse, apagarse, apretarse, arrasarse (Se le arrasaron los ojos de lágrimas), arrugarse, atragantarse, bajarse, cansarse,
cortarse, curarse, derretirse (Se me derritieron los helados), enredarse, estropearse, pasarse (Se me ha pasado el tiempo sin sentir), presentarse (Se le presentó una complicación), rizarse (Se te ha rizado el pelo), secarse, subirse, torcerse, etc.
Algunos verbos
intransitivos aparecen también en construcciones semejantes: Se le caen las
cosas de las manos; Se me escapan las mejores oportunidades; Se os van todas
las ideas como por encanto; Se le ocurren muchas cosas.
Obsérvese que en casi
todos estos casos puede establecerse una relación con oraciones transitivas: ¡Ya
has tirado el reloj! / No lo he tirado; se me ha caído; Dejas ir las
mejores oportunidades / No las dejo ir; se me escapan; Abandonas incomprensiblemente
ideas muy buenas/ No las abandono; se me van.
Hay que concluir, por
tanto, que estos verbos están usados como transitivos en estos casos. Nótese
que ocurrirse adquiere un significado (‘venirle a una persona
una idea determinada, tener una ocurrencia’) muy alejado del original (ocurrir ‘suceder’).»
[Molina Redondo, José
A.: Usos de “se”. Cuestiones sintácticas y léxicas. 1990]
……………………………..
LA PARTÍCULA SE
Aunque todo pronombre puede
desempeñar las mismas funciones que el nombre, se solo puede
ser complemento directo (CD) o complemento indirecto (CI). Por tanto, no se le
debe asignar ninguna otra función, ni siquiera la de sujeto, como con
frecuencia se hace erróneamente.
«Su frecuencia de aparición es muy elevada: casi la cuarta parte de las
formas verbales que aparecen en un texto español van incrementadas por se.
Y de todas ellas, solo una pequeña parte puede calificarse como propiamente
‘reflexiva’. La mayor parte de los verbos incrementados por se indican
un ‘proceso’ desarrollado dentro del sujeto sintáctico. Por otro lado, el uso
de se en la llamada ‘pasiva refleja’ y en construcciones
impersonales constituye también un apartado más abultado que el de frases
propiamente ‘reflexivas’.
Por todo ello, no parece muy acertado afirmar que el valor primario
de se es el ‘reflexivo’, y que todos los demás no son sino
extensiones. Por lo menos, en una perspectiva sincrónica, ya que
diacrónicamente, partiendo del latín hasta llegar al español actual, sí parece
cierto que el valor primitivo de se fue el ‘reflexivo’, y que
de él surgieron todos los demás.» [Cano Aguilar, R.: Estructuras
sintácticas transitivas en el español actual. Madrid: Gredos, 1987, p. 256]
«Hasta ahora no se ha llegado a ningún acuerdo en la
clasificación de este se pasivo. Alarcos, tras negar que la pasiva con ser sea una
auténtica pasiva en español, hace lo mismo con la ‘pasiva refleja’. En frases
como Se construye una casa o Se construyen casas,
considera que se es un implemento, u objeto directo, pues el
sujeto es el elemento que concuerda con el verbo, y hay posibilidad de
complemento, u objeto indirecto: se le construye una casa, se
le construyen casas. No deja de ser una solución algo forzada, y
excesivamente formalista. En estas frases no puede decirse que se sea
pronombre personal, pues al conmutarse por otro cambia la estructura de la
frase (Me construye una casa, etc.), y se tampoco tiene
ahí función deíctica.
Tampoco era un pronombre en lo que
hemos llamado ‘voz media’. Pero en ella podía sustituirse por otro pronombre,
sin que variara la estructura sintáctico-semántica de la frase: Juan se
alegra, me alegro, etc. [...]
Ahora bien, se no
es un pronombre sujeto, como lo es on en francés, man en
alemán, o como lo fue omne, ome, en el español medieval, y hombre en
el siglo XVI. No solo no se conmuta con formas nominales o pronominales, sino
que ciertos hechos distribucionales le niegan el carácter de pronombre
sujeto: Él no quiere a Juana / *Se no quiere a Juana, *No él quiera a
Juana / No se quiere a Juana.
Por supuesto, se no
es un pronombre sujeto en Se venden botellas, donde la concordancia
nos indica cuál es el sujeto sintáctico, a pesar de que frases como esta
tiendan cada vez más a interpretarse como ‘activas’. Aquí podemos considerar
a se como ‘marca de pasiva’; y en frases como Se te
quiere mucho podemos llamarlo ‘impersonal’ o signo de indeterminación
léxica de sujeto. Pero la historia de estas construcciones y el sentimiento
lingüístico del hablante, o del gramático, al interpretarlas, parecen
mostrarnos que nos hallamos ante un mismo se, aunque los tipos de
frases que constituyen no sean idénticos y les demos denominaciones distintas.»
[Cano Aguilar, Rafael: Estructuras sintácticas transitivas en el
español actual. Madrid: Gredos, 1987, p. 295-296]
·
«Roldán (1971), Schroten (1972),
Martin (1979), entre otros, tratan a se como un pronombre
reflexivo y afirman que todas las construcciones en que aparece pueden
derivarse mediante una regla de ‘reflexivización’. Ahora bien, ni el estatuto
de pronombre ni el de reflexivo dejan de ser controvertidos. En cuanto a su
naturaleza pronominal, Mendikoetxea
(1999b) observa que la posibilidad de considerar se como un
sustituto de un SN disminuye en cuanto dejamos las construcciones propiamente
reflexivas y consideramos las medias, impersonales y pasivas. En general, las
gramáticas están de acuerdo en negar estatuto pronominal al se de
las pasivas e impersonales –si exceptuamos aquellos que consideran al
impersonal como un pronombre de referencia indefinida–, pero atribuírselo al de
las media obligaría a distinguir los usos pronominales de los no pronominales
del ‘pronombre’ se (como hace, por ejemplo, Gómez Torrego
(19992)).
Por otra parte, también la
consideración de se como reflexivo se ha puesto en duda. Mendikoetxea
(1999b) y Otero (1999) distinguen entre expresiones anafóricas reflexivas y
clíticos. Para la primera de ambos autores, solo pueden considerarse auténticas
expresiones pronominales reflexivas los sintagmas nominales con pronombres
personales acompañados del adjetivo mismo (yo mismo, tú
mismo, sí mismo...). Estas pueden o no admitir o exigir la presencia del
clítico, pero en cualquier caso la reflexividad de la construcción parece
deberse a ellas y no a ningún otro elemento.
Una postura opuesta es la defendida por
Vera Luján. Desde el punto de vista
de la teoría de los prototipos, concluye que es posible defender la unicidad de
los distintos ses que aparecen en las construcciones medias,
pasivas e impersonales con el se reflexivo. Según esta teoría,
las categorías se consideran entidades estructuradas que incluyen elementos
centrales o prototípicos y además otros que pueden alejarse parcialmente del
prototipo y participar solo parcialmente de sus propiedades. Desde esta
perspectiva, los ses que aparecen en las construcciones
medias, pasivas e impersonales no son sino imágenes parciales del prototipo
correspondiente al pronombre reflexivo; el hecho de tener solo alguna de sus
propiedades no constituye un obstáculo para su inclusión en la misma categoría.
El rasgo que los ses no reflexivos han perdido es la
naturaleza lexemática, relacionada, según Vera, con la posibilidad de encarnar
una función sintáctica autónoma; de ello se deriva que tampoco tendrán marca de
caso acusativo (frente a lo que opinan otros autores), y no establecerán
relación de correferencia con el sujeto.» [Sánchez López, Cristina (ed.): Las
construcciones con SE. Madrid: Visor Libros, 2002, p. 138-139]·
«Existen pruebas que justifican la
afirmación de que los clíticos del español son un tipo especial de afijos,
análogos a la flexión verbal. En primer lugar, parece claro que los clíticos
pertenecen a las llamadas categorías flexivas y no a las gramaticales, puesto
que no tienen significado léxico, constituyen clases cerradas y, lo que es más
importante, sus rasgos son todos de tipo flexivo: rasgos de número, persona,
género y también de caso. Así, los clíticos me, te, nos, os poseen
rasgos de persona, número y caso; por su parte, los clíticos lo/los,
la/las, le/les, además, tienen rasgos de género, mientras que el
clítico se es especial, pues es el que menos rasgos propios
posee; tal vez, por ello, puede aparecer en muy distintas construcciones.»
[Rodríguez Ramalle, T. M.: Manual de Sintaxis del Español. Madrid:
Editorial Castalia, 2005, p. 453 + 363]
·
«Se distinguen básicamente dos tipos: el se paradigmático y el se no
paradigmático.
El se paradigmático es propio de las oraciones
en las que la forma se alterna con los pronombres átonos
correspondientes a otras personas. Es lo que sucede
cuando se es un pronombre reflexivo (Se cuida poco; Me lo
puse); recíproco (Se
adoran; Os entendéis); es parte de un verbo pronominal (Yo me canso; Tú
te cansas; Él se cansa), o es un dativo no argumental (Se lo
terminó; Te lo comiste).
El se no paradigmático aparece en oraciones
en las que la forma se no alterna con los pronombres átonos
correspondientes a otras personas. Este uso de la forma se es
característico de dos construcciones: la pasiva refleja o pasiva con se,
como en Las noticias se recibieron ayer (es decir, ‘fueron
recibidas’), donde el sujeto las noticias concuerda en número
con recibieron, y la impersonal refleja o impersonal con se, como
en Se vive bien siendo estudiante, con el verbo siempre en
singular. En ambas estructuras se oculta un argumento verbal. Así, en las
oraciones No se le trató bien (impersonal refleja) y Se
revisaron todas las tuberías (pasiva refleja) se presenta un estado de
cosas en el que se menciona cierta acción y también la entidad que la recibe,
pero no se especifica el agente que la lleva a cabo.» [RAE: Nueva gramática de la
lengua española. Manual. Madrid: Espasa Libros, 2010, § 41.5.1a-b]
El
concepto de predicado,
tomado de la lógica, designa la expresión gramatical cuyo contenido se atribuye
al referente del sujeto: el grupo verbal que se subraya en El
maestro explicaba la lección a los alumnos es el
predicado de esa oración, y el elemento variable que lo completa o satura es el
sujeto: el maestro. Este verbo explicaba denota,
por su significado, una acción que requiere la concurrencia de tres
participantes: un agente, que lleva a cabo la acción (el maestro), una
información que se expone (la lección) y un destinatario, al que esa
acción se dirige (los alumnos). Estos participantes que intervienen en
la noción predicativa se suelen denominar argumentos o actantes, porque recuerdan los papeles
que se atribuyen a los actores en las representaciones dramáticas: sujeto,
complemento directo, complemento indirecto, complemento de régimen
preposicional.
Un elemento es “no argumental” cuando no está exigido, pedido o
seleccionado por el significado del verbo (predicado), es decir, cuando no
desempeña ninguna función sintáctica. Los sintagmas (generalmente preposicionales o
adverbiales) que no están requeridos semánticamente, pero que contribuyen a
precisar el significado de la oración: son los denominados adjuntos.
SE |
Paradigmático Alterna con otros pronombres átonos
correspondientes a otras personas |
Pronombre reflexivo de CD o CI |
Pronombre recíproco de CD o CI |
||
Morfema pronominal átono no
argumental que no desempeña ninguna función sintáctica con los verbos pronominales |
||
Se medio de los verbos intransitivos de cambio de
estado o verbos medios cuando son pronominales: cansarse, secarse |
||
Dativo no argumental o dativo superfluo:
dativo de interés, dativo ético y dativo simpatético |
||
No paradigmático No alterna con otros pronombres átonos
correspondientes a otras personas |
Pasiva refleja con morfema de
pasiva se Impersonal refleja o impersonal
con se, morfema de impersonalidad |
|
El se es componente oracional de la pasiva refleja o de la
impersonal Este se ya no es pronombre desde el momento en que no entra a formar
parte del paradigma pronominal átono, es decir, en su lugar no caben las
formas me, te, nos, os |
||
Variante del dativo le/les ante los acusativos lo,
la, los, las |
……………………………………………
CLASIFICACIÓN SINTÁCTICA TRADICIONAL DE LOS VERBOS
Auxiliares: ser, estar, haber |
|
|
Copulativos:
ser, estar, parecer |
||
Predicativos
o
verbos plenos |
Transitivos |
|
Intransitivos: sin CD
(acusativo) |
||
Pronominales: acompañados de un pronombre
reflexivo |
Exclusiv. Pronominales: arrepentirse, quejarse, jactarse |
|
Ocasionalm. Pronominales: llamar/llamarse |
||
Reflexivos: Peinarse, afeitarse, lavarse |
||
Recíprocos: Saludarse, tutearse |
||
Con valor pasivo: Se venden libros |
||
Construcc. Impersonales: Se oye ruido |
||
Causativos pronominales: Cortarse el pelo |
Los verbos auxiliares se usan para formar las formas
compuestas de los verbos, la pasiva y las perífrasis verbales: He
comido. Ha sido premiado. Están reunidos. Está escribiendo una carta.
Los verbos copulativos son ser, estar o parecer. Los verbos ser, estar y parecer funcionan
como verbos predicativos cuando les acompaña un complemento que no es un adjetivo: Ahora
estoy en Madrid. Esto parece oro. Este animal es un armadillo.
Los verbos predicativos son los que encierran la idea
de un predicado y siempre expresan estado, acción o pasión del sujeto al que se
refieren. Podemos decir que el verbo predicativo es todo aquel que no funciona
como copulativo, es decir, todo aquel que no sea ser, estar o parecer.
Los verbos predicativos pueden ser transitivos o intransitivos.
Los verbos transitivos son aquellos que dejan pasar
la acción, y ésta (la acción) recae sobre una persona u objeto. Esta
persona u objeto es el complemento directo (acusativo): Le da un regalo
para su cumpleaños. Vamos a tomar un café.
Los verbos intransitivos no necesitan de un
complemento directo (acusativo) para completar la acción: Los
secuestrados aún viven. Corre muy ligero.
Muchos verbos se usan como
transitivos o intransitivos según los casos: Corre mucho/Corre los cien
metros lisos.
Los verbos pronominales son verbos que van
unidos a un pronombre reflexivo de igual persona que el sujeto del verbo: marcharse, arrepentirse, avergonzarse, alegrarse, asombrarse, casarse. A este grupo
pertenecen los verbos exclusivamente pronominales, los reflexivos y los
recíprocos, que son los que implican a varios sujetos que realizan la misma
acción y la reciben mutuamente.
Los verbos exclusivamente pronominales se
conjugan obligatoriamente con un pronombre: arrepentirse, quejarse, jactarse, dignarse, etc. (no se puede
decir yo arrepiento, él queja). Ese
pronombre no es reflexivo. Estos verbos expresan procesos que
suceden en el sujeto, y poseen una voz especial, llamada voz media. No son reflexivos
porque no es una acción que vuelva sobre sí misma, sino que se produce en el
interior del sujeto. En estos verbos pronominales, el pronombre es un
morfema constitutivo del verbo, no un complemento como en los verbos
reflexivos. Otras clases de verbos pronominales son:
Los verbos recíprocos son verbos transitivos que tienen por sujeto a dos o más
personas, animales o cosas que ejercen una acción sobre los otros, al mismo
tiempo que la reciben de ellos. Por ese motivo, los verbos recíprocos sólo se
conjugan en las tres personas del plural; jamás en singular: Los amigos
se saludan. Nos tuteamos todos. Estos verbos se construyen como los
reflexivos, y para no confundirlos con estos, a veces es necesario añadir
ciertas locuciones para reforzar el matiz de reciprocidad: los unos a
los otros, mutuamente, recíprocamente, los dos. Para reconocer este tipo
de se recíproco, basta con añadir al final de la oración expresiones
como: el uno al otro, el uno del otro, el uno con el otro; o bien,
mutuamente, recíprocamente, entre sí.
Los verbos reflexivos son verbos transitivos
cuya acción se refleja o recae sobre el mismo sujeto que la realiza: Yo
me lavo. Ella se peina. El sujeto y el objeto son la misma cosa. Para
reconocer si el se es reflexivo, basta con añadir al final de
la oración "a sí mismo(s)", y si el significado de la oración no
varía en absoluto, no queda duda de que el se
es reflexivo.
«Los verbos que no llevan
complemento directo se llaman intransitivos,
aunque los acompañen otros complementos: Antonio murió en el hospital;
El alumno estudia con ahínco. Si tienen complemento u objeto directo, se
llaman transitivos.
Poniéndole un complemento directo a un verbo intransitivo pasará a ser
transitivo: El alumno estudia con ahínco las lecciones. [...]
Verbos como morir, vivir,
quemar, dormir, etc., se prestan mal a que haya una persona o entidad muerta,
vivida, quemada, dormida, distinta del sujeto. Pero en ocasiones cabe
extraer de la propia significación del verbo un complemento directo: Morir
una muerte gloriosa; Dormir un sueño tranquilo; Vivir una vida miserable.
Hay siempre en ello cierta tautología, que a veces tiene valor estilístico.
Estos verbos son intransitivos por
naturaleza. [...]
Muchos verbos transitivos se
construyen a menudo como absolutos, sin complemento directo, por ser este
innecesario o hallarse sobreentendido. Decimos El ciclista abandonó en la segunda etapa (y sobreentendemos la carrera); un cartero puede decir, al
terminar su trabajo, que ha repartido. [...]
Numerosos verbos transitivos pueden
emplearse con significación causativa o factitiva.
En tales casos el sujeto no realiza por sí mismo la acción del verbo, sino que
ordena, encarga, dirige o costea la acción que otro ejecuta: Carlos III
construyó la Puerta de Alcalá. Un verbo normalmente intransitivo como dormir,
toma significado transitivo-causativo en dormir a un niño.»
Alcina y Blecua (1975: § 7.4.2)
clasifican los verbos intransitivos
en:
a) Verbos existenciales: abundar,
estar, existir, morir, parecer, ser, vivir. Algunos se construyen como
transitivos con un complemento tautológico: Mi abuela murió una muerte
piadosa.
b) Verbos de movimiento: andar,
bajar, caer, subir, caminar, errar. Pueden aparecer con predicativos: Miguel
salió primero en la competición, o con complementos directos: Bajó
la escalera solo.
c) Verbos de acción: crujir,
debutar, estornudar, fracasar, gesticular. Muchos pueden aparecer con
predicativos: Sonrió complacido, y con complementos directos: El
enfermo tosió sangre.
d) Verbos pseudo-impersonales: bastar,
caber, convenir, disgustar. Con estos verbos el sujeto generalmente es
inanimado y lleva complemento indirecto: A mi mujer le gustan los
muebles antiguos.
LA HIPÓTESIS DE LA INACUSATIVIDAD DE PERLMUTTER (1978)
«La clase de verbos
intransitivos es una clase heterogénea que incluye formas con distintas
propiedades semánticas y sintácticas. Se debe a Perlmutter (1978) la distinción
entre dos clases de verbos intransitivos: los inergativos y
los inacusativos o ergativos. El trabajo de
Perlmutter se enmarca dentro del modelo conocido como Gramática Relacional.
Burzio (1981, 1986) incorpora la llamada ‘Hipótesis de la Inacusatividad’ a la
Teoría de la Rección y el Ligamiento, en la gramática generativa, donde la
distinción entre las dos clases de verbos intransitivos es unánimemente
aceptada.
Los dos tipos de verbos tienen
en común que requieren un solo participante o argumento cuya realización
sintáctica es la de sujeto, pero se distinguen en la relación
semántica que se establece entre el argumento y el verbo.
1. Los verbos inergativos (llorar, reír, saltar, toser) denotan
actividades o procesos que dependen de la voluntad de un agente.
2. Los verbos inacusativos son verbos que denotan bien estados
o bien eventos no agentivos (logros), como existir,
aparecer, llegar, florecer, crecer, etc., cuyo único argumento (el
sujeto) se interpreta como el elemento que recibe la acción o en el
que se produce o manifiesta la eventualidad que denota el verbo, es decir, el
argumento de este verbo es tema o paciente (El campo florece). El término ‘tema’ se utiliza
habitualmente en los trabajos de gramática generativa con referencia a los que
otras gramáticas denominan ‘paciente’.
Esta diferencia en
cuanto al carácter semántico del único participante en la acción verbal es
crucial para distinguir entre las dos clases de verbos intransitivos. Los agentes se realizan
sintácticamente y de un modo uniforme como sujetos de la oración
tanto con verbos transitivos (activos) como con verbos inergativos.
Los temas o pacientes se
realizan como objetos de los verbos transitivos (activos) y como sujetos de
algunos verbos intransitivos, los que hemos denominado ‘inacusativos’. Por tanto, los
verbos inacusativos comparten propiedades de los verbos transitivos y los inergativos: como los inergativos están
asociados a un solo argumento, pero ese único argumento se interpreta
como el objeto lógico del verbo transitivo: es un objeto nocional, a pesar
de ser un sujeto sintáctico, en contraposición con el único argumento de un
verbo intransitivo inergativo que es a la vez sujeto nocional y sujeto
sintáctico.
ALTERNANCIA CAUSATIVA
Prueba de que el sujeto sintáctico
de un verbo inacusativo y el objeto de un verbo transitivo tienen la misma
función semántica es la llama ‘alternancia causativa’:
Juan rompió el vaso (OD-objeto) frente a El vaso (SUJ-paciente) se rompió.
La primera es una
construcción transitiva causativa que se construye con una agente (Juan)
y que expresa un evento que denota un cambio de estado en su argumento objeto (el
vaso). La segunda, es una construcción inacusativa que se construye con un
solo argumento: el elemento que sufre el cambio de estado que denota la
eventualidad del verbo. La relación semántica entre el verbo romper y el
sintagma nominal el vaso es la misma en las dos
construcciones: en ambos casos se trata del paciente o tema ‘afectado’;
varía su realización sintáctica:
objeto en la construcción transitiva y sujeto en la construcción inacusativa.
Las gramáticas se han referido a verbos como romper en su uso
inacusativo como “verbos pronominales” en cuanto que se construyen con se.
Es importante señalar, sin embargo, que si bien muchos de los verbos que
aparecen en construcciones inacusativas entran dentro de la clase de los verbos
pronominales (romperse, secarse, agrietarse) hay muchos verbos
inacusativos que no son pronominales.»
[Mendikoetxea, Amaya:
“Construcciones inacusativas y pasivas”: Gramática descriptiva de la lengua
española. 1999]
«En resumen, distinguimos entre los verbos intransitivos dos clases
sintácticas: verbos inergativos y verbos inacusativos. Los verbos inacusativos son aquellos cuyo sujeto
sintáctico es un objeto nocional, i. e. su función semántica es la de
tema (afectado o no afectado). Dentro de los verbos inacusativos
distinguimos dos grandes clases semánticas: los verbos de cambio y ubicación
y los verbos de existencia y aparición; las diferencias semánticas entre
estas dos clases de verbos encuentran manifestación en su sintaxis. [...]
Los verbos inacusativos
son intransitivos en cuanto que están asociados a un solo argumento o
participante que es el sujeto sintáctico, pero comparten con los verbos
transitivos la naturaleza semántica de ese argumento, que es un objeto nocional
(tema o paciente). Además de hablar de ‘verbos inacusativos’, hemos de hablar
también de ‘construcciones inacusativas’
que parecen derivarse de construcciones transitivas correspondientes, como es
el caso de las construcciones inacusativas con se y las
construcciones de pasiva perifrástica.» [o. cit.]
transitivos |
unitransitivos |
con CD ( = dos
argumentos o participantes) |
|
ditransitivos |
con CD y CI (= tres
argumentos o participantes) |
||
intransitivos |
inergativos |
con sujetos
agentivos: expresan eventos de causa interna (jugar,
bailar, llorar, reír, saltar, toser) cuando existe una propiedad
inherente al único argumento del verbo que es responsable de que se realice
el evento que denota el predicado. con sujetos no
agentivos: verbos
de emisión percibida sensorialmente (brillar,
chirriar, apestar, amanecer). |
|
Inacusativos o ergativos (alternancia
causativa: los sujetos de los verbos inacusativos se realizan como objetos de
los verbos transitivos y como sujetos de algunos inacusativos) |
Con sujetos
no-agentivos que designan al que padece (existir,
florecer, aparecer, llegar, crecer). Su sujeto sintáctico es un objeto
nocional. El argumento es un tema o paciente. Denotan estados o eventos no
agentivos (logros). No forman una clase semántica uniforme, sino que se
dividen en dos clases. Las diferencias semánticas entre estas dos clases
encuentran manifestación en su sintaxis. |
Verbos de cambio de
estado o ubicación, que pueden tener o no variantes transitivas: romper(se), abrir(se), hundir(se), secar(se), crecer, hervir,
palidecer, florecer, levantarse. El tema o paciente es afectado. Pueden
ser: a) de causa externa b) de causa interna:
agentivos o no agentivos |
|
Verbos de existencia
y aparición: aparecer, llegar, existir, ocurrir, venir,
emerger, suceder. El tema o paciente es no afectado. |
|||
Intransitivos con usos transitivos |
Hay verbos
intransitivos por naturaleza con usos transitivos, sin que por ello se deban clasificar
como transitivos. Son verbos que se pueden construir con complementos tautológicos
(objeto interno o cognado): Morir una
muerte gloriosa; Dormir un sueño tranquilo; Vivir una vida miserable. |
LAS CONSTRUCCIONES PASIVAS:
CONSTRUCCIONES INACUSATIVAS
«El hecho de que el sujeto
sintáctico de un verbo inacusativo sea su objeto nocional ha llevado a
numerosos autores a establecer un paralelismo entre las construcciones con
verbos inacusativos y las construcciones pasivas. Este paralelismo se observa
de forma más clara cuando comparamos una oración transitiva activa como
Juan cerró las puertas. [transitiva activa] con su construcción
inacusativa
Las puertas se cerraron. [inacusativa] y con su pasiva
equivalente
Las puertas han sido cerradas. [pasiva]
Si la construcción inacusativa se
puede definir como aquella en la que el objeto nocional (tema o paciente) se
realiza sintácticamente como sujeto, las construcciones pasivas son entonces un
ejemplo de construcciones inacusativas, incluso cuando se forman con verbos que
no tienen usos inacusativos (p. ej. construir: El puente ha
sido construido frente a *El puente se construyó (él
solo).» [o. cit., § 25.1.3]
«Hay que diferenciar cuidadosamente
las oraciones inacusativas con se de las oraciones pasivas
con se. Formalmente, no hay diferencias entre estos dos tipos de
oraciones. Así una oración como Las puertas se cerraron es ambigua: (i)
una interpretación inacusativa y (ii) una interpretación pasiva en la que hay
implícito un agente con intencionalidad a una causa externa que no se menciona
porque interesa únicamente destacar la acción verbal.
(i)
Se hundió el barco {él solo/por sí solo} [inacusativa]
(ii) Se hundió el barco {intencionadamente/para cobrar el
seguro} [pasiva]
El contraste es más claro con verbos
que pueden formar pasivas con se, pero que por su significado no
pueden aparecer en construcciones inacusativas, como construir o divulgar,
ya que no pueden expresar eventos que se realizan de forma espontánea sin la
intervención volitiva de un agente.» [o. cit., p. 1587]
SEMÁNTICA Y SINTAXIS DE LOS VERBOS INACUSATIVOS
«Para Perlmutter (1978),
la inacusatividad viene determinada por la semántica del verbo y aparece
codificada en su sintaxis. Aunque forma y significado aparecen, pues,
fuertemente ligados en la formulación inicial de la hipótesis de la
inacusatividad, lo cierto es que los diversos estudios sobre estos verbos
dentro de las gramáticas formales se han centrado bien en la semántica, bien en
la sintaxis de los verbos inacusativos y sólo recientemente se ha intentado
derivar el comportamiento sintáctico de estos verbos de ciertos componentes de
su significado. En realidad, existen dos aproximaciones al estudio de los
verbos inacusativos: (i) la aproximación sintáctica, que niega que se pueda
determinar el comportamiento formal de los verbos inacusativos a partir de
ciertas propiedades de su significado, y (ii) la aproximación semántica, que
niega que la inacusatividad aparezca de algún modo codificada en la sintaxis.
Levin y Rappaport Hovav
(1985) identifican estas dos aproximaciones en el capítulo introductorio a su
estudio sobre la inacusatividad en inglés. El trabajo de Rosen (1984, 1988)
dentro del marco de la Gramática Relacional es quizás el ejemplo más claro de
la aproximación sintáctica, mientras que la aproximación semántica tiene uno de
sus exponentes en Van Valin (1990), dentro del marco de la llama Role
and Reference Grammar.» [Mendikoetxea 1999: § 25.1.2]
«Un análisis exhaustivo
de los verbos en español ha de especificar necesariamente para esta área de la
gramática, como para muchas otras, cuál es la relación entre la semántica
(léxica) de los verbos y sus propiedades morfosintácticas.» [ebd.: § 25.5]
…………
«Las nociones de
'estado' y 'evento' se refieren a la clasificación aspectual o Aktionsart de
los verbos. Se distinguen tres tipos de eventualidades, siguiendo el análisis
de Vendler (1967):
a) eventos estativos o estados: saber,
amar, ser inteligente,
b) actividades o procesos que,
siendo dinámicos, no hacen referencia al punto final de la eventualidad: reír,
llorar, nadar, y
c) actuaciones o transiciones (que,
a su vez, se dividen en logros y realizaciones)
también denominadas en sentido genérico 'eventos', que expresan el cumplimiento
o finalización de la eventualidad: llegar, morir, florecer, pintar,
construir, romper.
No existe una relación
directa entre la pertenencia de un verbo a una de las tres clases aspectuales y
su clasificación como transitivo o intransitivo. Así, aunque muchos de los
verbos transitivos denotan eventos en sentido genérico, también los verbos
transitivos denotan estados y entre los eventos encontramos verbos típicamente
intransitivos como llegar, morir y florecer. Entre
los verbos que denotan actividades o procesos se encuentran principalmente los
verbos intransitivos. Sin embargo, hay verbos transitivos que dependiendo de la
determinación de su objeto se clasifican bien como actividades (comer pizza,
construir casas), bien como eventos o actuaciones (comer(se) una pizza,
construir la casa). Una vez distinguidas dos clases de verbos intransitivos
(inacusativos e inergativos) es posible establecer una relación más directa
entre significado aspectual y clase verbal.» [Mendikoetxea 1999: § 25.1.1.1, p.
1578]
………..………………………………….
CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA DEL VERBO SEGÚN SU ASPECTO LÉXICO O MODO DE ACCIÓN
Por Aktionsart (modo de acción, cualidad de la acción verbal, clase
aspectual, aspecto léxico) se
entienden las cualidades temporales propias de la situación designada por un
verbo o una predicación. Suele concebirse como una característica inherente de
los lexemas verbales y se llama también ‘aspecto léxico’ o semántico. Muchos trabajos de
lingüística general suelen seguir a Vendler (1967) clasificando los verbos aspectualmente en cuatro
tipos de acción: estados,
realizaciones, actividades, logros.
Estados |
Evento
no dinámico. Un
estado es un evento que no ocurre sino que ‘se
da’. |
Situaciones
no dinámicas. Los
estados son imperfectivos y no forman pasivas perifrásticas. Ej.:
saber, conocer, querer, amar, tener, ser alto, ser listo, ser
inteligente, etc. Son
imperfectos (durativos), no resultativos: no incluye eventos. |
Actividades
o Procesos |
Evento
dinámico que ocurre y progresa en el tiempo. Evento
no delimitado. |
Situaciones
dinámico durativas atélicas: sin
referencia al punto final de la eventualidad. Ej.:
andar, correr, caminar, leer, escribir, nevar, comer, reír, llorar,
nadar Son
imperfectos (durativos), no resultativos: no incluye eventos. |
Realizaciones cambio de estado: acabado con la progresión del
tiempo |
Evento
dinámico delimitado que progresa hacia un límite interno. |
Situaciones
dinámico durativas télicas. Ej.:
correr la maratón, escribir una carta, pintar, construir, recuperarse de
una enfermedad, etc. Son
perfectivos: Desarrollos con resultados /eventos durativos con finalización. |
Logros cambio de estado sin línea de tiempo |
Evento
dinámico delimitado, de
duración muy breve, sin fases: culmina en un punto. |
Situaciones
dinámicas puntuales, sin duración. Ej.:
alcanzar la cima, nacer encontrar, reconocer, morir, llegar, florecer Son
puntuales, resultativos: acontecimiento puntual. |
«El concepto de ‘evento’, en su interpretación amplia, se entiende como categoría general
que consta de cuatro clases aspectuales de predicados (Vendler 1967):
1. estados: saber, adorar,
estar
2. actividades o procesos: pasear, correr, leer
3. realizaciones: destruir,
comprar, pintar un cuadro
4. logros: llegar,
encontrar, morir
Según una interpretación más estricta, los ‘estados’
están excluidos de la categoría de ‘evento’.» [Fernández Leborans 1999: §
37.6.2.1, n. 78]
«Con el término evento se alude a cualquier tipo de ‘situación’ o
‘acontecimiento’ denotado por un predicado. Se toma como término neutro, frente
a situación, que parece contar
con un “sabor” más estático, y frente a acontecimiento, dotado de una connotación más dinámica. Evento engloba, pues, acciones (acontecimientos llevados a cabo
voluntariamente por un sujeto agente), procesos (acontecimientos desencadenados espontáneamente o
causados por una fuerza externa al proceso) y estados (situaciones que se mantienen a lo largo de un periodo).»
[Miguel 1999]
Los eventos
se pueden clasificar en cuatro clases:
eventos |
no dinámicos |
no avanzan: sin cambio |
estados |
|
dinámicos: implican cambio |
no delimitados |
con duración |
actividades |
|
delimitados |
con duración |
realizaciones |
||
sin duración |
logros |
Las actuaciones o transiciones se llaman eventos en
sentido genérico: expresan el cumplimiento o finalización de la acción, es
decir, acciones que van de un sujeto nocional a un objeto externo a la acción
del verbo. Se dividen en realizaciones y logros.
Si un evento no ocurre, en sentido estricto no es un
evento. Por este motivo, muchos autores distinguen entre estados (‘eventos no
dinámicos’) y eventos (‘eventos dinámicos’).
«El término ‘realizaciones’ es una traducción del inglés accomplishments en
la clasificación que propone Vendler (1967) para las clases aspectuales de los
verbos. Vendler distingue además ‘estados’ (p. ej. saber), y ‘actividades’ (eventos no delimitados, p. ej. llorar,
sonreír, etc.), además de ‘logros’ o ‘consecuciones’
(p. ej. llegar, nacer). Se trata, por lo tanto, de una
clasificación de verbos con respecto a su aspecto léxico, que es independiente,
en principio, del aspecto sintáctico (perfectivo
o imperfectivo) de la oración, i. e. la manera en la que se concibe la acción
verbal (como terminada o no). También es tradicional la distinción entre verbos
semánticamente imperfectivos (p. ej. saber) y verbos semánticamente
perfectivos (p. ej. construir).» [Mendikoetxea, Amaya: Construcciones con se: medias, pasivas e impersonales, Gramática descriptiva
de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999,
vol. 2, p. 1655]
Los estados
pueden ser eventos permanentes o no
permanentes (estativos). Los
primeros denotan propiedades que no son susceptibles de variación: ser
alto o ser de Toledo. Los segundos denotan propiedades que
pueden variar: estar moreno o tener hambre. Los
verbos estativos permanentes están excluidos de las relaciones temporales al no
poder experimentar variación: *Miguel era de Madrid desde siempre.
La clasificación de Vendler se basa en tres
oposiciones aspectuales, que permiten definir cada tipo como un complejo de
rasgos:
-la dinamicidad opone los estados ([-
dinámico]) a los demás tipos ([+dinámico]),
-la puntualidad opone los logros
([+puntual]) a los demás (durativos)
-la telicidad opone las realizaciones
([+télico]) a las actividades ([-télico]).
Una situación es télica si existe un
término inherente a la misma que debe ser alcanzado para que podamos decir que
tal situación ha tenido lugar (uno “ha corrido los cien metros lisos” cuando
llega a la meta y “ha escrito un libro” cuando lo termina).
Una situación atélica no posee un
término inherente, tiene lugar desde el momento que comienza y a partir de ahí
puede prolongarse indefinidamente (podemos decir que alguien “ha corrido” algo
desde el mismo momento en que empieza a correr).
«La novedad de la cuatripartición de Vendler (1967)
estriba en que toma en cuenta el parámetro de la duración, de ello resultan cuatro clases de situación:
1.
Estados: eventos no dinámicos con duración, pero no delimitados
2.
actividades: eventos
dinámicos con duración, pero sin límite
3.
realizaciones: eventos dinámicos
con duración y límite
4.
logros: eventos
dinámicos sin duración, pero con límite.
Desde Vendler, la longitud del intervalo a
lo largo del cual se desarrolla un evento se utiliza como parámetro para
discriminar verbos delimitados durativos y verbos delimitados sin duración (o
puntuales). [...] Por supuesto, al hablar de eventos puntuales se está llevando
a cabo una simplificación metalingüística: de hecho, todo evento necesita algo
de tiempo para tener lugar, en este sentido todos los verbos habrán de ser (más
o menos) durativos.» [Miguel, Elena de, El
aspecto léxico, Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid:
Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, p. 3030]
«No existe una relación directa entre la pertenencia
de un verbo a una de las
tres clases aspectuales y su clasificación como transitivo o intransitivo. Así,
aunque muchos de los verbos transitivos denotan eventos en sentido genérico,
también los verbos transitivos denotan estados y entre los eventos encontramos
verbos típicamente intransitivos como llegar, morir y florecer.
Entre los verbos que denotan actividades o procesos se encuentran
principalmente los verbos intransitivos. Sin embargo, hay verbos transitivos
que dependiendo de la determinación de su objeto se clasifican bien como
actividades (comer pizza, construir casas), bien como eventos o
actuaciones (comer(se) una pizza, construir la casa). Una vez
distinguidas dos clases de verbos intransitivos (inacusativos e inergativos) es
posible establecer una relación más directa entre significado aspectual y clase
verbal.» [Mendikoetxea, Amaya, Construcciones
inacusativas y pasivas, Gramática descriptiva de la lengua española.
Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, p. 1578]
ESTADOS
«Un estado es un evento que no
ocurre, sino que se da; y se da de forma homogénea en cada momento del periodo
de tiempo a lo largo del cual se extiende. Un estado, por tanto, está
léxicamente incapacitado para expresar un cambio o progreso durante el periodo
de tiempo en el que se da; puesto que no avanza, no puede dirigirse hacia un
límite ni alcanzarlo. Se limita a mantenerse durante un periodo de tiempo (en
cada momento de él), de forma que inherentemente no delimitado y durativo:
continuo. En efecto, un estado no puede “parar de darse”. Algunos estados
pueden cesar, “dejar de darse”, pero, mientras se dan, no se pueden
interrumpir, a diferencia de otros eventos que implican duración, pero son
dinámicos, como andar o construir la casa. [...]
Los estados expresan propiedades inalienables del
sujeto (ser alto, conocer Roma, tener mal genio) y estados de hechos no modificables en tanto se mantengan las
condiciones de existencia del hecho en cuestión (conocer, odiar, querer,
saber, ser joven, ser lunes, tener hambre, tener tiempo). Por lo tanto, englobaremos dentro
de esta clase:
-los verbos que expresan posesión: tener,
poseer
-los que indican permanencia en un estado o situación:
contener, estar, existir, habitar, limitar, mantener, permanecer, residir,
rodear, ser
-los que expresan duración inherente: continuar,
durar, perdurar, seguir
-verbos pseudoatributivos del tipo de: asemejarse,
ser considerado, ser conocido como, ser denominado, parecerse
-cierto grupo de verba dicendi, que se
refieren a pensamientos, emociones y sensaciones: amar, conocer, odiar,
querer, respetar, saber, temer
En cuanto a las configuraciones
sintácticas en las que entran los verbos estativos, pueden ser:
-inacusativas (es el caso de los existenciales y locativos): estar,
existir, faltar, habitar en un sitio, hallarse, permanecer, quedar, sobrar,
vivir
-transitivas:
amar, conocer, contener, creer, implicar, limitar, mantener, necesitar,
odiar, poseer, querer, rodear, saber, temer, tener.
Entre los criterios que suelen usarse para distinguir
los verbos estativos, el más conocido es el de su incompatibilidad con la
perífrasis <estar + gerundio>:
*Juan está queriendo a sus abuelos.
*Juan está odiando a su primo.
La razón de la inaceptabilidad de las oraciones
anteriores estriba en que resulta semánticamente contradictorio expresar el
progreso en el tiempo de un evento que se caracteriza por no manifestar avance
o cambio. [...]
Si lo que define un estado es el hecho de que en el
periodo de tiempo en el que se da no experimenta ningún cambio o avance, lo
esperable es que no acepta la forma progresiva. Pero, dado que la información
aspectual de una oración no viene proporcionada en exclusiva por el aspecto
léxico del verbo, la presencia de determinados modificadores adverbiales o de
ciertos CCDD puede dinamizar la información – estativa – atribuida al verbo
como unidad léxico; en este caso, el verbo queda capacitado para admitir la
forma progresiva, tal como se puede ver en los ejemplos: Te estoy queriendo cada vez más; Juan
está odiando a su primo en estos días más de lo que le he habrán odiado en toda
su vida.
En resumen, por lo que respecta a la distinción entre
predicados estativos y dinámicos, ‘un estado se da’, mientras que ‘un evento
dinámico ocurre’. Además de no ocurrir, un estado canónico es no dinámico y no
delimitado. Por ello, no acepta la perífrasis progresiva o las locuciones poco
a poco y después de, a menos que el contexto lo dinamice.»
[Elena de Miguel 1999]
ACTIVIDADES O PROCESOS
«Cuando un evento dinámico dura y no
se dirige hacia un límite estamos ante lo que Vendler llamó una ‘actividad’. Se
incluyen en esta clase los verbos:
-de movimiento continuo: andar,
bailar, caminar, correr, nadar, vagabundear, vagar
-que designan actividades que pueden servir para
describir al sujeto: cantar, escribir, fumar, pintar (en un sentido
aproximado al de “ser cantante, escritor, fumador, pintor”)
-que denotan actividades físicas, no delimitadas: beber,
comer, gritar, jugar, llorar, respirar, sonreír, toser
Suelen ser, en general, verbos intransitivos. Pero
también existen verbos transitivos que denotan actividades: aquellos cuyo CD no
cumple los requisitos para delimitar el evento como
beber
cerveza, buscar trabajo, componer música, conducir
camiones, construir barcos, escuchar música, fumar puros.» [o. cit.]
REALIZACIONES O CUMPLIMIENTOS
«Los verbos dinámicos y durativos
dotados de límite fueron denominados por Vendler ‘realizaciones’ o
‘cumplimientos’. Entre ellos se incluyen los verbos:
- de movimiento que implican un
cambio de lugar y lo mencionan de forma explícita mediante un complemento
locativo: acercarse a la pizarra, alejarse de la ciudad, correr los cien
metros lisos
-de objeto afectado o efectuado: construir
una casa, derribar un edificio, dibujar una caricatura
-los verbos de ejecución: cantar un
aria, dirigir un programa de TV, explicar un tema, tocar una sonata
Tanto los verbos de actividad como los de realización
aceptan la perífrasis <estar + gerundio>, puesto que
progresan en el tiempo.» [l. cit.]
LOGROS
«Un verbo dinámico delimitado puede
presentar una duración muy breve, admitido que resulta pragmáticamente
imposible carecer de toda duración como podría invitar a pensar el término
‘puntual’ con el que suele designarse a estos verbos; por otra parte, el
contexto sintáctico puede hacer variar la duración de un evento, dependiendo de
diversos factores.
Estos verbos dinámicos delimitados y de escasa duración
fueron denominados ‘logros’ por Vendler. Son los que describen un evento que
tiene lugar en un instante temporal único y definido, sin fases: alcanzar la
cima de un monte, estallar de ira, explotar una bomba, llegar
a la meta, marcar un gol, nacer, reconocer una cara, morir.
Se pueden encontrar verbos de escasa duración entre los verbos:
-de movimiento: arribar, aterrizar, chocar, entrar,
lanzar, llegar, partir, salir
-que indican cambio de estado: apagar(se), ahogarse,
comenzar, desmayarse, encender(se), estremecerse, explotar, marearse, morir,
nacer, rasgar(se), romper(se)
-de posesión: adquirir, comprar, perder, vender
-de percepción y de lengua: acordarse, darse
cuenta, dar una respuesta, descubrir, entender, oír un grito, olvidarse, pensar
una palabra, preguntar, reconocer, ver la cima
-otros: alcanzar, colocar, disparar, encontrar,
firmar, marcar un gol
Los verbos escasamente durativos con
estructura interna (con fases) son los que ‘culminan en un punto’. Los logros
verdaderamente puntuales ‘ocurren’ en un punto y no presuponen el paso a un
estado que se mantenga o a una actividad que siga ocurriendo. Los eventos de
logro o escasamente durativos comparten con los estados el no avanzar en el
tiempo y no deberían aceptar, por tanto, la perífrasis progresiva <estar +
gerundio>. Expresan un evento en el mismo instante en que ocurre, no
mientras progresa.» [o. cit.]
Realizaciones y logros: Expresan eventos con un límite
temporal intrínseco. Se trata de verbos que, sin adverbios u otras frases
delimitantes de tiempo, implican una acción terminada. Estos verbos se agrupan
bajo el término de ‘télicos’.
Los verbos de movimiento [Mendikoetxea 1999]
verbos de movimiento |
intransitivos |
inergativos |
verbos de modo de moverse: correr, saltar, andar, nadar, navegar,
pasear = agentivos |
inacusativos |
denotan dirección inherente: ir, venir, llegar, salir |
||
denotan modo de moverse: botar, rodar, girar = no agentivos |
|||
verbos de cambio de posición: sentarse, levantarse, tumbarse |
|||
transitivos |
los verbos de cambio de ubicación tienen variantes transitivas de causa
externa: Juan
se sentó. [intransitivo] Juan sentó al niño. [transitivo] |
PRONOMBRES
PERSONALES ÁTONOS
Complemento directo |
Complemento indirecto |
Reflexivo |
Me Te Lo (le)/la Nos Os Los/las |
Me Te Le Nos Os les |
Me Te Se Nos Os Se |
·
Le se prefiere a lo de
persona, cuando va precedido de se impersonal: Se vio
a Antonio cerca del cine > se le vio cerca del
cine; Se ha elegido a Pedro por sus conocimientos de inglés
> se le ha elegido por sus conocimientos
de inglés.
·
Usted y ustedes utilizan
las formas le y les en vez de lo, los como
CD: Ayer le vi a Vd. en la tienda. A
Vds. les llevaremos al aeropuerto en coche. Yo le conozco a
Vd.
·
Lo puede referirse también al
atributo de una oración atributiva o a una frase anterior. Esta forma, lo,
se utilizará siempre independientemente de si el atributo es masculino,
femenino, singular o plural.: ¿Estás cansado? Si, lo estoy; ¿Es usted católico? (Claro que lo soy!;
Si no hay café, hay que decírselo al jefe; ¿Son buenas esas manzanas? –
Sí, lo son; ¿Han sido amables tus hijos? – Sí, lo han
sido.
SOBRE LOS PRONOMBRES ÁTONOS DE CI
Los siguientes
verbos tienen que ir siempre acompañados del pronombre personal CI.
a. los verbos con significado de acumulación,
suma o sus contrarios, como agregar, añadir, restar, sobrar, faltar,
descontar: Añádele sal a la sopa. Me faltan 3
euros. Nos sobra café. Me descontaron del
salario el material usado.
b. verbos con significado de suceso o
acontecimiento, como pasar, ocurrir,
suceder: ¿Qué le ha pasado a Vd.? -Me ha
ocurrido algo increíble; Nos ha sucedido lo mismo que a su hermana.
c. verbos con significado de reacción ante
algo o alguien, como, gustar, disgustar, agradar, desagradar, molestar,
interesar, doler, parecer (bien, mal): Me gusta el vino; No le disgusta que le alaben;
¿Os molesta que fume?; Me duele que no seáis sinceros.
d. Verbos con significado de conveniencia,
como convenir, ir +[36], estar +, caer +,
sentar +, quedar +: Te va
bien esa camisa. Nos cae bien su primo. Les ha
quedado mal el trabajo. Os queda bien el rojo.
e. verbos de habla, para indicar
el receptor del mensaje, como decir, preguntar, contestar, explicar, hablar,
etc.: Ayer él me habló como si tuviese algo contra mí.
Pregúntale a tu madre quién le ha contado esa
historia. La guía nos dice que el monumento está al final de
la calle.
·
DATIVO DE INTERÉS
Las formas CI se utilizan también para indicar
involuntariedad en una acción ocurrida: Se le cayó
la silla. (← no la tiró); Se me ha olvidado llamarle.
(← no lo he olvidado; Se nos ha olvidado la
llave. Se les ha subido el tequila a la cabeza. (
← no era su intención); Se les ha roto el coche. (←
ellos no lo han roto).
El
hablante es responsable de su acción |
El
hablante no es responsable de su acción |
He roto la
tele SUJ:
Yo; CD: la tele > responsable: yo |
Se me ha
roto la tele SUJ:
la tele; CI: a mí/yo > responsable: la tele |
He olvidado
su nombre SUJ:
Yo; CD: su nombre > responsable: yo |
Se me ha
olvidado su nombre SUJ:
su nombre; CI: a mí/yo > responsable: su nombre |
Este
uso de los átonos CI sólo puede ocurrir con el verbo en 3ª p. singular o
plural.
·
DATIVO ÉTICO
Las formas CI se utilizan también
para indicar una relación entre el hablante y un sujeto (familiar) o entre el
hablante y un CD (persona/objeto que el hablante posee/le pertenece o acción
que debería hacer).
Se me ha dormido el
niño. Me lo tratan muy bien en la escuela. (← a mi
hijo). ¿Puedes fregarme los platos hoy, María? (← por mí, tarea que
normalmente hago yo). Sí, si tú me arreglas el coche, Paco. (←
por mí, aunque normalmente lo arreglo yo). Me han arreglado el
piso. (← mi piso).
·
DATIVO SIMPATÉTICO
Los pronombres personales CI suelen
usarse en lugar de los pronombres posesivos para indicar el poseedor: Me
duele la cabeza (* Duele mi cabeza); Se metió la mano en el bolsillo. (* Metió
su mano en su bolsillo); Le he arreglado la moto (* He arreglado su moto).
El
uso de estas formas pronominales en lugar de las posesivas permite construir
mensajes más claros: Se metió la
mano en el bolsillo. Sabemos que X metió su propia mano en su propio
bolsillo.* Metió su mano en su bolsillo. No sabemos de quién es la
mano ni de quién es el bolsillo.
Una
solución a este uso de los posesivos seria mencionar al sujeto y adjetivar lo
poseído con "propio" Recesvinto metió su propia mano en su
propio bolsillo.
PRONOMBRES
ÁTONOS REFLEXIVOS
Todos los verbos
reflexivos por forma (pronominales) o significado deben ir acompañados del
pronombre correspondiente: Se ha
lavado; Nos peinaremos mañana; Se ha ahogado;
No me arrepentiré nunca; Se ha dado a la
bebida.
·
DATIVO ASPECTUAL
La forma
reflexiva se utiliza para indicar la realización total de un verbo sobre su CD:
Se tomó la copa; Cómete las
patatas antes de que se enfríen; Tenéis que leeros el libro con
todo detalle; Nos sabemos la lección; Os habéis
leído el periódico.
PRONOMBRES
LEXICALIZADOS
Algunos verbos tienen pronombres lexicalizados,
de manera que su conjugación requiere la presencia de esos pronombres: dormirla,
arreglárselas, pasárselo, pasarlo, traérselas, ocurrírsele, pasársele,
etc.: ¿Cómo vas a arreglártelas sin ella?; ¿Qué tal os lo pasasteis?
- Lo pasamos muy bien; El problema se las trae. No se me ocurre
nada.
Ocurrirsele, pasársele: si
el verbo tiene pronombres -SELE, se declina el pronombre de CI (-LE); -SE no
cambia: Se me/te/le/nos/os/les ocurre
Pasárselo, arreglárselas: si
el verbo tiene pronombres -SELO (LA, LOS, LAS), se declina -SE; el pronombre de
CD (LO, LA, LOS, LAS) no cambia: Me lo
pasé/Te lo pasaste/Se lo pasó bien.
…………………………………..
NUEVA
GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, RAE 2020
23.3 EL
ASPECTO LÉXICO O
MODO DE ACCIÓN
(I). CLASES DE SITUACIONES Y DE PROPIEDADES
23.3a Se explicó
en el § 23.2d que el aspecto léxico (también modo de acción o cualidad de la
acción) es una propiedad de los predicados (por tanto, no solo de los verbos).
En las páginas siguientes, se mostrará que esa propiedad se obtiene de su
significación, pero también del contexto sintáctico inmediato. Se han propuesto
varias clasificaciones de los verbos —y, por extensión, de los predicados
verbales— atendiendo a su aspecto léxico. En la tradición gramatical hispánica,
suelen manejarse clasificaciones binarias, como la que divide los verbos en
DURATIVOS o PERMANENTES (trabajar, vivir) y PUNTUALES o DESINENTES (llegar, arrancar). Existen asimismo algunas clasificaciones ternarias, como
la que divide los predicados en ACCIONES, como cantar; PROCESOS (sobre todo cambios de estado), como variar, y ESTADOS, como residir. También hay clasificaciones de
los predicados por el modo de acción (tradicionales y modernas) que contienen
cuatro, cinco, seis o más grupos. En los últimos años ha alcanzado cierta
difusión la siguiente clasificación cuatripartita: 1. ACTIVIDADES: correr por el
parque, empujar un carro, golpear la puerta, llorar, llover, manejar un auto,
pasear, trabajar. 2. REALIZACIONES
o EFECTUACIONES: comer un platillo,
construir un dique, escribir una carta, leer el diario, recitar un poema.
3. CONSECUCIONES o LOGROS: alcanzar la cima, caerse, entrar en la casa,
ganar la carrera, llegar, perder las llaves. 4. ESTADOS: creer en alguien,
merecer un premio, residir en un lugar, saber algo, ser alto, tener plata.
En el resto de esta sección y en la siguiente se analizarán estas clases de
predicados, los rasgos gramaticales que las caracterizan y también las
coincidencias y divergencias que existen entre ellas.
23.3b Las actividades son denominadas procesos
por algunos autores, mientras que otros usan este término —como se hará aquí—
en los sentidos más generales que reconoce el DRAE. Existen asimismo gramáticos
que agrupan los tipos 2 y 3 de esta clasificación en uno solo, mientras que otros
optan por subdividir los cuatro, o algunos de ellos. La clasificación
cuatripartita que se acaba de presentar tiene varios precedentes en la historia
de la gramática y en la de la filosofía del lenguaje. Fue introducida, en esa
versión particular, hace más de medio siglo y ha sido adoptada en un gran
número de estudios sobre el modo de acción, por lo que se usará también aquí en
sus aspectos fundamentales. Como se explicará en esta misma sección, algunos
predicados pueden cambiar de grupo en función de diversos criterios. Esta
clasificación cuatripartita contiene dos tipos de unidades: PIEZAS LÉXICAS (llover, llegar) —es decir, unidades recogidas en los diccionarios— y GRUPOS
SINTÁCTICOS (escribir una carta, ganar la
carrera), por tanto informaciones que los diccionarios no pueden contener.
De esta última característica se deduce uno de los rasgos más representativos
del aspecto léxico: su NATURALEZA COMPOSICIONAL. Los rasgos que determinan el
modo de acción pueden ser, en efecto, aportados por el verbo, pero también por
alguno de sus complementos. A la naturaleza composicional del aspecto léxico se
dedica la sección siguiente.
23.3c Los
términos que dan nombre a estos cuatro grupos se interpretan de la forma
(relativamente técnica) en que se definen en la gramática de los modos de
acción, y no en el sentido habitual con el que se caracterizan esas palabras en
los diccionarios. Así, podría entenderse que designan ACTIVIDADES los verbos “jugar”
o “correr”, pero no “escuchar” o “sonreír”, en cuanto que se percibe con
claridad la existencia de acción en los primeros, pero no de manera tan clara
en los últimos. De igual forma, el verbo “dormir” suele agruparse con los
predicados de actividad (frente a “dormirse”), a pesar de que el sueño se
caracteriza por la inactividad del que lo experimenta. Las actividades se
conciben en la gramática del modo de acción como situaciones sujetas a
un curso o un desarrollo y se definen en función de una serie de
contextos sintácticos que se analizarán en los apartados siguientes. Uno de sus
rasgos fundamentales es que no necesitan un límite para poder ser
concebidas, lo que —de nuevo— es independiente lingüísticamente del hecho de
que se espera del que duerme que despierte en algún momento, o del que corre
que deje de hacerlo.
23.3d El
concepto de ‘actividad’ se suele relacionar también con el de ‘movimiento’,
pero estas nociones no han de estar necesariamente vinculadas. Verbos como pensar o elucubrar designan acciones sujetas a un curso; sin embargo,
carecen de movimiento, no así de desarrollo. Constituyen actividades (en el
sentido restrictivo que se ha explicado) beber,
buscar, comer, empujar, escuchar, fumar, hablar, jugar, mirar, respirar,
sonreír, manejar un auto, tocar un instrumento y otras muchas acciones,
entre las que destacan las que expresan fenómenos atmosféricos, aunque carezcan
de sujeto (llover, nevar, granizar) o
formas de moverse (andar, bailar, nadar,
correr, rodar, pasear), entre otros muchos predicados.
23.3e Las actividades
se oponen a las REALIZACIONES
(grupo segundo) en cuanto a que estas últimas poseen límite, además
de duración. Así pues, escribir una
carta (realización) denota una acción que culmina cuando la carta está
escrita; empujar un carro
(actividad), en cambio, constituye una acción inherentemente no delimitada. Las
CONSECUCIONES o LOGROS coinciden con las realizaciones
en poseer límite temporal, pero se diferencian de ellas en que las primeras carecen
de duración. Se interpretan, pues, como sucesos puntuales (llegar a la esquina, caerse, entrar en la
casa, etc.). Las consideraciones que se hacen en los apartados precedentes
sobre el sentido técnico de estos conceptos se aplican también aquí. Es
habitual, por ejemplo, analizar “caerse” como predicado de consecución o logro,
a pesar de que quien se cae no logra ni consigue nada. Finalmente, los ESTADOS
son propiedades de las personas o de las cosas cuya duración depende de un gran
número de factores, léxicos unas veces y extralingüísticos otras (ser amable, estar contento, vivir, tener
dinero, caber en un lugar, merecer algo, etc.). Se analizarán en los §
23.3x y ss.
23.3f
Los rasgos mencionados pueden cruzarse, lo que permite caracterizar los tipos
de sucesos en función de su presencia o su ausencia. Existen muchas
clasificaciones que los combinan. La siguiente distribución de rasgos (o alguna
variante mínima suya) está entre las más repetidas:
ACCIONES (modo
de acción) |
duración |
delimitación |
dinamismo |
1. ACTIVIDADES |
sí |
no |
sí |
2. REALIZACIONES O EFECTUACIONES |
sí |
sí |
sí |
3. CONSECUCIONES O LOGROS |
no |
sí |
sí |
4. ESTADOS |
sí |
no |
no |
El primer
componente (duración) se distingue de la imperfectividad, ya que esta última
noción no es de naturaleza léxica. Aunque algunos autores han usado el término
imperfectividad para designar lo que aquí se denomina duración, se evitará esa
opción terminológica porque podría provocar confusión. El segundo componente
que el cuadro muestra (delimitación) se denomina habitualmente TELICIDAD (§ 23.2d) en los estudios
sobre el aspecto, y permite distinguir los tipos de eventos DELIMITADOS
o TÉLICOS (también DESINENTES en la tradición gramatical española), marcados
con sí en el cuadro, de los NO DELIMITADOS o ATÉLICOS, que se marcan con no.
Nótese que las realizaciones son
eventos télicos, al igual que las consecuciones, pero estas últimas
son eventos PUNTUALES, a diferencia de las primeras, puesto que carecen de
duración.
23.3g El
concepto de ‘dinamismo’ es el más controvertido de los tres. Se ha usado con
varios sentidos, pero parece predominar hoy el que sirve para oponer los estados
a todos los demás eventos. Se retomará esta cuestión en el § 23.3x. Existen
dudas acerca de si ciertos predicados deben corresponder al grupo 1 o al 4. De
hecho, algunos, como vivir, habitar o
dormir, poseen características de los
dos o acepciones que corresponden a uno u otro grupo. Así, el verbo “vivir”
hace referencia a acciones si se usa en grupos verbales como vivir intensamente la vida o saber vivir, pero denota propiedades o
estados (aproximadamente, ‘estar vivo’) en oraciones como Los mosquitos viven pocos años.
23.3h La
presencia del rasgo de duración en los predicados de actividad explica que sean compatibles con los complementos
preposicionales encabezados por las preposiciones «durante ~ por + grupo cuantificativo temporal». Así, en El técnico trabajó durante una hora en la
cancha (País [Ur.] 4/10/2001), se muestra que la acción de trabajar no
posee límite en sí misma, pero sí duración. Se aplica el mismo razonamiento a
las secuencias que se citan a continuación: Dirigió
durante muchos años el periódico The Review (Savater, Infancia); Por fin había
encontrado lo que busqué durante años en tantos cines (Cabrera Infante, Habana); Luché durante varias semanas para no defenderme, dejarlo atravesar mi
conciencia sin retenerlo (Jodorowsky, Danza);
En la corte española bregué por 7 años
hasta llegar a las Capitulaciones de 28 artículos y addendas (Roa Bastos, Vigilia); Ricardo le brindó por mucho tiempo al equipo su esfuerzo y trabajo
(Prensa Libre 17/9/1996); Marcharon por horas, torciendo a un lado y
otro, en busca de las luces del poblado (Uslar Pietri, Visita). Los predicados que se acaban de mencionar rechazan los
complementos temporales análogos introducidos por la preposición “en”, puesto
que esos complementos expresan límite: Te
esperé {durante ~ *en} una hora; Luchó
{durante ~ *en} varias semanas. No obstante, algunos de estos verbos pueden
adquirir un límite convencionalmente si se reinterpretan para que designen el
ingreso en una actividad o el acceso a ella, como en En solo dos horas manejó (es decir, ‘consiguió manejar’) la compleja máquina que le habían asignado.
No se recomienda el uso de la preposición “en” con el sentido de ‘dentro de’,
como en Te recogeremos en dos horas.
23.3i Los
predicados que expresan realizaciones
admiten con naturalidad los complementos temporales encabezados por “en”. Así, en el texto siguiente se dice
que el proceso de devastación de que se habla se culminó en pocos minutos: Al regreso de la casa de empeño vimos
devastar en minutos el comercio de la carrera Octava (García Márquez, Vivir). Análogamente, en Rossini compuso El barbero de Sevilla en
pocas semanas, se dice que la ópera de la que se habla estuvo concluida en
ese período. Los predicados de consecución se asimilan a los de realización en
este punto. No obstante, como no poseen duración, no se pueden asociar con
períodos. El lapso denotado en la construcción «en + grupo cuantificativo
temporal» no es ocupado en ellos por el evento mismo. Por el contrario,
corresponde a una extensión temporal anterior a la consecución del evento, más
exactamente una FASE (se retomará esta noción en el § 23.9j), como en Murió en unas pocas semanas (es decir,
‘al cabo de pocas semanas’, ‘después de transcurridas unas pocas semanas’), o
en los textos siguientes: Se leyó una declaración
que en dos minutos se aprobó (Hoy
[Chile] 5/5/1997); Un ejemplar de C.
grandiflorus poco ramificado, de unos 90 cm de alto […] llega en tres años […]
a una altura de unos 4 m (Tiscornia, Plantas).
Así pues, “en tres años” admite en el último ejemplo las paráfrasis ‘al cabo de
tres años’ o ‘después de tres años’, puesto que “llegar” es un predicado de
consecución. Repárese ahora en que en
leer el diario en media hora no se admite la paráfrasis ‘al cabo de media
hora’. Ello se debe a que “leer el diario” es un predicado de realización, no
de consecución. Los complementos del tipo «en + grupo cuantificativo temporal»
designan aquí el lapso que ocupa el suceso mismo que designan.
23.3j Existe un
grupo de verbos que oscila sistemáticamente entre las clases 1 y 2. Se trata de
los llamados VERBOS DE CAMBIO GRADUAL o DE CONSECUCIÓN GRADUAL. En efecto,
verbos como adelgazar, aprender,
empeorar, envejecer, mejorar, madurar o progresar
denotan procesos que pueden concebirse como télicos o atélicos con igual
naturalidad. Puede decirse de una persona que adelgazó en seis días o durante
seis días; que aprendió ruso en un año o durante un año; que mejoró en tres
semanas o durante tres semanas. Cuando se interpretan como realizaciones, estos
verbos expresan que se ha alcanzado el estado que forma parte de su
significación: “mejor”, en el caso de mejorar; “delgado”, en el de adelgazar;
“saber”, en el de aprender, etc.: Morris
consiguió mejorar la imagen de Clinton (Proceso
[Méx.] 1/9/1996); Lograste adelgazar,
pareces más joven (Padilla, H., Jardín).
Pero las propiedades asociadas a estos verbos son relativas, de modo que pueden
incrementarse en alguna escala. No resulta, pues, difícil interpretar los
verbos que las desencadenan como actividades: el que adelgaza durante un mes
progresa en su delgadez, es decir, adquiere grados nuevos en esa escala, pero
no alcanza ningún límite. Muchos verbos de este grupo, aunque no todos, se usan
a veces con el adverbio comparativo “más” en contextos en los que no ha tenido
lugar previamente el cambio de estado que denotan. No es extraño, por ejemplo,
decir de una fruta verde que “debe madurar más”, incluso si antes no ha
madurado.
23.3k El que las
actividades constituyan eventos
durativos, además de atélicos, es compatible con el hecho de que puedan (o
deban) empezar, y también con el hecho de que hayan de concluir en algún
momento. En general, los verbos de actividad resultan más naturales con «dejar
de + infinitivo», con «parar de + infinitivo» o con «cesar de + infinitivo» que
con «terminar de + infinitivo», como en Para
ya de gritar o en Tienes que dejar de
hacer ejercicio. Se rechazaría, pues, la sustitución de “dejar” o “cesar”
por “terminar” en los textos siguientes: En
la mitad de la noche, su corazón había dejado de latir (Grandes, Aires); Dejó de vestir la ropa distinguida que Minervina disponía semanalmente
(Delibes, Hereje); El teléfono no había
cesado de sonar (Vicent, Balada).
Los predicados verbales que expresan actividades denotan situaciones que cesan,
más que eventos que terminan. Se conciben o se representan, por tanto, sin
límite final. Se documentan algunas excepciones aparentes, como Esperen a que termine de llover
(González León, Viejo). Cabe pensar
que la elección que el hablante hace aquí de “terminar”, en lugar de cesar o
dejar, sugiere la existencia de cierta cantidad de lluvia que ha de caer, lo
que permite reinterpretar el verbo de actividad como predicado de realización.
Sobre la diferencia entre las nociones de ‘término’ y de ‘cese’, véanse también
los § 28.11a, b. La variante nominalizada de los predicados de actividad
permite interpretarlos externamente en lugar de en su transcurso. Se
caracteriza por admitir sin dificultad los verbos “terminar” y “acabar”: cuando termine su trabajo en esta empresa,
o Acabó su vida; A las 19:00 terminaba su paseo.
23.3l Los
predicados de realización admiten
«terminar de + infinitivo» sin dificultad, puesto que —por su propia
definición— expresan eventos sujetos a término, es decir, sucesos de naturaleza
delimitada: Abre a ver si ya lo
terminaron de arreglar (Martín Campo, Carreteras).
Como se ha visto en el apartado anterior, algunos predicados de actividad
parecen admitir esta construcción, como en Habíamos
terminado de comer o en Cuando
terminaron de hablar, se acercó de nuevo (Cabrera Infante, Delito). Sin embargo, cabe entender que
en estos casos se reinterpretan como realizaciones. De hecho, puede decirse Comimos en solo diez minutos para
manifestar que la acción de comer alguna cosa (que queda inexpresada) concluye
al cabo de ese lapso. En el ejemplo de Cabrera Infante que se acaba de citar,
se entiende ‘terminaron de hablar de ello’, lo que permite suponer igualmente
que el predicado de actividad se convierte en predicado de realización.
23.3m La
presencia de límite en las realizaciones
explica que acepten las construcciones «demorar(se) en + infinitivo» o «tardar
en + infinitivo»: Era la persona que he
visto demorarse más tiempo en tomarse un café negro (Cabrera Infante, Habana); Tardó un mes en recuperarse, y volvió de nuevo a la guerra
(PérezReverte, Territorio). Los
predicados de actividad son, en principio, incompatibles con esta construcción,
puesto que carecen del límite que la preposición en exige en ellas. Muestra
esta incompatibilidad la oración agramatical *Tardaré en esperarte. No obstante, se admiten tales complementos si
los predicados pueden ser reinterpretados en el sentido de «volver a +
infinitivo», «empezar a + infinitivo» u otras perífrasis verbales similares que
contengan un límite inicial, como en Tardó
muy poco en posar de nuevo para él o en los
dos años que se demoró en trabajar para intentar recuperar la plata. En
este último ejemplo, “dos años” denota un lapso previo al inicio de la
actividad. Con los predicados de logro, la construcción expresa el tiempo que
precede a la consecución del suceso: En
cuanto al tiempo que han tardado en encontrar empleo, el 53% lo hizo en menos
de tres meses (Metro 26/1/2004).
23.3n Los
predicados de actividad se
construyen con «llevar + gerundio» y grupos nominales temporales cuantitativos,
puesto que esta perífrasis (analizada en los § 28.15a y ss.) es durativa. Con
ella se expresa, en efecto, el tiempo que ocupa algún proceso en curso, sin que
se tenga en cuenta su posible final, como en Llevo meses dándole vueltas a esa cuestión o en Ya llevamos cinco semanas buscando a su
esposo (Dou, Luna). Los
predicados de realización se asimilan a este grupo, al igual que lo hacen en
otros contextos que se verán más adelante, ya que pueden prescindir de su
componente télico y convertirse en predicados de actividad: Llevo toda la mañana escribiendo esta carta.
Los predicados de realización admiten también la construcción «tomarle o
llevarle a alguien + grupo nominal temporal cuantitativo»: Nos pareció un baile ágil y complicado que llevaría algún tiempo
aprender (Steimberg, Espíritu).
Esta pauta se extiende a aquellos predicados de consecución en los que se
interpreta una fase previa al límite que los caracteriza, como en Solo le tomará un rato llegar al pueblo
caminando.
23.3ñ La
perífrasis «estar + gerundio» (§ 28.12) es compatible con verbos de varias
clases aspectuales, pero se ha observado que con los de consecución suele dar
lugar a la interpretación iterativa o cíclica de los eventos: San Marcos no se quedó atrás y estuvo
llegando continuamente, pero la defensa somoteña sofocó cada amenaza (Prensa [Nic.] 7/1/2002). Esta
interpretación iterativa pasa a ser la única posible cuando la perífrasis se
construye en un tiempo perfectivo. Con los no perfectivos, puede obtenerse la
interpretación en la que se alude a una fase previa a la que designa el evento,
de forma que el logro se transforma en realización: El tren ya estaba llegando a la estación cuando se produjo el accidente
(es decir, ‘no había llegado’); Se estaba
muriendo, pero reaccionó a los antibióticos (es decir, ‘iba a morirse’,
‘estaba a punto de morirse’). Véase también sobre este punto el § 28.12k.
23.3o Los
complementos con “durante” a los que se aludió en los apartados precedentes se
han de construir con grupos nominales temporales cuantitativos. De lo
contrario, pueden designar, como se explica en el § 29.6k, períodos en el
interior de los cuales se localiza un evento. En este último caso, ya no
proporcionan diagnósticos adecuados para comprobar la presencia de los rasgos
mencionados en el cuadro del § 23.3f. Se obtienen así contrastes como Llegó durante el verano ~ *Llegó durante dos
horas. La agramaticalidad de la segunda oración se deduce de la ausencia en
el verbo “llegar” del rasgo o el componente atélico presente en durante dos
horas. Como los predicados de realización poseen un componente durativo y otro
télico, dejan en suspenso este último en las combinaciones con “durante”. Ello
da lugar a la llamada INTERPRETACIÓN DE ACCIÓN INCONCLUSA: la oración Leyó el diario durante media hora
implica, en efecto, ‘No terminó de leer el diario’. Como ya se vio, si se dice Leyó el diario en media hora, se
interpreta que se concluyó su lectura. Aun así, muchos hablantes prefieren usar
la perífrasis progresiva «estar + gerundio» para la primera opción, ya que
inhibe más claramente el componente télico de los predicados de realización: Estuvo leyendo el diario durante media hora.
Como se ve, la interpretación de acción inconclusa es el resultado de convertir
las realizaciones en actividades anulando o suspendiendo su componente télico.
23.3p La lectura
de acción inconclusa permite asimismo entender alternancias como {Dejó ~ Terminó} de tocar la pieza en
los términos que se introdujeron en el § 23.3k. El predicado tocar la pieza designa una actividad en el primer caso y, por
tanto, puede cesar (es decir, dejar de tener lugar). Designa, en cambio, una realización en el segundo, por lo que
puede llegar a su fin. Muchos predicados de realización dan lugar a dos
lecturas en las construcciones con «dejar de + infinitivo». El que dice Dejé de leer el diario puede informar de
que interrumpió su lectura (‘interpretación de acción inconclusa’), pero
también puede expresar que no volvió a leerlo más, acaso porque le desagradaba.
En este segundo valor, “leer el diario” se concibe como evento repetido o
cíclico. La interpretación que se obtiene en tal caso con «dejar de +
infinitivo» es la del cese de esa ocupación habitual, como sucede en la oración
Dejé de fumar.
23.3q Los
complementos temporales introducidos por “durante” y “por” a los que se ha
hecho referencia (durante dos años, por
dos meses, etc.) pueden admitir varias lecturas. Como se ha explicado, en
la interpretación cíclica o iterativa, se denota la repetición del evento. Así,
en el texto siguiente no se habla de interpretaciones continuas o sujetas a
prolongación: El compositor interpretará
durante tres días […] en el Tívoli varias de sus obras (Vanguardia [Esp.] 16/10/1995). Se
introduce, en cambio, cierto evento del tipo ‘realización’ (concretamente,
“interpretar alguna obra”) que tiene lugar en tres ocasiones dentro de un
determinado período. Aun así, nótese que interviene en esta interpretación
cierta información extralingüística, como es el hecho de que la actuación de un
mismo artista no se prolonga sin límite día y noche.
23.3r Con muchos
verbos de realización y de consecución, los complementos temporales
introducidos por las preposiciones “durante” y “por” dan lugar a la llamada
INTERPRETACIÓN DE ESTADO RESULTANTE. Así, aunque la acción de encerrarse en un cuarto sea puntual, en
el siguiente texto se construye el verbo “encerrarse” con un complemento de
duración: De vuelta a Santiago me
encerraba en mi pieza por cuatro días (Serrano, M., Vida). Ello es posible porque el complemento que se ha subrayado no
hace referencia a la acción que expresa encerrarse, sino que mide la duración
de su estado resultante, esto es, estar encerrado. He aquí otros casos
similares: De pronto, sin ningún anuncio,
se rompió el contacto durante dos semanas (García Márquez, Noticia); Los ex empleados cumplieron la exigencia gubernamental de desalojar la
catedral metropolitana que ocuparon durante 15 días (Jornada 26/1/1996); […]
cuando la traca se cortaba, apagándose por algunos segundos (Blasco Ibáñez,
Arroz); ¿Y os extraña que me perdiese durante semanas drogándome hasta la
inconsciencia, hasta el robo y hasta la cárcel? (Luca Tena, M. L., Millón); […] lo que paralizó por varias horas la ciudad capital (Universal [Ven.] 6/4/1999); […] un magistrado que encarceló durante tres
días a un empresario por un delito ecológico del que finalmente fue absuelto
(Vanguardia [Esp.] 21/4/1994).
23.3s La
interpretación de estado resultante es característica de los verbos de cambio
de estado. En cuanto que el movimiento conlleva un cambio de estado, puede
entenderse que esta interpretación se aplique también a algunos verbos de
movimiento. Así, el que dice Saldré a la
calle durante un rato (o, simplemente, un
rato) no habla del tiempo que empleará en realizar la acción de salir a la
calle, sino del tiempo que espera permanecer en la calle una vez que haya
salido. En Se fue por un mes a
Navalcarnero (Galdós, Episodios),
se entiende igualmente Estuvo en
Navalcarnero durante un mes. La interpretación de estado resultante está,
sin embargo, restringida. Nótese que no se obtiene con el verbo “llegar”. Si “llegar”
se interpretara como ‘quedarse’, tendrían sentido oraciones como *Llegó a la ciudad durante dos semanas, a
diferencia de lo que sucede. Admite la interpretación mencionada “alcanzar el
éxito” (como en Con esa machacona melodía
alcanzó el éxito durante varias semanas), que adquiere así el significado
de ‘gozar del éxito o permanecer en él’; pero la rechaza ganar la carrera, que no puede usarse para hacer referencia al
estado subsiguiente que consigue el triunfador. El estado resultante se
verbaliza a menudo (aunque no en todos los casos) con «estar o quedar +
participio», como en paralizar algo ~
quedar algo paralizado; ocupar algo ~ quedar algo ocupado; apagarse algo ~
quedar algo apagado. Los adverbios locativos pueden ocupar el lugar del
participio, como en salir ~ estar fuera.
23.3t Otros
complementos adverbiales y preposicionales son sensibles a los rasgos de
telicidad. Los complementos de un tirón,
de un jalón, de una vez, poco a poco, gradualmente, completamente o por completo (§ 30.8b, 30.16v y 39.2b)
son característicos de los predicados de realización, como en leer una novela de un tirón o reescribir por completo la obertura.
Entienden algunos autores que esos modificadores adverbiales no solo focalizan
el rasgo télico del evento, sino que pueden llegar a REPRODUCIRLO con mayor o
menor abstracción. Por una parte, las realizaciones constituyen, en efecto,
“eventos que se completan” en razón de su propia definición. Por otra, las
locuciones poco a poco, gradualmente
y de una vez expresan la existencia
de diversos estadios que pueden seguirse al llevar a cabo una acción, donde
cabo significa ‘fin, extremo, límite’. Es esperable, por consiguiente, que solo
puedan llevarse a cabo los tipos de eventos que poseen final. Por el contrario,
el adverbio indefinidamente modifica
a los predicados que expresan actividades. La ausencia de término en estas
últimas coincide en buena medida con el significado que aporta la propia
definición de ese adverbio. Al considerar atentamente las paráfrasis de otros
adjuntos modales o temporales, surgen de manera análoga los rasgos semánticos
que caracterizan los eventos a los que estos modifican. Sobre la compatibilidad
similar que se obtiene en las perífrasis verbales (como en Han de serlo necesariamente), véase el §
28.1v.
23.3u Muchos
predicados de realización expresan
acciones que causan efectos en las entidades designadas por los complementos
que las reciben, e incluso dan lugar a la existencia o a la desaparición de las
cosas así designadas. El hecho de pintar un cuadro afecta a la existencia del
cuadro, pero el de leer un libro no afecta al libro. El concepto de ‘objeto
afectado’ es, sin embargo, polémico, ya que los efectos de los que se habla no
han de medirse necesariamente en términos físicos. En el § 28.16f se considera
el verbo “ver” y se explica que resultan mucho más naturales oraciones como El documento ya está visto que otras, en
apariencia similares, como El paisaje ya
está visto. Se explica allí que esta diferencia está en función de que la
acepción que corresponde a “ver” pertenezca al grupo de las realizaciones
(‘revisar, analizar’) o de las actividades (‘divisar, mirar’). En cuanto a que
alguien puede decir de determinada novela que “ya está leída”, es igualmente
natural interpretar la novela como objeto afectado. En cualquier caso, lo que
resulta relevante para la determinación de los tipos de eventos caracterizados
en el § 23.3f es la existencia o la presencia de un límite como componente
fundamental del proceso.
23.3v Se ha
observado en los estudios sobre el aspecto léxico que no encajan propiamente en
ninguno de los grupos del § 23.3f verbos como gritar, chillar, estornudar, toser, bostezar, saltar, golpear, parpadear,
tocar (en tocar el timbre) o besar. Estos verbos se denominan SEMELFACTIVOS
(lat. semel ‘una vez’) porque designan situaciones que tienen lugar con una
sola acción o un solo movimiento. Ofrecen cierta resistencia a los complementos
temporales encabezados por la preposición en (en un minuto, en una hora, etc.), por lo que no encajan bien en el
grupo de los predicados de consecución. Pueden usarse como verbos de actividad
para expresar un número indeterminado de repeticiones de la acción que denotan:
Recuerdo que toqué el timbre durante un
largo rato y nadie me abría la puerta (García Lao, Muerta); Salte durante treinta segundos y repose
durante quince (Gedovius, Decídase). De forma análoga, la oración Golpeó la mesa es apropiada para
describir situaciones en las que se da más de un golpe en la mesa. Esta
facilidad para pasar a denotar actividades diferencia asimismo los predicados
semelfactivos de los de consecución. Estos últimos rechazan la recategorización
mencionada en ausencia de complementos de duración o de iteración: Llegó tarde; Perdió las llaves. Los
predicados semelfactivos se han interpretado, de hecho, como un tipo particular
de verbos de actividad.
23.3w En el polo
opuesto a los predicados semelfactivos están los verbos FRECUENTATIVOS. La acción
que denotan es inherentemente iterativa y solo se cumple si se realiza varias
veces, o bien se fragmenta, se parcela o se desdobla entre los argumentos del
predicado. El verbo frecuentar lleva asociado un componente iterativo (frecuentar un bar) que no se puede
expresar de forma independiente porque se aportaría información redundante (*frecuentar un bar todos los días). Si
bien no es posible frecuentar un bar una sola vez, es posible, en cambio, hojear un libro una sola vez si se pasan
varias de sus páginas en esa ocasión, no si se pasa una sola. Se obtienen
resultados semejantes con los verbos picotear,
repicar, repiquetear, golpetear y otros semejantes en algunos de sus
sentidos (§ 8.3-5). El verbo menudear
suele construirse con sujetos plurales, lo que da lugar a la multiplicación de
los sucesos, como en Menudearon las toses
y los resuellos (Mujica Lainez, Escarabajo); pero también se puede usar con
el sentido de ‘repetir a menudo’, con sujeto singular y complemento directo
plural, como en Tuve que recoger vela,
mucha vela, no menudear tanto mis visitas, y estas acortarlas todo lo que me
era posible (Galdós, Prohibido).
23.3x En el
último grupo de la clasificación de predicados introducida en el § 23.3a,
figuran los estados. Los predicados
de estado se caracterizan por su carácter no dinámico. El concepto de ‘estado’
que aquí se maneja es amplio, puesto que da cabida también a las propiedades.
De hecho, las propiedades se suelen concebir como ESTADOS PERMANENTES (ser alto, ser australiano, derivar del
francés antiguo, caber en un lugar, limitar con un terreno, proceder de cierta
familia), por oposición a los ESTADOS EPISÓDICOS o TRANSITORIOS (estar enfermo, estar lleno, figurar a la
cabeza). Se analizan varios aspectos de esta clasificación en los § 13.4k y
ss. y 37.7d y ss. Los verbos de acción que poseen usos como verbos de estado (a
menudo permanente) forman un grupo nutrido. Presentan una diferencia notable en
su comportamiento con los pretéritos: en su interpretación como verbos de
acción admiten tanto el imperfecto como el pretérito perfecto simple; pero
usados como verbos de estado rechazan este último. Se obtienen así contrastes
como los siguientes: Los ciudadanos se
{levantaban ~ levantaron} en armas; Los abetos se {levantaban ~ *levantaron} majestuosos
a lo largo de la alameda. Se retomará esta cuestión en el § 23.9. Estos
contrastes, que son de naturaleza aspectual, ponen de manifiesto que el
aspecto perfectivo o terminativo que caracteriza a la forma CANTÉ no es
apropiado para los estados permanentes, en la medida en que estos no
admiten modificadores que restrinjan la predicación a un instante o un período.
En cuanto a los predicados de estado que denotan comportamientos (ser amable, ser tacaño, ser bueno),
existe acuerdo casi general en asimilarlos a los que expresan actividades (portarse bien, tratar mal a alguien,
etc.), ya que admiten «estar + gerundio», imperativos y otros contextos
similares, en especial los que muestran la posibilidad de una acción o un
comportamiento están sujetos a control.
23.3y El estudio
del modo de acción se remonta a Aristóteles. Ha sido abordado desde múltiples
perspectivas por un gran número de lingüistas y filósofos a lo largo de la
historia de ambas disciplinas. En los últimos años, el concepto mismo de ‘modo
de acción’ ha sido puesto en tela de juicio con el argumento de que son
demasiados los casos en los que se produce la recategorización de los eventos,
lo que haría de esta noción —en opinión de algunos autores— una propiedad más
pragmática o discursiva que estrictamente semántica. Repárese en que de la
definición del verbo “desfilar” cabe deducir que pertenece al mismo grupo que “marchar”.
Al caracterizarlo como verbo atélico se predice, correctamente, la
gramaticalidad de oraciones como El
ejército desfiló ante su excelencia durante una hora, pero no se predice,
en cambio, la de la variante El ejército
desfiló ante su excelencia en una hora, que resulta natural si desfiló se
interpreta como ‘consiguió desfilar’ o ‘completó el desfile’. No parece que
esta segunda interpretación pueda ser prevista por el léxico —continúa el
argumento—, por lo que sería el resultado de una adaptación contextual
condicionada por factores externos al significado de la palabra y, en
definitiva, al análisis gramatical mismo.
23.3z Por
oposición a la línea de razonamiento que se acaba de esbozar, parece hoy
mayoritaria —aunque no exclusiva— la postura según la cual los cambios de clase
obedecen al hecho de que ciertos rasgos semánticos necesarios en la
caracterización lexicológica de los predicados (no necesariamente en la
lexicográfica) pueden estar o no activos, lo que debería establecerse mediante
principios restrictivos. Así, las dos interpretaciones del ejemplo propuesto
podrían tener relación con el hecho de que “desfilar” se interprete como “marchar”
(predicado atélico), o bien como “pasar en fila” (predicado télico). En
cualquier caso, debe hacerse notar que la relación que existe entre la
(a)telicidad de los predicados y su definición lexicográfica es una cuestión no
suficientemente investigada. Cabe también pensar que, al igual que muchos
sustantivos pueden interpretarse como contables o no contables en contextos
diferentes (§ 12.3), los predicados verbales puedan estar o no delimitados en
función de las diversas formas en que se conciba su significación. Se han
dedicado no pocos esfuerzos en los últimos años a estudiar la aportación que
hacen a la categorización de los eventos ciertos componentes de la oración
distintos del verbo. Esta cuestión se considerará de forma resumida en la
sección que sigue.
23.4 EL
ASPECTO LÉXICO O
MODO DE ACCIÓN (II). SU NATURALEZA COMPOSICIONAL
23.4a En los
apartados anteriores se explicó que el aspecto léxico es un componente del
significado de los predicados verbales. Se relaciona, pues, con la información
que aporta el infinitivo y que puede encontrarse en los diccionarios: leer, trabajar, esperar, llegar, dormirse,
etc. No obstante, son muchos los casos en los que el modo de acción de los
predicados está DETERMINADO COMPOSICIONALMENTE, en el sentido de configurado
por el concurso de diversos componentes de la oración (muy a menudo, del grupo
verbal), uno solo de los cuales es el verbo. La determinación composicional del
modo de acción se observa claramente al comparar los complementos del verbo “escribir”
en los ejemplos siguientes: Cortés
escribió la carta y cerrada se la dio (Cervantes Salazar, Crónica); Mas no lo cumplió ni guardó más tiempo de cuanto tardó en escribir la
carta (Cieza, Guerras); Y para mayor acrecentamiento de esta devoción,
escribió cartas a los Sumos Pontífices (Granada, Vida); La madre de doña
Paquita dio en escribir cartas y más cartas (Moratín, Sí). Con el verbo “escribir” se designan en estos ejemplos
situaciones de naturaleza diferente. En Cortés
escribió la carta, se hace referencia a cierta acción terminada; en tardó en escribir la carta se dice que
dicha acción, igualmente terminada, tuvo cierta duración o que se pospuso por
largo tiempo. En los dos últimos textos de este grupo se introduce una
situación que carece de límite inherente, a pesar de que el predicado escribir algo lo tiene en función de su
significado. En el texto de Moratín no se menciona el número de cartas
escritas, por lo que se denota cierta acción continuada cuyo límite no se
expresa. Estos ejemplos muestran que el significado del verbo “escribir”,
presente en todos los textos citados, es solo uno de los factores que
intervienen en el aspecto léxico que caracteriza al predicado verbal que con él
se construye. En los apartados que siguen se expondrán resumidamente las formas
en que se suele lograr la caracterización composicional de los eventos.
23.4b Los verbos
de realización denotan acciones que,
como se ha explicado, poseen límite o término. Con la excepción de los
predicados de cambio gradual, de los que se habló en el § 23.3j, no existen
verbos caracterizados inherentemente como realizaciones, ya que el límite del
que se habla es aportado por algún complemento que aparece determinado
(escribir la carta) o cuantificado (escribir una carta, varias cartas, tres
cartas, pocas cartas). Los determinantes y cuantificadores ejercen, pues, un
papel DELIMITADOR o ACOTADOR, puesto que son ellos los que permiten que se haga
referencia a eventos particulares restringidos o acotados en su duración.
Cuando los complementos nominales mencionados carecen de determinante (§
14.1k), como en “escribir cartas”, el predicado se reinterpreta como verbo de
actividad. Se asimila, por tanto, a pasear,
esperar, trabajar y otras acciones no delimitadas. Así pues, la irregularidad
a la que da lugar el sustantivo “cartas” en escribir
{la carta ~ *cartas} en cinco minutos
es análoga a la de *pasear en cinco
minutos y está determinada por la ausencia de telicidad o delimitación en
las acciones que se mencionan.
23.4c Aunque el
razonamiento presentado en el apartado anterior se considera correcto, nótese
que el predicado escribir cartas en cinco
minutos es aceptable si el complemento de duración designa el tiempo
utilizado en la escritura de cada carta, como en Se espera de usted que sea capaz de escribir cartas en cinco minutos.
El resultado es gramatical en esta interpretación distributiva porque el
complemento de duración no delimita el evento global descrito (que es una
actividad y, por lo tanto, carece de delimitación), sino cada uno de los
SUBEVENTOS que lo componen. En cuanto a la variante “escribir cartas durante
horas”, resulta natural en la misma medida en que también lo es “esperar
durante horas”. Se obtiene en estos casos el rasgo durativo requerido por “durante”
como consecuencia de una MULTIPLICACIÓN DE LOS EVENTOS, inducida por un
sustantivo plural sin determinante (§ 15.11). La acción de escribir cada una de
las cartas ha de tener fin en sí misma, pero estas acciones se suman y forman
una serie homogénea no limitada. Dicha serie proporciona el rasgo de atelicidad
necesario para que resulten apropiados los complementos con “durante”.
23.4d La
situación atélica que se acaba de describir puede presentar una variante
peculiar cuando el predicado expresa cierta propiedad CARACTERIZADORA (en el
sentido descrito en el § 37.5b). Así, si alguien sabe que un amigo suyo ha
escrito una novela, podría decir de él las siguientes palabras: Mario se dedica ahora a escribir novelas.
Al hacerlo, no manifiesta su creencia de que son varias las novelas escritas
por su amigo, sino más bien su impresión de que su amigo ha pasado a ser
escritor de novelas (por tanto, a ejercer cierta ocupación), de lo que deduce
que tiene intención de seguir escribiéndolas. El hecho de que el plural que se expresa
en estas oraciones provenga de una serie de EVENTOS INFERIDOS es un rasgo
peculiar de tales situaciones, que se caracterizan por ser genéricas (§ 15.8).
No se anula aquí, por tanto, el concepto de ‘serie no limitada’ que se
introdujo en el apartado precedente. Nótese, en el mismo sentido, que la
secuencia Ya veo que por aquí pasan
trenes de mercancías (con sujeto plural sin determinante) podría ser
emitida con naturalidad por el que ve pasar un solo tren.
23.4e Los
nombres NO CONTABLES usados en singular sin determinante muestran un gran
número de puntos de contacto con los plurales que carecen de él, como se
explica en el § 12.2i. Estos sustantivos expresan la noción de ‘pluralidad’ con
recursos léxicos. Así pues, los pares siguientes son análogos (en lo relativo
al aspecto léxico) al ya mencionado escribir
cartas ~ escribir la carta; comer pan ~ comer un pan; usar papel ~ usar un
papel; cortar hierba ~ cortar una hierba; preparar café ~ preparar un café.
Las pruebas sintácticas a las que se ha aludido ofrecen resultados parecidos,
como en comer pan durante un buen rato.
He aquí otros ejemplos similares: Cada
uno de estos sectores recibe agua durante dos días (Salvador Hoy
10/7/1997); Se pintó dos lágrimas negras
en la cara y tragó fuego durante un año (Fuentes, Frontera).
23.4f Como se
acaba de explicar, el sustantivo no contable aporta el rasgo léxico de
pluralidad o de multiplicidad que la gramática del aspecto convierte en rasgo
de duración. Este hecho se extiende a los predicados de consecución o logro (§
23.3e). El rasgo en cuestión puede proceder del verbo, o bien de algún sujeto o
complemento suyo. Nótese que, en contraste con “llegar gente” en Todo se interrumpe cuando empieza a llegar
gente (Jiménez Emán, Tramas), no se diría *… cuando empieza a llegar Juan. Ello pone de manifiesto que es el
sustantivo no contable “gente” el que aporta el rasgo de ‘multiplicidad’ que se
reinterpreta como rasgo de ‘duración’. Ello permite que el predicado resulte
compatible con la preposición “durante”, de modo que podría añadirse un grupo
preposicional: ... a llegar gente durante
el espectáculo. En cambio, al lado de Buscar
oro durante un rato les divierte (Vázquez-Figueroa, Xaraguá), cabría decir Buscar a Luis durante un rato les divierte.
En este caso, el rasgo del predicado que ha de ser compatible con “durante”
procede del verbo durativo y atélico “buscar”. Aunque verbo y complemento (“buscar”
y “oro,” en el ejemplo propuesto) desempeñan algún papel en el proceso
analizado, debe resaltarse que la procedencia gramatical del rasgo de
‘multiplicidad’ que resulta ser relevante es considerablemente distinta.
23.4g Usados con
determinante y en posición preverbal, los nombres no contables pueden ejercer
el mismo efecto que se estudia en los apartados anteriores. Se ha observado que
ese efecto es más frecuente con verbos de movimiento y, en particular, con los
predicados inacusativos, pero no se obtiene solo con ellos. En los ejemplos que
siguen se subrayan el verbo y su sujeto: El
agua cayó durante 50 minutos y convirtió al resto del partido en una caricatura
(Clarín 6/11/2000); La detonación se
produjo por una acumulación de gas butano, que probablemente estuvo saliendo de
una bombona durante toda la noche (Mundo [Esp.] 30/10/1996). El segundo
ejemplo de este bloque se construye con el verbo télico “salir” y el adjunto
temporal “durante toda la noche”. Frente a lo que cabría esperar, el resultado
no es anómalo, ya que el sustantivo no contable “gas” proporciona la
información cuantitativa requerida por el adjunto que encabeza “durante”, de
forma similar a como lo proporciona el sustantivo “humo” en Salió humo del edificio durante toda la
tarde (con sujeto posverbal y sin artículo) o El humo salió durante más de una hora (Nación [C. Rica] 30/6/2009),
con sujeto preverbal y con artículo. La perífrasis imperfectiva «estar +
gerundio» favorece este proceso, según se comprueba en el último ejemplo del
grupo que se cita. Sin embargo, no es imprescindible, como muestran los demás.
23.4h Con los
sustantivos contables, la gramática dispone de un recurso que puede salvar la
gramaticalidad de estas combinaciones: la interpretación ITERATIVA del evento.
El sustantivo contable “página” da lugar a la lectura iterativa o cíclica en el
texto que sigue, favorecida por el grupo nominal “los viernes”, que se
interpreta distributivamente: La página
que en principio había comenzado a aparecer los domingos fue rotada alguna vez
para un lunes, posteriormente estuvo saliendo los viernes (CREA oral,
Venezuela).
23.4i El que el
objeto directo de un verbo transitivo sea o no un grupo nominal definido de
interpretación específica constituye, como se ha visto, un factor pertinente en
la interpretación de las actividades como realizaciones. Aun así, dicha
recategorización no proviene únicamente del grupo nominal, sino también del
significado del predicado principal. Los predicados ver la televisión, oír la radio y empujar el carrito de compras poseen complementos directos
definidos y designan actividades (es decir, eventos no delimitados). En cambio,
limpiar la televisión, sintonizar la
radio y vaciar el carrito de compras
designan realizaciones, por tanto acciones delimitadas. Los predicados que
componen este segundo grupo son muchos más que los que forman el primero.
Parece deberse esta diferencia a que las acciones que acarrean efectos en la
persona o la cosa que las recibe son más numerosas que las que no los producen.
Con los verbos que se acaban de mencionar es posible formar, por otra parte,
predicados de más de un tipo. Así, tocar
el piano (en la interpretación de ‘hacer sonar música en él’) se diferencia
de tocar una sonata en que la primera
construcción designa una actividad, y la segunda una realización. El sustantivo
“piano” no delimita el evento en “tocar el piano” (en el sentido descrito), y
tampoco lo hace “radio “en “escuchar la radio”. De hecho, piano y radio no
designan cosas particulares en los ejemplos propuestos, a pesar de estar
construidos con artículos determinados, a diferencia de lo que sucede en el piano que toca o la radio que escucha.
23.4j El
complemento nominal definido o cuantificado puede designar el elemento afectado
al término del suceso, lo que no impide, como se vio en las páginas
precedentes, que las realizaciones se conviertan en actividades: Leyó (o Estuvo leyendo) su novela
durante un rato. No obstante, cuando sucede el proceso contrario (es decir,
cuando las actividades se convierten en realizaciones), ese grupo nominal
definido o cuantificado suele aportar un RASGO ACOTADOR O DELIMITADOR del
evento. Una vez delimitado este, es incompatible con un complemento durativo,
que ya no se puede interpretar. Se comprueba este efecto en pares como nadar durante horas ~ nadar tres millas
(*durante horas) o adelgazar durante un mes ~ adelgazar diez kilos (*durante un mes).
23.4k El hecho
de que los predicados atélicos acepten complementos de límite, como los
encabezados por la preposición “hasta”, es, en cierto modo, paradójico. Estos
complementos están, sin embargo, capacitados para marcar un límite que es
independiente de la culminación natural del evento. Así, en Visitó enfermos hasta el mediodía no se
dice que todos los enfermos de cierto conjunto introducido antes hayan sido
visitados. De forma similar, se puede decir Estudió
la lección hasta las tres en una situación en la que ciertas partes de la
lección queden sin estudiar. La llamada interpretación de acción inconclusa,
analizada en el § 23.3o, apunta en esta misma dirección. No hay tampoco
contradicción entre el hecho de que “dormir” sea un predicado atélico (es decir,
sin límite, frente a dormirse) y que resulten a la vez naturales oraciones como
Durmió hasta el amanecer. Como se
explicó en las páginas precedentes (§ 23.3k y ss.), “hasta el amanecer” denota
aquí el punto en que cesa la acción de dormir, no exactamente el punto en el
que termina. Es importante tener en cuenta que los predicados de realización
solo son compatibles con los complementos temporales que “hasta” encabeza
cuando los primeros se pueden reinterpretar como actividades. Junto al ejemplo
propuesto Estudió la lección hasta las
tres, resultan incoherentes otros como *Construyeron
la nueva carretera hasta el mes pasado, ya que construir algo implica
hacerlo por completo, por tanto llevar a término cierta acción.
23.4l Los
complementos espaciales introducidos por la preposición “hasta” delimitan los
eventos. En efecto, “empujar el carrito” es, como se ha explicado, un predicado
de actividad, lo que se confirma al agregar los complementos con “en” y “durante”
ya mencionados. En cambio, “empujar el carrito hasta el auto” pasa a ser un
predicado de realización. Ello da lugar a contrastes exactamente opuestos: empujar el carrito {durante dos minutos ~
*en dos minutos}; empujar el carrito
hasta el auto {*durante dos minutos ~ en dos minutos}. La naturaleza espacial
o temporal del término de la preposición “hasta” ejerce un papel importante en
los procesos analizados. Así, el complemento temporal “hasta el amanecer” no
convierte las actividades en realizaciones (a diferencia de los complementos
locativos “hasta el auto”, “hasta la esquina” o “hasta la playa”), puesto que
designa, como se ha explicado, el cese de una situación, más que su límite: nadar hasta la playa (en tres minutos) ~
dormir hasta el amanecer (*en ocho horas). Cabe pensar que la anomalía que
se obtiene al agregar “en ocho horas” al último ejemplo se deduce de que este
complemento marca cierto límite. Compite, pues, con el término de la
preposición “hasta” en hasta el amanecer,
que expresa esta misma noción.
23.4m Los
complementos con hasta que delimitan los predicados de realización pueden hacer
referencia a un punto en el interior del evento en curso, como en Vimos la película hasta {el final ~ la
mitad}. La introducción de ese límite no altera, pues, la naturaleza de
tales predicados. Los que expresan consecuciones o logros aceptan asimismo
complementos de delimitación espacial (El
tren llega hasta esta estación) o temporal (La primavera llega hasta el día 20 de junio en el hemisferio norte).
No obstante, cuando estos últimos se aplican a personas o cosas que —a
diferencia de “la primavera”— carecen de extensión temporal, dan lugar de forma
característica a la interpretación cíclica o iterativa de la que se habló en el
§ 23.2m: El tren llegará a esta estación
hasta el 30 de mayo. Luego, se cerrará
la línea. En el español de México, parte de Centroamérica, costa del
Ecuador, Bolivia y parte de Colombia y otros países se admiten (sin que sea
necesaria la interpretación cíclica) oraciones como El tren llegó hasta las cuatro. Se analizan estos usos en el §
48.11w. En esta pauta sintáctica se suple en la conciencia lingüística de los
hablantes la negación que da sentido a estas construcciones (como si se dijera El tren no llegó hasta las cuatro). Aun
así, tal como allí se señala, se recomienda evitar estas oraciones cuando
puedan dar lugar a situaciones de ambigüedad, como en Abrimos hasta las cuatro. La teoría que analiza los predicados
puntuales negados como predicados durativos (abreviadamente, «negación +
predicado télico=predicado atélico») tiene, no obstante, ventajas e
inconvenientes. Se analizan brevemente unos y otras en el § 48.11z.
23.4n Algunos
verbos modales (y en particular “poder”) tienen la capacidad de convertir los
predicados télicos en atélicos. Se obtienen así contrastes como *Usted se inscribió para esta prueba durante
diez días (agramatical si se descarta la lectura iterativa) y Usted se pudo inscribir para esta prueba
durante diez días. El verbo “poder” crea en esta última oración un
predicado de estado similar a ‘tener la facultad o la capacidad de
inscribirse’, lo que permite que admita complementos de duración. Los
infinitivos que complementan a los verbos decir,
afirmar, confesar, declarar y otros similares denotan estados, como en Declaró tener conocimiento de ello.
También denotan actividades que constituyen hábitos (Confesaba fumar tres cajetillas diarias) u otros rasgos
definitorios o característicos de las personas, como en Reconocía colaborar con la Policía o en […] cuya causa decía representar él solo
(Galdós, Audaz).
23.4ñ Como se
comprueba, los estados y las actividades se neutralizan en esta
construcción de infinitivo. Los predicados télicos tienden a rechazarla si no
se garantiza la interpretación iterativa con algún recurso: *Afirmó conseguir el trabajo. Como el
verbo “poder” crea predicados de estado, es esperable que la combinación
mencionada se acepte con naturalidad con este verbo: Afirmaba poder conseguirles trabajo de bailarinas para todo el verano
(Mundo [Esp.] 23/8/1995). El infinitivo compuesto (HABER CANTADO) posee esa
misma capacidad, como se explica en el § 26.4m: Hubo quien afirmó haber oído el solitario llanto del Rey (Matute, Gudú); Declaró haber entregado 20000 dólares […] el 13 de octubre de 1970
(Verdugo, Casa).
23.4o En los §
35.7v-z, 41.13ñ y 41.14m se menciona que el DATIVO ÉTICO y, a veces, el DE
INTERÉS se caracterizan por rasgos aspectuales. Para aludir a este valor de los
pronombres átonos me, te, se, nos, os, se
(en concordancia de persona y número con el sujeto), se ha acuñado
recientemente, por convención, el término SE ASPECTUAL (también INTENSIVO para
algunos gramáticos). Con él se pretende reflejar el hecho de que dicho
pronombre átono se combina con predicados delimitados o télicos, que
expresan, por tanto, la culminación de la situación denotada: Cuando ella salió, mi tío se bebió mi copa
de un trago (Ibargüengoitia, Crímenes).
23.4p El llamado
se aspectual no tiene función
delimitadora, puesto que no altera el modo de acción de los predicados. Sin
embargo, solo incide sobre algunos de ellos que poseen carácter télico. Como se
ha explicado, si se omite el artículo marcado en oraciones como El director leyó los informes económicos,
el grupo verbal leer informes económicos
se analizará como predicado de actividad (por tanto, atélico). Nótese ahora que
se rechazaría la omisión del artículo en El
director se leyó los informes económicos, ya que el llamado se aspectual requiere rasgos télicos, y
el predicado leer informes económicos
no los aporta. Tampoco resulta natural la omisión de “varios” en Luis se fumaba varios puros todos los días,
ya que “fumar puros” no es un evento delimitado o télico. No se puede
establecer, sin embargo, la comparación en Se
creyó tus mentiras, ya que “creer”
no se construye con grupos nominales sin determinante (*Creyó mentiras).
23.4q Son
imprecisos los límites entre el llamado se
aspectual y los diversos tipos de dativos no argumentales (§ 35.7v-z). Este
uso de se es característico de los verbos
que expresan consumo de algo, como beber(se),
comer(se), gastar(se), si
bien la noción de ‘consumo’ podría entenderse figuradamente, como en leerse Guerra y Paz. Además de con estos
verbos, aparece de forma característica con otros que denotan acciones
realizadas con algún beneficio propio, sea o no material, como en aprenderse algo de memoria o repasarse
la lección. El pronombre se solo aparece en estos casos si se
obtiene el requisito de telicidad apuntado: La
empresa (*se) limpiaba oficinas en media hora. Son asimismo escurridizos
los límites entre el llamado se
aspectual (variante de los tradicionales dativos ético y de interés) y el
morfema característico de los verbos pronominales. En el § 35.6 se explica que la
presencia o ausencia del dativo ético en ciertos predicados da lugar a
significados distintos, lo que parece sugerir que las alternancias allí
descritas son de naturaleza léxica en lugar de estrictamente sintáctica.
Confirma este hecho el que solo algunos hispanohablantes consideran natural la
presencia de se en secuencias como la
siguiente: El meridense, aficionado al
boxeo y a los cambios de look, se ganó la carrera con honores, dejándole una
jaqueca al ciclismo colombiano (Mundo [Col.] 22/6/2009). Es lógico que los
predicados de consecución o logro rechacen este uso de se si son pronominales, como en llegarse
a alguien o algo (‘acercársele’):
Isabel se llegó a él y lo sacudió sin
violencia, pero con firmeza (Martín Gaite, Fragmentos), pero no lo es tanto que también lo rechacen en otros
casos: Todos (*se) llegaron temprano;
Ayer (*me) perdí las llaves. Es discutible, en resumen, que los rasgos
gramaticales que están en juego en todos estos contrastes sean solo
aspectuales.
23.4r Una serie
de verbos pronominales de movimiento (irse, salirse, caerse, marcharse) aluden al origen de este y se
interpretan como predicados de consecución: Aburrido, el fotógrafo se salió a media función (Santos Febres, Pez). Estos verbos requieren el rasgo de
‘delimitación’ en sus argumentos, por lo que son incompatibles con los nombres
no contables en singular, usados sin artículo, y con los contables en plural.
Se obtienen de esta forma contrastes como Se
salió {el agua ~ *agua} de la bañera (frente a Salió agua de la bañera) o Se
marcharon {los soldados ~ *soldados}.
23.4s En los
apartados anteriores de esta sección, se ha mostrado que el modo de acción no
puede concebirse como una característica léxica de los verbos, sino, más bien,
como una propiedad semántica de los predicados verbales que se obtiene mediante
el concurso de varios de sus componentes y que posee numerosas consecuencias
sintácticas. Se retomarán los rasgos que caracterizan el modo de acción cuando
se analice el aspecto gramatical, en particular en los § 23.9-13.
………………………………………
RAE
SE PRONOMINAL
Como pronombre personal,
invariable en género y número, tiene distintos valores:
a) Variante
formal de le(s). Cuando el pronombre de dativo le(s) precede a alguno de los pronombres de
acusativo de tercera persona lo(s), la(s), adopta la
forma se: Les compré
caramelos > Se los
compré; Le puse
los zapatos > Se los puse. Solo en casos
esporádicos se es variante formal de los pronombres de acusativo lo(s), la(s), como
en Llaman cobarde a María > La llaman cobarde > Se lo
llaman; o en Oí a las niñas cantar la canción > Las oí
cantar la canción > Se la oí cantar.
b) Pronombre
personal de tercera persona con valor reflexivo
(el sujeto realiza la acción, o la manda realizar, sobre sí mismo) o recíproco
(la acción la realizan varios individuos, los unos sobre los otros). En ambos
casos el pronombre se puede desempeñar funciones de complemento
directo o indirecto: María se peina (complemento directo
reflexivo); María se lava las manos (complemento indirecto
reflexivo); Los novios se conocieron en un viaje (complemento
directo recíproco); Ana y Luis se escriben cartas de amor (complemento
indirecto recíproco). En el uso reflexivo, puede añadirse el refuerzo
tónico a sí mismo, siempre que sea el sujeto quien
efectivamente realice la acción: Se convenció a sí mismo de que podía
ganar, frente a Se convenció [gracias a los
argumentos de otros] de que podía ganar. Hay verbos que admiten el
uso conjunto del se reflexivo en función de complemento
directo y del prefijo de sentido reflexivo auto-.
c) Pronombre personal de tercera persona con valor
expresivo. Se trata del uso
del se reflexivo (referido al sujeto de la oración), con
función sintáctica similar a la del complemento indirecto, pero sin venir
exigido por el verbo. Su presencia aporta matices expresivos de
diferente tipo y a menudo su uso es expletivo, pudiendo suprimirse sin que la
oración sufra cambios de significado: Juan (se) merece un premio; María
(se) leyó la novela de un tirón.
d) Componente
de las formas de tercera persona de los verbos pronominales. Hay verbos (arrepentirse, quejarse, etc.)
que se construyen en todas sus formas con un pronombre átono reflexivo, que no
desempeña ninguna función sintáctica en la oración; la forma que
corresponde a las terceras personas es se: El moribundo se arrepintió
de sus pecados; Los clientes se quejaron del trato recibido. Algunos verbos
son exclusivamente pronominales, como arrepentirse, adueñarse,
resentirse, etc., y otros adoptan determinados matices
significativos o expresivos en los usos pronominales, como ir(se),
dormir(se), salir(se), etc.: Juan (se) salió de la reunión. También
se construyen necesariamente con el pronombre átono las acepciones pronominales
que corresponden a la llamada «voz media»,
con la que se expresa que al sujeto le ocurre lo denotado por el verbo,
sin que haya causa conocida o sin que esta importe, a veces por tratarse de una
acción inherente a la naturaleza del sujeto: El barco se hundió;
En primavera los campos se llenan de flores.
RAE: SE INDICADOR DE ORACIONES
IMPERSONALES Y PASIVAS REFLEJAS
La palabra se sirve
hoy para formar dos tipos de oraciones: impersonales y de pasiva refleja.
a) En las oraciones impersonales, llamadas así por carecer
de sujeto gramatical, la forma se precede siempre a un verbo
en tercera persona del singular. Esta construcción puede darse con
verbos intransitivos (Se trabaja mejor en equipo), con verbos
copulativos (Se es más feliz sin responsabilidades), con verbos
transitivos que llevan complemento directo de persona precedido de la
preposición a (Entre los gitanos se respeta mucho a los ancianos) e incluso con verbos en voz pasiva
(Cuando se es juzgado injustamente, es necesario defenderse). No debe
ponerse el verbo en plural cuando la oración impersonal lleva un complemento
directo plural, pues la concordancia de número solo se da entre el verbo y
el sujeto, y no entre el verbo y el complemento directo; así, hoy no sería
correcta una oración como Se vieron a muchos famosos en la fiesta, en
lugar de Se vio a muchos famosos en la fiesta. Tampoco es correcto
hacer concordar el verbo de la oración impersonal con otro tipo de complementos
preposicionales: Ayer se llegaron a los 50 ºC en Calcuta (en
lugar de se llegó a los 50 ºC); En la reunión se hablaron de temas
importantes (en lugar de se habló de temas importantes).
b) En las oraciones de pasiva refleja la
forma se precede a un verbo en forma activa en tercera
persona (singular o plural), junto al que aparece un elemento nominal,
normalmente pospuesto, que funciona como su sujeto gramatical. Este
elemento nominal suele denotar cosas o acciones, o personas
indeterminadas: Se hacen fotocopias; Se supone que ibas a venir; Se
necesitan secretarias bilingües. Si el sujeto lleva determinante o es
un pronombre, puede ir antepuesto: Las fotocopias se hacen en máquinas
especiales; Al final, todo se sabe. Por tratarse de una forma de
pasiva, solo se da con verbos transitivos, y el verbo irá en singular o
en plural según sea singular o plural el elemento nominal que actúe de
sujeto: «En los comercios especializados se vende la pasta de sésamo» (Bonfiglioli Arte [Arg.
1990]); «En ese kiosco [...] no se venden revistas
políticas» (Puig Beso [Arg. 1976]).
Las oraciones de pasiva refleja tienen el mismo sentido que
las oraciones de pasiva perifrástica (las construidas con «ser +
participio»): En la reunión se discutieron todos los temas pendientes = En
la reunión fueron discutidos todos los temas pendientes. Pero mientras
la pasiva perifrástica admite con naturalidad un complemento agente (que se
corresponde con el sujeto de la acción en la construcción activa), la pasiva refleja
no suele llevarlo; así, lo normal es decir Los apartamentos se
vendieron en poco tiempo, pero Los apartamentos fueron
vendidos en poco tiempo por agentes inmobiliarios. El uso de la pasiva
refleja con complemento agente solo se da, esporádicamente, en el lenguaje
jurídico-administrativo: «Los recursos se presentaron por el sector
crítico y aún no ha habido respuesta» (Abc [Esp.]
29.1.85); pero incluso en estos casos resulta más natural el empleo de la
pasiva perifrástica: Los recursos fueron presentados por el sector
crítico.
Ø
Se venden casas o se vende casas.
Aunque tienen en común el omitir el agente de la acción,
conviene no confundir las oraciones impersonales (carentes de sujeto y con el
verbo inmovilizado en tercera persona del singular) y las oraciones de pasiva
refleja (con el verbo en tercera persona del singular o del plural, concertando
con el sujeto paciente). La confusión puede darse únicamente con verbos
transitivos, pues son los únicos que pueden generar ambos tipos de oraciones: Se
busca a los culpables (impersonal) / Se buscan casas con
jardín (pasiva refleja).
En el castellano antiguo solo existían las oraciones de
pasiva refleja, que no planteaban ningún problema cuando el sujeto denotaba
cosa: «Se cantan cosas torpes e malas» (Cuéllar Catecismo [Esp.
1325]); pero cuando el sujeto denotaba persona se producían casos de ambigüedad
entre los significados reflexivo, recíproco y de pasiva refleja; así, una
oración como Se tratan bien los pobres podía tener una
interpretación reflexiva (a sí mismos), recíproca (entre sí) o de pasiva
refleja (por alguien que no se menciona). Para evitar la ambigüedad se fue
extendiendo la práctica de anteponer al sustantivo de persona la
preposición a, cuando la oración debía interpretarse como
pasiva refleja: «Que se respeten a los
prelados de la Iglesia» (Palafox Carta [Esp. 1652]).
Finalmente se inmovilizó el verbo en singular, dando lugar a la estructura
impersonal con se del español actual: «A pesar del
régimen excepcional con que se trataba a los reclusos extranjeros» (Chavarría Rojo [Ur.
2002]). Así pues, las oraciones impersonales nacen solo referidas a persona.
Hoy, según la norma culta mayoritaria, reflejada en
escritores de prestigio de todo el ámbito hispánico, se utiliza la construcción
impersonal cuando el verbo
transitivo lleva un complemento directo de persona determinado —y, por
tanto, necesariamente precedido de la preposición a—:
«Allí estaba la campana con que se llamaba a los
trabajadores» (Araya Luna [Chile 1982]); «Dio
las instrucciones para que [...] se buscara a las adoratrices de la Vela Perpetua» (Sánchez Héroe [Col.
1988]); y se usa la construcción de pasiva
refleja cuando el verbo transitivo lleva, en la versión activa de la
oración, un complemento directo de cosa, o bien un complemento directo de
persona no determinado —no precedido, por tanto, de la preposición a—;
esos complementos directos de la versión activa son los sujetos de la pasiva
refleja: «Se exponen tesis y se buscan argumentos que tengan fuerza
persuasiva» (Marafioti Significantes [Arg.1988]); «Se
buscan jóvenes idealistas» (Tiempo [Col.] 1992).
De acuerdo con esta distribución de uso, la construcción
impersonal no es normal ni aconsejable cuando el complemento directo denota
cosa; no obstante, en algunas zonas de América,
especialmente en los países del Cono Sur, se están extendiendo las
construcciones impersonales con complemento directo de cosa, aunque su
aparición es aún escasa en la lengua escrita: «Es frecuente que se
venda materias primas de baja calidad» (FdzChiti Hornos [Arg.
1992]); en estos casos, la norma culta mayoritaria sigue prefiriendo la
construcción de pasiva refleja: «A esa hora solo se vendían cosas de
comer» (GaMárquez Crónica [Col. 1981]); «Se
vendían papas fritas, caramelos y salchichas en cada esquina» (Allende Eva [Chile
1987]).
Algunos verbos transitivos, como nombrar, elegir,
seleccionar, contratar y similares, admiten ambas construcciones y
pueden dar lugar, sin reparos, a oraciones de pasiva refleja con sujeto de
persona determinado; así, tan correcta es la oración de pasiva refleja «Se
elegirán los alcaldes por voto popular» (Tiempo [Col.]
2.1.88), donde los alcaldes es el sujeto paciente de se
elegirán, como la oración impersonal «Se elegirá a las
autoridades de la institución para el período 1997-1998» (Hoy [El
Salv.] 23.4.97), que carece de sujeto gramatical y en la que las
autoridades es el complemento directo de se elegirá. Suele
preferirse, en estos casos, la construcción impersonal, porque al ser imposible
su interpretación reflexiva o recíproca no da lugar a enunciados ambiguos. Lo
que no debe hacerse es mezclar ambas construcciones: «Se elegirán a los cargos del partido» (Nación [C.
Rica] 27.11.96); debió decirse Se elegirán los cargos o Se
elegirá a los cargos.
Ø COLOCACIÓN DE SE EN LAS PERÍFRASIS
VERBALES
Se puede arrepentir / Puede arrepentirse; Juan se tiene
que ir / Juan tiene que irse; Se debe de vivir bien en Córdoba
/ Debe de vivirse bien en Córdoba.
Si el infinitivo o el gerundio forman parte de una perífrasis
verbal, en la mayor parte de los casos los clíticos pueden colocarse también
delante del verbo auxiliar de la perífrasis, que es el que aparece en forma
personal: Debo hacerlo / Lo debo
hacer; Tienes que llevárselo / Se lo tienes
que llevar; Vais a arrepentiros / Os vais a
arrepentir; Siempre está quejándose / Siempre se está quejando; Siguió
explicándomelo / Me lo siguió
explicando.
La anteposición de
los clíticos no es posible
·
cuando el verbo auxiliar de la perífrasis es
impersonal: Hay que pedírselo (no *Se lo hay que pedir);
·
si el verbo en forma no personal es el sujeto
oracional pospuesto de verbos como parecer, importar, convenir, etc.: Parecía
entenderlo (no
*Lo parecía
entender); Conviene intentarlo (no *Lo conviene intentar); Importa
denunciarlo (no *Lo importa
denunciar).
·
Tampoco es normal la anteposición de clíticos con
verbos que expresan creencia, temor, deseo, preferencia o conocimiento,
como creer, temer, desear, preferir, negar, afirmar, entre
otros: Cree haberlo guardado (más
normal que Lo cree
haber guardado); Prefiero ignorarte (más normal que Te prefiero
ignorar); Deseo irme (más
normal que Me deseo
ir); Negó saberlo (más
normal que Lo negó
saber), etc.
Lo
dicho para las formas simples es válido también para las compuestas, teniendo
en cuenta que la posposición o anteposición de los pronombres átonos se da
siempre con respecto al auxiliar haber, dado que el
participio, como norma general, no admite enclíticos; así, los pronombres
átonos se anteponen al auxiliar en las formas compuestas de indicativo y de
subjuntivo: Me lo he
imaginado; ¿Se habrá
terminado la película?; Ojalá se lo hayan concedido (únicamente
pervive el uso pospuesto en expresiones
lexicalizadas, como ¡Habrase visto!); y se
posponen en los infinitivos y gerundios compuestos: Por haberlo terminado,
recibirás un premio; Se fue habiéndonos dicho lo que quería.
Cuando el infinitivo compuesto
forma parte de una perífrasis o depende de otro verbo con su mismo sujeto, los
pronombres pueden posponerse al auxiliar haber o anteponerse
al verbo conjugado, salvo en los mismos casos señalados para las formas
simples: Tenías que habérmelo dicho / Me lo tenías que haber
dicho; Había que haberlo previsto (pero
no *Lo había
que haber previsto); Convenía habérselo dicho (pero
no *Se lo convenía
haber dicho).
Ø
INCORRECCIÓN DE
LAS SECUENCIAS ME SE Y SE TE. ORDEN DE LAS SECUENCIAS DE CLÍTICOS.
Un mismo verbo puede llevar
dos y hasta tres pronombres clíticos, que se anteponen o posponen al verbo
siempre en bloque, no pudiendo anteponerse unos y posponerse otros. El orden no
es libre y se somete, básicamente, a la regla que establece que los
pronombres de segunda persona preceden a los de primera y estos a los de
tercera, salvo a la forma se, que precede a todas las demás
(se + 2.ª pers. + 1.ª pers. + 3.ª pers.): «Ay, Dios,
que te me lo llevaste
cuando más falta me hacía» (Ayerra Lucha [Esp.
1984]); «Cualquiera se te la llevará delante de las narices» (Aub Calle [Esp.
1961]); no son correctas, por tanto, secuencias como me se o te se, propias del habla
popular: «No me se haga el pendejo,
Balbicito, no me cojudee» (Bayly Días [Perú 1996]).
Ø INCORRECCIÓN en trasladar o AÑADIR al SE ENCLÍTICO
LA -N que caracteriza a las formas verbales de tercera persona
del plural (siéntesen, siéntensen)
DUPLICACIÓN DE COMPLEMENTOS: COAPARICIÓN DEL CLÍTICO Y EL COMPLEMENTO
TÓNICO.
En español, los pronombres átonos aparecen a menudo
dentro de la misma oración junto con el complemento tónico al que se
refieren: Me dijo a mí que me
callara; Lo sabe todo. La
duplicación del complemento indirecto a través del pronombre átono es siempre
posible y, en algunos casos, obligatoria, mientras que la del complemento
directo está sujeta a muchas más restricciones.
En el español general culto la coaparición del pronombre átono y el
complemento tónico responde a las pautas siguientes:
·
Si el complemento
tónico es también un pronombre personal, la coaparición del pronombre
átono es obligatoria, tanto si el complemento es directo como indirecto: Me castigaron
a mí; A ti te dieron
el premio (no *Castigaron a mí; *A ti dieron el premio).
Aunque son posibles, en estos casos, oraciones idénticas sin el complemento
tónico (Me castigaron; Te dieron el premio), existen diferencias
expresivas de importancia entre ambas posibilidades: la presencia del
complemento tónico denota un propósito de contraste o discriminación, ausente
de la oración en la que solo aparece el pronombre átono; así, en Me
castigaron a mí, frente a Me castigaron, se subraya
el hecho de que ha sido solo a mí, y no a otros igualmente merecedores de ello
o más culpables que yo, a quien se ha castigado.
·
Si el complemento
tónico no es un pronombre personal y aparece antepuesto al verbo, también es obligatoria la coaparición del pronombre
átono, tanto si el complemento es directo como indirecto: A tu hermano lo vi
en el cine (no *A tu hermano vi en el cine); La tarta la llevo yo (no *La tarta
llevo yo); A mi madre le he
dicho la verdad (no *A mi madre he dicho la verdad); A Juan le han denegado la beca (no *A
Juan han denegado la beca). Deben diferenciarse estas construcciones, con
el complemento tónico antepuesto y coaparición del pronombre átono, de aquellas
en que la anteposición del complemento es enfática, contrastiva, en las que no
coaparece el pronombre átono: Un libro te daré, y no dos (y
no *Un libro te lo daré, y no dos).
·
Pero si el complemento tónico aparece pospuesto al
verbo, las condiciones para la coaparición del pronombre átono son
diferentes según que el complemento sea directo o indirecto:
a) En el caso del CI, la coaparición del pronombre átono
es normalmente opcional y suele ser lo más frecuente, especialmente en
la lengua oral: No (les) da importancia a los problemas; (Les) he contado
nuestro secreto a unos amigos; (Le)
han denegado la beca a Juan; (Le)
he dicho la verdad a mi madre. E incluso
hay verbos, como gustar, encantar y sinónimos, que exigen la
presencia del pronombre átono junto con el complemento tónico: ¿Le gustan a tu hermana los
bombones? (y no *¿Gustan a tu hermana los bombones?). En
general, suele ser necesaria la duplicación en los verbos cuyo complemento
indirecto designa, no al destinatario de la acción, sino al que la
experimenta, como ocurre con los llamados verbos de «afección» (psíquica o
física), como molestar, divertir, interesar, cansar, etc., y
con muchos otros, como parecer, resultar, convenir, etc.: Le molestó a tu padre que
no vinieras; Le ha cansado a la abuela el paseo; Le pareció
bien al jefe nuestro plan; No le conviene al niño comer
tantos dulces. No obstante, cuando la función de CI es desempeñada por los
cuantificadores universales todo, nadie o similares,
la presencia del pronombre átono no resulta siempre necesaria: Su
decisión no (le) gustó a todo el
mundo; Sus palabras no (le) molestaron a nadie; (Les) cansó a todos con su discurso.
b) En el español general, el CD tónico pospuesto al verbo no suele admitir la
coaparición del pronombre átono, salvo que se trate también de un pronombre
personal, caso en el que es obligada. Solo es normal la duplicación en
todo el ámbito hispánico cuando el complemento directo tónico es el
pronombre todo: Lo sé todo; (Las) conozco a todas; cuando, con referente animado, el
complemento directo es un numeral precedido de artículo: (Los) invité a los cuatro; o
cuando se trata del indefinido uno y su referente es la
persona que habla: Si la ven a una vacilar, enseguida se aprovechan. También
favorecen la duplicación del complemento directo las oraciones de carácter
enfático, como Ya lo creo que vendrá o ¡Vaya si las castigo a las niñas! La duplicación del complemento directo
en otros casos (Lo vi a Juan; La saludé a María) es ajena a la norma culta de gran parte del
ámbito hispánico, pero es normal en algunas regiones americanas, especialmente
en los países del Río de la Plata: «Al pasar la madre cerca del
baño la vio a Mariana tomando
comprimidos» (Rausch/Bay Anorexia [Arg. 1990]).
DATIVO: RAE
Caso de la
declinación latina y de otras lenguas que en español equivale al objeto
indirecto del verbo.
·
de interés: no exigido por el verbo y designa
a la persona beneficiada o perjudicada por la acción de éste: Se me cayó el plato.
·
ético: pronombre no requerido por el verbo ni
necesario para el sentido de la frase, que se usa con intención afectiva para
aludir a la persona afectada indirectamente o interesada por la acción verbal: No se me asuste.
·
posesivo o simpatético:
el que refiere al poseedor
de lo designado por el sujeto al que acompaña o por alguno de sus complementos:
Se me nubla la vista.
[1] El
pronombre reflexivo repite la persona y el número del sujeto, y denota el mismo
referente.
[2]
Construcción media se aplica a las oraciones intransitivas que expresan cambio
de estado, sea con verbos pronominales (Se
secan los campos) o no (Crece la
hierba).
[3]
Los inacusativos son verbos intransitivos que denotan estados o eventos no
agentivos: el único argumento, el sujeto, no es agente, sino paciente porque
sufre el efecto de la acción.
[4]
Usado también como pronominal.
[5]
Los transitivos son verbos de predicación incompleta, por lo que necesitan un
complemento necesario (CD) de carácter argumental (ver nota 4). A través de
estos verbos las acciones transitan desde el actor al objeto. El verbo por sí
solo no tiene sentido y necesita un aporte informativo para completar su
significado: He comprado un regalo (CD).
Estos verbos responden a la estructura lógico-argumentativa de “alguien
(agente) hace algo (OD) a alguien (OI)”: He
comprado un regalo para mi madre. Así, decimos que todo verbo transitivo
lleva por lo menos un complemento objetivo en el cual termina y se consuma la
acción (Gili Gaya, 1970)
[6] y
6 Lenz les llama verbos pronominales intrínsecos de interior físico y de
interior psíquico respectivamente.
[8]Según
la Gramática descriptiva de la lengua
española un verbo causativo es aquel en que hay un agente que causa o
provoca una acción que ejecuta, sufre o experimenta otro. (limpiar: hacer que algo quede limpio, matar: hacer morir, sacar:
hacer salir); en otras palabras, el sujeto no realiza por sí mismo la acción del verbo, sino que
ordena, encarga o dirige la acción que otro ejecuta: construir (mandar que se construya): Franco construyó muchos pantanos. Hay
ciertos verbos que admiten una interpretación causativa y otra que no lo es: hervir: Tienes que hervir el agua (hacer
que el agua hierva) es transitivo y causativo, frente a El agua hierve, que es intransitivo y no causativo. Hay verbos de
alternancia causativa: originalmente funcionaban como intransitivos (El presidente cesó en/de su cargo = dejó
de desempeñar su cargo), pero actualmente se admite su uso transitivo
causativo: El presidente cesó a dos
magistrados = los destituyó de su cargo. Ver nota 35 y cuadro de pg. 44.
[9]
Verbo que indica el comienzo de una acción, como florecer.
[10] Aspecto verbal que en un tiempo
o en su significado general indica una acción
terminada o el resultado de otra anterior: Resumí el capítulo en
dos páginas; He dejado la cena preparada.
[11]
Tema: parte de un enunciado que presenta cierta información como conocida por
oposición a rema (información nueva
de un enunciado).
[12]
argumento: cada uno
de los participantes exigidos semánticamente por el núcleo del predicado. El verbo,
en función de su significado, puede seleccionar uno, dos o tres argumentos; p.
ej., comer exige 2 argumentos: 1
sujeto (la persona que come) y 1 CD (lo que come).
[13]
Nombres de herencia verbal que denotan eventos
[14]
Por ejemplo, el verbo enterarse no puede usarse en la forma no pronominal: *Yo
entero
[15]
Algunos pronominales inherentes son reflexivos y por tanto el pronombre cumple
la función de CD: suicidarse,
acurrucarse, despelotarse
[16] Según
Mendikoetexea (Construcciones
inacusativas y pasivas, 1999) existen dos tipos de verbos intransitivos:
los inergativos y los ergativos o inacusativos. Son verbos de un solo
argumento, pero los inergativos
denotan actividades o procesos que dependen de la voluntad de un agente
(llorar, reír, saltar, andar, trabajar)
y los ergativos o inacusativos denotan estados o eventos no
agentivos (existir, ser, parecer,
aparecer, desaparecer, florecer, crecer, llegar, quedar, faltar. hervir)
cuyo único argumento (el suj. gramatical) designa un participante que padece la
acción (es paciente, no agente) sin que se mencione el causante real. En
la ropa se secó el sujeto no es el
agente, sino el paciente del proceso, por lo que se infiere una causación
externa al proceso (la ropa es un argumento
que no puede cumplir un rol agentivo, no puede, por tanto, funcionar como causa
del proceso). El argumento inacusativo desempeña respecto del verbo
intransitivo un papel equivalente al del argumento objeto del verbo transitivo:
El caldo hirvió (construcción
inacusativa, donde El caldo es el
sujeto paciente inacusativo) frente a
Juan hirvió el caldo (construcción
transitiva, donde Juan es el sujeto
agente, y el caldo el objeto paciente
acusativo). Hay verbos de alternancia ergativa~inergativa: Juan rompió el vaso (construcción transitiva con sujeto agente,
expresa un evento que denota un cambio de estado en un objeto) frente a El vaso se rompió (construcción
inacusativa/ergativa con un solo argumento: el elemento que sufre el cambio de
estado). Los inacusativos inherentes no presentan esta alternancia transitiva: Juan se desmayó (*Juan desmayó).
[17] Adjetivo derivado de un verbo. Indica una
acción terminada o el resultado de un proceso previo: quemado, domiciliado, residente
[18]
telicidad: propiedad de un verbo que presenta una acción como si tuviera un
punto final específico, delimitado, es decir, solo se da por realizada con su
culminación o consecución (debe completarse para que se considere que ha
ocurrido).
[19]
los verbos (predicados) según su modo de acción se clasifican en: ACTIVIDAD o
PROCESO (durativo, no delimitado, pero dinámico: correr, escribir, reír, nevar), REALIZACIÓN (durativo, delimitado y
dinámico: correr la maratón, escribir una
carta, construir, pintar), LOGRO o CONSECUCIÓN (no durativo, pero
delimitado y dinámico: nacer, encontrar,
florecer) y ESTADO (durativo, pero no delimitado ni dinámico: saber, conocer, amar).
[20]
el verbo describir posee
dos argumentos que designan, respectivamente, el agente de la acción y el
objeto de la descripción. No obstante, este verbo aparece con tres
participantes en el ejemplo Un empleado del banco le describió
a Clarín a uno de los asaltantes (Clarín 16/9/1997).
El tercer participante, designado por el complemento indirecto, es el
beneficiario de la acción. El dativo de interés puede referirse también a quien
resulta perjudicado por ella, como en Te hizo un verdadero
estropicio. La existencia de esta doble interpretación ha llevado a acuñar términos como dativo
de daño o provecho, dativo benefactivo o malefactivo,
[21]
Frente a He olvidado/Me he olvidado de su
nombre (= He dejado de retener esta información en la memoria). Con la forma no pronominal (he
olvidado) el sujeto se presenta como auténtico agente de la acción y puede
estar asumiendo su responsabilidad o intención. Dado que “olvidar” es
transitivo, si no hay CD, se usa “olvidarse de”, forma pronominal que empleamos
para cuando hablamos de olvidar hacer algo (No
te olvides de regar las plantas), perder de la memoria, de la consideración
o de la estima (Me olvidé de avisarle).
[22]
el español expresa a menudo el poseedor
mediante pronombres átonos de dativo en concurrencia con frases nominales que
expresan la cosa poseída (partes del cuerpo en muchas ocasiones y que ejercen
la función de SUJ o OD) y que se construyen con determinante.
[23]
Sugiere cierta relación afectiva entre el hijo y la madre/padre. Le señala al individuo afectado por la
acción verbal, indicando la implicación en ella, mostrando preocupación,
cercanía u otras formas de relación afectiva.
[24]
se ha
llamado aspectual en los estudios sintácticos porque su
presencia depende del aspecto léxico o modo de acción del predicado verbal, ya
que los eventos sobre los que incide han de ser delimitados y acotados.
[25]
Cada una de las estructuras gramaticales que permiten expresar un determinado
estado de cosas con un mismo verbo y diferente organización de sus argumentos.
[26] Obsérvese que la especificidad es lograda
en los dos casos mediante procedimientos de tipo sintáctico.
[27]
El aspecto léxico de los verbos se trata más adelante.
[28]
Según J. Fernández López. Para mí, es impersonal.
[29] propiedad verbal
de poder seleccionar un objeto directo y un objeto indirecto
[30] On aime la mer, on aime les montagnes: Nos encanta el mar, nos
encantan las montañas
[31]
Pasiva refleja
[32]
Impersonal
[33]
Ella me ama como yo la amo.
[34]
Mi esposa me ama y es amada por mí.
[35]
La operación consistente en aumentar el número de actantes (participantes)
constituye la diátesis causativa (o factitiva). Si el número de actantes es
aumentado, el nuevo verbo susceptible de llevarlos es causativo respecto del
antiguo: derribar (2 participantes:
un agente tira algo/a alguien) es el causativo de caer (1 participante: el agente),;
mostrar (3 participantes: alguien enseña algo a alguien) es el causativo de
ver (2 participantes) y quemar es el causativo de arder.
[36] + = adverbio