CEDRO

jueves, 16 de marzo de 2023

Verbos pronominales y valores del clítico SE (dativos)

 

VERBOS PRONOMINALES

Son aquellos que se conjugan con los pronombres átonos (clíticos) me, te, se, nos, os, se -tengan o no sentido reflexivo puro- y que representan a la misma persona que realiza la acción del verbo[1]. Este pronombre no forma parte del verbo, no es una flexión (es un complemento) y no tiene función sintáctica. A esta definición se llegó tras más de un siglo de disquisiciones lingüísticas (gramaticales,  sintácticas y semánticas) y definiciones cruzadas.     

Andrés Bello en su Gramática de la lengua castellana de 1847 hablaba de verbos reflexivos (cuyo pronombre cumple la función de CD: Se mira al espejo) y quasi-reflexivos o pseudo-reflexivos (cuyo pronombre no es CD ni CI: me alegro, te irritas, se enfada). El concepto cuasi-reflejo lo aplicaba a las construcciones que se asemejan a las reflexivas, pero que en realidad son pronominales de carácter no reflexivo: medias[2] o anticausativas[3] (El niño se emocionó con la película; El vaso se rompió), pasivo-reflejas (Se construyeron varios bloques de viviendas), impersonales-reflejas (Se vive muy bien en España) e inherentemente pronominales (No se entera de nada).

El DRAE en su edición de 1970 calificaba como pronominal a todo verbo que se construye en todas sus formas con pronombres reflexivos. A partir de esta edición ya no considera reflexivos sino pronominales verbos como alegrarse o lavarse; y todos los verbos que se pueden conjugar con los pronombres reflexivos (clíticos), tengan sentido reflexivo puro o no, llevan la abreviatura U. t. c. prnl.[4] A pesar del cambio de nomenclatura, algunos gramáticos siguieron clasificando los verbos como transitivos, intransitivos, reflexivos (formales o gramaticales) y recíprocos.

Alcina y Blecua en su Gramática española (1975) advertían que la reflexividad no es un rasgo relevante para clasificar los verbos por su significado. El Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (RAE, 1977) señalaba que el DRAE califica como pronominal todo verbo que se construye en todas sus formas con pronombres reflexivos, pues la denominación de “reflexivos” que aplicaba (antes de la edición de 1970) a estos verbos no abarcaba todos los matices expresivos o significativos (impersonal, pasiva refleja, media). En cambio, la calificación de “pronominal”, aunque atiende únicamente a la forma, incluye los significados reflexivos y los que no lo son. Por ejemplo, El niño se viste, El niño se levanta y El niño se emociona son construcciones pronominales, pero solo la primera es reflexiva.  

Las Gramáticas de la lengua española de la RAE de 1971 y 1976 postulan la denominación de pronominal para los verbos que se conjugan con pronombres personales clíticos sin que el sujeto y complemento directo sean referentes (que sería el caso de los llamados verbos reflexivos, donde la persona gramatical sobre la que recae la acción del verbo es la misma que la del sujeto: Yo me ducho). «Los verbos que nunca se usan sin pronombres personales, no debieran llamarse recíprocos, ni reflexivos, sino pronominales»: suicidarse, dignarse, etc.

Alonso Marcos en su Glosario de la terminología gramatical (1986) define el verbo transitivo como “aquel cuya acción pasa a una persona o cosa distinta del sujeto que la ejecuta[5]. Los verbos transitivos pueden usarse en forma reflexiva y en forma recíproca”. De modo que los llamados verbos reflexivos son simplemente verbos transitivos en los que el objeto directo tiene el mismo referente que el sujeto. El Manual de español correcto (Gómez Torrego, 1991) dice que los verbos con valor reflexivo no son verbos pronominales, sino verbos transitivos con los que los pronombres átonos actúan como CD o CI.

Para Rafael Lapesa (Estudios de morfosintaxis histórica del español, 2000) los verbos reflexivos son simplemente verbos transitivos cuyo CD tiene el mismo referente que el SUJ (así, no varía el sentido del lexema verbal entre desatarse y “desatar a otro”, matarse y “matar a otro“, lavarse y “lavar algo”, mirarse y “mirar a otro”). Este reflexivo puede reforzarse con a mí mismo, a ti mismo, etc., refuerzo que nos ayudará a distinguirlo. Para las otras construcciones en las que no hay un complemento directo correferente con el sujeto (los cuasi-reflexivos de Bello), los denomina “reflexivos interiores” porque en su forma “reflexiva” (pronominal) tienen un sentido distinto al de cuando son transitivos (cosa que no ocurre con los  “reflejos” propiamente dichos). Esto puede darse con

1. verbos de acción física[6] me levanto indica adoptar una postura diferente a la de “sentado” (es el resultado de un proceso corporal), frente a “levanto un peso” = “elevo, alzo algo” (es una acción que se proyecta); me lancé (iniciar una acción con ánimo o irreflexión) no refiere la misma acción que “lancé” (arrojar).

2. verbos de proceso psíquico[7] (de sentimiento) como alegrarse, enfadarse, avergonzarse, burlarse, jactarse en los que se diferencia claramente el valor de la construcción reflexiva (donde el sujeto experimenta la acción, no la provoca: alegrarse: sentir alegría: Yo me alegro de tu éxito) del valor causativo[8] de la construcción transitiva (alegrar, “causar alegría a alguien”: Tu éxito me alegra; Tú me alegras). El sujeto de Yo me alegro no es activo como el de “Yo me lavo”, ni siquiera como el de “Yo me siento”, sino afectado por un proceso psíquico. Hay también en estos casos alternancia con intransitivos.

Naturalmente, en estos verbos (1 y 2) no es posible el refuerzo con a mí mismo.

Hay verbos intransitivos que se pueden construir con pronombre para dar el valor de “reflejo interior”. En unos casos hay alternancia: sonreírse/sonreír. Pero en otros no: dignarse (/*dignar), jactarse, atreverse. Estos verbos son diferentes a los dos grupos anteriores: en primer lugar porque no pueden oponerse a una construcción transitiva, y en segundo lugar porque tampoco en ellos es posible el refuerzo con a mí mismo, etc.

Las construcciones “reflexivas” (pronominales) pueden llevar un pronombre que represente al sujeto, pero no como objeto directo, sino indirecto:

1. el reflexivo de interés: como dice Lázaro Carreter se trata de un pronombre de función apelativa o expresiva, era muy usado en latín e indica una participación del sujeto de la acción producida en sí mismo y en torno a él, que le afecta psíquica o físicamente y suele ir con verbos de naturaleza transitiva (Se comió la tarta); Se bebió toda la botella) Se permitió unas vacaciones de lujo), aunque se extiende a los intransitivos (Me llovió; Se me murió el perro). Con algunos de estos verbos puede haber refuerzo con a mí mismo: Se permitió a sí mismo ciertas licencias, pero con otros (la mayoría) no (por ejemplo con comerse o beberse). Este reflexivo “de interés” se emplea con mayor frecuencia cuanto más afectivo sea el lenguaje utilizado (en el lenguaje medieval y en el habla coloquial).

2. el dativo ético: muestra la intervención personal del sujeto, su voluntad consciente de participar en la acción: me temo, te piensas, se figura, nos preguntamos, etc. En algunos casos hay posibilidad de refuerzo con a mí mismo (me digo a mí mismo) y en otros no (*me temo, *me figuro a mí mismo).

3. el (dativo) reflexivo con sentido posesivo: el objeto indirecto de la construcción reflexiva (es decir, con un verbo transitivo) indica algo perteneciente al sujeto, o que forma parte de él. Es lo que ocurre en se manchó (el traje), me herí (el pie) o se cortó (la mano). En estas construcciones es posible un valor causativo para el reflexivo: Va a cortarse el pelo (va a que le corten el pelo).

4. acompañando al morfema Se (marca de involuntariedad o de pasiva) para indicar acontecimientos fortuitos: Se me han roto las gafas (frente al hecho intencionado He roto las gafas); Se le subió la fama a la cabeza; Se me cayó la venda; Se le quebró la voz; La garganta se le quedó seca; Se le vino el mundo encima.

5. con valor de reflejo dinámico (dativo aspectual), con verbos intransitivos de movimiento o de estado: irse (Me voy a casa); estarse (Estate quieto); quedarse (Se quedó en casa); marcharse (Nos marchamos a casa). En ocasiones, el verbo incrementado con pronombre reflexivo tiene un matiz significativo especial: indica una mayor intervención personal. Pero en otros casos sus matices de sentido son claramente aspectuales. En estos verbos predomina el matiz inceptivo o incoativo[9],  su progresión inicial o la fase previa ingresiva (previa a la acción): dormir (durativo) / dormirse (incoativo). Según Bello, marcharse no es marchar, sino prepararse para la marcha y morirse no es morir, sino acercarse a la muerte (si bien en este ejemplo se añade el matiz ético de participación pasiva en el hecho). Es de notar que algunos verbos que exigen un complemento en su construcción no incrementada (no pronominal), no lo precisan en la refleja de valor inceptivo, como puede verse al comparar ir (Fui a/en/con…) e irse (Me fui.). En construcciones como Se subió al árbol, se habla de aspecto resultativo[10]; aunque también puede tratarse de diferencias de expresividad frente al verbo simple (Subió al árbol).

En las construcciones reflexivas con valor recíproco es frecuente que el otro agente que interviene en la acción no aparezca formalmente (sintácticamente) como sujeto, sino como complemento introducido por la preposición “con”: María se casó con Elena frente a María y Elena se casaron.

Finalmente, hay que señalar algunas construcciones especiales con se, en las que el verbo varía su significación respecto de la forma simple: en El agua se sale de la lavadora el  sujeto de salirse, desde una perspectiva estrictamente semántica, no sería agua, pero sí constituye el tema[11] acerca del cual se comenta algo; se trata de un tipo de sujeto “afectado”, de ahí que el empleo de se sea razonable.

El DRAE desde 2001 define como pronominal todo verbo que se construye en todas sus formas con un pronombre “reflexivo” átono que no desempeña ninguna función sintáctica oracional y que concuerda con el sujeto (p. ej., me arrepentí, se levantó, se maquilló). Algunos verbos son exclusivamente pronominales, como arrepentirse, y otros adoptan determinados matices significativos o expresivos en las formas reflexivas (caer/caerse; morir/morirse).

La Nueva gramática de la lengua española (RAE, 2009) clasifica los verbos, según sus funciones sintácticas, en transitivos, intransitivos y copulativos. Algunos transitivos y muchos intransitivos pueden ser, a su vez, pronominales. Los llamados verbos “reflexivos” y “recíprocos” no forman ninguna clase especial, son simplemente verbos transitivos cuyo objeto tiene el mismo referente que el sujeto. La NGLE también incide en que el morfema pronominal átono que caracteriza a los verbos pronominales no es argumental[12], por lo que no le corresponde ninguna función sintáctica. En El niño se durmió el morfema se no constituye el CD de dormir, sino un segmento que forma parte de la constitución léxica del verbo dormirse. 

Si extrapolamos las propiedades sintácticas de los verbos a las oraciones, estas pueden clasificarse en transitivas, intransitivas y copulativas. Las llamadas “oraciones reflexivas” (y “recíprocas”) pueden ser transitivas, intransitivas y copulativas. No constituyen una clase distinta, sino clasificaciones cruzadas delos tipos anteriores.

Un mismo verbo puede ser:

 

 

 

 

Golpear

Transitivo no reflexivo

El jugador golpeó al árbitro.

Transitivo de acción refleja

(con valor reflexivo)

El jugador se golpeó a sí mismo.

Transitivo de acción recíproca

(con valor recíproco)

Jugador y árbitro se golpearon el uno al otro.

Pronominal transitivo

El jugador se golpeó la rodilla al chocar contra la portería.

Intransitivo

La pelota golpeó en el césped.

Pronominal intransitivo no reflexivo

El jugador se golpeó en la cabeza como consecuencia de la caída.

Pronominal con un dativo expresivo de interés

Golpéame el balón con el empeine. (el entrenador a un jugador)

VERBOS TRANSITIVOS DE ACCIÓN REFLEXIVA

El término reflexivo se refiere solo a la identidad entre SUJ. y CD o CI de una oración: Pepa se lava frente a Pepa se lava la cara. El pronombre reflexivo indica que la acción expresada por el verbo se traslada, como complemento, al mismo sujeto que la realiza. Es decir, sintácticamente reproduce como CD o CI a la persona que funciona como sujeto de un verbo usado como reflexivo: Juan se depila; Juan se depila la espalda.

No se puede interpretar todo verbo pronominal con se como verbo reflexivo: Se avergüenza (de lo que hizo), no significa que ‘se avergüence a sí mismo’ (agente), sino que ‘siente vergüenza de lo que hizo’ (paciente). Se tiende a pensar que todo verbo que en infinitivo presenta un se enclítico es un verbo reflexivo (morirse, enfadarse, alegrarse). De hecho, los verbos reflexivos propiamente dichos no existen. Lo que existe son verbos utilizados como reflexivos, ya que todos los verbos pueden usarse de forma reflexiva cuando el sujeto resulta ser al mismo tiempo el objeto o el beneficiario de la acción que realiza: lavarse, afeitarse, peinarse, acurrucarse (a sí mismo-a) frente a lavar, afeitar, peinar (algo o a alguien). Cuando no es este el caso, se trata de un verbo pronominal: suicidarse, arrepentirse (solo pueden usarse con clíticos).

Algunos gramáticos tradicionales añadían al paradigma de los tipos de oraciones que se distinguen por la naturaleza del predicado las oraciones reflexivas. No obstante, estas oraciones pueden ser transitivas (Se cuida [a sí misma]), intransitivas (Solo confía en sí mismo), copulativas (Siempre es fiel a sí mismo). Así pues, no constituyen un paradigma oracional, sino clasificaciones cruzadas de los tipos anteriores (transitivas, intransitivas y copulativas).

VERBOS PRONOMINALES CON VALOR REFLEXIVO

El prefijo auto- suele aportar un significado reflexivo a la base léxica de ciertos verbos pronominales que ya poseen valor reflexivo en el sentido de que la acción que expresan revierte sobre el sujeto: autoabastecerse, autoacusarse, autocalificarse, autocontrolarse, autocompadecerse, autodefenderse, autodenominarse, autoengañarse, autolesionarse, automarginarse, automedicarse, autorregularse, autosugestionarse. El prefijo añade un matiz enfático para subrayar que el referente del sujeto ejerce la acción por sí solo o que la ejecuta voluntaria o intencionadamente. Así, si se dice de alguien que se autolesionó, se entiende que lo hizo con el ánimo consciente de infligirse un daño, mientras que se lesionó puede interpretarse como una acción involuntaria.

VERBOS TRANSITIVOS DE ACCIÓN RECÍPROCA

Una construcción de acción recíproca es la formada por un verbo transitivo en forma recíproca donde los verbos se corresponden mutuamente. Se identifican, frente a una oración transitiva reflexiva, si se puede añadir al verbo el refuerzo mutuamente, (los)uno(s) a (los) otro(s), entre sí.

El prefijo inter- (o su variante patrimonial entre-) puede imponer un valor recíproco a los argumentos (complementos) del verbo: En las nuevas viviendas los jóvenes interactúan con las personas mayores. Se pueden formar construcciones recíprocas con verbos transitivos de argumentos colectivos (interconectar, intercomunicar, entrecruzar) e intransitivos (interactuar, interdepender). En los contextos en los que el prefijo no es imprescindible (Los emigrantes se relacionan bien con la población autóctona), éste aporta información enfática (Los emigrantes se interrelacionan bien con la población autóctona).

Al contrario que el prefijo –auto (autocontrol), inter- no se suele combinar, en su versión recíproca) con nombres eventivos no deverbales[13] (*intercontrol). En cambio, es muy productiva la formación de palabras derivadas por prefijación de inter-  +adjetivo relacional: interdepartamental, internacional, interinsular, etc.

 

LA VOZ MEDIA

Los griegos conservaron con más fidelidad que los latinos esta voz del indoeuropeo. La forma medio-pasiva les sugería dos modalidades significativas: Desato para mí y Soy desatado. La nota distintiva de la forma medio-pasiva es el interés por el sujeto. Algunos gramáticos explican este fenómeno por el llamado dativo de interés o dativo ético (los latinos, en sus formas deponentes, decían nascor (nacerse), morior (morirse) y orior (originarse): formas medias por el interés o participación que muestran por el sujeto. impersonal: el sujeto eres tú, el dueño).

El dativo expresa que el sujeto, más que recibir indirectamente la acción, es partícipe de su actividad, la cual se produce dentro de él o en relación con él: Se queda en casa todo el día; Siempre nos viene con disculpas. Cuando decimos: Se me murió mi padre, no añadimos información nueva al asunto; expresamos sencillamente nuestra intervención afectiva en el hecho.

Los verbos pronominales que forman la voz media son reflexivos de forma, pero no de sentido. No hay en ellos acción que recaiga sobre el sujeto (Me voy; Se murió) sino que le incumbe de un modo afectivo y por eso son medios.

A estos verbos pronominales pertenecen, sobre todo, los que significan vida interior y los de movimiento. Indican afecto (avergonzarse, serenarse, enojarse, burlarse, alegrarse, etc.), voluntad (empeñarse en, decidirse por, revolverse a, etc.), memoria y olvido (acordarse, olvidarse), saber incierto (imaginarse, suponerse, barruntarse, figurarse). Se incluyen en los de vida interior los que llevan complemento de interés: Me temo que sea ya tarde. Ese me temo es como decir: Temo para mí que ...

CONSTRUCCIÓN PRONOMINAL MEDIA

Los verbos pronominales son los que contienen en su conjugación formas pronominales átonas (con rasgos de persona) que concuerdan en número y persona con el sujeto: Yo me aburro, tú te cansas, ellas se marean.

Analicemos estos tres casos de construcciones pronominales:

  1. La nadadora se ha ahogado.
  2. El edificio se ha derrumbado.
  3. Juan se afeita por la mañana.

Las tres oraciones son pronominales puesto que el pronombre átono se designa al mismo ente aludido en el sujeto. En la 3 el pronombre se indica que el ser afeitado es el mismo que el que realiza la acción, es decir, Juan afeita a mismo Juan. Este sentido reflexivo no se produce en 1 y 2: la nadadora no se ha ahogado a sí misma ni el edificio ha provocado su derrumbe. En estos dos casos la forma pronominal no tiene un sentido reflexivo, lo que expresa es que a la nadadora y al edificio les ha ocurrido algo sin que sean causantes o agentes de la acción. Este uso de la construcción pronominal se denomina pronominal media. Decir que no hay un sujeto agente no significa que no haya una “causa”. La construcción seguirá siendo media en El edificio se ha derrumbado por el estado de los cimientos, o sea, “a consecuencia del deterioro de los cimientos”, donde se expresa la causa, pero no el agente.

Causa y agente son nociones próximas, pero no iguales. Veamos estos ejemplos:

  1. El vuelo fue suspendido por la niebla.
  2. El bosque fue arrasado por el incendio.

Ambas son construcciones pasivas, pero en 1 lo que se quiere decir es que “el vuelo se suspendió como consecuencia de la niebla” (y no que “la niebla suspendió el vuelo”); y en 2, que “el incendio arrasó el bosque” (y no que “el bosque fue arrasado como consecuencia del incendio”). El primer caso se trata de un complemento de causa (por la niebla) y el segundo de un complemento agente (por el incendio). (Seco, 1989)

Si se ha cortado el pelo puede interpretarse como “se ha cortado el pelo a sí mismo” o como “el peluquero le ha cortado el pelo”, en Se examinó de Filosofía no es posible entender “se examinó a sí mismo” porque solo cabe una interpretación pasiva (sufrió un examen), aunque el acto real al que se refiere el verbo requiere una participación activa del sujeto. El sentido no activo se evidencia cuando el sujeto del examinarse pasa a CD en examinar: Le examinaron de Filosofía.

Tradicionalmente se dice que una oración está en voz media cuando el sujeto designa a la entidad afectada por el proceso verbal sin que exista un agente externo que origine dicho proceso, como la nadadora se ahogó o El edificio se derrumbó. En estas oraciones se indica simplemente que al sujeto le ocurrió algo y normalmente se construyen con el verbo en forma pronominal. (DPD, 2005). La alternancia “activa-media” puede ejemplificarse con el par: El sol seca los campos (activa) / Los campos se secan (media). En ambos casos el grupo nominal los campos designa al paciente, pero en la primera oración es CD y SUJ en la segunda.

El grupo más numeroso de oraciones con se no es el constituido por aquellas en las que se tiene un valor ‘propiamente reflexivo’. No puede serlo, lógicamente, con los verbos intransitivos (donde es imposible un objeto directo y, en muchos casos, indirecto). Aparece con casi todos los de movimiento: irse, venirse, caerse, etc., y con otros como morirse. Para algunos gramáticos, como Stockwell, este se es un ‘objeto vacío’.

Como señala Alarcos, es inútil preguntar la función sintáctica de este se. Simplemente, es una incrementación léxica, con repercusión en el significado del verbo, surgida históricamente de un acusativo o un dativo. Con estos verbos intransitivos, el uso de se parece proceder de un dativo ético, muy frecuente en el latín vulgar; mientras que en verbos transitivos, como alegrarse o hundirse, parece surgir de un acusativo, quizás objeto directo en un principio.

Otros, como Bobes, tratan de incluir estas oraciones en la voz media, donde también entrarían los verbos transitivos incrementados por un se no reflexivo. (Aguilar, C., 1981)

Según el Manual de la NGLE de 2010 los morfemas me, te, se, nos, os, se de los verbos pronominales no tienen función sintáctica (porque no son argumentales). Así, el morfema se de La madre se levantó no es CD de levantar, sino parte del núcleo del predicado del verbo levantarse. Pero estos pronombres pueden ser reflexivos e interpretarse como argumentales (exigidos por el verbo). De este modo, la oración Se secó puede ser reflexiva (Se secó con una toalla) o media (Se secó al sol).

La interpretación media y la reflexiva es posible en muchas oraciones construidas con verbos pronominales. La elección entre una y otra ha de hacerse a partir del contexto o la situación. “Es clásica en la gramática tradicional española la polémica acerca de si Me lavo (frente a Me lavo a mí mismo) debe analizarse como oración intransitiva, de forma que me sería la marca del verbo pronominal lavarse, o bien como transitiva y, en tal caso, me constituiría el complemento directo reflexivo del verbo lavar. [...] En el español actual Me lavo es una oración transitiva en la que el pronombre me designa el complemento directo. De este modo, se distinguen claramente en castellano el uso pronominal del verbo llamar (Así es cómo se llama) y el transitivo (Se llama a sí mismo Campeón). Como en otros muchos casos, el primer uso alterna en la lengua clásica con la pasiva de participio (Así es como soy llamado)”. (RAE: NGLE 2009)

CLASIFICACIÓN DE LOS VERBOS PRONOMINALES

Los verbos pronominales pueden analizarse con tres criterios: morfológico, sintáctico y semántico.

Ø  Desde un punto de vista morfológico, los verbos pronominales pueden dividirse en:

1. verbos pronominales inherentes, intrínsecamente reflexivos o exclusivamente pronominales (carecen de correlato no pronominal[14]: *arrepentir): se conjugan obligatoriamente un pronombre personal átono (clítico) que no tiene por regla general función sintáctica[15], porque no es argumental, es un mero componente del verbo (núcleo del predicado). El pronombre átono representa a la misma persona que realiza la acción del verbo, por tanto entre el sujeto y el pronombre se exige una concordancia de número y persona: Yo me quejo; Nosotros nos quejamos. La mayoría de estos verbos se construyen con un complemento de régimen preposicional: arrepentirse, abalanzarse (sobre), aborregarse, abstenerse (de), aburguesarse, jactarse, enterarse, etc.

2. verbos pronominales alternantes: presentan en su conjugación variantes no pronominales intransitivas (Juan se durmió) o transitivas (Juan durmió la siesta). Los verbos pronominales alternantes, que constituyen el grupo mayoritario en español, poseen variantes no pronominales:

-intransitivas: Llama a la puerta (llamar) [frente a Se llama Juan (llamarse)].

-transitivas (más frecuentes): La lluvia mojó sus zapatos (mojar-transitivo) [frente a Los zapatos se mojaron (mojarse-pronominal)].

Los verbos pronominales alternantes transitivos e intransitivos pueden prescindir del pronombre personal (Yo me lavo/Yo lavo [el coche]; Se duele [de tu desgracia]/Duele la verdad), pero un verbo pronominal inherente, no (*Él queja de todo; *Ella suicidó).

Los verbos de complemento de régimen pueden alternar su complemento preposicional con el CD de su variante transitiva: decidirse a + CR /decidir + CD (despedirse de/despedir, olvidarse de/olvidar).  

 VERBOS PRONOMINALES

INHERENTES

ALTERNANTES

pronominal

Variante pronominal

Variante no pronominal

Intransitiva  con CR

(morf. verbal)

Transitiva

reflexiva

(CD)

Intransitiva

(morfema pas. refl.)

Transitiva

 

Intransitiva

Transitiva

(CD)

Se queja de todo.

No se atreve a salir.

 

El reo se suicidó

María se durmió enseguida.

 

Se le durmió la pierna.

(morf. pas. refl.)

María durmió toda la noche.

María durmió a su hijo.

 

Esta prenda se lava en agua fría.

María se lava.

María y Lola se lavan mutuamente. (CD)

Esta tela lava bien.

María lava a su hijo.

Intransitiva con C. Rég.

Transitiva con C. D.

Por fin se decidió a vender la casa (morf.verbal)

Decidió vender la casa

Ø  Atendiendo a su comportamiento sintáctico, se puede establecer la siguiente clasificación:

Exclusivamente pronominales, con Complemento de Régimen

atreverse, arrepentirse, jactarse, quejarse, dignarse

(No me atrevo a salir; Se jacta de ello )

Doblemente pronominales

antojarse, ocurrirse (Se me antoja; Se le ocurre)

Transitivos reflexivos y recíprocos

suicidarse, ducharse; saludarse, tutearse

Transitivos pronominalizados

despertarse, creerse (No me creo esa historia)

Intransitivizados por la partícula se (verbos transitivos no pronominales que cuando se conjugan pronominalmente dan lugar a oraciones intransitivas)

ponerse, levantarse, cortarse (Se puso de pie; Se levantó temprano; Me corté con las tijeras)

Intransitivos alternantes con la forma pronominal (aportando significados diferentes o    matices expresivos)

caer (ir hacia abajo por la gravedad. Valor inmanente): La roca cayó sobre la calzada / caerse (perder el equilibrio hasta dar el tierra, valor accidental, télico): El niño se cayó.

morir (perder la vida de forma violenta o provocada, por causas externas. Valor inmanente): Murió de un disparo / morirse (dejar de vivir, muerte no provocada, por causas internas: enfermedad, deterioro): Se murió a los ochenta años.(*Se murió en un accidente de tráfico).

Solo algunos de ellos son incausativos o ergativos[16]; sin embargo, un gran número se construyen con un solo argumento: Los campos se secaron. Otros, introducen complementos de régimen que se corresponden con el complemento directo de su variante transitiva. Dicha propiedad da lugar a alternancias en las que se perciben pequeñas diferencias de significado entre los pares (lamentar algo/lamentarse de algo) o, por el contrario, considerables diferencias entre las dos opciones: abandonar algo/abandonarse a algo (Se abandonó a la bebida [intransitiva con complemento de régimen] frente a Abandonó la bebida [transitiva con CD]).

VARIANTE TRANSITIVA con CD

VARIANTE PRONOMINAL INTRANSITIVA con C. DE REG.

Abandonar, Abrazar. Admirar

Ajustar, Apresurar, Apropiar, Apurar

Comprometer (garantizar),Conformar

Decidir, Dedicar, Despedir, Despojar

Desprender, Empeñar, Encontrar

Enfrentar, Equivocar , Esconder

Extrañar, Exceder, Fijar, Identificar

Iniciar, Inmiscuir , Integrar

Lamentar, Librar

Molestar, Negar

Olvidar, Pronunciar

Referir, Reír, Resistir

Saber, Ubicar

Abandonarse a. Abrazarse a, Admirarse de

Ajustarse a, Apresurarse a, Apropiarse de, Apurarse por

Comprometerse a (adquirir un compromiso), Conformarse con

Decidirse a, Dedicarse a, Despedirse de, Despojarse de

Desprenderse de, Empeñarse en, Encontrarse con

Enfrentarse a/con, Equivocarse de, Esconderse de

Extrañarse de, Excederse con, Fijarse en, Identificarse con

Iniciarse en, Inmiscuirse en, Integrarse en

Lamentarse de, Librarse de

Molestarse por, Negarse a

Olvidarse de, Pronunciarse a (favor de)/en (contra de)

Referirse a, Reírse de , Resistirse a

Saberse de, Ubicarse en

Los verbos olvidarse y lamentarse se diferencian en que el primero admite una variante transitiva (Me olvidé del paraguas > Me olvidé el paraguas) y el segundo no (Me lamenté de mi mala suerte > *Me lamenté mi mala suerte).

Ø  No existe una clasificación semántica precisa de los verbos pronominales, pero se observa

que gran número de ellos denotan o bien cambios de estado físico (cansarse, despertarse, hundirse, levantarse, moverse, secarse), o bien de carácter mental y emocional (aburrirse, arrepentirse, asustarse, enfadarse, preocuparse). Son poco numerosos los verbos pronominales que no corresponden a uno de estos dos grupos, principalmente porque sus sujetos designan participantes activos: confesarse, contenerse, decidirse, justificarse…

Los verbos intransitivos de cambio de estado o verbos medios pueden ser pronominales (cansarse, secarse: Los campos se secan.) o no (morir, aumentar, crecer: La hierba crece.). Los verbos de alternancia pronominal indican un proceso que se produce en el interior del sujeto sin que éste sea el agente o exista un agente externo a él.

El término voz media se aplica a los verbos intransitivos que indican cambio de estado, así como procesos experimentados por un sujeto que no ejerce control sobre ellos. Además, hay que distinguir entre la interpretación media de una oración refleja (Me sequé [al sol] > resulté secado) y la interpretación reflexiva (Me sequé [con una toalla] > me quité la humedad).

La mayoría de los verbos pronominales pertenecen al paradigma de los verbos que denotan cambios de estado de diversa índole:

general

alterarse, cambiarse, convertirse, transformarse, volverse

de lugar o posición

acercarse, acostarse, agacharse, alejarse, desviarse, inclinarse, ladearse, lanzarse, levantarse, moverse, reclinarse, sentarse, separarse, torcerse, tumbarse

de forma, presencia, apariencia, constitución, aspecto o naturaleza física

ablandarse, calentarse, congelarse, estrecharse, llenarse, mostrarse, ocultarse, presentarse, rizarse, secarse

de propiedad o en la integridad con algún grado de pérdida

agriarse, apagarse, arrugarse, averiarse, corromperse, desteñirse, fraccionarse, mancharse, oscurecerse, oxidarse, romperse, vaciarse

de ánimo, emocional o de conciencia

aburrirse, aficionarse, alegrarse, cansarse, confundirse, enojarse, entristecerse, escandalizarse, indignarse, interesarse, molestarse, preocuparse, sorprenderse

El hecho de que estos verbos expresen acciones que no exigen intervención externa explica que abrirse o cerrarse se usen como verbos pronominales (La puerta se cerró), pero no inaugurarse o clausurarse (*El pantano se inuguró> fue inaugurado). El verbo cortarse es pronominal cuando se aplica a un alimento: La leche se cortó (oración media), pero no lo es cuando requiere de un agente externo: Se cortó la tarta (pasiva refleja).

El cambio de estado que denotan estos verbos unas veces se concibe como adquisición de una propiedad (humanizarse, industrializarse, contagiarse) y otras como una pérdida (despoblarse, desinhibirse). En la mayor parte de los casos, se interpreta como el proceso consistente en pasar al estado resultante que expresan el participio (sentarse: pasar a estar sentado), ciertos adjetivos de naturaleza resultativa[17] (llenarse: pasar a estar lleno) o algunos adverbios (salirse: pasar a estar fuera).

VERBOS INHERENTEMENTE PRONOMINALES

Hay verbos que se conjugan siempre pronominalmente. Una gran parte de ellos rige C. Reg. Preposicional:

Abalanzarse (sobre), aborrascarse, aborregarse, abstenerse (de), aburguesarse, acartonarse, acurrucarse, adentrarse (en), adormilarse, adueñarse (de), afanarse (por), agolparse, agusanarse, antojarse, arracimarse, arremolinarse, arrepanchi(n)garse, arrepentirse (de), arrogarse, atenerse (a), atreverse (a, con, contra),

bifurcarse,

condolerse,

desentenderse (de), desgañitarse, despelotarse, desquitarse, desternillarse, desvivirse (por), dignarse (a), empecinarse (en), enamoriscarse (de), endeudarse, enfrascarse (en), enfurruñarse, enlozanarse, ensañarse (con), ensimismarse, esforzarse (en, por),

fugarse (de),

grillarse, guasearse (de),

herniarse,

incautarse (de), indisciplinarse, inmiscuirse (en),

jactarse (de),

mofarse (de),

obstinarse (en),

pavonearse (de), pitorrearse (de), portarse,

quejarse (de), querellarse (contra),

rebelarse (contra), regodearse (de), repanchi(n)garse (en), repantigarse (en), resentirse, sincerarse, suicidarse,

ufanarse (de),

vanagloriarse (de).

VERBOS TÉLICOS SIN ALTERNANCIA PRONOMINAL

Hay verbos (o sintagamas verbales) que denotan procesos que pueden concebirse como télicos[18] (correr los 400 m) o atélicos (no acabados, no delimitados: alargar, aumentar, disminuir, engordar, estrechar, mejorar, empeorar, aprender, envejecer, madurar, progresar). A menudo la interpretación télica se delimita gracias a la preposición en: Los tomate maduran en dos semanas (frente al predicado atélico Los tomates maduran durante dos semanas/al sol, cuya consecución no está claramente definida).

Ciertos verbos de compleción gradual expresan telicidad solamente en su variante pronominal, cuando van acompañados por el clítico se expresan que el proceso ha terminado: comerse, beberse, leerse, aprenderse, desteñirse (frente a comer, beber, leer, aprender, desteñir).

VERBOS TRANSITIVOS CON ALTERNANCIA PRONOMINAL

Hay verbos transitivos no pronominales que cuando se conjugan pronominalmente dan lugar a oraciones intransitivas. En estos casos se habla de un se intransitivador: levantarse, ponerse, hacerse, dormirse, llamarse, separarse, llevarse, etc. P. ej., Llamo a Luis / Me llamo Luis; Levanta la pierna / Se levanta a las ocho.

Los verbos pronominales son, en principio, incompatibles con un CD. No obstante, existen locuciones verbales fijas (apañárselas, arreglárselas, perdérselo, ganarse el pan/el sueldo/la vida/el respeto, jugarse el tipo/el pellejo/la vida, tirarse a alguien, saltarse [algo] a la torera) y ciertos verbos (llevarse [adquirir, robar], abrirse [irse], comerse un stop, saltarse las normas/un semáforo [infringir]) que, con la forma pronominal, han adquirido significados particulares que admiten la presencia de un CD con se pronominal. En estos casos el empleo de se es obligatorio; su omisión determina una anomalía gramatical o cambio de significado: Llevo la falda gris ≠ Me llevo la falda gris.

Por lo general los verbos pronominales se construyen con complemento de régimen (inmiscuirse en, referirse a), pero unos pocos admiten alternativamente CD o C. de REG.: encontrarse/tropezarse a vs. encontrarse/tropezarse con [alguien], quedarse/quedarse con [algo].

Sin embargo, la alternancia entre la variante pronominal y la no pronominal del mismo verbo es más frecuente. En muchos casos la diferencia de significado es muy marcada (empeñar/empeñarse en [algo], fijar/fijarse en [algo], negar/negarse a [algo], despedir a/despedirse de [alguien]), en otros, sin embargo, la diferencia semántica más sutil (olvidar/olvidarse de [un nombre], admirar/admirarse de [su inteligencia], lamentar/lamentarse de [un error].

VERBOS TRANSITIVOS CON ALTERNANCIA PRONOMINAL TRANSITIVA

Aunque la mayoría de los verbos pronominales son intransitivos, son transitivos verbos como comerse, beberse, creerse, estudiarse, desayunarse, encontrarse, llevarse, esperarse, imaginarse, merecerse, pensarse… que alternan con sus variantes transitivas no pronominales: comer, beber, creer, estudiar, desayunar, encontrar, llevar, esperar, imaginar, merecer, pensar. Algunos autores consideran que estas variantes pronominales son combinaciones de verbos transitivos con dativos éticos o aspectuales (No es claro, sin embargo, que este fenómeno sea sintáctico en lugar de léxico). Estos dativos se denominan también “concordados” porque, a diferencia de los demás, presentan necesariamente los mismos rasgos de número y persona que el sujeto: (Yo) me he leído la novela en dos días. (Ibidem)

Para que pueda emplearse la forma pronominal es necesario que la oración presente un CD. Se trata de verbos transitivos que, sin dejar de serlo (es decir, conservando el objeto directo), pueden predicarse en su forma pronominal (Me he encontrado unas llaves; Se tomaron unas cañas). Sin el clítico reflexivo estos verbos expresan simplemente una acción transitiva (He encontrado unas llaves; Tomaron unas cañas); mientras que con él  intensifican la implicación del sujeto en  dicha acción. Se trata de verbos  que denotan ingestión de alimentos (desayunar, almorzar, comer, merendar, cenarse, zampar, engullir, jamar, nutrir, tragar, tomar, beber), procesos y actividades mentales (conocer, creer, imaginar, suponer, temer, investigar) beneficio inmaterial (leer, saber, aprender), beneficio material (comprar, ganar, gastar, jugar, apostar), y otros como encontrar, perder, esconder, etc.

Según la NGLE (2009) que no se formen verbos pronominales a partir de verbos transitivos que expresan creación (componer, construir, fabricar, inaugurar, elaborar, escribir) ni con algunos que significan lo contrario (clausurar, derribar, derruir) se debe a que la lengua interpreta esos eventos como acciones que exigen intervención externa, y no en función de procesos que desembocan en estados. El modo de acción[19] de los verbos también condiciona su capacidad de pertenecer a paradigmas pronominales. Así, amar, odiar, detestar, aborrecer (verbos transitivos de afección o emoción, eventos que no ocurren, sino que se dan) carecen de variantes pronominales. Obviamente existen las formas verbales aborrecerse u odiarse, con pronombre reflexivo (a sí mismo), pero no los verbos pronominales correspondientes.

Los verbos que pueden construirse con o sin se llevan en todos los casos un CD (y en forma transitiva directa son también verbos estativos): Se sabe la lección; Se teme lo peor; Se conoce toda Europa. La función del clítico en estos casos, como se ha mencionado anteriormente, se relaciona con el dativo ético.

Son verbos con alternancia pronominal y aspecto léxico télicoaprenderse la lección, beberse la leche, comerse toda la tarta, fumarse un cigarro, gastarse todo el dinero, leerse el Quijote.

No prescinden del morfema se otros verbos pronominales transitivos, como apropiarse (el dinero), ganarse (la vida), jugarse (la vida), perderse (la película), quedarse (el libro), saltarse (las normas, un párrafo).

VERBOS TRANSITIVOS CON ALTERNANCIA PRONOMINAL CON COMPL. DE RÉGIMEN

Hay un nutrido grupo de verbos que obedecen a la pauta V1 ~ V2 + se: un verbo transitivo alterna con su variante transitiva pronominal seguida de un complemento de régimen (o un adjunto). A este esquema pertenecen: olvidar las llaves ~ olvidarse de las llaves; equivocar la salida ~ equivocarse de salida, encontrar a alguien ~ encontrarse con alguien. Los significados de ambas variantes son muy próximos, pero no sinónimos.

Desayunar un café ~ desayunarse con un café (variante europea/americana); enfrentar un problema ~ enfrentarse con/a un problema (variante americana/europea).

El complemento de régimen, característico de los verbos pronominales, puede alternar con el indirecto en algunos verbos con locativos de persona: abrarzarlo ~ abrazase a él ~ abrazársele.

Algunos verbos transitivos introducen en su variante pronominal complementos de régimen preposicional (CRP) sin cambio de significado:

decidir ~ decidirse a, despedir ~ despedirse de, lamentar ~ lamentarse de, olvidar ~ olvidarse de, admirar ~ admirarse de, asustar ~ asustarse de, compadecer ~ compadecerse de, defender ~ defenderse de, cubrir ~ cubrirse de, golpear ~ golpearse con, aburrir  ~ aburrirse de .

En otros casos, la variante pronominal con CRP puede presentar un significado ligera u ostensiblemente diferente respecto de su variante escueta: colar la leche (OD) ~ colarse en el fútbol (CRP), acordar algo ~ acordarse de algo, negar algo ~ negarse a algo, prestar ~ prestarse a algo, lanzar algo ~ lanzarse a algo, examinar ~ examinarse de algo.

El sujeto de la oración activa suele pasar a complemento preposicional en la voz media: 

Tanto leer (SUJ) me aburre (aburrir) / (yo>SUJ) Me aburro de tanto leer (aburrirse); Tu victoria (SUJ) me alegró (alegrar) / (yo>SUJ) Me alegré de tu victoria (alegrarse); Me molestaron sus palabras / Me molesté por sus palabras.

La forma pronominal y la preposición de algunos verbos pueden ser concomitantes, sin que se produzca alteración en la estructura de la oración: Aprovechó la confusión / Se aprovechó de la confusión; Confesó sus pecados / Se confesó de sus pecados.

VERBOS TRANSITIVOS DE MOVIMIENTO CON ALTERNANCIA PRONOMINAL 

Son verbos como acercar ~ acercarse, alejar ~ alejarse, apartar ~ apartarse, etc.:

Senté al niño en la sillita [transitiva] / Me senté en el banco [intransitiva pronominal]; Subí al árbol [intransitiva] / Subí al chico al árbol [transitiva] / Me subí al árbol [intransitiva pronominal]

En No te me acerques (‘No te acerques a mí’ = no acerques tu cuerpo a mí), te  tiene valor “reflexivo” (OD) y me es CI. Los complementos indirectos que indican dirección, destino o término suelen alternar con los complementos de régimen: Se le acercó (OI) ~ Se acercó a ella (CRP)Se nos acercó ~ Se acercó a nosotros. Los complementos de régimen con los que alternan estos complementos indirectos se identifican como tales porque no llevan doblado pronominal en contextos como Se acercó a nosotros; Se unió a ellos, que no exigen que el complemento con el pronombre personal tónico se duplique.

VERBOS INTRANSITIVOS CON ALTERNANCIA PRONOMINAL 

Hay una serie bastante larga de verbos intransitivos que aparecen en forma pronominal. La alternancia supone alguna diferencia, mayor o menor, en el plano del significado y en la idea de énfasis: morirse, dormirse…

Durmió (estuvo durmiendo: significado durativo); Se  durmió (empezó a dormir: significado incoativo).

Algunos se han lexicalizado en su forma pronominal: troncharse de risa, quedarse en blanco, quedarse para vestir santos, cagarse en la mal salada, irse al garete.

VERBOS SEUDOREFLEXIVOS

Así llaman algunos gramáticos a ciertos verbos intransitivos que se construyen con los pronombres me, te, se, que caracterizan a los verbos reflexivos. Tal ocurre con irse, estarse, morirse, y con otros que sólo se usan con dichos pronombres, aunque están muy lejos del sentido reflexivo (arrepentirse, atreverse, quejarse, jactarse, etc.)

VERBOS INTRANSITIVOS DE MOVIMIENTO CON ALTERNANCIA PRONOMINAL 

Son verbos de movimiento con alternancia pronominal que no alteran su estructura sintáctica y que se interpretan como predicados de consecuciónsalirse, marcharse, venirse, caerse, morirse. Se salió el agua de la bañera (frente a la variante no pronominal Salió agua de la bañera).

El uso de la forma pronominal no es, en la mayor parte de los casos, algo que dependa caprichosamente de la voluntad del hablante.

Con los verbos intransitivos de movimiento, el uso de la forma pronominal está relacionado con hechos de la estructura sintáctica (expresos o no). Concretamente, el pronombre establece un lazo especial entre el sujeto y el lugar “de donde”, el complemento de origen del movimiento. De este lazo especial derivan efectos secundarios de sentido, que dependen mucho del contexto (lingüístico o no) y que son recogidos en el diccionario. También algunos verbos transitivos de movimiento aparecen en forma simple o pronominal; y tampoco en ellos el uso es caprichoso.

Algunos verbos que expresan movimiento (alzarse, erguirse, levantarse) se emplean en sentido figurado en oraciones que no designan procesos, sino estados o propiedades.

VERBOS INTRANSITIVOS DE CAMBIO DE ESTADO – VERBOS MEDIOS

Los verbos intransitivos de cambio de estado pueden ser pronominales (cansarse, secarse: Se secan los campos) o no (morir, crecer: Crece la hierba). Estos verbos de alternancia pronominal indican un proceso de cambio en el interior del sujeto, sin que éste sea el agente ni exista ningún agente externo a él.

El término voz media se aplica tradicionalmente a los verbos intransitivos que designan cambios de estado, así como procesos experimentados por algún sujeto que no suele ejercer control directo sobre ellos. Otros gramáticos opinan que los pronombres átonos (me, se te, no, os) no deben asimilarse a los morfemas flexivos (por tanto formarían parte del verbo). No obstante, es importante distinguir entre la interpretación media de una oración refleja (Me mojé = resulté mojado) y la interpretación reflexiva (vertí algún líquido sobre mí mismo). Existen relaciones de forma y sentido entre los componentes de una oración que muestran procesos en desarrollo,  la acción de llevarlos a cabo o describen los estados en que desembocan.

Gran número de verbos pronominales denotan o bien cambios de estado (despertarse, secarse) o bien procesos de carácter mental (afectivo o emocional).

Según cano Aguilar (1981), las oraciones con sujeto no animado se consideran voz media con SE cuando se dan estas dos características: a) aunque haya un “agente” en la realidad, en la expresión lingüística no se hace referencia en absoluto a ello y b) se apunta a un proceso, indicado por el verbo, en cuanto que se desarrolla en algo (el sujeto sintáctico), o le afecta de algún modo. En este sentido, suelen corresponderse con frases intransitivas (no con pasivas, que presuponen normalmente un ‘agente’). Por ello, los verbos típicos dentro de este apartado son los que indican cambio de estado.

Los verbos de estado no son pronominales, salvo algunas excepciones como estarse (quieto) o saberse (la lección).

VERBOS INTRANSITIVOS CON INCREMENTO PERSONAL DE LA SERIE REFLEXIVA

Hay verbos que obligatoriamente van acompañados de un incremento personal que alude a la misma persona propia del sujeto gramatical: Yo me jacto; Tú te quejas; Él se arrepiente; Nosotros nos vanagloriamos; Vosotros os atrevéis; Ellos se dignan.

Algunos verbos, que normalmente no se emplean con adyacente de objeto directo (o sea, intransitivos), se construyen, a veces, con incremento pronominal de la serie reflexiva, es decir, que designan a la misma persona que funciona como sujeto gramatical. El incremento modifica su significado:

IR (dirigirse): Va a su casa.

IRSE (ausentarse): Se va a su casa.

DORMIR (soñar): Duerme ocho horas.

DORMIRSE (quedarse dormido): Se duerme enseguida..

ESTAR QUIETO (estado): El mar está quieto

ESTARSE QUIETO (actitud, se resalta el sujeto): No se está quieta, es hiperactiva.

SALIR (abandonar un lugar): Salió del teatro.

SALIRSE (irse antes de finalizar): Se salió del teatro.

VOLVER (regresar tras llegar al destino): Volvió temprano.

VOLVERSE (regresar antes de lo previsto): Se volvió temprano.

MORIR (fallecer): Murieron de inanición.

MORIRSE (tener ganas de): Se morían de hambre.

VERBOS DOBLEMENTE PRONOMINALES 

Estos verbos se construyen con dos pronombres átonos: uno en función de dativo (admite las tres personas: me, te, le, no, os, les), el otro solo admite la 3ª persona se (permanece fijo) y concuerda con el sujeto (ocurrírsele: se me/se te/se le/se nos/se os/se les ocurrió una idea genial).

Se trata de construcciones formadas con unos pocos verbos pronominales de pensamiento y afección, como olvidar, antojar, ocurrir (en el sentido de ‘venir a la mente’), que, además del pronombre concordante con el sujeto, exigen otro en dativo (ocurrírsele, antojársele, olvidársele). Resulta, pues, agramatical la oración *Se ocurrió una idea extravagante, que requiere la presencia de dicho dativo: Se {me ~ te ~ le ~ les…} ocurrió una idea extravagante.

En Se me olvidó tu nombre, me es un pronombre dativo que designa a la persona que experimenta el olvido. La presencia del pronombre dativo en esta oración es similar a la que presentan otros dativos que se interpretan como experimentadores, como A Isabel le duele la cabeza. Este dativo experimentador es necesario en oraciones como Le vino a la cabeza un vago recuerdo.

El dativo se hace necesario cuando los verbos olvidar, antojar u ocurrir se usan como pronominales: Se le olvidó la cita; Se le antojan helados; Se le ocurrió una buena idea. Aun así, se admiten en algunos países alternancias como Te me olvidaste ~ Te olvidaste de mí. A ello cabe agregar que la expresión Se me hace que... contiene un pronombre átono de dativo, como los anteriores, con un sentido modal cercano al que tienen Me parece que... o Me da la impresión de que... en el español general.

Muchos verbos doblemente pronominales alternan esta construcción en la sintaxis con otras en las que no son doblemente pronominales.

Hay pocos verbos doblemente pronominales, al requerir la presencia de otro pronombre átono en función de complemento indirecto (CI); sin embargo, no exigen complemento de régimen preposicional (CRP):

Ahora se me antoja un bocadillo de tortilla (CI: me; SUJ: un bocadillo]

Lo mismo se podría decir del verbo ocurrírsele, con la salvedad de que el verbo puede aparecer sin incremento pronominal: Cada vez ocurren más catástrofes naturales; Siempre le ocurre algo cuando va al monte; No se me ocurre ninguna otra idea.

VERBOS PRONOMINALES CON COMPLEMENTOS INDIRECTOS ARGUMENTALES

Los complementos indirectos argumentales (también llamados seleccionados o actanciales), son aquellos seleccionados por la naturaleza semántica del verbo (Se compra un regalo para alguien: Compré un regalo para mi madre). Pueden clasificarse de la siguiente manera:

1. Destinatarios y experimentadores:

1.a. Destinatarios: conceder un premio a alguien

1.b. Experimentadores: A mí lo que me gusta es viajar.

Muchos complementos indirectos argumentales alternan con complementos de régimen y argumentos locativos que se les asimilan. Se pueden clasificar en tres categorías:

2. Término, origen y ubicación:

2.a. Complemento de dirección, destino o término: Se acercó a mí ~ Se me acercó; No te nos   

       acerques; Se le va la vida en ello.

2.b. Complemento de origen, procedencia o fuente: Se alejó de ellos ~ Se les alejó; Se le apartó de sus funciones.

2.c. Complemento de ubicación: No pongo azúcar al/en el té; No le pongo azúcar al té.

Los verbos que seleccionan estos argumentos dando lugar a las alternancias citadas anteriormente pertenecen a diferentes grupos semánticos:

2.1  Aproximación: acercarse, aproximarse, arrimarse: Se acercó a ella ~ Se le acercó.

2.2  Igualdad o similitud: asimilarse, compararse, equipararse, igualarse, parecerse: Se parecen a él ~ Se le parecen.

2.3  Adición o contacto: unirse, juntarse, agregarse, sumarse: Se sumó a ellas ~ Se les sumó.

2.4  Dependencia o sujeción: acomodarse, adaptarse, acoplarse, ajustarse, someterse, rendirse: Se había acoplado a nosotros ~ Se nos había acoplado.

2.5  Advenimiento, presencia o manifestación: sobrevenir, venir, llegar, aparecer: Se apareció la Virgen a ellos ~ Se les apareció la Virgen.

2.6  Separación: alejarse, apartarse, escaparse, soltarse, etc. estos verbos se construyen con el dativo de origen, separación o procedencia, que alterna también con el complemento de régimen: El perro se escapó de su dueño ~ Se le escapó.

2.7  Oposición: oponerse, enfrentarse: Se enfrentó a mí ~ Se me enfrentó.

2.8  Juicio: aceptar, creer {algo de alguien}: Acepto las disculpas de usted ~ No le acepto las disculpas; Se lo creí (lo que me dijo ella)

La cercanía semántica entre la noción de causa y de origen explica que la alternancia se extienda a verbos como

3.     reírse o burlarse, cuyos complementos denotan lo que suscita la risa: Se reían de mí por mi acento ~ Se me reían por el acento;Se burlaban de él ~ Se le burlaban.

A esta alternancia entre dativos argumentales y complementos de origen y procedencia se pueden asimilar verbos que expresan

4.     Demanda: demandar, encargar, encomendar, exigir, implorar, preguntar, recabar, reclamar, requerir, rogar, solicitar, suplicar, urgir: Se le requirió el pasaporte.

Si se comparan las construcciones formadas con dativos de procedencia o término con las que admiten variantes transitivas de esos verbos, pueden obtenerse diferencias notables de significación debida a la estructura sintáctica:

a)     Se lo acercó (con dativo reflexivo) ~ b) Lo acercó hacia sí

En a) se habla de una acción en la que la persona o cosa designada por lo es atraída hacia el sujeto, como se refleja en la variante. La oración se forma con el verbo transitivo acercar (aproximar algo a alguien), construido con un CI de término (el pronombre reflexivo se). En cambio, en b) Se le acercó se hace referencia al movimiento del sujeto hacia alguna otra persona o cosa, es decir, al proceso contrario. El verbo pronominal acercarse selecciona un CI de dirección (le, variante átona de a él-ella). De lo que se deduce que el significado de las dos oraciones será opuesto.

Se obtiene la misma diferencia comparando separársela con separársele, arrimársela con arrimársele.

5. Los complementos de origen y procedencia aparecen también con estos predicados de Ocultamiento: Se esconde de ella ~ Se le esconde; Se oculta de nosotros ~Se nos oculta.

Existe una estrecha relación entre los complementos indirectos de origen o procedencia y los dativos simpatéticos (de posesión), hasta el punto de que parece ser una consecuencia natural del hecho de que se separa o se aparta de algo o de alguien aquello que le pertenece.

6. Los verbos intransitivos que denotan Pérdida o Alejamiento se asimilan al mismo paradigma: Al vehículo se le desprendieron las ruedas traseras es decir Se desprendieron de él; Yo tenía una tristeza que se me salía por los poros, es decir, Se salía de mí.

VERBOS PRONOMINALES CON COMPLEMENTOS INDIRECTOS NO ARGUMENTALES

DATIVOS SUPERFLUOS O MARGINALES (no exigidos por el verbo)

Dativo: caso de la declinación latina que desempeña la función de OI señalando a la persona o cosa a la cual afecta, daña, aprovecha o interesa la significación del verbo.

Los complementos indirectos no seleccionados (exigidos) por el verbo (no argumentales) son:

1. Dativo de interés o accidental (no concordado) representado por el pronombre de CI le/les señala a la persona involucrada en la acción del verbo (evento), ya sea por recibir un provecho o beneficio (dativus commodi) o por sufrir un daño (dativus incommodi): Le consiguieron un alojamiento barato (persona beneficiada); Nos robaron en Barcelona (persona perjudicada).

No está exigido por el verbo (no argumental[20]), que solo puede aparecer en 3ª persona del singular o plural: Me han hecho un regalo/Le hice un favor a Juana/Le han cortado el gas por impago.

En oraciones de pasiva refleja y con algunos verbos (romper, perder, olvidar), señala a los agentes involuntarios (involuntariedad) de la acción verbal, eludiendo así su responsabilidad o intención: En Se le ha quemado la comida; Se me ha olvidado tu nombre[21], los sujetos son la comida y tu nombre respectivamente y no él y yo, porque no se consideran responsables de la acción verbal. Se no tiene ninguna función sintáctica argumental (no es CI), es una marca de pasiva refleja.

El dativo de interés no sólo señala al destinatario o beneficiado, sino también el origen. Pueden darse casos de ambigüedad en ciertos contextos al asociar la preposición a con finalidad o destino, como en el siguiente ejemplo: Le compré un reloj a mi hermano, donde no sabemos si el hermano es el receptor del reloj o el origen (tu hermano es joyero y te vendió el reloj), ambigüedad que se puede solucionar cambiando la preposición: Compré un reloj para mi hermano.

2. Dativo posesivo o simpatético[22] (no concordado): hace referencia a la persona o cosa a la que se le atribuye una relación de posesión. En este caso, el pronombre es un dativo argumental y no se puede omitir sin cambiar el significado. Para señalar a la persona poseedora y experimentadora se usan pronombres de OI en lugar de posesivos: Le puse el collar al perro (Puse el collar a mi perro); Le devolvió el dinero (devolvió su dinero). En Se le hincharon los pies el dativo simpatético le forma grupo con el pronombre se -se le- que corresponde al verbo pronominal hincharse. El sujeto de este verbo es el grupo nominal los pies, cuya referencia se atribuye al individuo designado por el dativo posesivo; Otros ejemplos: Al abrigo se le pudrió el forro; Se me nubló la vista; Se le torció el tobillo; Se te encogió el corazón; Se me arrugó la falda; Se me ha ido de casa mi hija; Se le rompieron las gafas; Se os va a enfriar la comida.

Es muy frecuente que verbos de dos argumentos, como lavar (alguien lava algo), se construyan con tres participantes (SUJ, OD y OI) cuando el segundo de ellos señala una parte del elemento expresado por el tercero: Le lavó los pies al enfermo.

Otras veces el dativo simpatético no denota posesión o pertenencia, sino asociaciones más laxas de inclusión, poniendo de manifiesto relaciones:

2.1. Parte-todo:

       2.1.1. entre ser animado y partes del cuerpo: Me duelen las muelas; Le brillan los    

                 ojos; Se le iluminaron los ojos.

       2.1.2. entre un objeto y las partes que lo componen: Al móvil le falla la batería.

2.1. De parentesco: Se le han casado todos los hijos.

2.2. De autoría: Te ha quedado muy bien el artículo; Me ha salido soso el gazpacho.

2.3. De la esfera personal: Le va la vida en ello; Se te acaba el tiempo; Se le acabó la paciencia; Se me ha ido el autobús.

Los solapamientos entre el dativo de interés y el simpatético afectan a la construcción del enunciado: Se le cayó el pelo es un dativo simpatético; Se le cayó la taza es un dativo de interés; Se le rompió el paraguas podría ser cualquiera de los dos. El dativo expresa en estas tres oraciones una asociación abstracta, un tipo de relación con el sujeto que puede asimilarse a diferentes relaciones particulares: pertenencia, parentesco, vinculación afectiva, participación, responsabilidad, contacto, o proximidad (como la que existe entre te  y el referente el arroz en Se te va a pegar el arroz).

3. Dativo ético (no concordado): pronombre átono no reflexivo que modifica al verbo señalando al individuo que se ve afectado (o está interesado) indirectamente por la acción que aquel denota. Integra en el verbo un elemento ajeno a él, pero afectado de algún modo por lo que dice el predicado: No se me ponga nervioso; No me come nada mi hijo; Siempre se le mueren las plantas porque no las cuida; No te me sulfures; Se te va a ir al garete el negocio si no lo atiendes.

Es un dativo innecesario (no requerido por la significación del verbo), se podría omitir, pero el mensaje perdería algo de significado (su contenido afectivo). Es un dativo no concertado porque no concuerda obligatoriamente en género y número con el sujeto, lo que supone una mayor implicación del referente del dativo respecto del sujeto. Semánticamente, se usa con intención de aludir a la persona implicada o interesada indirecta y sentimentalmente por la acción verbal (sugiriendo la relación afectiva entre los referentes). Indica la relación entre la persona y un sujeto (Su hijo no le come bien[23]; No se me enfade; Se me ha dormido el niño)  o entre la persona y un CD (Me lo tratan muy bien en la escuela; ¿Puedes arreglarme el coche?)

Los dativos éticos no son argumentales y en determinadas construcciones sintácticas pueden dar lugar a ambigüedades e interpretarse como dativo ético o de origen (procedencia); por ejemplo con verbos como escapar y llevar que son compatibles con este tipo de CI (de procedencia): No te me vas a escapar; Se me llevaron a mi esposo a la guerra.

Asimismo, está muy próximo al dativo de interés y al simpatético (de posesión). Para la RAE el dativo me en No me enfade al niño tendría dos valores: dativo de interés, si el referente de me designa a la persona perjudicada (madre o padre: se puede sustituir por posesivos: No enfade a mi hijo); y dativo ético, si designa a la persona que desea implicarse en la acción mostrando preocupación hacia esa persona (relación afectiva, tutorial: No se puede sustituir por posesivos: No me enfade a mí).

El dativo ético es el único de los dativos que puede anteponerse a otro pronombre átono en su mismo caso (OI), en contra de las pautas habituales de colocación de pronombres: No me le llenes la cabeza de pajaritos a tu hermano.

Este dativo admite construcciones duplicadas, como la de tópico inicial (llamadas dislocadas): A mí no se me va a poner en duda.

4. dativo aspectual (o concordado[24]): pronombre personal de tercera persona con valor expresivo. Se trata del uso del se reflexivo (referido al sujeto de la oración), con función sintáctica similar a la del complemento indirecto, pero sin venir exigido por el verbo. Su presencia aporta matices expresivos de diferente tipo y a menudo su uso es expletivo, pudiendo suprimirse sin que la oración sufra cambios de significado: María (se) leyó la novela de un tirón.

Indica la realización total de la acción del verbo sobre un CD o la implicación del sujeto en la acción verbal. Es un dativo marginal sintácticamente, su función es enfática (expresiva) como el caso del dativo ético, pero se diferencia de él en que concuerda obligatoriamente en número y persona con el sujeto de la oración, lo que supone una mayor implicación del sujeto en la acción: [Ana] Se leyó el libro en una tarde sugiere que la lectura ha concluido, pero también que comportaba algún esfuerzo o cierto mérito por parte de Ana o que había algo particular, por ejemplo, que sobrepasa lo que consideramos normal (en muy poco tiempo). Otras veces se sugiere que la acción descrita excede o sobrepasa lo que se considera normal: Se fumaba dos cajetillas diarias; Se gastó el salario semanal en una cena.

El dativo aspectual se llama también intensivo. Se combina con predicados delimitados o télicos que expresan la culminación de la situación denotada

El dativo concordado, llamado también intensivo, solo puede combinarse con predicados que expresan eventos delimitados, acotados o télicos que expresan la culminación de la situación denotada, por eso no son posibles oraciones como: Se bebió leche (frente a Se bebió la leche/toda la leche/un litro de leche); No me sé lección frente a No me sé (toda) la lección. Favorecen este uso algunos modificadores adverbiales que denotan completitud: de punta a punta, de cabo a rabo, de un tirón, como la palma de la mano, íntegro, todo, etc.: Se conoce el territorio como la palma de la mano; Se ha recorrido la península de cabo a rabo; Me he visto todos los capítulos; ¿Te sabes todas las banderas de Europa? El cuantificador todo y el adjetivo íntegro aportan la misma información en los grupos nominales: Se recorrió íntegra la ciudad de Lima. Te sabías las banderas de todos los países. Me he visto todas las sagas capítulo por capítulo.

 

Aunque el dativo ético y el aspectual se aproximan en muchos contextos, el primero no es reflexivo. Pueden, además, concurrir en la misma oración, como en 

Mi

hija 

     se 

   me 

comió

toda

la

tarta

 

 

dativo aspectual

dativo ético

 

 

 

 

Los contextos sintácticos en los que se usa el dativo concordado confluyen con los de otros dativos. En efecto, en el ejemplo Nos leímos toda la prensa admite la interpretación recíproca (es decir, ‘el uno al otro’ o ‘unos a otros’), puesto que los pronombres átonos de interpretación recíproca concuerdan también con el sujeto. Asimismo lo hacen los morfemas me, te, se, etc., de los verbos pronominales. De hecho, entienden algunos autores interpretan los dativos aspectuales como morfemas de persona de los verbos sobre los que inciden. Desde este punto de vista, pueden definirse de forma independiente las variantes de los grupos verbales construidos con el morfema se:

Saber vs. Saberse algo (conocerlo/memorizarlo)

Creer vs Creerse algo (tenerlo por cierto/aceptarlo como verdad, creencia irreflexiva)

Llevar vs Llevarse el dinero (transportarlo/escaparse con él, robarlo)

Saltar vs Saltarse una barrera (salvarla/omitirla)

Encontrar a alguien vs Encontrarse con alguien (hallarlo /tropezárselo, topárselo)

Esperar algo vs Esperarse algo (tener esperanza en ello /temer que suceda)

Olvidar vs Olvidarse de algo (dejar de tener en cuenta o de retener en la memoria, asumo la responsabilidad vs  perder involuntariamente de la memoria, ha sido sin querer).

Se suele incluir en este mismo grupo el dativo que aparece en la fórmula Érase una vez..., propia de los cuentos, que alterna con Era una vez...

Existen razones para no interpretar todos los dativos aspectuales como morfemas de verbos pronominales. Una de ellas es el hecho de que la mayor parte de los verbos pronominales son intransitivos; la otra estriba en que dar una solución léxica a estas alternancias conlleva perder generalizaciones en no pocos casos en los que parece necesario establecerlas. Se trata de pares como los siguientes, en los que los significados de los verbos no parecen totalmente independientes: {pensar ~ pensarse} bien una respuesta; {conocer ~ conocerse} bien la ciudad; {merecer ~ merecerse} un premio; {inventar ~ inventarse} una historia; {recorrer ~ recorrerse} la comarca; {imaginar ~ imaginarse} mundos inexistentes; {perder ~ perderse} una oportunidad.

Son muchos los verbos transitivos que admiten variantes intransitivas con complemento indirecto. Predominan entre ellos los verbos pronominales acompañados de dativos de interés y simpatéticos en construcciones en las que la presencia del dativo es marca de involuntariedad. Se obtienen así alternancias como Cerró la puerta ~ Se le cerró la puerta; Perdí la cartera ~ Se me perdió la cartera; Rompí el jarrón ~ Se me rompió el jarrón. El complemento indirecto designa en estos casos la persona afectada por un proceso que se origina en las cosas mismas, lo que produce el efecto de ausencia de control o de falta de responsabilidad : Se me rompió el pantalón. El verbo olvidar(se) da lugar a la misma alternancia, que es triple en este caso: Olvidé decírselo ~ Me olvidé de decírselo ~ Se me olvidó decírselo. El dativo que aparece en la tercera variante es propiamente argumental, ya que designa al que experimenta el olvido.

Ejemplos: Se le durmió la mano; Se le enrojecieron las mejillas; Se me apresura el pulso al verlo; Se nos ha averiado el coche; Aquí se te calentarán los pies; Se me cierran los ojos de sueño; Al verla creí que se me paraba el corazón; Se le produjo una úlcera por el alcohol; Se le llenaron los ojos de lágrimas; Se les derritió el chocolate; Se me ha pasado el tiempo sin sentir; Se le presentó una complicación; Se te ha rizado el pelo; Ya se me ha secado el bañador; Se le caen las cosas de las manos; Se nos escapan las mejores oportunidades; Se me ha ido el santo al cielo; Se le ocurren unas ideas muy peregrinas; Se me escapó una buena oportunidad; Se me escapó el loro.

PRONOMBRES LEXICALIZADOS

Algunos verbos presentan pronombres lexicalizados, de manera que su conjugación requiere su presencia: arreglárselas, pasárselo, ocurrírsele, pasársele

VALORES Y FUNCIONES DE LA PÁRTICULA SE (perspectiva descriptiva)

CATEGORÍA GRAMATICAL

VALOR

FUNCIÓN

Pronombre personal de 3ª persona

REFLEXIVO

CD o CI

Se lava (CD)

Se lava las manos (CI)

RECÍPROCO

CD o CI

Se escriben (CD)

Se escriben cartas (CI)

EXPRESIVO

CI (no argumental: no exigido por el verbo) > Dativo de interés:

Se leyó a todos los clásicos; Se merece ese premio.

PERSONAL

CI variante formal de los pronombres le/les cuando precede al CD lo/la/los/las

Le devolví el libro>Se lo devolví [*Le lo devolví]

COMPONENTE DE VERBOS PRONOMINALES

Carece de función sintáctica; constituye, junto con el verbo, el NP.

Se alegró de mi victoria; No se avergonzó.

Modifica el sgdo. de algunos verbos

Acordó cerrar la puerta siempre con llave.

No se acordó de cerrar la puerta con llave.

INTRANSIVIZADOR

Un verbo transitivo de cambio de estado (aburrir) se convierte en intransitivo (aburrirse) y altera el sujeto

La clase los aburre> Se aburren con las clases

El sol derrite la nieve>La nieve se derrite con el sol

Morfema de pasiva e impersonalidad

SIN VALOR  PRONOMINAL NI FUNCIONAL

No tiene función, no es pronombre sino partícula que encubre al actor

Se venden libros (marca de pasiva refleja)

Se trabaja mejor en equipo (marca de impersonalidad)

Aunque todo pronombre puede desempeñar las mismas funciones que el nombre, se solo puede ser CD o CI

ERRORES CON VERBOS PRONOMINALES

Es frecuente el error de utilizar verbos pronominales como no pronominales:*En esta competición solo clasifican los tres primeros; *El jugador recupera bien de su lesión; *Bueno, marcho, hasta otro día.

También es frecuente el error contrario: *No me recuerdo bien dónde fue.

COLOCACIÓN DE LOS PRONOMBRES ÁTONOS

La forma se debe preceder siempre a cualquier otro pronombre átono. Por tanto son incorrectas  construcciones como: *Me se cayó el libro; *Te se olvidaron las llaves; *Os se escapó el perro

Cuando se trata de un verbo pronominal auxiliar de perífrasis verbal, los pronombres átonos van siempre detrás del verbo principal y no pueden intercalarse entre SE y el verbo, a no ser que se trata de pronombres en función de dativos éticos: *Se nos puso a criticar (Correcto: Se puso a criticarnos). Pero sí es correcto Se nos echó a llorar (y no *Se echó a llorarnos): dativo ético; *Se me puso a llorar (y no *Se puso a llorarme): datico ético.

Cuando en una construcción formada por dos verbos, los dos son pronominales, el clítico debe aparecer en los dos verbos: Se negó a marcharse; Se puso a quejarse.

Cuando en una construcción formada por dos verbos, el verbo pronominal es solo uno, el clítico debe aparecer solo una vez, tanto en las construcciones de infinitivo como de gerundio: *Se estuvo quejándose (Correcto: Se estuvo quejando. / Estuvo quejándose).

Cuando SE es partícula en una oración pasiva refleja o impersonal refleja, o es pronombre reflexivo o recíproco, solo puede aparecer una vez en construcciones de infinitivo y gerundio:

*¿Se puede saberse qué está pasando? (Correcto: ¿Se puede saber qué está pasando?/¿Puede saberse qué está pasando?); *Se están insultándose. Correcto: Están insultándose/Se están insultando).

En las perífrasis verbales el pronombre átono puede preceder al verbo auxiliar o seguir al principal, excepto cuando el verbo auxiliar es un verbo pronominal. En este caso SE nunca puede ir con el verbo principal:

Se tuvo que ir / Tuvo que irse. [el verbo principal es irse];

Se está lavando / Está lavándose. [verbo lavar + complemento directo se];

Se pudieron conocer las noticias. / Pudieron conocerse las noticias [pasivas reflejas]

Pero: Se puso a discutir (y no *Puso a discutirse) [verbo pronominal auxiliar ponerse a]

Cuando el pronombre átono se intercala entre SE y el verbo en forma personal, el pronombre átono siempre desempeña la función de OI, bien con valores simpateticos (posesivos) o bien como dativos éticos (afectivos y expletivos). Esto ocurre cuando la forma SE es componente de un verbo pronominal.

Si se trata de la partícula de pasivas reflejas o de impersonales, los pronombres intercalados desempeñan funciones de CD o CI:

Se nos/les acercó un policía. [se/nos: CI ¿o complemento de régimen?]. Verbo: acercarse.

Se me murió el perro. [simpatético: mi perro]

Este chico se nos va a volver loco. [dativo ético. Verbo volverse]

Se nos recibió con aplausos. [CD. Impersonal]

Se les entregaron los regalos. [CI. Pasiva refleja]

(Fuente: Gómez Torrego, 1992. Valores gramaticales de “se”)

RÉGIMEN PREPOSICIONAL CON VERBOS PRONOMINALES

Los verbos ‘pronominales’, es decir, los incrementados con un clítico reflexivo muestran una notable tendencia a exigir sintagmas preposicionales que con frecuencia llegan a constituirse en ‘régimen’. En unos casos ese complemento preposicional coincide con el que puede, o debe, aparecer con el verbo en forma no pronominal, sumado por lo general al objeto directo:

dedicar su vida a algo > dedicarse a algo; convencer a alguien de algo > convencerse de algo

El clítico sería, pues, el recuerdo de ese objeto. Es habitual que en esta situación se produzca una alternancia de tipo ‘causativo’ entre las dos formas del verbo, de modo que la forma pronominal venga a ser el miembro ‘estativo’ o ‘medio’ correspondiente al ‘activo’ no pronominal:

alejar a alguien de un lugar > alejarse de un lugar; confundir una cosa con otra > confundirse una cosa con otra; distinguir una cosa de otra > distinguirse una cosa de otra.

Pero en muchos otros casos el régimen del verbo pronominal no reproduce ninguno de la forma sin reflexivo, haya proximidad de sentido entre ambas (olvidar algo/olvidarse de algo), o no (acordar algo/acordarse de algo); aquí habría que incluir los verbos sólo utilizados en forma pronominal: arrepentirse, jactarse, etc. En esta última situación se encuentran algunos verbos pronominales de ‘emoción’, en los que la forma pronominal con régimen (y sentido ‘medio’) se opone a la forma transitiva directa cuyo sujeto corresponde al régimen preposicional de la pronominal: (alegrarse) Me alegro de verte > (alegrar) El verte me alegra.

Ø  RÉGIMEN FIJO CON A

Es frecuente que el régimen con a de determinados verbos pronominales se identifique con el objeto indirecto (le/les) cuando hay referencia humana: dirigirse a alguien > dirigírsele,

mientras que con otros tipos de referencia el valor del complemento con a es más bien locativo: dirigirse a un lugar (de dudosa conversión en dirigírsele), aferrarse (aferrársele), oponerse (oponérsele) o resistirse (resistírsele).

No todos los verbos de este tipo, sin embargo, participan de estos esquemas sintácticos: así,

No me acostumbro a Beatriz no admite la sustitución de a María por le (*acostumbrársele), ni tampoco lo hace Se dedica a los enfermos de SIDA (*dedicárseles).

En algún caso al régimen con a puede añadirse un dativo ‘ético’ o ‘posesivo’: Este vestido se te ajusta muy bien a la cintura.

Por otro lado, bastantes verbos no admiten sustantivo ‘humano’ o ‘animado’ en dicha posición, y tampoco el sintagma de a tiene valor locativo (por ejemplo, apresurarse o atenerse). En general, el sentido que aportan estos regímenes con a oscila entre las ideas de ‘objetivo’ y ‘destino’ o ‘finalidad’. En conjunto, si bien algunos de estos verbos admiten en el régimen un sustantivo ‘humano’ (acostumbrarse, adaptarse, adherirse, ajustarse, amoldarse, dedicarse), lo más frecuente es que sus complementos incluyan referencias de otro tipo.

Ø  ALTERNANCIA DE  A CON  OTRAS PREPOSICIONES

Los verbos que significan movimiento en dirección a un destino suelen construirse no sólo con a sino con cualquier otra preposición que se congruente con el tipo de movimiento designado. Así, abalanzarse y aproximarse puede llevar un complemento central introducido por a, hacia, hasta, etc. (Cano Aguilar, 1999)

DATIVO ÉTICO O DE INTERÉS

En otros verbos la acción queda completa con sólo el complemento directo, y sin embargo, construimos la frase además con un dativo, que es el llamado tradicionalmente ético, el cual, siempre en relación con personas o pronombres personales, indica la participación moral de una persona en una acción. Es el dativo que Bello llama superfluo, y que sirve también para dar tono familiar y festivo a la oración: No te pongas tonta vs. No te me pongas tonta.

Este dativo, en latín, se limitaba a los pronombres de primera y segunda persona: Mihi illam laudas?; ecce tibi est exortus Isocrates (¿Me la alabas?; he aquí, Isócrates se te ha levantado). Pero en castellano hemos extendido su uso a la tercera persona (que en latín tenía otro matiz) y aun al sustantivo; así, en África mataron un hijo a mi amigo, “mi amigo”, no tiene intervención directa en la oración, pero recibe el efecto moral de ella. En otros casos, solemos emplear para recalcar más dicho efecto, un dativo pleonástico del pronombre personal, diciendo: A mí amigo le han matado un hijo.

Para el empleo de este dativo es preciso que la persona que lo representa no reciba la acción como término de la misma, sino que afecten sus consecuencias, buenas o malas. Así, en la frase:

El perro se ha comido la carne, denota solamente un hecho que puede no afectarnos; pero El perro se me ha comido la carne indica que me ha perjudicado al hacerlo. Al decir El chico es muy estudioso; le han dado un premio extraordinario, sólo afirmamos un hecho; pero si decimos

El chico es muy estudioso; me le han dado un premio extraordinario, hacemos resaltar la satisfacción que el hecho nos inspira.

«El mismo valor tiene este dativo en este pasaje del Quijote (II, 5): Te la chanto (a Sanchica) un don y una señoría a cuestas y te la saco de los rastrojos y te la pongo en toldo y peana, donde Sancho da a entender 'hago todo eso para tu satisfacción'. A este dativo le llama la Academia "dativo de interés", pero como esta palabra puede prestarse a ambigüedades si no se hace la distinción debida entre el interés gramatical de recibir la acción y la moral de sufrir las consecuencias, preferimos seguir la nomenclatura latina y seguir llamándolo dativo ético.» (Martínez Amador, 1974)

QUÉ SIGNIFICA VOZ MEDIA

Media es un término relacionado con la categoría gramatical de voz (o diátesis[25]), que sirve para indicar un determinado tipo de relación entre el verbo, el sujeto y el objeto de una oración. Suelen señalarse tres voces:

1) cuando el sujeto del verbo es el agente -o presentado como tal- de una acción ejercida sobre un objeto distinto del sujeto, la construcción es activaLa jefa aplazó la reunión.

2) cuando el sujeto del verbo corresponde en realidad al objeto de un verbo activo en una construcción subyacente, la oración es pasivaLa reunión fue aplazada por la jefa.

3) cuando el sujeto –sea o no agente– es al mismo tiempo el objeto de la acción indicada por el verbo, la construcción es mediaLa jefa se lava en el río; La gripe se cura con estas pastillas.

Cada una de estas voces es expresada mediante una flexión verbal específica (como en griego, p. ej.). La existencia de construcciones activas y pasivas en español está fuera de toda duda; también lo está que la construcción pasiva tiene formas específicas: ser + participio (pasiva perifrástica) ; se + verbo en forma “activa” + nombre concertado con el verbo (pasiva refleja)[26].

El problema es si existe o no una voz media en español. Si la existencia de esta voz requiere o no de una forma específica y privativa, la respuesta es negativa. Pero esto no es obstáculo para que existan oraciones cuya característica básica es la relación de identidad entre sujeto y objeto que define a las construcciones medias.

El primero de los dos ejemplos anteriores, Mi  jefa se lava en el río, es una oración tradicionalmente llamada reflexiva Esta oración cumple claramente la condición exigida: el sujeto de la oración es al mismo tiempo objeto de ella (jefa = se).

El segundo ejemplo, La gripe se cura con estas pastillas, no ofrece una interpretación tan clara

Tiene un sujeto gramatical no animado; presenta la forma se; posee un verbo transitivo (>Estas  pastillas [sujeto nocional] curan la gripe). Pero la igualdad de estructura con las oraciones pasivas con se es solo aparente, porque hay dos diferencias:

a) en las pasivas con se (reflejas) hay siempre referencia a un agente que nunca va, sin embargo, explícito (Se vende casa); en las medias, que coinciden con las anteriores en esa misma referencia, el agente puede ir o no explícito. En un ejemplo está explícito (Mi jefa se baña en el río); en el otro, no (La gripe se cura lentamente).

b) en las pasivas el agente no expreso es siempre humano (El banco fue robado < por ladrones); en las medias es no humano (Estas pastillas).

La condición para que en una oración media el agente sea humano es que vaya explícito (Las personas no se conocen bien). Hemos visto que el sujeto de una oración media puede ser o no el agente real del verbo; está claro que cuando el sujeto no es animado no puede ser el agente de la acción. El elemento se que aparece en estas oraciones solo puede ser descrito como CD.

Los verbos transitivos con uso medio son muy abundantes. Cuando el agente no va expreso hay casos en los que no es fácil determinar si se trata de un agente humano o no humano: la interpretación como pasiva o media es dudosa; así ocurre, por ejemplo, en: Las puertas se abren a las nueve en punto; Los comercios se cierran a las ocho; La discusión se acabó en aquel momento. En algunos casos la formulación media alterna con la activa intransitiva: con esta última desaparece la referencia al agente y es el sujeto el que resulta directamente presentado como tal: Los comercios (se) abren a las cuatro de la tarde; La herida (se) cerrará pronto; La disputa (se) terminó al poco tiempo.

Hay que señalar el uso frecuente de construcciones medias con un pronombre personal átono en función de CI; este pronombre establece una especial relación de pertenencia entre el sujeto de la oración y la persona implicada: Se le adormeció el dolor; Se le agolpó la sangre en las mejillas; Se me apresura el pulso al verla; Se nos ha averiado el coche; Aquí se os calentarán los pies; Se me cierran los ojos; Al verlos creí que se me paraba el corazón; Se le produjo una hemorragia al día siguiente de la operación; Se me ha pasado el tiempo sin sentir; Se le presentó una complicación; Se te ha rizado el pelo.

Algunos verbos intransitivos aparecen también en construcciones semejantes: Se le caen las cosas de las manos; Se me escapan las mejores oportunidades; Se os van todas las ideas como por encanto; Se le ocurren muchas cosas.

La construcción media es también posible con sujeto humano sin que obligatoriamente este sea el agente real de la acción. (Molina Redondo, 1990)

VARIACIONES GEOGRÁFICAS Y DIFERENCIAS DE REGISTRO

Existe variación geográfica en los verbos pronominales que se usan en el mundo hispánico. En algunas variedades (casi siempre americanas) se usa regresarse a un lugar, despegarse un avión, soñarse con algo alguien, demorarse, desayunarse, enfermarse, a menudo en alternancia con usos no pronominales (Se demoró mucho ~ Demoró mucho). Por otra parte, presentan formas no pronominales con significado medio los verbos intransitivos calentar (usado por calentarse o desentumecerse), casar, entrenar, estrenar, entre otros. Se desaconseja el uso no pronominal de recuperarse (Estoy recuperando de una lesión muscular) o fugarse: Los ladrones, que sin duda estaban vigilando las vacas, se dieron cuenta de la llegada de los perseguidores y fugaron (Alegría, Mundo).

En el español hablado en la zona noroccidental de España tienen variantes no pronominales algunos verbos que no las poseen en otras áreas: romper (El jarrón rompió); marchar (Tengo mucha prisa, marcho enseguida); pudrir (Las manzanas pudrirán); lavar (Voy a lavar las manos); poner (Puso la chaqueta y marchó). El verbo casar, no pronominal en español antiguo, mantiene ese régimen en esa misma área, así como en algunos países americanos (Casó con su novio de toda la vida).

En México, así como en Nicaragua y otros países centroamericanos se usa como pronominal darse abastoVive en la cantina como un dócil garañón que no alcanza a darse abasto, cada vez más seco y enjuto.

El verbo desayunarse es también más frecuente en el español americano que en el europeo, pero se documenta en ambos.

Eran muy comunes en la lengua antigua, pero están hoy en desuso, entrarse, huirse y otros verbos pronominales de movimiento (cf. los actuales salirse y escaparse).

Las diferencias son de registro en algunos casos, como en Despertó Se despertó; Sonrió Se sonrió; Muero Me muero, aunque a veces entran en juego otras particularidades significativas que son difíciles de aislar. Así, los rasgos sintácticos o semánticos que pueden oponer morirse morir (el primero solo se usa si la muerte no es provocada) no se asimilan exactamente a los que diferencian irse de ir, caerse de caer, dormirse de dormir salirse de salir (El agua se sale El agua sale).

Parece existir un factor común de naturaleza aspectual en estos pares. Los pronominales caerse, dormirse, irse, morirse, salirse son inceptivos o ingresivos, en el sentido de que denotan la entrada en un determinado estado o el paso a una nueva situación. El verbo intransitivo no pronominal puede manifestar este mismo tipo de proceso en unos casos (morir, caer), pero no en otros (dormir, sonreír).

Los dativos que expresan término y procedencia están más restringidos en el español europeo que en el americano en las construcciones de verbo pronominal. En el primero suelen construirse con sujetos de tercera persona (Se le enfrentó ~ Se enfrentó a ella; Se me escapó ~ Se escapó de mí), pero en muchas variantes del segundo se admiten con igual normalidad las demás personas gramaticales. Ello da lugar a alternancias como Me le escapé ~ Me escapé de él; Me le solté ~ Me solté de ella; Te nos alejaste ~ Te alejaste de nosotros; Te les enfrentaste ~ Te enfrentaste a ellos; Me le acerqué ~ Me acerqué a ella, etc.

Por sus connotaciones afectivas, el dativo ético se usa más en la lengua oral que en la escrita, raramente se encuentra en la prosa no literaria. Se emplea mucho más frecuentemente en el español americano que en el europeo, pero se atestigua en ambos.

CITAS

Con ciertos verbos pronominales cabe la sustitución de algunas palabras o grupos de palabras por le o les, pero no la duplicación, que parece relevante sintácticamente: Te adelantaste a tu adversario. > Te le adelantaste (no se dice: *te le adelantaste a tu adversario).

De todas formas, con otros verbos la duplicación parece normal y, sin embargo, se siguen sintiendo los complementos mencionados más como complementos de régimen o complementos adverbiales que como complementos indirectos: Una mujer se le acercó a Juan.

Hay algunos complementos de este tipo que se dejan sustituir por le, les cuando poseen el rasgo animado o humano, pero no cuando carecen de este rasgo:

El niño se abrazó a su madre. > El niño se le abrazó.

El niño se abrazó a un árbol (no se dice: *el niño se le abrazó).

En el último caso ya no hay ningún rasgo del complemento indirecto.

No todos los complementos indirectos son argumentos, o sea, no todos están exigidos por el verbo:

Pinté un cuadro a María [adjunto].

Di un cuadro a María [argumento].

(Gómez Torrego; Leonardo)

VALORES DE SE

A)   COMO PRONOMBRE: pronombre personal átono de 3ª persona del singular y del plural y que puede referirse tanto a masculino como a femenino. Puede tener varios valores:



A.1 EQUIVALENTE A LE O LES (CI)

Ante los pronombres personales de complemento directo lo, la, los, las, el pronombre «le» funciona como complemento indirecto y se sustituye por «se» para evitar la cacofonía: Sergio entrego las llaves al conserje > Sergio se las entregó; Sergio le las entEntrega la carta al director. > Entrégasela. Entrégalela.

A.2 REFLEXIVO (CD o CI)

El pronombre se en este caso significa que el sujeto realiza una acción que recae en sí mismo o en parte de sí mismo, o sea, se es correferente con el sujeto (se refiere a él). Se localiza porque «se» se duplica en a sí mismo, -a, -os, -as. La oración puede ser: transitiva reflexiva directa (se funciona como CD): Julio se lava. > Julio se lava a sí mismo o transitiva reflexiva indirecta (se funciona como CI):  Julio se lava las manos > Julio se lava las manos a sí mismo.

A.3 RECÍPROCO (CD, CI, CRég)

El pronombre personal se funciona con un sujeto que está en plural (dos o más personas) que hacen una acción y a  la vez la reciben. Este tipo de se recíproco se localiza porque la oración admite el refuerzo recíprocamente, mutuamente, el uno al otro… La función que desempeña suele ser la de CD o CI (Francisco y Lucía se saludaron en el parque. > Ellos se saludaron el uno al otro; Maria y Carla se escriben a menudo. > Ellas se escriben la una a la otra), aunque a veces puede haber casos de CRég, como en Los novios se casaron ayer.

A.4 CAUSATIVO (CI)

El sujeto no realiza la directamente la acción, sino que hace que alguien la ejecute para/por él o en su provecho. Suele haber un CD, por lo que se desempeña la función de CI: Luis se cortó el pelo; Se construyeron un chalé en la huerta.

Puede tener un valor causativo pero formar parte del verbo: Se operó de la rodilla.

A.5 DATIVO ÉTICO O DE INTERÉS (DE)

Este se es expletivo, es decir, puede eliminarse sin que la oración pierda sentido. Aquí aporta un valor enfático: Carlos se comió todo el chorizo; Ella se sabe todos los temas del examen. 

B) COMO MORFEMA PRONOMINAL

B.1 PSEUDOREFLEXIVO como marca sintáctica que pierde su valor funcional y se convierte en morfema pronominal que se conjuga y analiza junto al verbo: Pedro se marchó a casa, Elena se enfadó. No se da una auténtica reflexividad (no admiten la duplicación por a sí mismo, -a, -os, -as), sino una aproximación a la voz media, es decir, la acción afecta al sujeto, se desarrolla en un sujeto que sufre un cambio físico (se enfadó) o psíquico (Se rebeló). Podemos dividir este tipo de verbos pronominales que contienen se en los siguientes cuatro grupos:

a) El verbo es pronominal en todos sus usos y el sujeto animado. Suelen llevar un suplemento: Ella se arrepintió de su fechoría; Su suegra se queja mucho de la nuera; Él no se atreve a ir a decírselo.

b) El verbo se ha intransitivizado (verbo transitivo se transforma en intransitivo): (Se encontró con tu padre (frente a Encontró a su padre); Se levantó a las diez (frente a Levantó la silla); Se asusta por poco (frente a Asustó a su hermano); El espectador se colocó en primera fila (frente a Colocó al espectador en primera fila). En algunos casos el morfema pronominal modifica el valor semántico del verbo: No se acordó de la cita (frente a Acordó una cita); Se olvidó de la cartera (frente a Olvidó la cartera).

c) Verbos de movimiento o estativos de sujeto animado que suelen tener un carácter aspectual: pueden indicar el inicio o el fin del desplazamiento o la permanencia de la acción (carácter estático).  En algunos casos puede eliminarse (Ruth se fue a Barcelona, Él fue a Barcelona, pero no son dativos éticos): Mi vecino se marchó de viaje; No se mueva usted más, por favor; Ella se baja en esta parada; Juan se apoyó en un árbol. 

d) Verbos que tienen un sujeto no humano y son afectados por una acción sin más, o verbos con sujeto humano que son afectados por algo o alguien sin que intervenga su voluntad. Es la llamada voz media: El tren se detuvo; La puerta se cerró; El cielo se cubrió de nubes; Tu hermana se enfada por nada; Él se ruboriza enseguida.

C) CON VALOR DE PARTÍCULA

C.1 MARCA sintáctica de PASIVA REFLEJA (MPas ref)

Equivale a una pasiva y tiene un sujeto paciente, pero el verbo está en voz activa. El que realiza la acción suele quedar indeterminado porque se desconoce o no interesa explicitarlo: (Se ponen muchas multas en esta ciudad  frente a La policía pone muchas multas en esta ciudad). En este tipo de se hay dos diferencias muy claras con los anteriores: no se conjuga en todas sus formas, solo en tercera persona del singular y del plural, y no alterna con me, te, nos, os. El sujeto es no animado (o sea, una cosa) y suele situarse al final de la oración. Puede transformarse en una pasiva normal. El de la pasiva refleja, pues, no tiene propiamente un valor pronominal sino que es una marca sintáctica: Se oye el canto de los pájaros. > Es oído el canto de los pájaros (por alguien); Se venden pisos. > Pisos son vendidos (por alguien).

C.2 SE como MARCA sintáctica de IMPERSONALIDAD (MImp)

No hay alusión al sujeto y el verbo está en 3ª p. del singular. Por otra parte, únicamente está en tercera persona del singular (esto lo diferencia del anterior, que podía estar en 3ª tanto del singular como del plural). Suele ir con verbos intransitivos o, en algunos casos, con verbos transitivos que presentan un CD introducido por la preposición «a» (Se desprecia a los aborígenes): Se come bien aquí; Se vive estupendamente en esta ciudad; Se aplaudió al equipo.

SE EN ORACIONES MEDIAS, PASIVAS E IMPERSONALES

Se puede aparecer en:

1.     Sustitución de le/les (CI) cuando concurre con un pronombre de 3ª p. en función de CD, es decir, cuando le siguen las formas pronominales lo,los, la, las-: El paquete se lo ha entregado Chema esta mañana.

2.     Oraciones reflexivas en tercera persona: Se peina con un peine de nácar.

3.     Oraciones recíprocas: Siempre que se encuentran se saludan efusivamente.

4.     Oraciones activas impersonales: Se come bien en este restaurante; Se vive muy bien en este barrio; En esta ciudad se habla bien.

5.     Oraciones pasivas reflejas cuando se desconoce o no interesa el agente: Se venden zapatos; Se abren las tiendas a las diez.

Mendikoetexea (1999) establece la siguiente clasificación de construcciones con SE:

Construcciones medias

 

 

 

 

 

Oraciones medias

con se

Medias-pasivas

Sujeto antepuesto al verbo/

Aspecto verbal imperfectivo

Sujeto nocional agente: Las casas prefabricadas se construyen con mucha rapidez.

Sujeto gramatical inanimado singular o plural.

Sujeto gramatical animado plural:

Las mujeres no se conocen nunca bien

 

 

Medias-impersonales

Sujeto nocional agente: A los hijos no se les escoge.

Sujeto nocional experimentante: A los ogros se les teme con intensidad.

Objeto gramatical animado singular o plural: A Ricardo no se le conoce nunca bien.

Objeto gramatical inanimado con verbos preposicionales:

De las drogas se depende fácilmente.

 

Otras oraciones medias con me, te, se, nos, os

Incoativas o inacusativas

El bosque se quemó; Tú te quemaste; El perro se asustó; Vosotros os asustasteis.

 

 

Oraciones pronominales (me, te, es, nos, os, se)

Reflexivas

Los niños se lavan; Nosotros nos lavamos; Vosotros os laváis.

Pseudo-reflexivas

Juan se desmayó, yo me desmayé, Tú te desmayaste.

 

Construcciones pasivas con se

Construcción:

Pasiva perifrástica: ser + participio

Pasiva con se = se + verbo en 3ª p. singular o plural

Las pasivas con se describen una acción o actividad que implica la intervención de un agente que no se menciona porque interesa sólo destacar la acción verbal.

 

Construcciones impersonales con se

Construcción:

Se + 3ª p. del singular del verbo

Las pasivas con se describen una acción o actividad que implica la intervención de un agente que no se menciona porque interesa sólo destacar la acción verbal.

La voz media sirve de expresión a una acción o proceso verbal que afecta al sujeto gramatical, que, con verbos transitivos, se corresponde con el objeto nocional (semántico) del verbo. Son oraciones estativas (expresan estados) y sólo pueden construirse con aspecto imperfectivo, requiriendo a menudo la presencia de un ‘activador de la genericidad’ (verbo modal, adverbio, locución adverbial, expresión cuantitativa, negación o afirmación positiva).

Características de las oraciones medias pasivas:    

  • Sujeto antepuesto al verbo, que concierta con el sujeto. Junto a la anteposición, otra característica del sujeto de las oraciones medias-pasivas es que tienen el rasgo determinado: aparece con artículos definidos, demostrativos, etc.: Las camisas de algodón se lavan fácilmente. Estos libros no se pueden leer. Estas novelas se leen de un tirón (propiedad inherente al sujeto > ‘ser de fácil lectura’). Cuando es posible, estas oraciones son sustituibles por ser + adjetivo en –bleEstas frutas no se comen = ‘estas frutas no son comestibles

La anteposición del sujeto y su rasgo determinado en las medias, contrasta con la posposición del sujeto, que puede ser indeterminado, de las pasivas con se: Se venden chalets de lujo; Se escogieron buenos materiales; Se hacen retratos. 

Así pues, que el sujeto sea determinado en las oraciones medias parece estar relacionado con el hecho de que debe aparecer antepuesto, mientras que el sujeto de la oración pasiva al poder aparecer pospuesto, puede ser indeterminado.

  • La razón de que el sujeto en las medias el sujeto sea determinado es porque debe ir antepuesto, y va antepuesto por ser ‘tema’ o ‘tópico’ del enunciado, elemento del que se predica algo, en este caso una propiedad. La posición normal del ‘tema’ es la inicial por ser información conocida en el discurso. Al contrario que el ‘foco’ (rema), cuya información es nueva y aparece normalmente en posición final: Las camisas blancas se lavan con lejía [las camisas (el sujeto determinado y antepuesto) es el ‘tema’, o información conocida, del que el predicado expresa una cualidad inherente; con lejía es el ‘foco’ o información nueva]
  • Cuando el foco aparece ‘tematizado’, va en posición inicial y es a la vez tema y foco, situación que se da cuando el elemento focalizado tiene valor contrastivo. En estos casos el sujeto de las oraciones medias va pospuesto, lo que no significa una excepción a la regla de la anteposición del sujeto en las oraciones medias, más bien refleja un proceso común a todas las oraciones en español: relación entre la función discursiva (comunicativa) y función sintáctica (orden de los elementos en la oración): Con lejía se lavan las camisas blancas (¡y no con amoniaco!). El foco es el elemento de la oración con mayor fuerza prosódica, el núcleo de la información, y por tanto generalmente información nueva, al contrario del ‘tema’ (información ya conocida o mencionada en el discurso.
  • Una oración media convierte a un verbo transitivo en un verbo con valor estativo y aspecto verbal imperfectivo. Estas oraciones aparecen en los tiempos imperfectivos (presente y pretérito imperfecto). Junto con el aspecto imperfectivo tiene que aparecer algún elemento ‘activador de la genericidad’ (verbo modal, adverbio o locución adverbial, expresión cuantitativa, negación o afirmación positiva: Estas frutas no se pueden comer [con verbo modal]; Estas frutas se comen en países del sur [con locución adverbial]; Estas frutas se comen casi siempre sin pelar [expresión cuantitativa]; Estas frutas no se comen [negación]; Estas frutas sí (que) se comen [afirmación positiva]; Estas frutas se comen [afirma la propiedad expresada por el verbo: ‘estas frutas son comestibles’].

CONSTRUCCIONES MEDIAS INCOATIVAS CON SE

Dentro de las oraciones medias (Los bosques en verano se queman rápidamente) hay que distinguir las incoativas con se (Se quemó el bosque).

Las oraciones incoativas con se expresan procesos de carácter perfectivo a partir de verbos causativos que denotan un cambio (físico o psíquico) y de posición o un cambio de lugar: abrir, cortar, derretir, hundir, ahogar, acercar, acostumbrar, alegrar, asustar, aburrir, etc., y que indican un proceso que se da sin la intervención de un agente o causa (proceso espontáneo). No son oraciones estativas (no denotan estados), como las medias, sino procesos de verbos que expresan eventos o realizaciones: aspecto perfectivo. En esto se diferencian también de las pasivas con se, que expresan acciones controladas por un agente. Al contrario que las medias, no precisan ningún ‘activador de genericidad’: basta con expresar que ha pasado algo o que está pasando, sin más modificaciones.

Por su carácter perfectivo, es posible la confusión entre las incoativas y las pasivas: Se cerró la puerta [espontáneamente = debido a un golpe de viento] vs. Se cerró la puerta [intencionadamente = para que no entrara nadie más].

CONSTRUCCIONES PASIVAS CON SE

Las pasivas (reflejas) con se se diferencian de las medias en que en éstas el sujeto va antepuesto, mientras que en las pasivas con se va pospuesto al verbo y concertando con él. El sujeto puede aparecer tanto determinado como indeterminado: Se compran muchas cosas que no se necesitan; Se venden libros a precios módicos.

Estas oraciones no muestran restricciones aspectuales como las medias con se, que presentan  únicamente aspecto verbal imperfectivo, o como las pasivas perifrásticas que tienen restricciones aspectuales. Las pasivas con se pueden aparecer con todo tipo de verbos, de ahí que sean más frecuentes que las pasivas perifrásticas.

RESTRICCIONES ASPECTUALES EN LA PASIVA CON SER

Aspecto léxico

Aspecto flexivo o sintáctico

Perfectivo

(verbos desinentes)

Perfectivo (tiempos del pasado, excepto el pretérito imperfecto)

Imperfectivo (presente/imperfecto): sólo es posible la pasiva con una interpretación puntual, habitual, repetitiva o permanente, así como con el presente histórico); si no es posible esa lectura, es inaceptable.

Imperfectivo (verbos permanentes)

Imperfectivo: los verbos imperfectivos 8no delimitados) requieren una forma verbal imperfecta en el auxiliar que le permita expresar un evento iterativo, habitual o permanente.

Imperfectivo/perfectivo: si el agente expreso (sintagma-por) tiene un referente plural y genérico, se pueden usar tanto los tiempos perfectivos como los imperfectivos. Si no se puede interpretar como genérico, un verbo imperfectivo (no delimitado) no puede formar pasiva con ser.

PASIVA CON SE Y PERIFRÁSTICA CON SER

En principio, la pasiva (refleja) con se puede formarse tanto con un predicado delimitado [perfectivo] como con uno no delimitado [imperfectivo], y con el verbo en forma perfecta o en forma imperfecta [presente o pretérito imperfecto]: Ayer se abrieron al fin las puertas del conservatorio; Hoy se abren de nuevo las puertas del conservatorio; Se comentaron cosas sobre el futuro del conservatorio; Siempre se comentan cosas sobre el futuro de conservatorio.

Ahora bien, un factor que distingue la pasiva con se de la perifrástica es lo que Fernández Ramírez (1951) definió como su carácter sentencioso o universal: la pasiva con se suele usarse con predicados con valor general en tanto que la pasiva perifrástica denota preferentemente eventos particulares, concretos, puntuales. Por tanto, entre las circunstancias que determinan o favorecen el uso de la pasiva con se, pueden mencionarse las siguientes:

1.     la Aktionsart [aspecto léxico][27] del predicado es iterativa o habitual: Se comentaron cosas sobre el futuro del conservatorio.

2.     el enunciado tiene un valor general (en especial si aparece con un verbo modal: Se suelen hacer muchas tonterías cuando se está nervioso.

3.     el sujeto procede de un complemento interno al verbo: Se corrieron los cien metros lisos más rápidos de la historia.

En cambio, en la pasiva perifrástica se prefieren los eventos singulares con un objeto externo que aparecerá a la izquierda del verbo cuando este se pasivice, y con un agente – explítico o no – de intervención evidente. Los dos ejemplos siguientes ilustran la diferencia:

Se suelen hacer muchas tonterías cuando se está nervioso.

El trabajo fue hecho con entusiasmo (por los estudiantes).

En definitiva, hay una tendencia hacia la pasiva con se por parte de los predicados sin agente o con agente anónimo y con un complemento interno a la semántica del verbo frente a una inclinación de los predicados más dinámicos, con un agente de participación evidente y un complemento externo, hacia la pasiva perifrástica. La distribución complementaria de estas construcciones con respecto a las clases aspectuales de verbos se ejemplifica en los siguientes ejemplos:

En Atlanta de corrieron los 100 metros lisos más rápidos de la historia.

[el complemento es interno al verbo]

*En Atlanta fueron corridos los 100 metros lisos más rápidos de la historia.

La atleta fue descalificada por tomar anabolizantes.

*La atleta se descalificó por tomar anabolizantes.

Los predicados cuyo complemento directo externo es capaz de delimitar el evento aceptan tanto la pasiva perifrástica como la refleja:

El huerto de mi abuelo fue heredado por mi padre.

Ayer se abrieron por fin las puertas del conservatorio.

A menos que ese complemento directo externo tenga un referente humano. En este caso, sólo se acepta la pasiva perifrástica y la pasiva con se es imposible:

Descalificaron al atleta. [activa]

El atleta fue descalificado por tomar anabolizantes. [pasiva perifrástica]

*El atleta se descalificó por tomar anabolizantes.

El atleta se descalificó. [interpretación reflexica:‘se autodescalificó’]»

(Elena de Miguel, 1999: 46.4.2.3).

La pasiva con ser o ‘pasiva perifrástica’ está sometida a más restricciones que la pasiva con se o ‘pasiva refleja’, de ahí que el uso de la pasiva perifrástica sea cada vez menos en favor de la pasiva refleja.

Pasiva perifrástica con ser

Pasiva con se o pasiva refleja

Está sometida a restricciones aspectuales, de ahí que su uso sea menos frecuente que la pasiva con se o refleja

No está sometida a restricciones aspectuales, de ahí que sea más frecuente que la perifrástica.

Denota eventos particulares, concretos y puntuales

Tiene un valor general: carácter sentencioso o universal.

Favorecen su uso:

los verbos dinámicos con agente de participación evidente,

los verbos que expresan eventos singulares con objeto externo y agente (explícito o no) de intervención evidente, los verbos de aspecto perfectivo o delimitativo con objeto externo, que puede ser un referente humano: El atleta fue descalificado.

Favorece su uso:

muy raras veces aparece un agente expreso; los verbos con aspecto léxico habitual o repetitivo (iterativo); el enunciado tiene un valor general, especialmente con verbos modales; el sujeto procede en activa de un complemento directo interno al verbo; aspecto perfectivo o delimitativo con objeto externo, excepto que éste OD externo tenga un referente humano: en este caso, el verbo ve en 3ª p. del sing. y el objeto personal va en acusativo precedido por la preposición a: Se descalificó al atleta (impersonal), sin a, la oración es reflexiva: Se descalificó el atleta (a sí mismo).

CONSTRUCCIONES IMPERSONALES CON SE

La pasiva perifrástica (ser + participio) se puede emplear con verbos transitivos que en la oración activa tienen un objeto animado introducido por la preposición a

(1) Un grupo de fans agredió a los jugadores (activa transitiva)

(2) Los jugadores fueron agredidos por un grupo de fans (pasiva perifrástica con agente expreso)

(3) *Se agredió a los jugadores por un grupo de fans

(4) Se agredió a los jugadores. Fue un grupo de fans. (impersonal)

Como se ve (3), no es posible construir una pasiva con se que corresponda a una oración activa con objeto directo animado e introducido por (1).

El término empleado con mayor frecuencia para referirse a oraciones como (4) es el de ‘oraciones impersonales con se’, en las que el verbo aparece con flexión invariable de tercera persona del singular. Estas construcciones con se están limitadas a contextos transitivos.

Muchos autores han interpretado estas oraciones como ‘activas’ (‘alguien operó sobre alguien’), ya que se diferencian sintácticamente de las pasivas con se. Sin embargo, semánticamente, se pueden interpretar como pasivas (‘alguien sufre lo que ha hecho alguien’).

«Las diferencias formales [sintácticas] no entrañan diferencias semánticas: ambos tipos de oraciones pueden interpretarse desde una perspectiva activa o pasiva (circunstancia que se atribuye a la indeterminación del sujeto nocional), pero son relevantes en el sentido de que hay procesos sintácticos que afectan a las pasivas con se y otros que afectan a las impersonales con se, y su correcta identificación depende de los criterios formales de clasificación de las distintas oraciones con se» (Mendikoetxea 1999)

Según Mendikoetxea, muchos analistas confunden ‘sentido o significado’ con ‘paráfrasis’ desde una perspectiva activa o pasiva: «El hecho de que las dos interpretaciones (o perspectivas) sean posibles se debe a la indeterminación del sujeto en ambos casos, que es independiente de las diferencias formales observadas en cuanto a la realización del objeto nocional, al igual que ocurre en las oraciones pasivas perifrásticas sin agente explícito» (íbd.)

Hay que excluir de las impersonales con se las oraciones reflexivas y recíprocas en las que el sujeto que realiza la acción del verbo y el objeto realizado tienen el mismo referente (a sí mismo / mutuamente): Juan se lava (las manos); Juan y Pedro se saludan (mutualmente).

Oraciones impersonales con se:

SE + VERBO EN TERCERA PERSONA SINGULAR + ACUSATIVO PERSONAL CON A.

Se aprecia a los amigos cuando uno los pierde.

No se quiere a los perros como se quiere a los hijos.

SE + 3. P. DEL SING. DE UN VERBO INTRANSITIVO O VERBO SIN OBJETO.

Se llega más rápido yendo por Madrid.

Se trabaja mucho y se lee poco.

SE + 3ª P. DEL SING. DE UN VERBO TRANSITIVO + OBJETO DIRECTO EN SING.

Aquí se vende jabón de la Toja.

En este caso, según algunos autores, no es posible distinguir si se trata de una oración pasiva refleja o de una impersonal con se.

RESTRICCIONES DE COAPARICIÓN ENTRE  EL SE IMPERS. Y LOS CLÍTICOS DE ACUSAT.

«La generalización básica es que el clítico impersonal se no puede ir seguido del acusativo masculino singular lo y en algunos dialectos tampoco del plural. Son, sin embargo, aceptables en todos los dialectos las secuencias con el acusativo femenino: *He perdido mi monedero y ruego que se lo busque; *Coches como esos ya no se los encuentra.

La estrategia a la que se recurre en estos casos es sustituir la forma lo(s) por la correspondiente dativa le(s). Lo interesante de este fenómeno es que se da también en dialectos no leístas: No se le siente andar; Se le ve sacar con mano temblorosa un cheque.

Es importante observar que esta incompatibilidad no tiene que ver con la propia secuencia se lo, que es, naturalmente, permitida como tal, sino con la impersonalidad de la oración, materializada en el primero de los clíticos.» (Fernández Soriano, 1999)

No se puede hablar de leísmo cuando una oración impersonal transitiva con se emplea le(s) para referirse a su objeto directo.

 

DISCREPANCIAS EN LAS CONSTRUCCIONES CON SE

En el tratamiento de las construcciones con se hay tres puntos en los que discrepan los gramáticos (y las gramáticas):

Ø  EN CUANTO A LA TERMINOLOGÍA

¿Cuándo se es ‘pasivo’ y cuándo es ‘impersonal’?

«En singular no hay signo gramatical que revele cuál es la representación o intención predominante; y así, en la oración  Se ha divulgado la noticia, cabe pensar que alguien la ha divulgado (impersonal activa) o que ha sido divulgada (impersonal pasiva). Únicamente el contexto podría aclarar la duda.» (RAE, 1973)

Ø  VACILACIÓN EN LA CONCORDANCIA DEL VERBO EN LAS PASIVAS CON SE

En la ‘pasiva refleja’ cuando el objeto nocional es plural (Se venden casas), ¿se trata de una concordancia anómala, es una oración ‘impersonal activa’ o es simplemente una variante de la pasiva refleja?

Para la RAE se trata de una oración ‘impersonal activa’, la no concordancia no es anómala, pero es recomendable en la norma culta evitar la concordancia en singular cuando el objeto inanimado que sigue al verbo va en plural. «La vacilación que en nuestros días se produce entre Se venden botellas  y Se vende botellas; Se alquilan coches  y Se alquila coches tan discutida por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende botellas (impersonal activa). La construcción pasiva es la tradicional, la que recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino en el habla corriente, sin que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y otro uso en ambas zonas del idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado». (Esbozo, 1973)

Manuel Seco es más tajante en cuanto a la norma: «Esta construcción pronominal pasiva solo se presenta en 3ª persona (singular o plural) y siempre referida a cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical, el verbo tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese sustantivo. Así, por tanto, es anormal decirSe espera chubascos (tan anormal como sería “Es esperado chubascos”).» (Manuel Seco, 1998)

Amaya Mendikoetxea diferencia:

La anteposición del sintagma nominal (sujeto gramatical determinado), típica de las oraciones medias con se, fuerza la concordancia: Las excursiones comenzarán a realizarse.

Mientras que en las pasivas con se, en las que el sujeto gramatical, que puede ser indeterminado, va normalmente pospuesto al verbo, se da la alternancia: Comenzarán a realizarse excursiones [pasiva ‘refleja’ o pasiva con se] con Comenzará a realizarse excursiones [impersonal].

Según la RAE (Esbozo), es una oración ‘impersonal activa’; según Mendikoetxea, es una variante de las pasivas con se, es decir, semánticamente equivale a una pasiva. La única ‘impersonal’ sería aquella en la que el objeto es animado y va marcado o precedido por la preposición aSe consulta a los médicos.

«Las oraciones pasivas con se (Finalmente se construirán casas) son oraciones pasivas sintácticamente (aunque no morfológicamente); las oraciones impersonales con se (Se expulsó a los alborotadores) son oraciones activas sintáctica y morfológicamente; las oraciones medias con se [el sujeto es determinado y va antepuesto al verbo] son una subclase de las anteriores: medias-pasivas (Este libro se vende fácilmente) y medias-impersonales [objeto animado antepuesto] (A estos niños se les asusta fácilmente).

En cuanto al significado, no se observan diferencias entre las pasivas y las impersonales (que se interpretan como oraciones con sujeto implícito o indeterminado), pero sí que hay diferencias entre éstas y las oraciones medias, que vienen dadas por la interpretación del sujeto como ‘afectado’ y del que se predica una cualidad inherente.» (Medikoetxea, 1999)

El giro no concertado (Se vende botellas) no es una oración impersonal, sino una ‘variante’ de las oraciones pasivas con se (Se venden botellas)[28]. Uso ya antiguo que se extendió a América sin llegar a generalizarse.

Factores que favorecen el giro no concertado (según Mendikoetxea)

·Oraciones con sintagmas nominales plurales sin determinante (Se alquila cuartos.)

·La falta de concordancia resulta inaceptable cuando se antepone el sintagma nominal al verbo: (*Aprendices se necesita aquí).

·El aspecto imperfectivo: la oración Se vende libros (aspecto imperfectivo) contrasta con Se vendió libros (aspecto perfectivo).

·Cuando el objeto lógico lo componen dos sintagmas nominales coordinados, se favorece la concordancia, si el primero de los sintagmas es singular: Sólo se oía el blando batir de las olas y el canto monótono de un grillo.

·Otro factor es la ‘distancia entre el elemento verbal que lleva la concordancia (verbo auxiliar) y el sintagma nominal en oraciones en las que estos dos constituyentes no son adyacentes, sobre todo si los elementos interpuestos son expresiones adverbiales o adverbios: Se veía a un lado y a otro las mansiones señoriales.

·En el caso de oraciones con perífrasis aspectual o con verbo modal (Se ha empezado a construir las vías férreas. / Se puede pagar los envíos por medio de un cheque), se puede considerar que la construcción impersonal alterna con la pasiva (en vez de una alternancia entre giro concertado y giro no concertado en oraciones pasivas.

·Los verbos de percepción parecen favorecer la falta de concordancia: Desde aquí se ve las montañas de Gredos.

·La falta de concordancia es también bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos[29] incluso cuando interviene el objeto indirecto como en Se les da caramelos a los niños.

·Lo dicho para los verbos de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales y verbos modales: existen factores que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera distancia física entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos casos, la falta de concordancia no es una ‘desviación’, sino que la lengua permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos contextos con verbos de percepción.

Ø  NORMA ACADÉMICA CULTA: RAE

«Con el verbo en voz pasiva, se calla el agente o productor de la acción cuando es desconocido o no interesa mencionarlo, tanto en la pasiva perifrástica con ser como en la pasiva refleja: La paz fue aceptada equivale a La paz se aceptó. Si el sujeto pasivo estuviese en plural, diríamos respectivamente, Las paces fueron aceptadas o Las paces se aceptaron. El uso de la pasiva refleja aparece consolidado desde los primeros textos literarios: Hobo Santa María siete placeres muy grandes del su fijo, que se cantan en sante eglesia (Partidas, prólogo), y sigue en progresión creciente hasta nuestros días. Tratándose de cosas, esta construcción no ofrecía dificultad; pero cuando se aplicaba a personas, nacía ambigüedad entre los significados reflexivo, recíproco y de pasiva refleja. Así ocurre, con el sujeto pasivo en plural, en los siguientes textos: Viendo la muchedumbre de cristianos que cada día se mataban (Granada, Símbolo, II, 12); Que el señor del castillo era un follón y mal caballero, pues de tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros (Quijote, I, 3). Para resolver esta ambigüedad posible, el idioma fue extendiendo la práctica de poner el verbo en singular acompañando al sujeto pasivo con la preposición a. Por ejemplo, la frase ambigua Se obsequian las señoras se convierte en Se obsequia a las señoras, donde no hay duda posible. Pero entonces, inmovilizado el verbo en singular y acompañando las señoras con la preposición a, las construcciones de este tipo quedaron convertidas en oraciones activas de sujeto indeterminado (se) y un complemento directo de persona con la preposición a (a las señoras).

Generalizada ya esta construcción con complementos de persona, tiende a propagarse con complementos de cosa, claro está que sin preposición en este caso. La vacilación que en nuestros días se produce entre

Se venden botellas  y Se vende botellas,

Se alquilan coches  Se alquila coches,

tan discutida por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende botellas (impersonal activa). La construcción pasiva es la tradicional, la que recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino en el habla corriente, sin que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y otro uso en ambas zonas del idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado. En singular no hay signo gramatical que revele cuál es la representación o intención predominante; y así, en la oración  Se ha divulgado la noticia, cabe pensar que alguien la ha divulgado (impersonal activa) o que ha sido divulgada (impersonal pasiva). Únicamente el contexto podría aclarar la duda.

Con los verbos que son siempre pronominales no cabe emplear el se impersonal ni el pasivo. Suele sustituírsele entonces por el indefinido uno, una; p. ej.: Se atrevería uno a hacer lo mismo; A veces se queja uno sin razón. Lo mismo ocurre con las acepciones pronominales de los verbos transitivos: Se acostumbra uno a todo, Se despeina una con ese viento

[RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe]

NORMA PRESCRIPTIVA GENERALIZADA: MANUEL SECO

«La forma se es empleada también, sin valor reflexivo, como indicador del sentido pasivo de la oración: Se vendió la casa. = ‘fue vendida la casa’

Esta construcción pronominal pasiva solo se presenta en 3ª persona (singular o plural) y siempre referida a cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical, el verbo tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese sustantivo. Así, por tanto, es anormal decir: Se espera chubascos.(tan anormal como sería “Es esperado chubascos”); Desde este monte sereno de Palestina se vertió sobre los hombres las más altas enseñanzas (Unamuno).

El sujeto de esta construcción pronominal pasiva es con frecuencia una proposición con verbo en infinitivo o con que + subjuntivo: Se prohíbe fumar; Se dice que no tardará.

Evítese la confusión de esta construcción pasiva con la impersonal. La confusión de la construcción pronominal pasiva -Se vendió la casa- con la construcción impersonal con se Se vive bien o Se respeta a los ancianos- reduciendo una y otra a la construcción impersonal Se vendió las casas, aunque es anormal, como queda dicho, en el español de España, está tan arraigada en el español de América que se encuentra atestiguada en sus escritores más prestigiosos, e incluso instituciones idiomáticas como la Academia Chilena declaran igualmente aceptables allí las oraciones Se venden artículos de tocador y Se vende artículos de tocador.

La construcción pronominal pasiva (se vendió) es mucho más frecuente que la construcción pasiva con el verbo ser (fue vendido). Sin embargo, predomina la pasiva con ser cuando se expresa el agente de la acción verbal: Fue vendida la casa por los hijos.

Otro uso importante de se es el que da carácter impersonal a la oración. Esta construcción impersonal solo se presenta en tercera persona singular, carece de sujeto gramatical y puede llevar complemento directo de persona (Se respeta a los ancianos) o no llevar complemento directo (Se pasa bien aquí).

Es anormal poner el verbo en plural cuando el complemento directo es plural: Se respetan a los ancianos; Se declararon por tiranos a todos cuantos con semejantes pretextos había hecho guerras. Este uso erróneo se debe a la confusión entre la construcción impersonal con se y la construcción pasiva con se.

Un caso especial se presenta cuando el complemento directo de la construcción impersonal con se es un pronombre personal átono de tercera persona: se les castigará; se los castigará; se las castigará

Recapitulando lo dicho, las construcciones con se no reflexivo se distinguen por los siguientes aspectos:

a) La referencia a ‘cosas’ o ‘acciones’ es propia de la construcción pasiva. En este caso, el sustantivo o proposición que designa la ‘cosa’ o la ‘acción’ actúa como sujeto gramatical, y el verbo, por consiguiente, va en singular o plural según sea singular o plural el sujeto: Se vendió la casa. Se esperan chubascos. Las proposiciones de infinitivo o de “que + subjuntivo” son gramaticalmente sustantivos singularesSe prohíbe fumar.

b) La referencia a ‘personas’ o la ausencia de referencia a cualquier objeto de la acción son propias de la construcción impersonal. En este caso, el sustantivo que designa a la ‘persona’ funciona como complemento directo (con a), y el hecho de que tal sustantivo vaya en singular o plural no afecta a la forma del verbo, que se mantiene siempre en singularSe respeta a los ancianos.» [Seco, Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, 1998]

EXPOSICIÓN DIFERENCIADA: MENDIKOETXEA

«La clasificación entre oraciones pasivas y oraciones impersonales, que pasa por alto la analogía semántica entre oraciones pasivas con se y las oraciones impersonales con se, resulta aún más inadecuada a la hora de clasificar el giro concertado como pasivo y el no concertado como impersonal. A lo largo de este capítulo hemos seguido una clasificación de carácter formal, reservándose el término ‘impersonal’ a aquellas oraciones en las que el objeto nocional de un verbo transitivo va introducido por la preposición a. Seguimos aquí manteniendo esta definición, para cubrir verbos de naturaleza intransitiva, considerando así el giro no concertado (Se vende botellas), no como una oración impersonal, sino como una ‘variante’ de las oraciones pasivas con se (Se venden botellas). La variante en cuestión no es de aparición reciente, sino que aparece constatada en la lengua desde antiguo, aunque sí es cierto que su uso parece haberse extendido en los últimos tiempos, especialmente en el español de América, aunque sin llegar nunca a generalizarse.

El uso del giro no concertado, que tradicionalmente se ha considerado como ‘anómalo’ o ‘desviado’, a menudo se asocia con la lengua hablada de hablantes no cultos; sin embargo hay gramáticos que observan una preferencia por el giro no concertado en las obras de algunos escritores, como Unamuno, así como entre los hablantes de algunas zonas de América. Este fenómeno se ha atribuido a un proceso de ‘hipercorrección’, al asociar la construcción del español con la estructura francesa con on[30] que muestra concordancia singular. [...]

Uno de los factores que favorecen el giro anómalo es el grado de determinación del sintagma nominal; es común encontrar ejemplos no concertados con sintagmas nominales plurales sin determinante en oraciones como Se necesita aprendices; Se alquila cuartos; Se cultiva plátano,  pero no es usual la construcción con sintagmas nominales determinados con artículos definidos o demostrativos, como en los ejemplos siguientes: *Se cultiva estos plátanos; *Se vende los mejores coches.

Otro factor que puede influir en la relajación de la concordancia, es la posición: la falta de concordancia resulta inaceptable cuando se antepone el sintagma nominal al verbo: *Aprendices se necesita aquí; *Los mejores coches se vende aquí.

La no concordancia parece verse favorecida por el aspecto imperfectivo: la oración Se vende libros contrasta con Se vendió libros con aspecto perfectivo.

Cuando el objeto lógico lo componen dos sintagmas nominales coordinados, se favorece la concordancia, si el primero de los sintagmas es singular: Sólo se oía el blando batir de las olas y el canto monótono de un grillo.

Otro factor es la distancia entre el elemento verbal que lleva la concordancia (verbo auxiliar) y el sintagma nominal en oraciones en las que estos dos constituyentes no son adyacentes, lo que favorece la relajación de la concordancia incluso cuando los sintagmas nominales llevan determinantes definidos: Se veía a un lado y a otro las mansiones señoriales; Se conoce en la mayoría de los casos los nombres de los culpables; Se da a cada niño caramelos de menta.

En realidad, no es fácil determinar si nos encontramos ante oraciones pasivas de giro no concertado o ante oraciones impersonales. En el caso de ejemplos con perífrasis aspectual (Se ha empezado a construir las vías férreas para llevar el AVE a la frontera) o con verbo modal (Se puede pagar los envíos por medio de un cheque) se puede considerar que la construcción impersonal alterna con la pasiva (en vez de una alternancia entre giro concertado y giro no concertado en oraciones pasivas. [...])

Los verbos de percepción parecen favorecer la falta de concordancia al estar asociados a esquemas sintácticos paralelos, incluso cuando no interviene ningún elemento, sin que el giro concertado se pueda clasificar como anómalo en ciertos contextos: Desde aquí se ve las montañas de Gredos.

La falta de concordancia es también bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos incluso cuando interviene el objeto indirecto como en Se les da caramelos a los niños.

Lo dicho para los verbos de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales y verbos modales: existen factores que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera distancia física entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos casos, la falta de concordancia no es una ‘desviación’, sino que la lengua permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos contextos con verbos de percepción.

Los factores que favorecen la falta de concordancia son, por tanto, de índole diversa y no pueden ser reducidos a la noción general de ‘distancia’, si bien es verdad que la intervención de locuciones adverbiales y adverbios pueden en algunos casos llevar a la no concordancia.» (Mendikoetxea, 1999)

Resumiendo:

«El análisis del sintagma nominal sujeto nos ha llevado a abordar el problema de la alternancia de giros concertados y giros no concertados en las oraciones pasivas con se, que, a nuestro juicio, se trata de una alternancia que no entraña diferencias semánticas fundamentales, al contrario de lo que sugieren las clasificaciones tradicionales. El giro no concertado se da generalmente cuando las propiedades formales del objeto nocional se asemejan a las de los objetos gramaticales y se ve favorecido en ciertos contextos, en los que cabe destacar la coordinación de dos sintagmas nominales y la interposición de locuciones adverbiales y adverbios entre el verbo y el sintagma nominal concordante. La falta de concordancia se observa también con más frecuencia con predicados con verbos de percepciónverbos ditransitivosverbos modales y perífrasis aspectuales.» (Medikoetxea, 1999)

CONSEJO PARA LA ENSEÑANZA DE ESPAÑOL COMO LENGUA EXTRANJERA

«La pasiva refleja puede tener como sujeto una cosa, una oración o un sujeto animado indefinido, pero cuando este último es concreto y determinado, entonces aparece una tercera construcción formada por el pronombre se + verbo en tercera persona del singular + objeto directo precedido de a. La construcción impersonal con se se opone a la pasiva con ser en los mismos aspectos que la refleja, ya que su aparición cuando el verbo es transitivo viene impuesta por la naturaleza del objeto directo, que ha de ser animado y concreto. Su nacimiento parece deberse a la intención de evitar ambigüedades con construcciones reflexivas o recíprocas. No obstante, los estudiantes deben saber que en algunos casos pueden alternar ambas estructuras con absoluta libertad, sin que tales contextos estén claramente establecidos. Así, parece que el carácter plural del paciente permite el empleo de la pasiva refleja, aunque la posibilidad de ambigüedad hace aconsejable la impersonal: Pronto se nombrarán los nuevos ministros[31]; Pronto se nombrará a los nuevos ministros[32].

Como es bien sabido, no todos los estudiosos aceptan como gramaticales las construcciones impersonales con complemento de cosa (que normalmente se limitan a verbos como vender, comprar o alquilar): Se alquila habitaciones cuya agramaticalidad se hace más marcada cuando el complemento directo está determinado: *¿Qué habitaciones se alquila?

A mi entender, aunque el profesor considere incorrecto dicho cruce de estructuras (como es mi caso), debe informar a los estudiantes extranjeros sobre su existencia, así como sobre la problemática que entraña.» 

[Torrens, Ma Jesús: “Actividades para la enseñanza de la gramática en niveles superiores. Pasiva con ser + participio / pasiva refleja e impersonal”. En: Cuadernos Cervantes 18/año IV/1998]

LAS PASIVAS REFLEJAS CON SE Y EL PACIENTE EXPRESO

¿Se puede expresar el agente mediante la preposición por en las pasivas reflejas?

Todos coinciden en que no es muy usual, pero que, en la práctica, sí es posible, y aducen varios ejemplos, aunque sin analizar sus peculiaridades.

«La poca frecuencia relativa de la expresión del sujeto nocional [sintagma-por] no es exclusiva de las construcciones de pasiva con se, sino que también se documenta para las construcciones de pasiva perifrástica, en las que la expresión del sujeto implícito se da fundamentalmente en textos escritos de carácter periodístico. Existen ciertas restricciones de tipo gramatical en cuanto a la posibilidad de aparición del sujeto nocional.

Con pasivas perifrásticas parece ser siempre gramaticalmente posible la expresión del sujeto nocional, independientemente de su papel semántico: Los rumores sobre el nuevo encarcelamiento fueron divulgados por un periodista ajeno a la TVE [agente]; Fueron recibidas por los constructores varias quejas de los propietarios de los nuevos pisos [destinatario]; Las nuevas movilizaciones anunciadas son temidas por toda la sociedad [experimentante]; Están siendo enviadas por los vecinos cartas a todos los ayuntamientos [fuente].

En cuanto a la pasiva con se, la expresión del sujeto nocional es más común con sujetos agentes y experimentantes: Los rumores se divulgaron por un periodista ajeno a TVE; Las nuevas movilizaciones anunciadas se temen por la sociedad, siendo difícil decidir la aceptabilidad de las construcciones en las que el sujeto explícito es fuente o destinatario. [...]

En suma, no son muchos los ejemplos de oraciones con se que aparecen con un sujeto nocional expreso, pero suficientes para que deba dar cuenta de ellos la gramática del español. La expresión del sujeto nocional, que acerca las pasivas con se a las pasivas perifrásticas, se da en contextos determinados (lengua literaria), y muestra restricciones parecidas a las que se aplican a pasivas perifrásticas en cuanto al carácter (específico o genérico) del sintagma nominal, si bien predominan las expresiones de sujeto genérico.» (Mendikoetxea, 1999)

«Aunque poco documentadas, no cabe dudar de la presencia de estas expresiones [pasivas con se con sintagma-por] en la lengua, que aparecen por lo general limitadas a la lengua escrita, y más concretamente, al lenguaje periodístico, característica que comparten con las pasivas perifrásticas con sujeto nocional expreso. En las pasivas con se se, se muestra un predominio acusado de los sujetos de tipo genérico.» (l. cit.)

ESTATUS Y FUNCIÓN DEL AFIJO SE

¿Es un clítico pronominal (reflexivo), es un afijo verbal de concordancia, es una partícula ...?

«La forma se es empleada también, sin valor reflexivo, como indicador del sentido pasivo de la oración: Se vendió la casa. = ‘fue vendida la casa’.» (Manuel Seco 1998: 410)

«La aparición de las distintas oraciones con se en la lengua parece deberse a un proceso de gramaticalización de los reflexivos latinos. Es decir, elementos pronominales independientes en latín, con sus propiedades morfológicas, sintácticas y semánticas propias, se convierten en las lenguas románicas en elementos gramaticales dependientes, como afijos verbales que pasan a formar parte de la conjugación. El elemento se es un afijo verbal que concuerda con el objeto (como me, te, etc.) o un afijo de concordancia subjetiva en oraciones como (Los políticos critican a los jueces >) Se critica a los jueces; (La gente trabaja mucho >) Se trabaja mucho, que carecen de sujeto gramatical explícito. Este análisis no distingue, por ejemplo, un se pronombre reflexivo de un se afijo impersonal o pasivo, de ahí que las distintas interpretaciones de las oraciones en las que aparece se no estén relacionadas con la función (o el valor) de este elemento, ni con su naturaleza, que siempre es la misma.» (Mendikoetxea 1999: p. 1652)

«El se de fumarse (me, te, se, nos, os, se, en realidad concordando en persona y número con el sujeto), puede considerarse un pronombre (Rigau 1994), un elemento adverbial (Zagana 1996) o un afijo verbal de concordancia (en línea con el tratamiento que Mendikoetxea da al se pasivo, medio e impersonal del español. Es esta una cuestión teórica pendiente de discusión que no afecta al contenido del capítulo [sobre el aspecto léxico] cualquiera que sea su naturaleza categorial, el se que nos ocupa tiene valor aspectual, y eso es lo que interesa en este punto de la exposición.» (Elena de Miguel, 1999)

MEDIALIDAD Y PASIVA REFLEJA

«Que la pasiva refleja permite ocultar el agente, y da al sujeto paciente una cierta participación en la acción, ha sido señalado varias veces. En las lenguas de diátesis morfológica indiscutible, como el griego, esta función, y su significación correspondiente, se expresaba por la  voz media. El español, que no tiene ni siquiera una pasiva sintética, no tiene tampoco, en su morfología, una forma para expresar ese matiz de medialidad; ello no impide que, cuando es necesario, pueda expresarse de algún modo. Por ello conservamos la larga cita de nuestro maestro, Américo Castro (La enseñanza del español. Madrid: V. Suárez, 1922), que puede tomarse como modelo de un análisis diacrónico de una noción gramatical (y no sólo semántica):

«La pasiva refleja comienza ya en latín. Hubo, por lo visto, en esta lengua gran resistencia por parte del pueblo a usar la pasiva, lo mismo que hoy acontece en español. Así, p. ej., dice Plauto: “quae me amat, quam contra amo[33], utilizando el giro directo en lugar del pasivo, “uxor me amat et amatur a me[34]“.

Esto se debió en latín a la misma causa que en español: a que nos ha interesado mucho más la actividad de un agente que la receptividad del paciente (...).

Consiguientemente, cuando el latín se abandonó al uso espontáneo del pueblo, las construcciones pasivas desaparecieron (amatur, moneor, etc.), y la función que desempeñaban estas palabras fue expresada por otros giros que no es el caso analizar sino en lo que atañe a la tercera persona. En efecto, cuando se expresaba que un objeto era receptor de una actividad  (esto sólo podía acontecer en la tercera persona), muchas veces no se decía de quién procedía aquélla: littera scribitur (la carta es escrita); hoc dicitur (esto es dicho), pero sin expresar quién escribe o quién dice. En este momento sucedió un cambio fundamental, motivado por lo que decíamos antes de la resistencia con que el pueblo empleó la pasiva, y, además, por el carácter impersonal que acabaron por adquirir esas frases. La conciencia popular buscó, a pesar de todo, un sujeto a quien referir la acción del verbo, y dijo littera se scribit (la carta se escribe) y hoc se dicit (esto se dice), y convirtió así en sujeto gramatical lo que has entonces objetivamente había sido y seguiría siendo complemento directo; y fueron asimiladas estas construcciones a las reflexivas del tipo “él se lava“, suponiendo que los objetos son capaces de la misma actividad que las personas. (El mismo fenómeno psíquico se produce cuando se dice ‘el libro pone tal cosa’).

Así pues, la pasiva refleja fue producida por un deseo de vitalizar las cosas, y únicamente el análisis descubre el carácter pasivo, dando una explicación psicológica a lo que lógica y objetivamente no la tiene (...).

En español tales construcciones se emplean sin trabas cuando se trata de objetos y se prorroga así el uso del latín vulgar: “se cierra la puerta“, “se miran los cuadros“, y, conforme a su origen, la concordancia del verbo con el sujeto gramatical es de rigor. Con personas llegó a producirse alguna dificultad. Si decimos “se miran los soldados“, puede haber ambigüedad, pues no sabemos entonces si los soldados se miran entre sí o si alguien los está mirando. Para obviar ese inconveniente, desde el siglo XV se usa la preposición a para indicar que la persona es el término de la acción del verbo, y no el sujeto. Es decir, al movimiento mental algo confuso que creó aquella construcción, sucede ahora una reacción de análisis y claridad. De ello resultan frases del tipo “se consulta a los médicos“, en la que ya se ha roto la concordancia, puesto que a hace sentir gramaticalmente que “los médicos“ no es el sujeto; pero en cambio queda ahí el se como apéndice extraño, y que sin embargo no puede suprimirse. ¿Cuál es la función de ese acusativo fósil? Únicamente indica el carácter impersonal de la oración, lo mismo que en “se mira el cuadro“. Gramaticalmente no se puede expresar quién mira; y como sucede en esos casos, surge en seguida la noción de alguien no expresado, vago e impersonal, que realiza la actividad del verbo. Recuérdese el carácter impersonal que tenían en latín dicitur, legitur, etc.

En estas oraciones el complemento de persona precedido de a es directo o indirecto, según la naturaleza del verbo; en “se mira a los soldados” es directo; y en “se paga a los acreedores“, indirecto. Pero aunque sea así, al reproducir estos complementos por un pronombre, este pronombre es siempre le, les, en regiones y en escritores que no emplean lo, la, para el dativo: “se le consulta“, “se les paga“. Cuervo piensa con acierto que en esta combinación se le -en que se es gramatical e históricamente acusativo-, le ha recibido la función de dativo para separarse más claramente de las combinaciones “se lo dio“, “se la dio“, en que se es dativo de persona y lo, la, acusativos de cosa, y también para evitar la reunión de dos acusativos, como habría acontecido si se hubiese dicho “se los consulta a los médicos“. Me parece, además, que este uso de se le, fue favorecido por los casos en que el pronombre reproducía el régimen de un verbo que pedía dativo, como en “se paga a los acreedores“. Cuando al verbo sigue un complemento directo de cosa y otro indirecto de persona: “se da dinero a los pobres“, al emplear un pronombre sustitutivo, éste no podía ser sino les: “se les debe dinero“. Estos casos han influido sobre cuestiones de tipo “se consulta a los médicos“ = “se les consulta“. No me parece, pues, que se puede decir en absoluto, como Hanssen (Gramática Histórica) que sea indirecto todo complemento con a del verbo en pasiva refleja; él cita “se invoca a los santos“. Es decir, que aun cuando en “se les invoca” les sea dativo, por analogía, lo mismo que en “se les paga“, eso no impide que en “se paga al acreedor“ el complemento sea indirecto, y en “se ve al amigo“ sea directo. Una delicada complicación de estas construcciones.

La analogía, que con tanta fuerza gobierna el lenguaje, ha ampliado las posibilidades de estas construcciones. El sentido primitivo, que aspiraba a indicar que una cosa realizaba la acción, ha ido esfumándose, y ha predominado el significado impersonal de la acción. De ahí que el verbo pueda estar solo: “se canta“, “se vive“; o modificado por un adverbio: “se come bien“; o recibir un predicado con valor adverbial: “se lucha seguro“.

Como se ve en todos esos ejemplos y sus análogos, el progreso que ha realizado nuestra construcción ha consistido en que el verbo ha pasado a ser impersonal (y como tal puede estar solo) o ser modificado por un adverbio o por un predicado que haga su oficio. A veces el se ha llegado a despertar plenamente la noción de un sujeto, a pesar de lo cual no se suelen usar aquí verbos predicativos, sobre todo ser y estar, meros vehículos para predicar determinaciones de un sujeto. No se debe decir: “Se está contento en mi familia“, “Se era agradable“, cuando nos proponemos dar a la oración un sentido de pasiva refleja e impersonal, y eso sencillamente porque no hay sujeto claro a quien referir tales predicados.

No obstantes, a veces se oye y se lee: “Se está conforme“, “Se es simpático“, etc. Aquí se trata de una influencia francesa, cuyas oraciones con on influyen inconscientemente. (Sin embargo, en la época clásica se ha escrito: ‘Asno se es de la cuna a la mortaja’, ‘Siempre se es el mesmo en su ánimo’. Pero es difícil decidir si el uso moderno continúa el antiguo en este caso o si se trata sólo de galicismo (Probablemente ambas cosas). Como en la mayoría de los casos coinciden ambas construcciones, y se puede traducir on mange bien por “se come bien“, modernamente se traduce analógica e indebidamente on est d’accord por “Se está conforme“. Pero esto no debería decirse: en francés on es un verdadero sujeto, reducción de la palabra homo, y en cambio se, como hemos visto, es muy otra cosa. En español antiguo, hasta el siglo XVI, hubo una construcción análoga a la francesa formada con hombre; se decía: “como hombre se viste“, “hombre va hacia el río“, correspondiendo exactamente hombres al francés on y al alemán man; pero de ello sólo queda rastro en algún dialecto. Hoy en esos casos empleamos uno (con limitaciones, sin embargo). Quién sabe, empero, si logrará el uso generalizar las oraciones del tipo “se está contento“.

Hay otra incorrección que se está desarrollando modernamente, aun entre grandes escritores, de carácter bastante desagradable, y que consiste en poner el verbo en singular cuando la cosa que siga esté en plural; p. ej.: “se lee libros“. Entre el vulgo de Hispanoamérica se oye a menudo: “se vende patatas“, etc.

La explicación de este giro creo que es ésta: en “Se llama a los amigos“ se ha visto un caso de complemento de persona con preposición, y cuando el complemento es de cosa, se han a suprimir la a, juzgando que se trata de la alternancia “veo a Pedro“, “veo el libro“. Miguel de Unamuno escribe: “Hácese bastones; ya que no de papel, de cartulina.“

El mismo giro se encuentra en Benavente y en otros excelentes escritores. Pero es muy de lamentar que tal vulgarismo se aclimate. Precisamente en las frases del tipo “Se leen libros“, se conserva pura la primitiva construcción románica, prolongación de la voz media, voz que el indo-germánico había poseído, y para la que el latín no tuvo ya órgano morfológico; la conciencia popular siente aún en España la concordancia en estos casos; ¿por qué, pues, introducir esas horribles oraciones de la clase de “Se encuentra vagabundos“, “Se lee estas frases“?» [Marcos Marín, Francisco: Curso de gramática española, 1980]

……………………………………………

COMPLEMENTOS INDIRECTOS VS DATIVOS

COMPLEMENTO INDIRECTO

«Selección semántica del complemento indirecto:

a)    Dativo de recepción o destino, complemento que recibe algo o es meta o destino de algo: Llevé varios regalos a Guillermo.

b)    Dativo de interéscommodi-incommodi, complemento que recibe un beneficio o perjuicio: Le corté el césped a Maggie.

c)     Dativo de separación: aquel complemento que experimenta la separación de algo: Le robaron la bicicleta a Michel.

d)    Dativo de eficiencia: aquel complemento que indica suficiencia, insuficiencia, falta o exceso: A Kiko le falta un millón para construir la piscina.

e)    Dativo de posesión o simpatético: aquel complemento que se considera inseparable o íntimo: Le besé la mano.

f)      Dativo ético: complemento que se interesa vivamente en la realización de la acción expresada por el verbo: Se lo leyó de cabo a rabo.

g)    Dativo de relación: aquel complemento para el que es válida la experiencia que enuncia el verbo: A Choche le pareció buenísima la idea de Ximena.

Podemos considerar complementos indirectos a aquellos sintagmas nominales que forman parte de la estructura argumental de un verbo que aparece con un complemento directo, con el cual se relaciona. Según este criterio, no todos los casos de dativos vendrían a ser complementos indirectos. De las clases anteriores, sólo los dativos de a), b), c) y e) serían complementos indirectos: destinatario, interés, separación, posesión [...]

Los siete tipos de dativo ejemplificados en la sección anterior pueden dividirse en dos superclases de complementos indirectos. Siguiendo la terminología de Strozer los dividiremos en CI1 e CI2:

1. CI1agregar, anunciar, añadir, aportar, comprar, conceder, confiar, confiscar, dar, decir, donar, enseñar, enviar, gritar, hablar, llevar, mostrar, murmurar, pasar, pertenecer, preguntar, presentar, recomendar, regalar, servir (la comida), sonreír, susurrar, vender, etc. Todos estos verbos son predicados de transferencia.

2. CI2 son complementos ‘involucrados’ en la acción del verbo y los predicados denotan ‘creación’, ‘destrucción’ o ‘preparación’: abrir, administrar, adornar, afeitar, agotar, alegrar, aliviar, anotar, arreglar, arrepentirse, bajar, cocinar, comer, copiar, coser, destruir, dibujar, escaparse, escribir, festejar, guisar, hacer, lavar, ocurrirse, olvidarse, pegar (golpe), pintar, poner, preparar, reparar, romper, etc.

[Campos, Héctor: “Transitividad e intransitividad”. Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999]

«Un verbo de ‘transferencia’ o ‘moción’ prefigura esquemas en los que ha de aparecer un sintagma complemento indirecto caracterizado normalmente por la función semántica ‘origen’ o ‘meta’. El esquema abstracto más usual sería el representado por indefinidos ‘alguien (algo)-V-algo-a alguien.

El ‘complemento indirecto’ muestra los siguientes caracteres:

a)    Aparece introducido por a (nunca para).

b)    Es sustituible por un clítico pronominal del paradigma me, te, le, nos, os, les. En caso de coaparición con un referente pronominal de tercera persona, este clítico se transforma automáticamente en se.

c)     Cuando el clítico puede preceder al conjunto <a + SN>, su presencia no es obligatoria: Envió un salmón ahumado a sus amigos.

d)    No es pasivizable.»

[Gutiérrez Ordóñez, Salvador: “Los dativos”. Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999]

 

EL DATIVO

«‘Dativo’ también se utiliza en algunos tratados de gramática para identificar una clase de complementos que se consideran diferentes del objeto indirecto, aunque coincida con él en algunos aspectos. Se caracterizan porque pueden realizarse, bien mediante un clítico de ‘dativo’ (“El chico se les va a la mili”), bien mediante el clítico y un sintagma nominal, precedido de a, alusivo a la misma entidad: “A Doña María se le casa la niña”, “A los vecinos el abuelo se les duerme delante de las visitas”; de ahí su semejanza con los objetos indirectos, como en “Les he regalado la colección a mis sobrinos”. Pero, a diferencia de los complementos conceptuados como objetos indirectos – en los textos que asumen esta distinción –, los ‘dativos’ no forman parte de las valencias verbales, no son seleccionados por el verbo. En tanto que regalar sí implica, por su significado, un destinatario (a mis sobrinos), irse, casarse, dormirse no requieren el tipo de complemento representado por el ‘dativo’. Éste es, simplemente, un complemento añadido a la predicación nuclear, alusivo a una entidad interesada o afectada, en alguna medida, por la acción o el proceso verbal.

En las descripciones en las que no se establece la diferencia entre complemento u objeto indirecto y ‘dativo’, con la acepción anteriormente mencionada, es usual, no obstante, que el término ‘dativo’, acompañado de distintas especificaciones (dativo ético, dativo posesivo, dativo de dirección, dativo de relación), se utilice para aludir a los diferentes valores o sentidos que puedan tener los objetos indirectos en enunciados concretos. Por ejemplo, Cano Aguilar (1981: 336), en los enunciados “No me seas tan burro”, “Este Betis me juega como quiere”, el objeto indirecto me presenta “un valor de ‘dativo ético’. Según Alcina y Blecua (1975: 868), en los enunciados “Le pareció magnífico”, “Se le reían”, el complemento indirecto le tiene el sentido especial que corresponde al dativo de relación, que expresa la persona para la que es válido lo que el verbo enuncia.»

[Alcaraz Varó, Enrique / Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna. Barcelona: Editorial Ariel, 1997, p. 157-158]

Los complementos indirectos se distinguen de los dativos a través de los siguientes rasgos:

1.    El complemento indirecto es una función nominal, mientras que el dativo es una función esencialmente pronominal.

2.    Los dativos son opcionales. Este es el sentido del término ‘superfluos’. No se ha de entender que no aportan nada al mensaje, sino que, al no asumir ninguna función sintáctica, su eliminación no desfigura la representación que se pretende realizar del acontecimiento. No son argumentos ni siquiera complementos circunstanciales. Se limitan a marcar el énfasis, el interés o la afectación que el acontecimiento descrito tiene para elementos externos al propio evento (generalmente el emisor o el receptor).

3.    Un dativo puede coexistir con un complemento indirecto: Hágasemeles un buen recibimiento. / Sin que me le pongan un don encima.

4.    El dativo puede aparecer en contextos donde nunca se registra un complemento indirecto: ¿Ya se os durmió el abuelo? Se me divierte mi hijo.

5.    Dado que son independientes de la valencia verbal, los dativos pueden adosarse a cualquier tipo de verbos.

 

Ø  LOS DATIVOS SUPÉRFLUOS

Bello (1847) denominaba ‘superfluos’ a los dativos para diferenciarlos del oficio de complemento indirecto.

Ramírez distingue ‘dativos objetivos’ de los ‘dativos de interés’. Los primeros “aparecen implicados en la idea del verbo, como postulados por él” (Bello 1847). Los segundos mantienen con el verbo “una relación menos necesaria desde el punto de vista semántico” (Bello 1847). Clasifica los dativos de interés en los siguientes apartados:

a) Dativo simpatético o posesivo. “La construcción con dativo posesivo contiene el dativo, generalmente con mención de persona, y un nombre sustantivo, generalmente de cosa: La greña sudada y angustiada se le pegaba a la frente.

b) Dativo de dirección, que, a veces, concurre con el sintagma <a (de, sobre, etc.) + pronombre tónico: Durante todo el camino se nos acercó la gente de los pueblos.

c) Dativo commodi o incommodi: “menciona a la persona con la cual el enunciado verbal establece una relación de signo favorable o desfavorable”: Cortó una rama de avellano que le nublaba el sol.

d) Dativo ético, “especialmente expresivo y coloquial. Se emplea sobre todo con el pronombre de 1ª persona”: Había ido el gato y se me lo ha comido; Vosotras no me salgáis de aquí.

A Sánchez Márquez (1872) le debemos un nuevo intento serio de diferenciar el complemento indirecto (CI) del complemento de interés (Cin). Este último “indica el interés de la acción, es decir, no es el destinatario sin más (CI), sino el afectado por la acción”. Distingue varios tipos: “Distingue la persona (o la cosa) a la que afecta de alguna manera la acción; de ordinario moralmente (antiguo ‘dativo ético’), perjudicada (‘dativo de daño’), beneficiada (‘dativo de provecho’), participante (‘dativo simpatético’), adscrita, emparentada, poseedora (‘dativo posesivo’), término o sentido del movimiento (‘dativo de fin o destino’). También indica el complemento objetivo de ciertos adjetivos, paralelo al complemento directo en verbos, y hasta señala el parecer de alguien en la acción (‘dativo iudicantis) o fin de la misma (‘dativo de fin’).»

[Gutiérrez Ordóñez, Salvador: “Los dativos”: Gramática descriptiva de la lengua española. Real Academia Española. 1999]

«Los llamados por Bello dativos superfluos o de interés pueden coexistir en un mismo enunciado con los que desempeñan las referencias a objeto directo e indirecto: No te me manches (donde te alude al objeto directo, y me indica con énfasis la participación de la persona interesada, el hablante); No me le deis caramelos (donde me es enfático y le objeto indirecto); A ver si ustedes me lo emborrachan (donde me es enfático y lo objeto directo).

En estas combinaciones se dan asimismo incrementos personales en sustitución de algún adyacente preposicional del verbo:

En lugar de:

Se dice, a veces:

Me acerqué a ti

Te me acerqué

Te presentarás a mí

Te me presentarás

Me ofrezco a él

Me le ofrezco

Te sometes a ellas

Te les sometes

Es más raro este uso cuando la preposición del adyacente personal no es a:

El chico se le aproximó (= se aproximó a él).

Se te adelantó un segundo (= se adelantó a ti).

Es mucho galgo, se le puede apostar con toda confianza (= apostar por él).

El perro ventea a la perra, se le acerca (= se acerca a ella).

Quisiera escapársele con las joyas (= escaparse de él).

El demonio de la seducción le sujetaba los brazos y se le burlaba con palabras de fuego al oído (= se burlaba de él).

Si supiera que tomaba un anteojo por un fusil, se le reiría en las narices (= se reiría de él).

Un grupo de chiquillos y de viejos se les acercó

[Alarcos Llorach, Emilio: Gramática de la lengua española.1994]

Ø  DATIVO SIMPATÉTICO O POSESIVO

El dativo posesivo es, en rigor, un subtipo del dativo de interés, puesto que el poseedor es afectado por el proceso. Es uno de los diferentes valores semánticos que pueden asignarse al complemento llamado específicamente dativo, o al objeto indirecto, en el sentido más amplio de este término. En los ejemplos Le cerraron los ojos, Me duela la cabeza, Le sale sangre por la nariz, el pronombre personal en dativo equivale a un posesivo: sus ojos, mi cabeza, su nariz.

«El pronombre de dativo con valor posesivo: Los gramáticos tradicionales españoles denominan al dativo de oraciones como Juan te cerrará la boca ‘dativo posesivo’ o ‘simpatético’ porque concurre con el pronombre posesivo genitivo y con los complementos del nombre introducidos por de: A María, le mancharon el vestido (Mancharon su vestido. Mancharon el vestido de María). Dicho dativo aparece en construcciones oracionales, normalmente en forma pronominal. Oraciones como Mancharon el vestido a María resultan hoy día arcaizantes para muchos hablantes. [...].

El dativo posesivo puede aparecer doblado en aquellos dialectos en los que es normal el doblado del complemento indirecto, como en la oración Le di un beso a tu sobrina o del dativo benefactivo (o malefactivo), ejemplificado en Le cosí el vestido a tu sobrina.

Así pues, en aquellas hablas en las que son usuales estas construcciones también lo serán las oraciones como Le peiné la melena a tu sobrina. […]

A diferencia de los otros dativos, el dativo posesivo permite un complemento predicativo. Así, mientras son agramaticales las construcciones dativas de complemento indirecto o de benefactico, son gramaticales las que contienen un dativo posesivo: *Juan le dio un beso (a tu sobrina) sentada; *Juan le bordó un mantón (a tu sobrina) enfadada; Juan le peinó la melena (a tu sobrina) sentada.

Las construcciones con dativo posesivo aceptan con mayor facilidad que las de benefactivo la voz pasiva: Los pelos de la nariz le fueron arrancados de uno en uno; ?? Le fue bordado el mantón.

Finalmente, el dativo posesivo puede comparecer con un dativo ético: No te me ensucies las manos.

Veamos los contextos en los que el dativo posesivo puede o debe aparecer cuando en la oración aparece un nombre de posesión inalienable:

·       Entre los verbos transitivos, los causativos[35] como quemar, abrir, cerrar, curar, broncear, etc., aparecen en dativo posesivo cuando un sintagma nominal de posesión inalienable ocupa la posición de objeto directo y el poseedor (o todo) no va expresado por un complemento de nombre, como en El sol quemó los pies de los turistas, El sueño me cierra los ojos o Este olor os abrirá el apetito donde ya no es precisa la presencia del dativo. Sin embargo en El sol les quemó la piel, La piel se les quemó, Se me cierran los ojos y Se nos abrirá el apetito el sintagma nominal con el nombre de posesión inalienable expresa la parte que se relaciona con el dativo, el todo.

·       Admiten también en dativo posesivo los verbos transitivos agentivos cuyo objeto es un tema afectado de posesión inalienable como lavar, arreglar, curar, maquillar, torcer, herir, cobijar, interesar, en el sentido de Juan se hirió el pie; Mi cobijé la cara con tus manos; Juan te arregló el pelo; La cornada le interesó el corazón.

·       Los verbos de percepción como mirarver, tocar, notar, sentir, etc., a la hora de aceptar un dativo posesivo, se comportan de modo dispar en las lenguas románicas. En Te miraba la nariz, Le tocó la mejilla, Le noto el aliento, Le veo las rodillas, No me siento los pies se puede observar que los verbos de percepción en español presentan mayor compatibilidad con el dativo posesivo que los del francés: *Jean lui a vu la tête (literalmente: “Juan le ha visto la cabeza”) y el sardo??Le vido sa cara (literalmente: “Le vio la cara”).

·       Con verbos no transitivos, el dativo es compatible con verbos pronominales que toman por sujeto el argumento que es el tema afectado: Se le levantó la falda; La foto no salió bien porque se me desmontó el moño; Se me soltaron las lágrimas.

·       Los verbos inacusativos de la clase de arder, salir, crecer, subir, bajar, caer, sobrevenir, etc., aceptan sin problemas el dativo posesivo cuando el sujeto expresa posesión inalienable: El corazón me ardía de pasión; Al bebé ya le salen los dientes; Te crece la barba; A las madres primerizas no siempre les sube la leche; La muerte le sobrevino en París.

·       Más interesantes que los ejemplos anteriores son los siguientes: Los ojos me lloran; Me saltó una muela; Le tiemblan las manos. Los verbos que en ellos aparecen son intransitivos verbos que normalmente requieren un sujeto agente como llorar, saltar, temblar, etc. Sin embargo, cuando estos verbos aparecen con el dativo posesivo y el sujeto expresando posesión inalienable pierden su valor agentivo, tal como se muestra en estos ejemplos: El niño lloró en la mesa pero la niña no lo hizo; ??El ojo izquierdo me lloró toda la tarde pero el derecho no lo hizo; El niño llora para llamar la atención; *Los ojos me lloran para indicar que hay demasiado humo en la sala.

·       El dativo posesivo puede aparecer como término de una locución preposicional: aunque en este punto el español es más restrictivo que otras lenguas románicas, por ejemplo, el catalán y el francés. Así, si bien son posibles construcciones como El autobús se le echó encima; Me cayó encima un gran problema; Le pasó por delante; Todas le van detrás. Son ya más dudosas construcciones como ?*Les pasó delante. (frente a Pasó delante de ellas). Sin embargo, en relación a estas construcciones, hay que reconocer que la variación dialectal es notable.»

[Picallo, M. Carme / Rigau, Gemma: “El posesivo y las relaciones posesivas”. Gramática descriptiva de la lengua española. Real Academia Española. 1999]

Ø  DATIVO ÉTICO

«En las gramáticas del español suele darse el nombre de ‘dativo ético’ – procedente de los valores asociados al dativo en las gramáticas latinas – al clítico o forma pronominal átona que, si bien no se corresponde con ninguno de los argumentos requeridos por el predicado, se introduce en el enunciado para aludir a una persona interesada o afectada por lo expresado en la predicación. Son, por ejemplo, ‘dativos éticos’ las formas pronominales destacadas en los siguientes enunciados: Buen hombre, no se me enfade; Por favor, no me lo suspenda; A ver si al final me lo van a convencer. En los tres casos, me no representa ningún argumento requerido por el núcleo verbal. Por ello, si se suprime la predicación no varía: Buen hombre, no se enfade; Por favor, no lo suspenda; A ver si al final lo van a convencer. Pero añade un matiz subjetivo al implicar al hablante como persona vivamente interesada por el proceso o la acción a que hace referencia el enunciado. De ahí que el ‘dativo ético’ se considere comúnmente un elemento de carácter muy expresivo y enfático, propio sobre todo de la lengua coloquial.» [Alcaraz Varó, Enrique / Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna.1997]

¿No te me irás a ir ahora ya?; Tú no te me escapas; Cuídateme bien; No me seas malo; No se me enfade; A ver si esta vez mi hijo me aprueba el examen; Me está saliendo un poco vago este hijo; Se nos está volviendo muy rebelde la hija; No me le des de comer tanto al niño; No hagas tanto ruido que me vas a despertar al niño; Ten cuidado, no te me vayas a caer; No te me pongas así ahora; Quieto, no te me muevas; No me mimes tanto al niño; La niña no me come nada; Todos los inviernos el niño me coge unas gripes de campeonato.

«Los dativos éticos son incompatibles con los verbos transitivos cuyo objeto directo contenga un sustantivo que no lleve artículo ni ningún otro elemento modificador, lo que con frecuencia se atribuye a factores aspectuales, más concretamente al efecto del dativo ético sobre el modo de acción verbal. Observe que podemos decir Juan se sabe la lección, pero no diríamos *Juan se sabe geografía. Decimos, análogamente, me bebí la leche, pero no decimos *me bebí leche

[Bosque, Ignacio: Repaso de sintaxis tradicional: Ejercicios de autocomprobación.1999]

Ø  DATIVO DE INTERÉS

«Se identifica como ‘de interés’ el dativo que designa a la entidad, generalmente humana, para la que resulta de interés el evento denotado por el predicado, o, al menos, se ve afectada por él. Por ejemplo, según Porto Dapena (1992), son ‘dativos éticos’ los clíticos que se destacan en los siguientes enunciados: Les surgió un problema; Enciéndeme la luz, que no veo; Le crearon un puesto en la empresa. Son ‘dativos’ porque no representan un argumento adquirido por el verbo; y son, asimismo, ‘de interés’, porque hacen referencia a una persona que participa como interesada o afectada en la acción o el proceso que describe la predicación nuclear: Surgió un problema; Enciende la luz; Crearon un puesto

[Alcaraz Varó, Enrique / Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna, 1997]

No me rechistes; No me vengas ahora con cuentos; Tenemos que irnos porque se nos está haciendo noche; La casa nos está saliendo muy cara; Se me escapó el canario por la ventana.

«A veces aparecen junto al verbo incrementos pronominales átonos que no pueden identificarse con los que en los casos de elusión representan a los sustantivos (o equivalentes) en función de objeto indirecto. Bello los denominó dativos superfluos y podemos llamarlos incrementos átonos de interés. En lugar de decir No deis caramelos al niño, donde caramelos es objeto directo y al niño objeto indirecto (No se los deis), cabe agregar otro incremento, sin que el sentido de la oración se modifique o solo ganando expresividad, al decir: No me deis caramelos al niño (= No me le deis caramelos). Como ahí funciona al niño (o le) como objeto indirecto, la unidad me cumple otro papel, el de hacer referencia a la persona interesada en lo designado (en este caso, la primera).

Este uso es frecuente cuando la persona implicada en la experiencia que se comunica coincide en la realidad con la que funciona como sujeto morfológico, según observamos en estos ejemplos: Me tomé un café (Tomé un café); No te creas esas historias (No creas esas historias); Después de comer se fumó un habano (Fumó un habano); Nos temíamos lo peor (Temíamos lo peor); Os compraréis un coche (Compraréis un coche); Se leyeron otro capítulo (Leyeron otro capítulo). La presencia del incremento superfluo añade sin duda la referencia al interés de la persona designada.» [Alarcos Llorach, Emilio: Gramática de la lengua española. 1994]

DATIVOS CONCORDADOS  O REFLEJOS

«Los dativos concordados tienen los siguientes caracteres:

  1. Comparten el sistema pronominal me, te, se, nos, os, se con las construcciones reflexivas y con los verbos pronominales (quejarse, arrepentirse, ocuparse, etc.) y con algunas construcciones inagentivas (el jarrón se rompió).
  2. Concuerdan en número y persona con el sujeto.
  3. Poseen carácter optativo (frente a los ‘pronominales’ que son obligatorios).
  4. Son signos dependientes: no pueden erigirse en representantes de un enunciado completo.
  5. Se diferencian de los reflexivos, de los átonos de los verbos pronominales, de los inagentivos (se de pasiva refleja e impersonalizador).
  6. Frente a los reflexivos, no permiten expansión en la coda correferencial a mí/ti/si mismo-a; a nosotros/vosotros/ellos-as mismas.
  7. Introducen un factor de realce o enfatización que afecta a toda la secuencia (papel afectivo, enfático, expresivo).
  8. Por razones formales no pueden aparecer en secuencias que incluyan un miembro de su paradigma con otro valor (reflexivo, impersonal, pasivo...)
  9. Están capacitados para comparecer con un miembro del paradigma de los dativos no reflejos o no concordados.

Ejemplos de dativos concordados: Me devoré un cocido maragato; Nos esperábamos alguna propina; No me creo esa barbaridad; Nos temíamos represalias; Me bailé un tangazo; Nos leímos bien el contrato; Te supones demasiadas cosas; Os habéis dejado la escritura en el bar; ¿Te fumas el Cohibas?; ¿Os saltasteis los dos metros?; ¿Vas a comerte todo ese filete?; Os conocéis bien todas las triquiñuelas; Se sabe la partitura de memoria; Se perdieron lo mejor de la película; Se recorre 12 kilómetros diarios; Se dejaron los libros en clase; Se llevó la mejor parte; Se recorrieron la isla a pie; Juan se tomó una copa de vino; Pepe se comió diez manzanas; Se empolló todo el libro; Se tragó ese tostón de película; Se ganó una propinilla. Se jugó todo el dinero; Se devoró el chuletón; Se fumaba un puro después de comer; Se supo la lección; Conque se marcha usted; Pepe se conoce muy bien este país; Nos estamos pasando unas buenas vacaciones; Luis no se gastaba ni un duro.

Los dativos reflejos son marcadores de la función comunicativa ‘foco’, ‘realce’ o ‘énfasis’. Tienen por finalidad llamar la atención del interlocutor sobre algún segmento del discurso. Lo que diferencia las secuencias Juan leyó el libro anoche y Juan se leyó el libro anoche es que en el segundo enunciado se ha de interpretar que leyó la totalidad del libro, lectura no obligatoria en el primero. Sin embargo, no sería imposible una interpretación de lectura parcial: Anoche llegué cansado, pero me leí un poquitín de tu libro.»

[Gutiérrez Ordóñez, Salvador: “Los dativos”. Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española. 1999]

«El paradigma de los dativos reflejos no es sino uno de los medios de énfasis que la lengua pone a nuestra disposición para llamar la atención de nuestro destinatario a propósito de algún aspecto que consideramos que va en contra de sus expectativas. Si utilizamos Pepe se supo la lección   frente a Pepe supo la lección es porque queremos subrayar ante el interlocutor que, contra lo esperable (por la costumbre, por la dificultad intrínseca...), Pepe había logrado asimilar y dar cuenta de la lección.

Si esto es así, carece de sentido preguntarse qué función sintáctica desempeñan los miembros de este paradigma. No contraen ni función sintáctica ni función semántica. Son instrumentos de focalización de un sintagma verbal. De un ejemplo como Se fuma dos cajetillas diremos que el predicado sintáctico y semántico es fuma. Sin embargo, el foco gramaticalizado está compuesto por la unió de los dos elementos: se fuma.» [o. cit.]

Ø  DATIVOS NO CONCORDADOS O REFLEJOS

  «Los dativos no concordados tienen los siguientes caracteres:

1.    Conforman el paradigma no reflejo me, te, le, nos, os, les, que es común con el de los complementos indirectos.

2.    No concuerdan en número y persona con los morfemas verbales ni, por consiguiente, con el sujeto.

3.    Su presencia posee carácter optativo desde el punto de la estructura oracional (de ahí la denominación de ‘superfluos’).

4.    No son signos autónomos. No están capacitados para convertirse en enunciados autónomos.

5.    Se diferencian funcionalmente de clíticos de complemento indirecto.

6.    Predomina la primer y la segunda persona.

7.    Pueden comparecer con complementos indirectos.

8.    Gozan de la posibilidad de coaparecer con dativos concordados.» [o. cit., § 30.7.4.1]

¿Sólo en primera persona?

«Al tratar de las combinaciones binarias de dos dativos, Bello (1847) enumera algunos ejemplos:

Pónganmele un colchón bien mullido; Me le dieron una buena felpa (al ladrón); Es menester que me le (les) sirvan una comida-.

A lo que apostilla: “No he visto ejemplo en que el dativo superfluo no sea de primera persona de singular, si no es el os me cato de Cervantes... y de todos modos es hoy anticuada”. Strotzer (1978) insiste en el mismo rasgo. Gutiérrez (1978) amplía el espectro: “Aunque no siempre imposibles, los dativos no concordados de tercera persona son de muy rara aparición”. La segunda persona no sólo no es agramatical, sino también frecuente. Así, tenemos a partir de los mismos ejemplos citados por Bello: Que te le pongan un colchón bien mullido; Te le dieron una buena felpa; Es menester que te les sirvan una comida sana.

La tercera persona en los dativos no concordados (de ‘afectación’), aunque muchísimo menos frecuente, no es imposible: El tutor les gastó toda la herencia de su hijo Luis; El Betis se les subió a las barbas del Madrid.

Su escasez se debe más a restricciones formales en la combinatoria que a imposibilidad semántica. Nada impide que el afectado por el proceso representado en la oración sea una tercera persona.» [o. cit.]

DATIVOS NO CONCORDADOS Y LA FORMA SE

Los dativos no concordados pueden ir precedidos de cualquier tipo de se:

  • Se reflexivo: El chico se nos afeita ya la barba.
  • Con verbos pronominales: Los chicos se nos avergüenzan por todo, son muy tímidos.
  • Con un dativo reflejo: El ladrón se nos llevó todas las joyas.

«Se señala en ocasiones que la secuencia de clíticos se le (me, te, nos, os, les) introduce en los enunciados el rasgo de ‘involuntariedad’: Se me cayó el vaso; El jarrón se me rompió; Se le hundió el mundo; Se le extraviaron los papeles.

Sin embargo, estas construcciones no se pueden separar de proceso de inagentivación. La lengua diferencia de forma sistemática tres estadios en las estructuras con verbos causativos: manifestación ‘agentiva con agente’ (A), ‘agentiva sin agente’ (B) e ‘inagentiva’ (C). La anulación del agente en (B) se realiza por medio de uno de los valores de la partícula se. Este mismo signo aparece también en algunas realizaciones de la manifestación inagentiva plena (C). Pues bien, el clítico de dativo puede aparecer en los tres grupos:

Agentividad con agente (A)

Agentividad sin agente (B)

Inagentividad plena (C)

Pepa nos hirvió la leche..

Se nos hirvió la leche.

La leche nos hirvió.

El Gobierno nos subió el gas.

Se nos subió el gas.

El gas nos subió.

Pili nos alegra a los colegas.

Se nos alegra a los colegas.

Los colegas se nos alegran.

Charo te aburre a la clientela.

Se te aburre a la clientela.

La clientela se te aburre.

Luis me aclaró la situación.

Se me aclaró la situación.

La situación se me aclaró.

Luis me rompió el jarrón.

Se me rompió el jarrón.

El jarrón se me rompió.

Sin embargo, el rasgo ‘involuntariedad’ sólo se halla presente en la manifestación ‘inagentiva plena’ (C). La aparición de tal característica semántica no es responsabilidad del dativo, sino de la construcción misma. La involuntariedad subsiste tras la eliminación del dativo: La leche hirvió; El gas subió; Los colegas se alegran; La clientela se aburre; La situación se aclaró.; El jarrón se rompió. El dativo Se nos rompió el jarrón viene a indicar la ‘afectación’ en el proceso: “El jarrón se rompió y su ruptura nos afecta”. Esta afectación  puede traducirse ocasionalmente en involuntariedad: Estaba limpiando el jarrón y se me rompió o en simple relación afectiva Se produjo un fuerte temblor y, como consecuencia, el jarrón se nos rompió.» [o. cit.]

En todo caso, estas expresiones implican un suceso que queda fuera del control de la persona a la que afecta.

VERBOS DOBLEMENTE PRONOMINALES O BIPERSONALES

Verbos doblemente pronominales o bipersonales son ocurrírseleolvidárseleantojársele, etc.: Se me antojó un helado; No se me ocurre nada.

«Estos verbos pronominales son doblemente pronominales, pues además de la forma se necesitan de otro pronombre átono para poder funcionar. Este último siempre es átono y desempeña la función de complemento indirecto. Así pues, no hay en castellano un verbo “antojar” ni un verbo “antojarse”, sino un verbo “antojársele” (lo mismo cabe decir de “ocurrírsele”, etc.), y así deberían entrar en los diccionarios: Se me (te, nos, os) antojó un pastel; *Se antojó un pastel; No se me (te, nos, os) ocurrió decírselo; *Se ocurrió decírselo.

Sólo en estratos vulgares aparece a veces un verbo “antojarse” con el significado y régimen de “encapricharse”: *Me antojé de eso.

Un caso especial en castellano lo constituye el verbo “olvidar”: puede aparecer como no pronominal en Olvidé decírselo; como pronominal en Me olvidé de decírselo; Se olvidó de decírmelo y como doblemente pronominal en Se me (te, nos, os) olvidó decírselo.

Además puede aparecer con un se dativo con carácter expletivo en contextos como Juan se olvidó la cartera en casa vs Juan olvidó la cartera en casa.

Existen en castellano bastantes verbos que pueden actuar como pronominales y como doblemente pronominales: Se me quedó la cartera dentro vs. Se quedó la cartera dentro; Se me cayó el lápiz al suelo vs. Se cayó el lápiz al suelo.

En algunos de estos casos, el pronombre átono complemento indirecto posee el valor simpatético: Se quedó mi cartera dentro.»

[Gómez Torrego, Leonardo: Valores gramaticales de “se” 1994]

Conjugación de los verbos doblemente pronominales

 

     se

me

ocurre…/ ocurren…

ocurrió… / ocurrieron…

antoja… / antojaron…

antojó… / antojaron …

te

le

nos

os

les

El verbo olvidar puede aparecer como

No pronominal

Olvidé decírselo

Pronominal

Me olvidé de decírselo

Se olvidó de decírmelo

Doblemente pronominal

 

 Se

me

 

 olvidó decírselo.

te

se

nos

os

les


Las expresiones con se me / se te / se nos / se os implican que el suceso queda fuera del control de la persona y que ésta se ve afectada por ello. Se suele decir que no implican ‘voluntariedad’ o ‘responsabilidad’. En este contexto se habla de expresiones de ‘fuerza mayor’.

«Con ciertos verbos aparecen incrementos átonos que jamás se refieren a sustantivos eludidos. Verbo e incremento constituyen unidad funcional y semántica, como en los verbos pronominales (Me abstengo de circunloquios, Te arrepientes de tus palabras, etc.) y es vano discutir si son objetos directos o indirectos. Igual ocurre cuando esos incrementos se agregan a verbos intransitivos concordando también con la persona sujeto: Me estaba quieto (Estaba quieto); Te vas de viaje (Vas de viaje); Se murió tranquilamente (Murió tranquilamente); Nos salimos del teatro (Salimos del teatro); No os anduvisteis con tiento (No anduvisteis con tiento); Se vinieron con nosotros (Vinieron con nosotros).»

[Alarcos Llorach, Emilio: Gramática de la lengua española, 1994]

PRONOMBRE PERSONAL ÁTONO EN CONSTRUCCIONES MEDIAS

«Hay que señalar el uso frecuente de construcciones medias con un pronombre personal átono en función de objeto indirecto; este pronombre establece una especial relación de pertenencia entre el sujeto de la oración y la persona implicada. Ejemplos: Se le adormeció el dolor; Se le agolpó la sangre en las mejillas; Se me apresura el pulso al verla; Se nos ha averiado el coche; Aquí se os calentarán los pies; Se me cierran los ojos; Al verlos creí que se me paraba el corazón; Se le produjo una hemorragia al día siguiente de la operación.

Los verbos que aparecen en oraciones de este tipo son también muy numerosos; entre ellos tenemos: abrirse, alegrarse, alejarse, apagarse, apretarse, arrasarse (Se le arrasaron los ojos de lágrimas), arrugarse, atragantarse, bajarse, cansarse, cortarse, curarse, derretirse (Se me derritieron los helados), enredarse, estropearse, pasarse (Se me ha pasado el tiempo sin sentir), presentarse (Se le presentó una complicación), rizarse (Se te ha rizado el pelo), secarse, subirse, torcerse, etc.

Algunos verbos intransitivos aparecen también en construcciones semejantes: Se le caen las cosas de las manos; Se me escapan las mejores oportunidades; Se os van todas las ideas como por encanto; Se le ocurren muchas cosas.

Obsérvese que en casi todos estos casos puede establecerse una relación con oraciones transitivas: ¡Ya has tirado el reloj! / No lo he tirado; se me ha caído; Dejas ir las mejores oportunidades / No las dejo ir; se me escapan; Abandonas incomprensiblemente ideas muy buenas/ No las abandono; se me van.

Hay que concluir, por tanto, que estos verbos están usados como transitivos en estos casos. Nótese que ocurrirse adquiere un significado (‘venirle a una persona una idea determinada, tener una ocurrencia’) muy alejado del original (ocurrir ‘suceder’).»

[Molina Redondo, José A.: Usos de “se”. Cuestiones sintácticas y léxicas. 1990]

 

……………………………..

 

LA PARTÍCULA SE

Aunque todo pronombre puede desempeñar las mismas funciones que el nombre, se solo puede ser complemento directo (CD) o complemento indirecto (CI). Por tanto, no se le debe asignar ninguna otra función, ni siquiera la de sujeto, como con frecuencia se hace erróneamente.

«Su frecuencia de aparición es muy elevada: casi la cuarta parte de las formas verbales que aparecen en un texto español van incrementadas por se. Y de todas ellas, solo una pequeña parte puede calificarse como propiamente ‘reflexiva’. La mayor parte de los verbos incrementados por se indican un ‘proceso’ desarrollado dentro del sujeto sintáctico. Por otro lado, el uso de se en la llamada ‘pasiva refleja’ y en construcciones impersonales constituye también un apartado más abultado que el de frases propiamente ‘reflexivas’.

Por todo ello, no parece muy acertado afirmar que el valor primario de se es el ‘reflexivo’, y que todos los demás no son sino extensiones. Por lo menos, en una perspectiva sincrónica, ya que diacrónicamente, partiendo del latín hasta llegar al español actual, sí parece cierto que el valor primitivo de se fue el ‘reflexivo’, y que de él surgieron todos los demás.» [Cano Aguilar, R.: Estructuras sintácticas transitivas en el español actual. Madrid: Gredos, 1987, p. 256]

«Hasta ahora no se ha llegado a ningún acuerdo en la clasificación de este se pasivo. Alarcos, tras negar que la pasiva con ser sea una auténtica pasiva en español, hace lo mismo con la ‘pasiva refleja’. En frases como Se construye una casa o Se construyen casas, considera que se es un implemento, u objeto directo, pues el sujeto es el elemento que concuerda con el verbo, y hay posibilidad de complemento, u objeto indirecto: se le construye una casase le construyen casas. No deja de ser una solución algo forzada, y excesivamente formalista. En estas frases no puede decirse que se sea pronombre personal, pues al conmutarse por otro cambia la estructura de la frase (Me construye una casa, etc.), y se tampoco tiene ahí función deíctica.

Tampoco era un pronombre en lo que hemos llamado ‘voz media’. Pero en ella podía sustituirse por otro pronombre, sin que variara la estructura sintáctico-semántica de la frase: Juan se alegra, me alegro, etc. [...]

Ahora bien, se no es un pronombre sujeto, como lo es on en francés, man en alemán, o como lo fue omne, ome, en el español medieval, y hombre en el siglo XVI. No solo no se conmuta con formas nominales o pronominales, sino que ciertos hechos distribucionales le niegan el carácter de pronombre sujeto: Él no quiere a Juana / *Se no quiere a Juana, *No él quiera a Juana / No se quiere a Juana.

Por supuesto, se no es un pronombre sujeto en Se venden botellas, donde la concordancia nos indica cuál es el sujeto sintáctico, a pesar de que frases como esta tiendan cada vez más a interpretarse como ‘activas’. Aquí podemos considerar a se como ‘marca de pasiva’; y en frases como Se te quiere mucho podemos llamarlo ‘impersonal’ o signo de indeterminación léxica de sujeto. Pero la historia de estas construcciones y el sentimiento lingüístico del hablante, o del gramático, al interpretarlas, parecen mostrarnos que nos hallamos ante un mismo se, aunque los tipos de frases que constituyen no sean idénticos y les demos denominaciones distintas.» [Cano Aguilar, Rafael: Estructuras sintácticas transitivas en el español actual. Madrid: Gredos, 1987, p. 295-296]

·

«Roldán (1971), Schroten (1972), Martin (1979), entre otros, tratan a se como un pronombre reflexivo y afirman que todas las construcciones en que aparece pueden derivarse mediante una regla de ‘reflexivización’. Ahora bien, ni el estatuto de pronombre ni el de reflexivo dejan de ser controvertidos. En cuanto a su naturaleza pronominal, Mendikoetxea (1999b) observa que la posibilidad de considerar se como un sustituto de un SN disminuye en cuanto dejamos las construcciones propiamente reflexivas y consideramos las medias, impersonales y pasivas. En general, las gramáticas están de acuerdo en negar estatuto pronominal al se de las pasivas e impersonales –si exceptuamos aquellos que consideran al impersonal como un pronombre de referencia indefinida–, pero atribuírselo al de las media obligaría a distinguir los usos pronominales de los no pronominales del ‘pronombre’ se (como hace, por ejemplo, Gómez Torrego (19992)).

Por otra parte, también la consideración de se como reflexivo se ha puesto en duda. Mendikoetxea (1999b) y Otero (1999) distinguen entre expresiones anafóricas reflexivas y clíticos. Para la primera de ambos autores, solo pueden considerarse auténticas expresiones pronominales reflexivas los sintagmas nominales con pronombres personales acompañados del adjetivo mismo (yo mismo, tú mismo, sí mismo...). Estas pueden o no admitir o exigir la presencia del clítico, pero en cualquier caso la reflexividad de la construcción parece deberse a ellas y no a ningún otro elemento.

Una postura opuesta es la defendida por Vera Luján. Desde el punto de vista de la teoría de los prototipos, concluye que es posible defender la unicidad de los distintos ses que aparecen en las construcciones medias, pasivas e impersonales con el se reflexivo. Según esta teoría, las categorías se consideran entidades estructuradas que incluyen elementos centrales o prototípicos y además otros que pueden alejarse parcialmente del prototipo y participar solo parcialmente de sus propiedades. Desde esta perspectiva, los ses que aparecen en las construcciones medias, pasivas e impersonales no son sino imágenes parciales del prototipo correspondiente al pronombre reflexivo; el hecho de tener solo alguna de sus propiedades no constituye un obstáculo para su inclusión en la misma categoría. El rasgo que los ses no reflexivos han perdido es la naturaleza lexemática, relacionada, según Vera, con la posibilidad de encarnar una función sintáctica autónoma; de ello se deriva que tampoco tendrán marca de caso acusativo (frente a lo que opinan otros autores), y no establecerán relación de correferencia con el sujeto.» [Sánchez López, Cristina (ed.): Las construcciones con SE. Madrid: Visor Libros, 2002, p. 138-139]·

                                                                                     

«Existen pruebas que justifican la afirmación de que los clíticos del español son un tipo especial de afijos, análogos a la flexión verbal. En primer lugar, parece claro que los clíticos pertenecen a las llamadas categorías flexivas y no a las gramaticales, puesto que no tienen significado léxico, constituyen clases cerradas y, lo que es más importante, sus rasgos son todos de tipo flexivo: rasgos de número, persona, género y también de caso. Así, los clíticos me, te, nos, os poseen rasgos de persona, número y caso; por su parte, los clíticos lo/los, la/las, le/les, además, tienen rasgos de género, mientras que el clítico se es especial, pues es el que menos rasgos propios posee; tal vez, por ello, puede aparecer en muy distintas construcciones.» [Rodríguez Ramalle, T. M.: Manual de Sintaxis del Español. Madrid: Editorial Castalia, 2005, p. 453 + 363]

                                                                                                                                  ·

«Se distinguen básicamente dos tipos: el se paradigmático y el se no paradigmático.

El se paradigmático es propio de las oraciones en las que la forma se alterna con los pronombres átonos correspondientes a otras personas. Es lo que sucede cuando se es un pronombre reflexivo (Se cuida poco; Me lo puse); recíproco (Se adoran; Os entendéis); es parte de un verbo pronominal (Yo me canso; Tú te cansas; Él se cansa), o es un dativo no argumental (Se lo terminó; Te lo comiste).

El se no paradigmático aparece en oraciones en las que la forma se no alterna con los pronombres átonos correspondientes a otras personas. Este uso de la forma se es característico de dos construcciones: la pasiva refleja o pasiva con se, como en Las noticias se recibieron ayer (es decir, ‘fueron recibidas’), donde el sujeto las noticias concuerda en número con recibieron, y la impersonal refleja o impersonal con se, como en Se vive bien siendo estudiante, con el verbo siempre en singular.  En ambas estructuras se oculta un argumento verbal. Así, en las oraciones No se le trató bien (impersonal refleja) y Se revisaron todas las tuberías (pasiva refleja) se presenta un estado de cosas en el que se menciona cierta acción y también la entidad que la recibe, pero no se especifica el agente que la lleva a cabo.» [RAE: Nueva gramática de la lengua española. Manual. Madrid: Espasa Libros, 2010, § 41.5.1a-b]

El concepto de predicado, tomado de la lógica, designa la expresión gramatical cuyo contenido se atribuye al referente del sujeto: el grupo verbal que se subraya en El maestro explicaba la lección a los alumnos es el predicado de esa oración, y el elemento variable que lo completa o satura es el sujeto: el maestro. Este verbo explicaba denota, por su significado, una acción que requiere la concurrencia de tres participantes: un agente, que lleva a cabo la acción (el maestro), una información que se expone (la lección) y un destinatario, al que esa acción se dirige (los alumnos). Estos participantes que intervienen en la noción predicativa se suelen denominar argumentos o actantes, porque recuerdan los papeles que se atribuyen a los actores en las representaciones dramáticas: sujeto, complemento directo, complemento indirecto, complemento de régimen preposicional.

Un elemento es “no argumental” cuando no está exigido, pedido o seleccionado por el significado del verbo (predicado), es decir, cuando no desempeña ninguna función sintáctica. Los sintagmas (generalmente preposicionales o adverbiales) que no están requeridos semánticamente, pero que contribuyen a precisar el significado de la oración: son los denominados adjuntos.

 

 

 

 

 

 

SE

 

 

Paradigmático

Alterna con otros pronombres átonos correspondientes a otras personas

Pronombre reflexivo de CD o CI

Pronombre recíproco de CD o CI

Morfema pronominal átono no argumental que no desempeña ninguna función sintáctica con los verbos pronominales

Se medio de los verbos intransitivos de cambio de estado o verbos medios cuando son pronominales: cansarse, secarse

Dativo no argumental o dativo superfluo: dativo de interés, dativo ético y dativo simpatético

 

No paradigmático

No alterna con otros pronombres átonos correspondientes a otras personas

Pasiva refleja con morfema de pasiva se

Impersonal refleja o impersonal con se, morfema de impersonalidad

El se es componente oracional de la pasiva refleja o de la impersonal

Este se ya no es pronombre desde el momento en que no entra a formar parte del paradigma pronominal átono, es decir, en su lugar no caben las formas me, te, nos, os

Variante del dativo le/les ante los acusativos lo, la, los, las

 

……………………………………………

 

CLASIFICACIÓN SINTÁCTICA TRADICIONAL DE LOS VERBOS

Auxiliares: ser, estar, haber

 

Copulativos: ser, estar, parecer

 

 

 

 

Predicativos o verbos plenos

Transitivos

 

Intransitivos: sin CD (acusativo)

 

 

Pronominales: acompañados de un pronombre reflexivo

 

Exclusiv. Pronominales:

arrepentirse, quejarse, jactarse

Ocasionalm. Pronominales:

llamar/llamarse

Reflexivos:

Peinarse, afeitarse, lavarse

Recíprocos:

Saludarse, tutearse

Con valor pasivo:

Se venden libros

Construcc. Impersonales:

Se oye ruido

Causativos pronominales:

Cortarse el pelo

 

Los verbos auxiliares se usan para formar las formas compuestas de los verbos, la pasiva y las perífrasis verbales: He comido. Ha sido premiado. Están reunidos. Está escribiendo una carta.

Los verbos copulativos son ser, estar o parecer. Los verbos ser, estar y parecer funcionan como verbos predicativos cuando les acompaña un complemento que no es un adjetivo: Ahora estoy en MadridEsto parece oro. Este animal es un armadillo.

Los verbos predicativos son los que encierran la idea de un predicado y siempre expresan estado, acción o pasión del sujeto al que se refieren. Podemos decir que el verbo predicativo es todo aquel que no funciona como copulativo, es decir, todo aquel que no sea serestar o parecer. Los verbos predicativos pueden ser transitivos o intransitivos.

Los verbos transitivos son aquellos que dejan pasar la acción, y ésta (la acción) recae sobre una persona u objeto.  Esta persona u objeto es el complemento directo (acusativo): Le da un regalo para su cumpleaños. Vamos a tomar un café.

Los verbos intransitivos no necesitan de un complemento directo (acusativo) para completar la acción: Los secuestrados aún viven. Corre muy ligero. 

Muchos verbos se usan como transitivos o intransitivos según los casos: Corre mucho/Corre los cien metros lisos. 

Los verbos pronominales son verbos que van unidos a un pronombre reflexivo de igual persona que el sujeto del verbo: marcharsearrepentirseavergonzarsealegrarseasombrarse, casarse. A este grupo pertenecen los verbos exclusivamente pronominales, los reflexivos y los recíprocos, que son los que implican a varios sujetos que realizan la misma acción y la reciben mutuamente.

Los verbos exclusivamente pronominales se conjugan obligatoriamente con un pronombre: arrepentirse, quejarse, jactarse, dignarse, etc. (no se puede decir yo arrepiento, él queja). Ese pronombre no es reflexivo. Estos verbos expresan procesos que suceden en el sujeto, y poseen una voz especial, llamada voz media. No son reflexivos porque no es una acción que vuelva sobre sí misma, sino que se produce en el interior del sujeto.  En estos verbos pronominales, el pronombre es un morfema constitutivo del verbo, no un complemento como en los verbos reflexivos. Otras clases de verbos pronominales son:

Los verbos recíprocos son verbos transitivos que tienen por sujeto a dos o más personas, animales o cosas que ejercen una acción sobre los otros, al mismo tiempo que la reciben de ellos. Por ese motivo, los verbos recíprocos sólo se conjugan en las tres personas del plural; jamás en singular: Los amigos se saludan. Nos tuteamos todos. Estos verbos se construyen como los reflexivos, y para no confundirlos con estos, a veces es necesario añadir ciertas locuciones para reforzar el matiz de reciprocidad: los unos a los otros, mutuamente, recíprocamente, los dos. Para reconocer este tipo de se recíproco, basta con añadir al final de la oración expresiones como: el uno al otro, el uno del otro, el uno con el otro; o bien, mutuamente, recíprocamente, entre sí.

Los verbos reflexivos son verbos transitivos cuya acción se refleja o recae sobre el mismo sujeto que la realiza: Yo me lavo. Ella se peina. El sujeto y el objeto son la misma cosa. Para reconocer si el se es reflexivo, basta con añadir al final de la oración "a sí mismo(s)", y si el significado de la oración no varía en absoluto, no queda duda de que el se es reflexivo.

«Los verbos que no llevan complemento directo se llaman intransitivos, aunque los acompañen otros complementos: Antonio murió en el hospital; El alumno estudia con ahínco. Si tienen complemento u objeto directo, se llaman transitivos. Poniéndole un complemento directo a un verbo intransitivo pasará a ser transitivo: El alumno estudia con ahínco las lecciones. [...]

Verbos como morir, vivir, quemar, dormir, etc., se prestan mal a que haya una persona o entidad muerta, vivida, quemada, dormida, distinta del sujeto. Pero en ocasiones cabe extraer de la propia significación del verbo un complemento directo: Morir una muerte gloriosa; Dormir un sueño tranquilo; Vivir una vida miserable. Hay siempre en ello cierta tautología, que a veces tiene valor estilístico. Estos verbos son intransitivos por naturaleza. [...]

Muchos verbos transitivos se construyen a menudo como absolutos, sin complemento directo, por ser este innecesario o hallarse sobreentendido. Decimos El ciclista abandonó en la segunda etapa (y sobreentendemos la carrera); un cartero puede decir, al terminar su trabajo, que ha repartido. [...]

Numerosos verbos transitivos pueden emplearse con significación causativa o factitiva. En tales casos el sujeto no realiza por sí mismo la acción del verbo, sino que ordena, encarga, dirige o costea la acción que otro ejecuta: Carlos III construyó la Puerta de Alcalá. Un verbo normalmente intransitivo como dormir, toma significado transitivo-causativo en dormir a un niño

Alcina y Blecua (1975: § 7.4.2) clasifican los verbos intransitivos en:

a)    Verbos existencialesabundar, estar, existir, morir, parecer, ser, vivir. Algunos se construyen como transitivos con un complemento tautológico: Mi abuela murió una muerte piadosa.

b)    Verbos de movimientoandar, bajar, caer, subir, caminar, errar. Pueden aparecer con predicativos: Miguel salió primero en la competición, o con complementos directos: Bajó la escalera solo.

c)     Verbos de accióncrujir, debutar, estornudar, fracasar, gesticular. Muchos pueden aparecer con predicativos: Sonrió complacido, y con complementos directos: El enfermo tosió sangre.

d)    Verbos pseudo-impersonalesbastar, caber, convenir, disgustar. Con estos verbos el sujeto generalmente es inanimado y lleva complemento indirecto: A mi mujer le gustan los muebles antiguos.

 

LA HIPÓTESIS DE LA INACUSATIVIDAD DE PERLMUTTER (1978)

«La clase de verbos intransitivos es una clase heterogénea que incluye formas con distintas propiedades semánticas y sintácticas. Se debe a Perlmutter (1978) la distinción entre dos clases de verbos intransitivos: los inergativos y los inacusativos o ergativos. El trabajo de Perlmutter se enmarca dentro del modelo conocido como Gramática Relacional. Burzio (1981, 1986) incorpora la llamada ‘Hipótesis de la Inacusatividad’ a la Teoría de la Rección y el Ligamiento, en la gramática generativa, donde la distinción entre las dos clases de verbos intransitivos es unánimemente aceptada.

Los dos tipos de verbos tienen en común que requieren un solo participante o argumento cuya realización sintáctica es la de sujeto, pero se distinguen en la relación semántica que se establece entre el argumento y el verbo.

1. Los verbos inergativos (llorar, reír, saltar, toser) denotan actividades o procesos que dependen de la voluntad de un agente.

2. Los verbos inacusativos son verbos que denotan bien estados o bien eventos no agentivos (logros), como existir, aparecer, llegar, florecer, crecer, etc., cuyo único argumento (el sujeto) se interpreta como el elemento que recibe la acción o en el que se produce o manifiesta la eventualidad que denota el verbo, es decir, el argumento de este verbo es tema o paciente (El campo florece). El término ‘tema’ se utiliza habitualmente en los trabajos de gramática generativa con referencia a los que otras gramáticas denominan ‘paciente’.

Esta diferencia en cuanto al carácter semántico del único participante en la acción verbal es crucial para distinguir entre las dos clases de verbos intransitivos. Los agentes se realizan sintácticamente y de un modo uniforme como sujetos de la oración tanto con verbos transitivos (activos) como con verbos inergativos. Los temas o pacientes se realizan como objetos de los verbos transitivos (activos) y como sujetos de algunos verbos intransitivos, los que hemos denominado ‘inacusativos. Por tanto, los verbos inacusativos comparten propiedades de los verbos transitivos y los inergativos: como los inergativos están asociados a un solo argumento, pero ese único argumento se interpreta como el objeto lógico del verbo transitivo: es un objeto nocional, a pesar de ser un sujeto sintáctico, en contraposición con el único argumento de un verbo intransitivo inergativo que es a la vez sujeto nocional y sujeto sintáctico.

ALTERNANCIA CAUSATIVA

Prueba de que el sujeto sintáctico de un verbo inacusativo y el objeto de un verbo transitivo tienen la misma función semántica es la llama ‘alternancia causativa:

Juan rompió el vaso (OD-objeto) frente a  El vaso (SUJ-paciente) se rompió.

La primera es una construcción transitiva causativa que se construye con una agente (Juan) y que expresa un evento que denota un cambio de estado en su argumento objeto (el vaso). La segunda, es una construcción inacusativa que se construye con un solo argumento: el elemento que sufre el cambio de estado que denota la eventualidad del verbo. La relación semántica entre el verbo romper y el sintagma nominal el vaso es la misma en las dos construcciones: en ambos casos se trata del paciente o tema ‘afectado’; varía su realización sintáctica: objeto en la construcción transitiva y sujeto en la construcción inacusativa. Las gramáticas se han referido a verbos como romper en su uso inacusativo como “verbos pronominales” en cuanto que se construyen con se. Es importante señalar, sin embargo, que si bien muchos de los verbos que aparecen en construcciones inacusativas entran dentro de la clase de los verbos pronominales (romperse, secarse, agrietarse) hay muchos verbos inacusativos que no son pronominales.»

[Mendikoetxea, Amaya: “Construcciones inacusativas y pasivas”: Gramática descriptiva de la lengua española. 1999]

«En resumen, distinguimos entre los verbos intransitivos dos clases sintácticas: verbos inergativos y verbos inacusativos. Los verbos inacusativos son aquellos cuyo sujeto sintáctico es un objeto nocional, i. e. su función semántica es la de tema (afectado o no afectado). Dentro de los verbos inacusativos distinguimos dos grandes clases semánticas: los verbos de cambio y ubicación y los verbos de existencia y aparición; las diferencias semánticas entre estas dos clases de verbos encuentran manifestación en su sintaxis. [...]

Los verbos inacusativos son intransitivos en cuanto que están asociados a un solo argumento o participante que es el sujeto sintáctico, pero comparten con los verbos transitivos la naturaleza semántica de ese argumento, que es un objeto nocional (tema o paciente). Además de hablar de ‘verbos inacusativos’, hemos de hablar también de ‘construcciones inacusativas’ que parecen derivarse de construcciones transitivas correspondientes, como es el caso de las construcciones inacusativas con se y las construcciones de pasiva perifrástica.» [o. cit.]

transitivos

unitransitivos

con CD ( = dos argumentos o participantes)

ditransitivos

con CD y CI (= tres argumentos o participantes)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

intransitivos

inergativos

con sujetos agentivos: expresan eventos de causa interna (jugar, bailar, llorar, reír, saltar, toser) cuando existe una propiedad inherente al único argumento del verbo que es responsable de que se realice el evento que denota el predicado.

con sujetos no agentivos: verbos de emisión percibida sensorialmente (brillar, chirriar, apestar, amanecer).

 

 

 

Inacusativos o ergativos (alternancia causativa: los sujetos de los verbos inacusativos se realizan como objetos de los verbos transitivos y como sujetos de algunos inacusativos)

 

 

 

Con sujetos no-agentivos que designan al que padece (existir, florecer, aparecer, llegar, crecer). Su sujeto sintáctico es un objeto nocional. El argumento es un tema o paciente. Denotan estados o eventos no agentivos (logros). No forman una clase semántica uniforme, sino que se dividen en dos clases. Las diferencias semánticas entre estas dos clases encuentran manifestación en su sintaxis.

Verbos de cambio de estado o ubicación, que pueden tener o no variantes transitivas: romper(se), abrir(se), hundir(se), secar(se), crecer, hervir, palidecer, florecer, levantarse. El tema o paciente es afectado. Pueden ser:

a) de causa externa

b) de causa interna: agentivos o no agentivos

Verbos de existencia y aparición: aparecer, llegar, existir, ocurrir, venir, emerger, suceder.

El tema o paciente es no afectado.

Intransitivos con usos transitivos

Hay verbos intransitivos por naturaleza con usos transitivos, sin que por ello se deban clasificar como transitivos. Son verbos que se pueden construir con complementos tautológicos (objeto interno o cognado): Morir una muerte gloriosa; Dormir un sueño tranquilo; Vivir una vida miserable.

 

LAS CONSTRUCCIONES PASIVAS: CONSTRUCCIONES INACUSATIVAS

«El hecho de que el sujeto sintáctico de un verbo inacusativo sea su objeto nocional ha llevado a numerosos autores a establecer un paralelismo entre las construcciones con verbos inacusativos y las construcciones pasivas. Este paralelismo se observa de forma más clara cuando comparamos una oración transitiva activa como

Juan cerró las puertas. [transitiva activa] con su construcción inacusativa

Las puertas se cerraron. [inacusativa] y con su pasiva equivalente

Las puertas han sido cerradas. [pasiva]

Si la construcción inacusativa se puede definir como aquella en la que el objeto nocional (tema o paciente) se realiza sintácticamente como sujeto, las construcciones pasivas son entonces un ejemplo de construcciones inacusativas, incluso cuando se forman con verbos que no tienen usos inacusativos (p. ej. construirEl puente ha sido construido frente a *El puente se construyó (él solo).» [o. cit., § 25.1.3]

«Hay que diferenciar cuidadosamente las oraciones inacusativas con se de las oraciones pasivas con se. Formalmente, no hay diferencias entre estos dos tipos de oraciones. Así una oración como Las puertas se cerraron es ambigua: (i) una interpretación inacusativa y (ii) una interpretación pasiva en la que hay implícito un agente con intencionalidad a una causa externa que no se menciona porque interesa únicamente destacar la acción verbal.

          (i)  Se hundió el barco {él solo/por sí solo} [inacusativa]

          (ii) Se hundió el barco {intencionadamente/para cobrar el seguro} [pasiva]

El contraste es más claro con verbos que pueden formar pasivas con se, pero que por su significado no pueden aparecer en construcciones inacusativas, como construir divulgar, ya que no pueden expresar eventos que se realizan de forma espontánea sin la intervención volitiva de un agente.» [o. cit., p. 1587]

 

SEMÁNTICA Y SINTAXIS DE LOS VERBOS INACUSATIVOS

«Para Perlmutter (1978), la inacusatividad viene determinada por la semántica del verbo y aparece codificada en su sintaxis. Aunque forma y significado aparecen, pues, fuertemente ligados en la formulación inicial de la hipótesis de la inacusatividad, lo cierto es que los diversos estudios sobre estos verbos dentro de las gramáticas formales se han centrado bien en la semántica, bien en la sintaxis de los verbos inacusativos y sólo recientemente se ha intentado derivar el comportamiento sintáctico de estos verbos de ciertos componentes de su significado. En realidad, existen dos aproximaciones al estudio de los verbos inacusativos: (i) la aproximación sintáctica, que niega que se pueda determinar el comportamiento formal de los verbos inacusativos a partir de ciertas propiedades de su significado, y (ii) la aproximación semántica, que niega que la inacusatividad aparezca de algún modo codificada en la sintaxis.

Levin y Rappaport Hovav (1985) identifican estas dos aproximaciones en el capítulo introductorio a su estudio sobre la inacusatividad en inglés. El trabajo de Rosen (1984, 1988) dentro del marco de la Gramática Relacional es quizás el ejemplo más claro de la aproximación sintáctica, mientras que la aproximación semántica tiene uno de sus exponentes en Van Valin (1990), dentro del marco de la llama Role and Reference Grammar.» [Mendikoetxea 1999: § 25.1.2]

«Un análisis exhaustivo de los verbos en español ha de especificar necesariamente para esta área de la gramática, como para muchas otras, cuál es la relación entre la semántica (léxica) de los verbos y sus propiedades morfosintácticas.» [ebd.: § 25.5]

…………

«Las nociones de 'estado' y 'evento' se refieren a la clasificación aspectual o Aktionsart de los verbos. Se distinguen tres tipos de eventualidades, siguiendo el análisis de Vendler (1967):

a)    eventos estativos o estadossaber, amar, ser inteligente,

b)    actividades o procesos que, siendo dinámicos, no hacen referencia al punto final de la eventualidad: reír, llorar, nadar, y

c)     actuaciones o transiciones (que, a su vez, se dividen en logros y realizaciones) también denominadas en sentido genérico 'eventos', que expresan el cumplimiento o finalización de la eventualidad: llegar, morir, florecer, pintar, construir, romper.

No existe una relación directa entre la pertenencia de un verbo a una de las tres clases aspectuales y su clasificación como transitivo o intransitivo. Así, aunque muchos de los verbos transitivos denotan eventos en sentido genérico, también los verbos transitivos denotan estados y entre los eventos encontramos verbos típicamente intransitivos como llegar, morir y florecer. Entre los verbos que denotan actividades o procesos se encuentran principalmente los verbos intransitivos. Sin embargo, hay verbos transitivos que dependiendo de la determinación de su objeto se clasifican bien como actividades (comer pizza, construir casas), bien como eventos o actuaciones (comer(se) una pizza, construir la casa). Una vez distinguidas dos clases de verbos intransitivos (inacusativos e inergativos) es posible establecer una relación más directa entre significado aspectual y clase verbal.» [Mendikoetxea 1999: § 25.1.1.1, p. 1578]

 

………..………………………………….

 

CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA DEL VERBO SEGÚN  SU ASPECTO LÉXICO O MODO DE ACCIÓN

Por Aktionsart (modo de acción, cualidad de la acción verbal, clase aspectual, aspecto léxico) se entienden las cualidades temporales propias de la situación designada por un verbo o una predicación. Suele concebirse como una característica inherente de los lexemas verbales y se llama también ‘aspecto léxico’ o semántico. Muchos trabajos de lingüística general suelen seguir a Vendler (1967) clasificando los verbos aspectualmente en cuatro tipos de acción: estados, realizaciones, actividades, logros.

 

Estados

 

Evento no dinámico.

Un estado es un evento que no ocurre sino que

‘se da’.

Situaciones no dinámicas.

Los estados son imperfectivos y no forman pasivas perifrásticas.

Ej.: saber, conocer, querer, amar, tener, ser alto, ser listo, ser inteligente, etc.

Son imperfectos (durativos), no resultativos: no incluye eventos.

Actividades o

Procesos

 

Evento dinámico que ocurre y progresa en el tiempo.

Evento no delimitado.

Situaciones dinámico durativas atélicas:

sin referencia al punto final de la eventualidad.

Ej.: andar, correr, caminar, leer, escribir, nevar,

comer, reír, llorar, nadar

Son imperfectos (durativos), no resultativos: no incluye eventos.

Realizaciones

cambio de estado: acabado con la progresión del tiempo

 

Evento dinámico delimitado que progresa hacia un límite interno.

Situaciones dinámico durativas télicas.

Ej.: correr la maratón, escribir una carta, pintar,

construir, recuperarse de una enfermedad, etc.

Son perfectivos: Desarrollos con resultados /eventos durativos con finalización.

Logros

cambio de estado sin línea de tiempo

 

Evento dinámico delimitado,

de duración muy breve, sin fases: culmina en un punto.

Situaciones dinámicas puntuales, sin duración.

Ej.: alcanzar la cima, nacer encontrar, reconocer,

morir, llegar, florecer

Son puntuales, resultativos: acontecimiento puntual.

«El concepto de ‘evento, en su interpretación amplia, se entiende como categoría general que consta de cuatro clases aspectuales de predicados (Vendler 1967):

1. estados: saber, adorar, estar

2. actividades o procesos: pasear, correr, leer

3. realizaciones: destruir, comprar, pintar un cuadro

4. logros: llegar, encontrar, morir

Según una interpretación más estricta, los ‘estados’ están excluidos de la categoría de ‘evento’.» [Fernández Leborans 1999: § 37.6.2.1, n. 78]

«Con el término evento se alude a cualquier tipo de ‘situación’ o ‘acontecimiento’ denotado por un predicado. Se toma como término neutro, frente a situación, que parece contar con un “sabor” más estático, y frente a acontecimiento, dotado de una connotación más dinámica. Evento engloba, pues, acciones (acontecimientos llevados a cabo voluntariamente por un sujeto agente), procesos (acontecimientos desencadenados espontáneamente o causados por una fuerza externa al proceso) y estados (situaciones que se mantienen a lo largo de un periodo).» [Miguel 1999]

Los eventos se pueden clasificar en cuatro clases:

 

eventos

no dinámicos

no avanzan: sin cambio

estados

dinámicos: implican cambio

no delimitados

con duración

actividades

delimitados

con duración

realizaciones

sin duración

logros

Las actuaciones o transiciones se llaman eventos en sentido genérico: expresan el cumplimiento o finalización de la acción, es decir, acciones que van de un sujeto nocional a un objeto externo a la acción del verbo. Se dividen en realizaciones y logros.

Si un evento no ocurre, en sentido estricto no es un evento. Por este motivo, muchos autores distinguen entre estados (‘eventos no dinámicos’) y eventos (‘eventos dinámicos’).

«El término ‘realizaciones es una traducción del inglés accomplishments en la clasificación que propone Vendler (1967) para las clases aspectuales de los verbos. Vendler distingue además ‘estados (p. ej. saber), y ‘actividades (eventos no delimitados, p. ej. llorar, sonreír, etc.), además de ‘logros o ‘consecuciones’ (p. ej. llegar, nacer). Se trata, por lo tanto, de una clasificación de verbos con respecto a su aspecto léxico, que es independiente, en principio, del aspecto sintáctico (perfectivo o imperfectivo) de la oración, i. e. la manera en la que se concibe la acción verbal (como terminada o no). También es tradicional la distinción entre verbos semánticamente imperfectivos (p. ej. saber) y verbos semánticamente perfectivos (p. ej. construir).» [Mendikoetxea, Amaya: Construcciones con se: medias, pasivas e impersonales, Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. 2, p. 1655]

Los estados pueden ser eventos permanentes o no permanentes (estativos). Los primeros denotan propiedades que no son susceptibles de variación: ser alto o ser de Toledo. Los segundos denotan propiedades que pueden variar: estar moreno o tener hambre. Los verbos estativos permanentes están excluidos de las relaciones temporales al no poder experimentar variación: *Miguel era de Madrid desde siempre.

La clasificación de Vendler se basa en tres oposiciones aspectuales, que permiten definir cada tipo como un complejo de rasgos:

-la dinamicidad opone los estados ([- dinámico]) a los demás tipos ([+dinámico]),

-la puntualidad opone los logros ([+puntual]) a los demás (durativos)

-la telicidad opone las realizaciones ([+télico]) a las actividades ([-télico]).

Una situación es télica si existe un término inherente a la misma que debe ser alcanzado para que podamos decir que tal situación ha tenido lugar (uno “ha corrido los cien metros lisos” cuando llega a la meta y “ha escrito un libro” cuando lo termina).

Una situación atélica no posee un término inherente, tiene lugar desde el momento que comienza y a partir de ahí puede prolongarse indefinidamente (podemos decir que alguien “ha corrido” algo desde el mismo momento en que empieza a correr).

«La novedad de la cuatripartición de Vendler (1967) estriba en que toma en cuenta el parámetro de la duración, de ello resultan cuatro clases de situación: 

1.     Estados: eventos no dinámicos con duración, pero no delimitados

2.     actividades: eventos dinámicos con duración, pero sin límite

3.     realizaciones: eventos dinámicos con duración y límite 

4.     logros: eventos dinámicos sin duración, pero con límite.

Desde Vendler, la longitud del intervalo a lo largo del cual se desarrolla un evento se utiliza como parámetro para discriminar verbos delimitados durativos y verbos delimitados sin duración (o puntuales). [...] Por supuesto, al hablar de eventos puntuales se está llevando a cabo una simplificación metalingüística: de hecho, todo evento necesita algo de tiempo para tener lugar, en este sentido todos los verbos habrán de ser (más o menos) durativos.» [Miguel, Elena de, El aspecto léxico, Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, p. 3030]

«No existe una relación directa entre la pertenencia de un verbo a una de las tres clases aspectuales y su clasificación como transitivo o intransitivo. Así, aunque muchos de los verbos transitivos denotan eventos en sentido genérico, también los verbos transitivos denotan estados y entre los eventos encontramos verbos típicamente intransitivos como llegar, morir y florecer. Entre los verbos que denotan actividades o procesos se encuentran principalmente los verbos intransitivos. Sin embargo, hay verbos transitivos que dependiendo de la determinación de su objeto se clasifican bien como actividades (comer pizza, construir casas), bien como eventos o actuaciones (comer(se) una pizza, construir la casa). Una vez distinguidas dos clases de verbos intransitivos (inacusativos e inergativos) es posible establecer una relación más directa entre significado aspectual y clase verbal.» [Mendikoetxea, Amaya, Construcciones inacusativas y pasivas, Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, p. 1578]

ESTADOS

«Un estado es un evento que no ocurre, sino que se da; y se da de forma homogénea en cada momento del periodo de tiempo a lo largo del cual se extiende. Un estado, por tanto, está léxicamente incapacitado para expresar un cambio o progreso durante el periodo de tiempo en el que se da; puesto que no avanza, no puede dirigirse hacia un límite ni alcanzarlo. Se limita a mantenerse durante un periodo de tiempo (en cada momento de él), de forma que inherentemente no delimitado y durativo: continuo. En efecto, un estado no puede “parar de darse”. Algunos estados pueden cesar, “dejar de darse”, pero, mientras se dan, no se pueden interrumpir, a diferencia de otros eventos que implican duración, pero son dinámicos, como andar o construir la casa. [...]

Los estados expresan propiedades inalienables del sujeto (ser alto, conocer Roma, tener mal genio) y estados de hechos no modificables en tanto se mantengan las condiciones de existencia del hecho en cuestión (conocer, odiar, querer, saber, ser joven, ser lunes, tener hambre, tener tiempo). Por lo tanto, englobaremos dentro de esta clase:

-los verbos que expresan posesión: tener, poseer

-los que indican permanencia en un estado o situación: contener, estar, existir, habitar, limitar, mantener, permanecer, residir, rodear, ser

-los que expresan duración inherente: continuar, durar, perdurar, seguir

-verbos pseudoatributivos del tipo de: asemejarse, ser considerado, ser conocido como, ser denominado, parecerse

-cierto grupo de verba dicendi, que se refieren a pensamientos, emociones y sensaciones: amar, conocer, odiar, querer, respetar, saber, temer

En cuanto a las configuraciones sintácticas en las que entran los verbos estativos, pueden ser:

-inacusativas (es el caso de los existenciales y locativos): estar, existir, faltar, habitar en un sitio, hallarse, permanecer, quedar, sobrar, vivir

-transitivas: amar, conocer, contener, creer, implicar, limitar, mantener, necesitar, odiar, poseer, querer, rodear, saber, temer, tener.

Entre los criterios que suelen usarse para distinguir los verbos estativos, el más conocido es el de su incompatibilidad con la perífrasis <estar + gerundio>:

*Juan está queriendo a sus abuelos.

*Juan está odiando a su primo.

La razón de la inaceptabilidad de las oraciones anteriores estriba en que resulta semánticamente contradictorio expresar el progreso en el tiempo de un evento que se caracteriza por no manifestar avance o cambio. [...]

Si lo que define un estado es el hecho de que en el periodo de tiempo en el que se da no experimenta ningún cambio o avance, lo esperable es que no acepta la forma progresiva. Pero, dado que la información aspectual de una oración no viene proporcionada en exclusiva por el aspecto léxico del verbo, la presencia de determinados modificadores adverbiales o de ciertos CCDD puede dinamizar la información – estativa – atribuida al verbo como unidad léxico; en este caso, el verbo queda capacitado para admitir la forma progresiva, tal como se puede ver en los ejemplos: Te estoy queriendo cada vez más; Juan está odiando a su primo en estos días más de lo que le he habrán odiado en toda su vida.

En resumen, por lo que respecta a la distinción entre predicados estativos y dinámicos, ‘un estado se da’, mientras que ‘un evento dinámico ocurre’. Además de no ocurrir, un estado canónico es no dinámico y no delimitado. Por ello, no acepta la perífrasis progresiva o las locuciones poco a poco y después de, a menos que el contexto lo dinamice.» [Elena de Miguel 1999]

ACTIVIDADES O PROCESOS

«Cuando un evento dinámico dura y no se dirige hacia un límite estamos ante lo que Vendler llamó una ‘actividad’. Se incluyen en esta clase los verbos:

-de movimiento continuo: andar, bailar, caminar, correr, nadar, vagabundear, vagar

-que designan actividades que pueden servir para describir al sujeto: cantar, escribir, fumar, pintar (en un sentido aproximado al de “ser cantante, escritor, fumador, pintor”)

-que denotan actividades físicas, no delimitadas: beber, comer, gritar, jugar, llorar, respirar, sonreír, toser

Suelen ser, en general, verbos intransitivos. Pero también existen verbos transitivos que denotan actividades: aquellos cuyo CD no cumple los requisitos para delimitar el evento como

beber cerveza, buscar trabajo, componer música, conducir camiones, construir barcos, escuchar música, fumar puros.» [o. cit.]

REALIZACIONES O CUMPLIMIENTOS

«Los verbos dinámicos y durativos dotados de límite fueron denominados por Vendler ‘realizaciones’ o ‘cumplimientos’. Entre ellos se incluyen los verbos:

- de movimiento que implican un cambio de lugar y lo mencionan de forma explícita mediante un complemento locativo: acercarse a la pizarra, alejarse de la ciudad, correr los cien metros lisos

-de objeto afectado o efectuado: construir una casa, derribar un edificio, dibujar una caricatura

-los verbos de ejecución: cantar un aria, dirigir un programa de TV, explicar un tema, tocar una sonata

Tanto los verbos de actividad como los de realización aceptan la perífrasis <estar + gerundio>, puesto que progresan en el tiempo.» [l. cit.]

LOGROS

«Un verbo dinámico delimitado puede presentar una duración muy breve, admitido que resulta pragmáticamente imposible carecer de toda duración como podría invitar a pensar el término ‘puntual’ con el que suele designarse a estos verbos; por otra parte, el contexto sintáctico puede hacer variar la duración de un evento, dependiendo de diversos factores.

Estos verbos dinámicos delimitados y de escasa duración fueron denominados ‘logros’ por Vendler. Son los que describen un evento que tiene lugar en un instante temporal único y definido, sin fases: alcanzar la cima de un monte, estallar de ira, explotar una bomba, llegar a la meta, marcar un gol, nacer, reconocer una cara, morir.

Se pueden encontrar verbos de escasa duración entre los verbos:

-de movimiento: arribar, aterrizar, chocar, entrar, lanzar, llegar, partir, salir

-que indican cambio de estado: apagar(se), ahogarse, comenzar, desmayarse, encender(se), estremecerse, explotar, marearse, morir, nacer, rasgar(se), romper(se)

-de posesión: adquirir, comprar, perder, vender

-de percepción y de lengua: acordarse, darse cuenta, dar una respuesta, descubrir, entender, oír un grito, olvidarse, pensar una palabra, preguntar, reconocer, ver la cima

-otros: alcanzar, colocar, disparar, encontrar, firmar, marcar un gol

Los verbos escasamente durativos con estructura interna (con fases) son los que ‘culminan en un punto’. Los logros verdaderamente puntuales ‘ocurren’ en un punto y no presuponen el paso a un estado que se mantenga o a una actividad que siga ocurriendo. Los eventos de logro o escasamente durativos comparten con los estados el no avanzar en el tiempo y no deberían aceptar, por tanto, la perífrasis progresiva <estar + gerundio>. Expresan un evento en el mismo instante en que ocurre, no mientras progresa.» [o. cit.]

Realizaciones y logros: Expresan eventos con un límite temporal intrínseco. Se trata de verbos que, sin adverbios u otras frases delimitantes de tiempo, implican una acción terminada. Estos verbos se agrupan bajo el término de ‘télicos’.

Los verbos de movimiento [Mendikoetxea 1999]

 

 

 

 

 verbos de

movimiento

 

 

 

 

intransitivos

 

inergativos

verbos de modo de moverse:

correr, saltar, andar, nadar, navegar, pasear agentivos

 

 

inacusativos

denotan dirección inherente:

ir, venir, llegar, salir

denotan modo de moverse:

botar, rodar, girar no agentivos

verbos de cambio de posición:

sentarse, levantarse, tumbarse

 transitivos

los verbos de cambio de ubicación tienen variantes transitivas de causa externa: Juan se sentó. [intransitivo]

Juan sentó al niño. [transitivo]                                  


PRONOMBRES PERSONALES ÁTONOS

Complemento directo

Complemento indirecto

Reflexivo

Me

Te

Lo (le)/la

Nos

Os

Los/las

Me

Te

Le

Nos

Os

les

Me

Te

Se

Nos

Os

Se

 

·       Le se prefiere a lo de persona, cuando va precedido de se impersonal: Se vio a Antonio cerca del cine > se le vio cerca del cine; Se ha elegido a Pedro por sus conocimientos de inglés > se le ha  elegido por sus conocimientos de inglés.

·       Usted y ustedes utilizan las formas le y les en vez de lolos como CD: Ayer le vi a Vd. en la tienda. A Vds. les llevaremos al aeropuerto en coche. Yo le conozco a Vd.

·       Lo puede referirse también al atributo de una oración atributiva o a una frase anterior. Esta forma, lo, se utilizará siempre independientemente de si el atributo es masculino, femenino, singular o plural.: ¿Estás cansado? Si, lo estoy;  ¿Es usted católico? (Claro que lo soy!; Si no hay café, hay que decírselo al jefe; ¿Son buenas esas manzanas? – Sí, lo son; ¿Han sido amables tus hijos? – Sí, lo han sido.

SOBRE LOS PRONOMBRES ÁTONOS DE CI

 Los siguientes verbos tienen que ir siempre acompañados del pronombre personal CI.

a.      los verbos con significado de acumulación, suma o sus contrarios, como agregar, añadir, restar, sobrar, faltar, descontar: Añádele sal a la sopa. Me faltan 3 euros. Nos sobra café. Me descontaron del salario el material usado.

b.     verbos con significado de suceso o acontecimiento, como  pasar, ocurrir, suceder: ¿Qué le ha pasado a Vd.? -Me ha ocurrido algo increíble; Nos ha sucedido lo mismo que a su hermana.

c.      verbos con significado de reacción ante algo o alguien, como, gustar, disgustar, agradar, desagradar, molestar, interesar, doler, parecer (bien, mal): Me gusta el vino;  No le disgusta que le alaben; ¿Os molesta que fume?; Me duele que no seáis sinceros.

d.     Verbos con significado de conveniencia, como convenir, ir +[36], estar +, caer +, sentar +, quedar +: Te va bien esa camisa. Nos cae bien su primo. Les ha quedado mal el trabajo. Os queda bien el rojo.

e.      verbos de habla, para indicar el receptor del mensaje, como decir, preguntar, contestar, explicar, hablar, etc.: Ayer él me habló como si tuviese algo contra mí. Pregúntale a tu madre quién le ha contado esa historia. La guía nos dice que el monumento está al final de la calle.

·        DATIVO DE INTERÉS

Las formas CI se utilizan también para indicar involuntariedad en una acción ocurrida: Se le cayó la silla. (← no la tiró); Se me ha olvidado llamarle. (← no lo he olvidado;  Se nos ha olvidado la llave. Se les ha subido el tequila a la cabeza. ( ← no era su intención); Se les ha roto el coche. (← ellos no lo han roto).

 

El hablante es responsable de su acción

El hablante no es responsable de su acción

He roto la tele

SUJ: Yo; CD: la tele > responsable: yo

Se me ha roto la tele

SUJ: la tele; CI: a mí/yo > responsable: la tele

He olvidado su nombre

SUJ: Yo; CD: su nombre > responsable: yo

Se me ha olvidado su nombre

SUJ: su nombre; CI: a mí/yo > responsable: su nombre

Este uso de los átonos CI sólo puede ocurrir con el verbo en 3ª p. singular o plural.

·        DATIVO ÉTICO

Las formas CI se utilizan también para indicar una relación entre el hablante y un sujeto (familiar) o entre el hablante y un CD (persona/objeto que el hablante posee/le pertenece o acción que debería hacer).

Se me ha dormido el niño. Me lo tratan muy bien en la escuela. (← a mi hijo). ¿Puedes fregarme los platos hoy, María? (← por mí, tarea que normalmente hago yo). Sí, si tú me arreglas el coche, Paco. (← por mí, aunque normalmente lo arreglo yo). Me han arreglado el piso. (← mi piso).

·        DATIVO SIMPATÉTICO

Los pronombres personales CI suelen usarse en lugar de los pronombres posesivos para indicar el poseedor: Me duele la cabeza (* Duele mi cabeza); Se metió la mano en el bolsillo. (* Metió su mano en su bolsillo); Le he arreglado la moto (* He arreglado su moto).

El uso de estas formas pronominales en lugar de las posesivas permite construir mensajes  más claros: Se metió la mano en el bolsillo. Sabemos que X metió su propia mano en su propio bolsillo.* Metió su mano en su bolsillo. No sabemos de quién es la mano ni de quién es el bolsillo.

Una solución a este uso de los posesivos seria mencionar al sujeto y adjetivar lo poseído con "propio" Recesvinto metió su propia mano en su propio bolsillo.

 

PRONOMBRES ÁTONOS REFLEXIVOS

Todos los verbos reflexivos por forma (pronominales) o significado deben ir acompañados del pronombre correspondiente: Se ha lavado; Nos peinaremos mañana; Se ha ahogado; No me arrepentiré nunca; Se ha dado a la bebida.

·        DATIVO ASPECTUAL

La forma reflexiva se utiliza para indicar la realización total de un verbo sobre su CD: Se tomó la copa; Cómete las patatas antes de que se enfríen; Tenéis que leeros el libro con todo detalle; Nos sabemos la lección; Os habéis leído el periódico.

 

PRONOMBRES LEXICALIZADOS

Algunos verbos tienen pronombres lexicalizados, de manera que su conjugación requiere la presencia de esos pronombres: dormirla, arreglárselas, pasárselo, pasarlo, traérselas, ocurrírsele, pasársele, etc.: ¿Cómo vas a arreglártelas sin ella?; ¿Qué tal os lo pasasteis? - Lo pasamos muy bien; El problema se las trae. No se me ocurre nada.

Ocurrirsele, pasársele: si el verbo tiene pronombres -SELE, se declina el pronombre de CI (-LE); -SE no cambia: Se me/te/le/nos/os/les ocurre

Pasárselo, arreglárselas: si el verbo tiene pronombres -SELO (LA, LOS, LAS), se declina -SE; el pronombre de CD (LO, LA, LOS, LAS) no cambia: Me lo pasé/Te lo pasaste/Se lo pasó bien.

 

 

…………………………………..

 

NUEVA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA, RAE 2020

23.3 EL ASPECTO LÉXICO O MODO DE ACCIÓN (I). CLASES DE SITUACIONES Y DE PROPIEDADES

23.3a Se explicó en el § 23.2d que el aspecto léxico (también modo de acción o cualidad de la acción) es una propiedad de los predicados (por tanto, no solo de los verbos). En las páginas siguientes, se mostrará que esa propiedad se obtiene de su significación, pero también del contexto sintáctico inmediato. Se han propuesto varias clasificaciones de los verbos —y, por extensión, de los predicados verbales— atendiendo a su aspecto léxico. En la tradición gramatical hispánica, suelen manejarse clasificaciones binarias, como la que divide los verbos en DURATIVOS o PERMANENTES (trabajar, vivir) y PUNTUALES o DESINENTES (llegar, arrancar). Existen asimismo algunas clasificaciones ternarias, como la que divide los predicados en ACCIONES, como cantar; PROCESOS (sobre todo cambios de estado), como variar, y ESTADOS, como residir. También hay clasificaciones de los predicados por el modo de acción (tradicionales y modernas) que contienen cuatro, cinco, seis o más grupos. En los últimos años ha alcanzado cierta difusión la siguiente clasificación cuatripartita: 1. ACTIVIDADES: correr por el parque, empujar un carro, golpear la puerta, llorar, llover, manejar un auto, pasear, trabajar. 2. REALIZACIONES o EFECTUACIONES: comer un platillo, construir un dique, escribir una carta, leer el diario, recitar un poema. 3. CONSECUCIONES o LOGROS: alcanzar la cima, caerse, entrar en la casa, ganar la carrera, llegar, perder las llaves. 4. ESTADOS: creer en alguien, merecer un premio, residir en un lugar, saber algo, ser alto, tener plata. En el resto de esta sección y en la siguiente se analizarán estas clases de predicados, los rasgos gramaticales que las caracterizan y también las coincidencias y divergencias que existen entre ellas.

23.3b Las actividades son denominadas procesos por algunos autores, mientras que otros usan este término —como se hará aquí— en los sentidos más generales que reconoce el DRAE. Existen asimismo gramáticos que agrupan los tipos 2 y 3 de esta clasificación en uno solo, mientras que otros optan por subdividir los cuatro, o algunos de ellos. La clasificación cuatripartita que se acaba de presentar tiene varios precedentes en la historia de la gramática y en la de la filosofía del lenguaje. Fue introducida, en esa versión particular, hace más de medio siglo y ha sido adoptada en un gran número de estudios sobre el modo de acción, por lo que se usará también aquí en sus aspectos fundamentales. Como se explicará en esta misma sección, algunos predicados pueden cambiar de grupo en función de diversos criterios. Esta clasificación cuatripartita contiene dos tipos de unidades: PIEZAS LÉXICAS (llover, llegar) —es decir, unidades recogidas en los diccionarios— y GRUPOS SINTÁCTICOS (escribir una carta, ganar la carrera), por tanto informaciones que los diccionarios no pueden contener. De esta última característica se deduce uno de los rasgos más representativos del aspecto léxico: su NATURALEZA COMPOSICIONAL. Los rasgos que determinan el modo de acción pueden ser, en efecto, aportados por el verbo, pero también por alguno de sus complementos. A la naturaleza composicional del aspecto léxico se dedica la sección siguiente.

23.3c Los términos que dan nombre a estos cuatro grupos se interpretan de la forma (relativamente técnica) en que se definen en la gramática de los modos de acción, y no en el sentido habitual con el que se caracterizan esas palabras en los diccionarios. Así, podría entenderse que designan ACTIVIDADES los verbos “jugar” o “correr”, pero no “escuchar” o “sonreír”, en cuanto que se percibe con claridad la existencia de acción en los primeros, pero no de manera tan clara en los últimos. De igual forma, el verbo “dormir” suele agruparse con los predicados de actividad (frente a “dormirse”), a pesar de que el sueño se caracteriza por la inactividad del que lo experimenta. Las actividades se conciben en la gramática del modo de acción como situaciones sujetas a un curso o un desarrollo y se definen en función de una serie de contextos sintácticos que se analizarán en los apartados siguientes. Uno de sus rasgos fundamentales es que no necesitan un límite para poder ser concebidas, lo que —de nuevo— es independiente lingüísticamente del hecho de que se espera del que duerme que despierte en algún momento, o del que corre que deje de hacerlo.

23.3d El concepto de ‘actividad’ se suele relacionar también con el de ‘movimiento’, pero estas nociones no han de estar necesariamente vinculadas. Verbos como pensar o elucubrar designan acciones sujetas a un curso; sin embargo, carecen de movimiento, no así de desarrollo. Constituyen actividades (en el sentido restrictivo que se ha explicado) beber, buscar, comer, empujar, escuchar, fumar, hablar, jugar, mirar, respirar, sonreír, manejar un auto, tocar un instrumento y otras muchas acciones, entre las que destacan las que expresan fenómenos atmosféricos, aunque carezcan de sujeto (llover, nevar, granizar) o formas de moverse (andar, bailar, nadar, correr, rodar, pasear), entre otros muchos predicados.

23.3e Las actividades se oponen a las REALIZACIONES (grupo segundo) en cuanto a que estas últimas poseen límite, además de duración. Así pues, escribir una carta (realización) denota una acción que culmina cuando la carta está escrita; empujar un carro (actividad), en cambio, constituye una acción inherentemente no delimitada. Las CONSECUCIONES o LOGROS coinciden con las realizaciones en poseer límite temporal, pero se diferencian de ellas en que las primeras carecen de duración. Se interpretan, pues, como sucesos puntuales (llegar a la esquina, caerse, entrar en la casa, etc.). Las consideraciones que se hacen en los apartados precedentes sobre el sentido técnico de estos conceptos se aplican también aquí. Es habitual, por ejemplo, analizar “caerse” como predicado de consecución o logro, a pesar de que quien se cae no logra ni consigue nada. Finalmente, los ESTADOS son propiedades de las personas o de las cosas cuya duración depende de un gran número de factores, léxicos unas veces y extralingüísticos otras (ser amable, estar contento, vivir, tener dinero, caber en un lugar, merecer algo, etc.). Se analizarán en los § 23.3x y ss.

23.3f Los rasgos mencionados pueden cruzarse, lo que permite caracterizar los tipos de sucesos en función de su presencia o su ausencia. Existen muchas clasificaciones que los combinan. La siguiente distribución de rasgos (o alguna variante mínima suya) está entre las más repetidas:

ACCIONES (modo de acción)

duración

delimitación

dinamismo

1. ACTIVIDADES

no

2. REALIZACIONES O EFECTUACIONES

3. CONSECUCIONES O LOGROS

no

4. ESTADOS

no

no

 

El primer componente (duración) se distingue de la imperfectividad, ya que esta última noción no es de naturaleza léxica. Aunque algunos autores han usado el término imperfectividad para designar lo que aquí se denomina duración, se evitará esa opción terminológica porque podría provocar confusión. El segundo componente que el cuadro muestra (delimitación) se denomina habitualmente TELICIDAD (§ 23.2d) en los estudios sobre el aspecto, y permite distinguir los tipos de eventos DELIMITADOS o TÉLICOS (también DESINENTES en la tradición gramatical española), marcados con sí en el cuadro, de los NO DELIMITADOS o ATÉLICOS, que se marcan con no. Nótese que las realizaciones son eventos télicos, al igual que las consecuciones, pero estas últimas son eventos PUNTUALES, a diferencia de las primeras, puesto que carecen de duración.

23.3g El concepto de ‘dinamismo’ es el más controvertido de los tres. Se ha usado con varios sentidos, pero parece predominar hoy el que sirve para oponer los estados a todos los demás eventos. Se retomará esta cuestión en el § 23.3x. Existen dudas acerca de si ciertos predicados deben corresponder al grupo 1 o al 4. De hecho, algunos, como vivir, habitar o dormir, poseen características de los dos o acepciones que corresponden a uno u otro grupo. Así, el verbo “vivir” hace referencia a acciones si se usa en grupos verbales como vivir intensamente la vida o saber vivir, pero denota propiedades o estados (aproximadamente, ‘estar vivo’) en oraciones como Los mosquitos viven pocos años.

23.3h La presencia del rasgo de duración en los predicados de actividad explica que sean compatibles con los complementos preposicionales encabezados por las preposiciones «durante ~ por + grupo cuantificativo temporal». Así, en El técnico trabajó durante una hora en la cancha (País [Ur.] 4/10/2001), se muestra que la acción de trabajar no posee límite en sí misma, pero sí duración. Se aplica el mismo razonamiento a las secuencias que se citan a continuación: Dirigió durante muchos años el periódico The Review (Savater, Infancia); Por fin había encontrado lo que busqué durante años en tantos cines (Cabrera Infante, Habana); Luché durante varias semanas para no defenderme, dejarlo atravesar mi conciencia sin retenerlo (Jodorowsky, Danza); En la corte española bregué por 7 años hasta llegar a las Capitulaciones de 28 artículos y addendas (Roa Bastos, Vigilia); Ricardo le brindó por mucho tiempo al equipo su esfuerzo y trabajo (Prensa Libre 17/9/1996); Marcharon por horas, torciendo a un lado y otro, en busca de las luces del poblado (Uslar Pietri, Visita). Los predicados que se acaban de mencionar rechazan los complementos temporales análogos introducidos por la preposición “en”, puesto que esos complementos expresan límite: Te esperé {durante ~ *en} una hora; Luchó {durante ~ *en} varias semanas. No obstante, algunos de estos verbos pueden adquirir un límite convencionalmente si se reinterpretan para que designen el ingreso en una actividad o el acceso a ella, como en En solo dos horas manejó (es decir, ‘consiguió manejar’) la compleja máquina que le habían asignado. No se recomienda el uso de la preposición “en” con el sentido de ‘dentro de’, como en Te recogeremos en dos horas.

23.3i Los predicados que expresan realizaciones admiten con naturalidad los complementos temporales encabezados por “en”. Así, en el texto siguiente se dice que el proceso de devastación de que se habla se culminó en pocos minutos: Al regreso de la casa de empeño vimos devastar en minutos el comercio de la carrera Octava (García Márquez, Vivir). Análogamente, en Rossini compuso El barbero de Sevilla en pocas semanas, se dice que la ópera de la que se habla estuvo concluida en ese período. Los predicados de consecución se asimilan a los de realización en este punto. No obstante, como no poseen duración, no se pueden asociar con períodos. El lapso denotado en la construcción «en + grupo cuantificativo temporal» no es ocupado en ellos por el evento mismo. Por el contrario, corresponde a una extensión temporal anterior a la consecución del evento, más exactamente una FASE (se retomará esta noción en el § 23.9j), como en Murió en unas pocas semanas (es decir, ‘al cabo de pocas semanas’, ‘después de transcurridas unas pocas semanas’), o en los textos siguientes: Se leyó una declaración que en dos minutos se aprobó (Hoy [Chile] 5/5/1997); Un ejemplar de C. grandiflorus poco ramificado, de unos 90 cm de alto […] llega en tres años […] a una altura de unos 4 m (Tiscornia, Plantas). Así pues, “en tres años” admite en el último ejemplo las paráfrasis ‘al cabo de tres años’ o ‘después de tres años’, puesto que “llegar” es un predicado de consecución. Repárese ahora en que en leer el diario en media hora no se admite la paráfrasis ‘al cabo de media hora’. Ello se debe a que “leer el diario” es un predicado de realización, no de consecución. Los complementos del tipo «en + grupo cuantificativo temporal» designan aquí el lapso que ocupa el suceso mismo que designan.

23.3j Existe un grupo de verbos que oscila sistemáticamente entre las clases 1 y 2. Se trata de los llamados VERBOS DE CAMBIO GRADUAL o DE CONSECUCIÓN GRADUAL. En efecto, verbos como adelgazar, aprender, empeorar, envejecer, mejorar, madurar o progresar denotan procesos que pueden concebirse como télicos o atélicos con igual naturalidad. Puede decirse de una persona que adelgazó en seis días o durante seis días; que aprendió ruso en un año o durante un año; que mejoró en tres semanas o durante tres semanas. Cuando se interpretan como realizaciones, estos verbos expresan que se ha alcanzado el estado que forma parte de su significación: “mejor”, en el caso de mejorar; “delgado”, en el de adelgazar; “saber”, en el de aprender, etc.: Morris consiguió mejorar la imagen de Clinton (Proceso [Méx.] 1/9/1996); Lograste adelgazar, pareces más joven (Padilla, H., Jardín). Pero las propiedades asociadas a estos verbos son relativas, de modo que pueden incrementarse en alguna escala. No resulta, pues, difícil interpretar los verbos que las desencadenan como actividades: el que adelgaza durante un mes progresa en su delgadez, es decir, adquiere grados nuevos en esa escala, pero no alcanza ningún límite. Muchos verbos de este grupo, aunque no todos, se usan a veces con el adverbio comparativo “más” en contextos en los que no ha tenido lugar previamente el cambio de estado que denotan. No es extraño, por ejemplo, decir de una fruta verde que “debe madurar más”, incluso si antes no ha madurado.

23.3k El que las actividades constituyan eventos durativos, además de atélicos, es compatible con el hecho de que puedan (o deban) empezar, y también con el hecho de que hayan de concluir en algún momento. En general, los verbos de actividad resultan más naturales con «dejar de + infinitivo», con «parar de + infinitivo» o con «cesar de + infinitivo» que con «terminar de + infinitivo», como en Para ya de gritar o en Tienes que dejar de hacer ejercicio. Se rechazaría, pues, la sustitución de “dejar” o “cesar” por “terminar” en los textos siguientes: En la mitad de la noche, su corazón había dejado de latir (Grandes, Aires); Dejó de vestir la ropa distinguida que Minervina disponía semanalmente (Delibes, Hereje); El teléfono no había cesado de sonar (Vicent, Balada). Los predicados verbales que expresan actividades denotan situaciones que cesan, más que eventos que terminan. Se conciben o se representan, por tanto, sin límite final. Se documentan algunas excepciones aparentes, como Esperen a que termine de llover (González León, Viejo). Cabe pensar que la elección que el hablante hace aquí de “terminar”, en lugar de cesar o dejar, sugiere la existencia de cierta cantidad de lluvia que ha de caer, lo que permite reinterpretar el verbo de actividad como predicado de realización. Sobre la diferencia entre las nociones de ‘término’ y de ‘cese’, véanse también los § 28.11a, b. La variante nominalizada de los predicados de actividad permite interpretarlos externamente en lugar de en su transcurso. Se caracteriza por admitir sin dificultad los verbos “terminar” y “acabar”: cuando termine su trabajo en esta empresa, o Acabó su vida; A las 19:00 terminaba su paseo.

23.3l Los predicados de realización admiten «terminar de + infinitivo» sin dificultad, puesto que —por su propia definición— expresan eventos sujetos a término, es decir, sucesos de naturaleza delimitada: Abre a ver si ya lo terminaron de arreglar (Martín Campo, Carreteras). Como se ha visto en el apartado anterior, algunos predicados de actividad parecen admitir esta construcción, como en Habíamos terminado de comer o en Cuando terminaron de hablar, se acercó de nuevo (Cabrera Infante, Delito). Sin embargo, cabe entender que en estos casos se reinterpretan como realizaciones. De hecho, puede decirse Comimos en solo diez minutos para manifestar que la acción de comer alguna cosa (que queda inexpresada) concluye al cabo de ese lapso. En el ejemplo de Cabrera Infante que se acaba de citar, se entiende ‘terminaron de hablar de ello’, lo que permite suponer igualmente que el predicado de actividad se convierte en predicado de realización.

23.3m La presencia de límite en las realizaciones explica que acepten las construcciones «demorar(se) en + infinitivo» o «tardar en + infinitivo»: Era la persona que he visto demorarse más tiempo en tomarse un café negro (Cabrera Infante, Habana); Tardó un mes en recuperarse, y volvió de nuevo a la guerra (PérezReverte, Territorio). Los predicados de actividad son, en principio, incompatibles con esta construcción, puesto que carecen del límite que la preposición en exige en ellas. Muestra esta incompatibilidad la oración agramatical *Tardaré en esperarte. No obstante, se admiten tales complementos si los predicados pueden ser reinterpretados en el sentido de «volver a + infinitivo», «empezar a + infinitivo» u otras perífrasis verbales similares que contengan un límite inicial, como en Tardó muy poco en posar de nuevo para él o en los dos años que se demoró en trabajar para intentar recuperar la plata. En este último ejemplo, “dos años” denota un lapso previo al inicio de la actividad. Con los predicados de logro, la construcción expresa el tiempo que precede a la consecución del suceso: En cuanto al tiempo que han tardado en encontrar empleo, el 53% lo hizo en menos de tres meses (Metro 26/1/2004).

23.3n Los predicados de actividad se construyen con «llevar + gerundio» y grupos nominales temporales cuantitativos, puesto que esta perífrasis (analizada en los § 28.15a y ss.) es durativa. Con ella se expresa, en efecto, el tiempo que ocupa algún proceso en curso, sin que se tenga en cuenta su posible final, como en Llevo meses dándole vueltas a esa cuestión o en Ya llevamos cinco semanas buscando a su esposo (Dou, Luna). Los predicados de realización se asimilan a este grupo, al igual que lo hacen en otros contextos que se verán más adelante, ya que pueden prescindir de su componente télico y convertirse en predicados de actividad: Llevo toda la mañana escribiendo esta carta. Los predicados de realización admiten también la construcción «tomarle o llevarle a alguien + grupo nominal temporal cuantitativo»: Nos pareció un baile ágil y complicado que llevaría algún tiempo aprender (Steimberg, Espíritu). Esta pauta se extiende a aquellos predicados de consecución en los que se interpreta una fase previa al límite que los caracteriza, como en Solo le tomará un rato llegar al pueblo caminando.

23.3ñ La perífrasis «estar + gerundio» (§ 28.12) es compatible con verbos de varias clases aspectuales, pero se ha observado que con los de consecución suele dar lugar a la interpretación iterativa o cíclica de los eventos: San Marcos no se quedó atrás y estuvo llegando continuamente, pero la defensa somoteña sofocó cada amenaza (Prensa [Nic.] 7/1/2002). Esta interpretación iterativa pasa a ser la única posible cuando la perífrasis se construye en un tiempo perfectivo. Con los no perfectivos, puede obtenerse la interpretación en la que se alude a una fase previa a la que designa el evento, de forma que el logro se transforma en realización: El tren ya estaba llegando a la estación cuando se produjo el accidente (es decir, ‘no había llegado’); Se estaba muriendo, pero reaccionó a los antibióticos (es decir, ‘iba a morirse’, ‘estaba a punto de morirse’). Véase también sobre este punto el § 28.12k.

23.3o Los complementos con “durante” a los que se aludió en los apartados precedentes se han de construir con grupos nominales temporales cuantitativos. De lo contrario, pueden designar, como se explica en el § 29.6k, períodos en el interior de los cuales se localiza un evento. En este último caso, ya no proporcionan diagnósticos adecuados para comprobar la presencia de los rasgos mencionados en el cuadro del § 23.3f. Se obtienen así contrastes como Llegó durante el verano ~ *Llegó durante dos horas. La agramaticalidad de la segunda oración se deduce de la ausencia en el verbo “llegar” del rasgo o el componente atélico presente en durante dos horas. Como los predicados de realización poseen un componente durativo y otro télico, dejan en suspenso este último en las combinaciones con “durante”. Ello da lugar a la llamada INTERPRETACIÓN DE ACCIÓN INCONCLUSA: la oración Leyó el diario durante media hora implica, en efecto, ‘No terminó de leer el diario’. Como ya se vio, si se dice Leyó el diario en media hora, se interpreta que se concluyó su lectura. Aun así, muchos hablantes prefieren usar la perífrasis progresiva «estar + gerundio» para la primera opción, ya que inhibe más claramente el componente télico de los predicados de realización: Estuvo leyendo el diario durante media hora. Como se ve, la interpretación de acción inconclusa es el resultado de convertir las realizaciones en actividades anulando o suspendiendo su componente télico.

23.3p La lectura de acción inconclusa permite asimismo entender alternancias como {Dejó ~ Terminó} de tocar la pieza en los términos que se introdujeron en el § 23.3k. El predicado tocar la pieza designa una actividad en el primer caso y, por tanto, puede cesar (es decir, dejar de tener lugar). Designa, en cambio, una realización en el segundo, por lo que puede llegar a su fin. Muchos predicados de realización dan lugar a dos lecturas en las construcciones con «dejar de + infinitivo». El que dice Dejé de leer el diario puede informar de que interrumpió su lectura (‘interpretación de acción inconclusa’), pero también puede expresar que no volvió a leerlo más, acaso porque le desagradaba. En este segundo valor, “leer el diario” se concibe como evento repetido o cíclico. La interpretación que se obtiene en tal caso con «dejar de + infinitivo» es la del cese de esa ocupación habitual, como sucede en la oración Dejé de fumar.

23.3q Los complementos temporales introducidos por “durante” y “por” a los que se ha hecho referencia (durante dos años, por dos meses, etc.) pueden admitir varias lecturas. Como se ha explicado, en la interpretación cíclica o iterativa, se denota la repetición del evento. Así, en el texto siguiente no se habla de interpretaciones continuas o sujetas a prolongación: El compositor interpretará durante tres días […] en el Tívoli varias de sus obras (Vanguardia [Esp.] 16/10/1995). Se introduce, en cambio, cierto evento del tipo ‘realización’ (concretamente, “interpretar alguna obra”) que tiene lugar en tres ocasiones dentro de un determinado período. Aun así, nótese que interviene en esta interpretación cierta información extralingüística, como es el hecho de que la actuación de un mismo artista no se prolonga sin límite día y noche.

 

23.3r Con muchos verbos de realización y de consecución, los complementos temporales introducidos por las preposiciones “durante” y “por” dan lugar a la llamada INTERPRETACIÓN DE ESTADO RESULTANTE. Así, aunque la acción de encerrarse en un cuarto sea puntual, en el siguiente texto se construye el verbo “encerrarse” con un complemento de duración: De vuelta a Santiago me encerraba en mi pieza por cuatro días (Serrano, M., Vida). Ello es posible porque el complemento que se ha subrayado no hace referencia a la acción que expresa encerrarse, sino que mide la duración de su estado resultante, esto es, estar encerrado. He aquí otros casos similares: De pronto, sin ningún anuncio, se rompió el contacto durante dos semanas (García Márquez, Noticia); Los ex empleados cumplieron la exigencia gubernamental de desalojar la catedral metropolitana que ocuparon durante 15 días (Jornada 26/1/1996); […] cuando la traca se cortaba, apagándose por algunos segundos (Blasco Ibáñez, Arroz); ¿Y os extraña que me perdiese durante semanas drogándome hasta la inconsciencia, hasta el robo y hasta la cárcel? (Luca Tena, M. L., Millón); […] lo que paralizó por varias horas la ciudad capital (Universal [Ven.] 6/4/1999); […] un magistrado que encarceló durante tres días a un empresario por un delito ecológico del que finalmente fue absuelto (Vanguardia [Esp.] 21/4/1994).

23.3s La interpretación de estado resultante es característica de los verbos de cambio de estado. En cuanto que el movimiento conlleva un cambio de estado, puede entenderse que esta interpretación se aplique también a algunos verbos de movimiento. Así, el que dice Saldré a la calle durante un rato (o, simplemente, un rato) no habla del tiempo que empleará en realizar la acción de salir a la calle, sino del tiempo que espera permanecer en la calle una vez que haya salido. En Se fue por un mes a Navalcarnero (Galdós, Episodios), se entiende igualmente Estuvo en Navalcarnero durante un mes. La interpretación de estado resultante está, sin embargo, restringida. Nótese que no se obtiene con el verbo “llegar”. Si “llegar” se interpretara como ‘quedarse’, tendrían sentido oraciones como *Llegó a la ciudad durante dos semanas, a diferencia de lo que sucede. Admite la interpretación mencionada “alcanzar el éxito” (como en Con esa machacona melodía alcanzó el éxito durante varias semanas), que adquiere así el significado de ‘gozar del éxito o permanecer en él’; pero la rechaza ganar la carrera, que no puede usarse para hacer referencia al estado subsiguiente que consigue el triunfador. El estado resultante se verbaliza a menudo (aunque no en todos los casos) con «estar o quedar + participio», como en paralizar algo ~ quedar algo paralizado; ocupar algo ~ quedar algo ocupado; apagarse algo ~ quedar algo apagado. Los adverbios locativos pueden ocupar el lugar del participio, como en salir ~ estar fuera.

23.3t Otros complementos adverbiales y preposicionales son sensibles a los rasgos de telicidad. Los complementos de un tirón, de un jalón, de una vez, poco a poco, gradualmente, completamente o por completo (§ 30.8b, 30.16v y 39.2b) son característicos de los predicados de realización, como en leer una novela de un tirón o reescribir por completo la obertura. Entienden algunos autores que esos modificadores adverbiales no solo focalizan el rasgo télico del evento, sino que pueden llegar a REPRODUCIRLO con mayor o menor abstracción. Por una parte, las realizaciones constituyen, en efecto, “eventos que se completan” en razón de su propia definición. Por otra, las locuciones poco a poco, gradualmente y de una vez expresan la existencia de diversos estadios que pueden seguirse al llevar a cabo una acción, donde cabo significa ‘fin, extremo, límite’. Es esperable, por consiguiente, que solo puedan llevarse a cabo los tipos de eventos que poseen final. Por el contrario, el adverbio indefinidamente modifica a los predicados que expresan actividades. La ausencia de término en estas últimas coincide en buena medida con el significado que aporta la propia definición de ese adverbio. Al considerar atentamente las paráfrasis de otros adjuntos modales o temporales, surgen de manera análoga los rasgos semánticos que caracterizan los eventos a los que estos modifican. Sobre la compatibilidad similar que se obtiene en las perífrasis verbales (como en Han de serlo necesariamente), véase el § 28.1v.

 

23.3u Muchos predicados de realización expresan acciones que causan efectos en las entidades designadas por los complementos que las reciben, e incluso dan lugar a la existencia o a la desaparición de las cosas así designadas. El hecho de pintar un cuadro afecta a la existencia del cuadro, pero el de leer un libro no afecta al libro. El concepto de ‘objeto afectado’ es, sin embargo, polémico, ya que los efectos de los que se habla no han de medirse necesariamente en términos físicos. En el § 28.16f se considera el verbo “ver” y se explica que resultan mucho más naturales oraciones como El documento ya está visto que otras, en apariencia similares, como El paisaje ya está visto. Se explica allí que esta diferencia está en función de que la acepción que corresponde a “ver” pertenezca al grupo de las realizaciones (‘revisar, analizar’) o de las actividades (‘divisar, mirar’). En cuanto a que alguien puede decir de determinada novela que “ya está leída”, es igualmente natural interpretar la novela como objeto afectado. En cualquier caso, lo que resulta relevante para la determinación de los tipos de eventos caracterizados en el § 23.3f es la existencia o la presencia de un límite como componente fundamental del proceso.

23.3v Se ha observado en los estudios sobre el aspecto léxico que no encajan propiamente en ninguno de los grupos del § 23.3f verbos como gritar, chillar, estornudar, toser, bostezar, saltar, golpear, parpadear, tocar (en tocar el timbre) o besar. Estos verbos se denominan SEMELFACTIVOS (lat. semel ‘una vez’) porque designan situaciones que tienen lugar con una sola acción o un solo movimiento. Ofrecen cierta resistencia a los complementos temporales encabezados por la preposición en (en un minuto, en una hora, etc.), por lo que no encajan bien en el grupo de los predicados de consecución. Pueden usarse como verbos de actividad para expresar un número indeterminado de repeticiones de la acción que denotan: Recuerdo que toqué el timbre durante un largo rato y nadie me abría la puerta (García Lao, Muerta); Salte durante treinta segundos y repose durante quince (Gedovius, Decídase). De forma análoga, la oración Golpeó la mesa es apropiada para describir situaciones en las que se da más de un golpe en la mesa. Esta facilidad para pasar a denotar actividades diferencia asimismo los predicados semelfactivos de los de consecución. Estos últimos rechazan la recategorización mencionada en ausencia de complementos de duración o de iteración: Llegó tarde; Perdió las llaves. Los predicados semelfactivos se han interpretado, de hecho, como un tipo particular de verbos de actividad.

23.3w En el polo opuesto a los predicados semelfactivos están los verbos FRECUENTATIVOS. La acción que denotan es inherentemente iterativa y solo se cumple si se realiza varias veces, o bien se fragmenta, se parcela o se desdobla entre los argumentos del predicado. El verbo frecuentar lleva asociado un componente iterativo (frecuentar un bar) que no se puede expresar de forma independiente porque se aportaría información redundante (*frecuentar un bar todos los días). Si bien no es posible frecuentar un bar una sola vez, es posible, en cambio, hojear un libro una sola vez si se pasan varias de sus páginas en esa ocasión, no si se pasa una sola. Se obtienen resultados semejantes con los verbos picotear, repicar, repiquetear, golpetear y otros semejantes en algunos de sus sentidos (§ 8.3-5). El verbo menudear suele construirse con sujetos plurales, lo que da lugar a la multiplicación de los sucesos, como en Menudearon las toses y los resuellos (Mujica Lainez, Escarabajo); pero también se puede usar con el sentido de ‘repetir a menudo’, con sujeto singular y complemento directo plural, como en Tuve que recoger vela, mucha vela, no menudear tanto mis visitas, y estas acortarlas todo lo que me era posible (Galdós, Prohibido).

23.3x En el último grupo de la clasificación de predicados introducida en el § 23.3a, figuran los estados. Los predicados de estado se caracterizan por su carácter no dinámico. El concepto de ‘estado’ que aquí se maneja es amplio, puesto que da cabida también a las propiedades. De hecho, las propiedades se suelen concebir como ESTADOS PERMANENTES (ser alto, ser australiano, derivar del francés antiguo, caber en un lugar, limitar con un terreno, proceder de cierta familia), por oposición a los ESTADOS EPISÓDICOS o TRANSITORIOS (estar enfermo, estar lleno, figurar a la cabeza). Se analizan varios aspectos de esta clasificación en los § 13.4k y ss. y 37.7d y ss. Los verbos de acción que poseen usos como verbos de estado (a menudo permanente) forman un grupo nutrido. Presentan una diferencia notable en su comportamiento con los pretéritos: en su interpretación como verbos de acción admiten tanto el imperfecto como el pretérito perfecto simple; pero usados como verbos de estado rechazan este último. Se obtienen así contrastes como los siguientes: Los ciudadanos se {levantaban ~ levantaron} en armas; Los abetos se {levantaban ~ *levantaron} majestuosos a lo largo de la alameda. Se retomará esta cuestión en el § 23.9. Estos contrastes, que son de naturaleza aspectual, ponen de manifiesto que el aspecto perfectivo o terminativo que caracteriza a la forma CANTÉ no es apropiado para los estados permanentes, en la medida en que estos no admiten modificadores que restrinjan la predicación a un instante o un período. En cuanto a los predicados de estado que denotan comportamientos (ser amable, ser tacaño, ser bueno), existe acuerdo casi general en asimilarlos a los que expresan actividades (portarse bien, tratar mal a alguien, etc.), ya que admiten «estar + gerundio», imperativos y otros contextos similares, en especial los que muestran la posibilidad de una acción o un comportamiento están sujetos a control.

23.3y El estudio del modo de acción se remonta a Aristóteles. Ha sido abordado desde múltiples perspectivas por un gran número de lingüistas y filósofos a lo largo de la historia de ambas disciplinas. En los últimos años, el concepto mismo de ‘modo de acción’ ha sido puesto en tela de juicio con el argumento de que son demasiados los casos en los que se produce la recategorización de los eventos, lo que haría de esta noción —en opinión de algunos autores— una propiedad más pragmática o discursiva que estrictamente semántica. Repárese en que de la definición del verbo “desfilar” cabe deducir que pertenece al mismo grupo que “marchar”. Al caracterizarlo como verbo atélico se predice, correctamente, la gramaticalidad de oraciones como El ejército desfiló ante su excelencia durante una hora, pero no se predice, en cambio, la de la variante El ejército desfiló ante su excelencia en una hora, que resulta natural si desfiló se interpreta como ‘consiguió desfilar’ o ‘completó el desfile’. No parece que esta segunda interpretación pueda ser prevista por el léxico —continúa el argumento—, por lo que sería el resultado de una adaptación contextual condicionada por factores externos al significado de la palabra y, en definitiva, al análisis gramatical mismo.

23.3z Por oposición a la línea de razonamiento que se acaba de esbozar, parece hoy mayoritaria —aunque no exclusiva— la postura según la cual los cambios de clase obedecen al hecho de que ciertos rasgos semánticos necesarios en la caracterización lexicológica de los predicados (no necesariamente en la lexicográfica) pueden estar o no activos, lo que debería establecerse mediante principios restrictivos. Así, las dos interpretaciones del ejemplo propuesto podrían tener relación con el hecho de que “desfilar” se interprete como “marchar” (predicado atélico), o bien como “pasar en fila” (predicado télico). En cualquier caso, debe hacerse notar que la relación que existe entre la (a)telicidad de los predicados y su definición lexicográfica es una cuestión no suficientemente investigada. Cabe también pensar que, al igual que muchos sustantivos pueden interpretarse como contables o no contables en contextos diferentes (§ 12.3), los predicados verbales puedan estar o no delimitados en función de las diversas formas en que se conciba su significación. Se han dedicado no pocos esfuerzos en los últimos años a estudiar la aportación que hacen a la categorización de los eventos ciertos componentes de la oración distintos del verbo. Esta cuestión se considerará de forma resumida en la sección que sigue.

23.4 EL ASPECTO LÉXICO O MODO DE ACCIÓN (II). SU NATURALEZA COMPOSICIONAL

23.4a En los apartados anteriores se explicó que el aspecto léxico es un componente del significado de los predicados verbales. Se relaciona, pues, con la información que aporta el infinitivo y que puede encontrarse en los diccionarios: leer, trabajar, esperar, llegar, dormirse, etc. No obstante, son muchos los casos en los que el modo de acción de los predicados está DETERMINADO COMPOSICIONALMENTE, en el sentido de configurado por el concurso de diversos componentes de la oración (muy a menudo, del grupo verbal), uno solo de los cuales es el verbo. La determinación composicional del modo de acción se observa claramente al comparar los complementos del verbo “escribir” en los ejemplos siguientes: Cortés escribió la carta y cerrada se la dio (Cervantes Salazar, Crónica); Mas no lo cumplió ni guardó más tiempo de cuanto tardó en escribir la carta (Cieza, Guerras); Y para mayor acrecentamiento de esta devoción, escribió cartas a los Sumos Pontífices (Granada, Vida); La madre de doña Paquita dio en escribir cartas y más cartas (Moratín, ). Con el verbo “escribir” se designan en estos ejemplos situaciones de naturaleza diferente. En Cortés escribió la carta, se hace referencia a cierta acción terminada; en tardó en escribir la carta se dice que dicha acción, igualmente terminada, tuvo cierta duración o que se pospuso por largo tiempo. En los dos últimos textos de este grupo se introduce una situación que carece de límite inherente, a pesar de que el predicado escribir algo lo tiene en función de su significado. En el texto de Moratín no se menciona el número de cartas escritas, por lo que se denota cierta acción continuada cuyo límite no se expresa. Estos ejemplos muestran que el significado del verbo “escribir”, presente en todos los textos citados, es solo uno de los factores que intervienen en el aspecto léxico que caracteriza al predicado verbal que con él se construye. En los apartados que siguen se expondrán resumidamente las formas en que se suele lograr la caracterización composicional de los eventos.

23.4b Los verbos de realización denotan acciones que, como se ha explicado, poseen límite o término. Con la excepción de los predicados de cambio gradual, de los que se habló en el § 23.3j, no existen verbos caracterizados inherentemente como realizaciones, ya que el límite del que se habla es aportado por algún complemento que aparece determinado (escribir la carta) o cuantificado (escribir una carta, varias cartas, tres cartas, pocas cartas). Los determinantes y cuantificadores ejercen, pues, un papel DELIMITADOR o ACOTADOR, puesto que son ellos los que permiten que se haga referencia a eventos particulares restringidos o acotados en su duración. Cuando los complementos nominales mencionados carecen de determinante (§ 14.1k), como en “escribir cartas”, el predicado se reinterpreta como verbo de actividad. Se asimila, por tanto, a pasear, esperar, trabajar y otras acciones no delimitadas. Así pues, la irregularidad a la que da lugar el sustantivo “cartas” en escribir {la carta ~ *cartas} en cinco minutos es análoga a la de *pasear en cinco minutos y está determinada por la ausencia de telicidad o delimitación en las acciones que se mencionan.

23.4c Aunque el razonamiento presentado en el apartado anterior se considera correcto, nótese que el predicado escribir cartas en cinco minutos es aceptable si el complemento de duración designa el tiempo utilizado en la escritura de cada carta, como en Se espera de usted que sea capaz de escribir cartas en cinco minutos. El resultado es gramatical en esta interpretación distributiva porque el complemento de duración no delimita el evento global descrito (que es una actividad y, por lo tanto, carece de delimitación), sino cada uno de los SUBEVENTOS que lo componen. En cuanto a la variante “escribir cartas durante horas”, resulta natural en la misma medida en que también lo es “esperar durante horas”. Se obtiene en estos casos el rasgo durativo requerido por “durante” como consecuencia de una MULTIPLICACIÓN DE LOS EVENTOS, inducida por un sustantivo plural sin determinante (§ 15.11). La acción de escribir cada una de las cartas ha de tener fin en sí misma, pero estas acciones se suman y forman una serie homogénea no limitada. Dicha serie proporciona el rasgo de atelicidad necesario para que resulten apropiados los complementos con “durante”.

23.4d La situación atélica que se acaba de describir puede presentar una variante peculiar cuando el predicado expresa cierta propiedad CARACTERIZADORA (en el sentido descrito en el § 37.5b). Así, si alguien sabe que un amigo suyo ha escrito una novela, podría decir de él las siguientes palabras: Mario se dedica ahora a escribir novelas. Al hacerlo, no manifiesta su creencia de que son varias las novelas escritas por su amigo, sino más bien su impresión de que su amigo ha pasado a ser escritor de novelas (por tanto, a ejercer cierta ocupación), de lo que deduce que tiene intención de seguir escribiéndolas. El hecho de que el plural que se expresa en estas oraciones provenga de una serie de EVENTOS INFERIDOS es un rasgo peculiar de tales situaciones, que se caracterizan por ser genéricas (§ 15.8). No se anula aquí, por tanto, el concepto de ‘serie no limitada’ que se introdujo en el apartado precedente. Nótese, en el mismo sentido, que la secuencia Ya veo que por aquí pasan trenes de mercancías (con sujeto plural sin determinante) podría ser emitida con naturalidad por el que ve pasar un solo tren.

 

23.4e Los nombres NO CONTABLES usados en singular sin determinante muestran un gran número de puntos de contacto con los plurales que carecen de él, como se explica en el § 12.2i. Estos sustantivos expresan la noción de ‘pluralidad’ con recursos léxicos. Así pues, los pares siguientes son análogos (en lo relativo al aspecto léxico) al ya mencionado escribir cartas ~ escribir la carta; comer pan ~ comer un pan; usar papel ~ usar un papel; cortar hierba ~ cortar una hierba; preparar café ~ preparar un café. Las pruebas sintácticas a las que se ha aludido ofrecen resultados parecidos, como en comer pan durante un buen rato. He aquí otros ejemplos similares: Cada uno de estos sectores recibe agua durante dos días (Salvador Hoy 10/7/1997); Se pintó dos lágrimas negras en la cara y tragó fuego durante un año (Fuentes, Frontera).

23.4f Como se acaba de explicar, el sustantivo no contable aporta el rasgo léxico de pluralidad o de multiplicidad que la gramática del aspecto convierte en rasgo de duración. Este hecho se extiende a los predicados de consecución o logro (§ 23.3e). El rasgo en cuestión puede proceder del verbo, o bien de algún sujeto o complemento suyo. Nótese que, en contraste con “llegar gente” en Todo se interrumpe cuando empieza a llegar gente (Jiménez Emán, Tramas), no se diría *… cuando empieza a llegar Juan. Ello pone de manifiesto que es el sustantivo no contable “gente” el que aporta el rasgo de ‘multiplicidad’ que se reinterpreta como rasgo de ‘duración’. Ello permite que el predicado resulte compatible con la preposición “durante”, de modo que podría añadirse un grupo preposicional: ... a llegar gente durante el espectáculo. En cambio, al lado de Buscar oro durante un rato les divierte (Vázquez-Figueroa, Xaraguá), cabría decir Buscar a Luis durante un rato les divierte. En este caso, el rasgo del predicado que ha de ser compatible con “durante” procede del verbo durativo y atélico “buscar”. Aunque verbo y complemento (“buscar” y “oro,” en el ejemplo propuesto) desempeñan algún papel en el proceso analizado, debe resaltarse que la procedencia gramatical del rasgo de ‘multiplicidad’ que resulta ser relevante es considerablemente distinta.

23.4g Usados con determinante y en posición preverbal, los nombres no contables pueden ejercer el mismo efecto que se estudia en los apartados anteriores. Se ha observado que ese efecto es más frecuente con verbos de movimiento y, en particular, con los predicados inacusativos, pero no se obtiene solo con ellos. En los ejemplos que siguen se subrayan el verbo y su sujeto: El agua cayó durante 50 minutos y convirtió al resto del partido en una caricatura (Clarín 6/11/2000); La detonación se produjo por una acumulación de gas butano, que probablemente estuvo saliendo de una bombona durante toda la noche (Mundo [Esp.] 30/10/1996). El segundo ejemplo de este bloque se construye con el verbo télico “salir” y el adjunto temporal “durante toda la noche”. Frente a lo que cabría esperar, el resultado no es anómalo, ya que el sustantivo no contable “gas” proporciona la información cuantitativa requerida por el adjunto que encabeza “durante”, de forma similar a como lo proporciona el sustantivo “humo” en Salió humo del edificio durante toda la tarde (con sujeto posverbal y sin artículo) o El humo salió durante más de una hora (Nación [C. Rica] 30/6/2009), con sujeto preverbal y con artículo. La perífrasis imperfectiva «estar + gerundio» favorece este proceso, según se comprueba en el último ejemplo del grupo que se cita. Sin embargo, no es imprescindible, como muestran los demás.

23.4h Con los sustantivos contables, la gramática dispone de un recurso que puede salvar la gramaticalidad de estas combinaciones: la interpretación ITERATIVA del evento. El sustantivo contable “página” da lugar a la lectura iterativa o cíclica en el texto que sigue, favorecida por el grupo nominal “los viernes”, que se interpreta distributivamente: La página que en principio había comenzado a aparecer los domingos fue rotada alguna vez para un lunes, posteriormente estuvo saliendo los viernes (CREA oral, Venezuela).

23.4i El que el objeto directo de un verbo transitivo sea o no un grupo nominal definido de interpretación específica constituye, como se ha visto, un factor pertinente en la interpretación de las actividades como realizaciones. Aun así, dicha recategorización no proviene únicamente del grupo nominal, sino también del significado del predicado principal. Los predicados ver la televisión, oír la radio y empujar el carrito de compras poseen complementos directos definidos y designan actividades (es decir, eventos no delimitados). En cambio, limpiar la televisión, sintonizar la radio y vaciar el carrito de compras designan realizaciones, por tanto acciones delimitadas. Los predicados que componen este segundo grupo son muchos más que los que forman el primero. Parece deberse esta diferencia a que las acciones que acarrean efectos en la persona o la cosa que las recibe son más numerosas que las que no los producen. Con los verbos que se acaban de mencionar es posible formar, por otra parte, predicados de más de un tipo. Así, tocar el piano (en la interpretación de ‘hacer sonar música en él’) se diferencia de tocar una sonata en que la primera construcción designa una actividad, y la segunda una realización. El sustantivo “piano” no delimita el evento en “tocar el piano” (en el sentido descrito), y tampoco lo hace “radio “en “escuchar la radio”. De hecho, piano y radio no designan cosas particulares en los ejemplos propuestos, a pesar de estar construidos con artículos determinados, a diferencia de lo que sucede en el piano que toca o la radio que escucha.

23.4j El complemento nominal definido o cuantificado puede designar el elemento afectado al término del suceso, lo que no impide, como se vio en las páginas precedentes, que las realizaciones se conviertan en actividades: Leyó (o Estuvo leyendo) su novela durante un rato. No obstante, cuando sucede el proceso contrario (es decir, cuando las actividades se convierten en realizaciones), ese grupo nominal definido o cuantificado suele aportar un RASGO ACOTADOR O DELIMITADOR del evento. Una vez delimitado este, es incompatible con un complemento durativo, que ya no se puede interpretar. Se comprueba este efecto en pares como nadar durante horas ~ nadar tres millas (*durante horas) o adelgazar durante un mes ~ adelgazar diez kilos (*durante un mes).

23.4k El hecho de que los predicados atélicos acepten complementos de límite, como los encabezados por la preposición “hasta”, es, en cierto modo, paradójico. Estos complementos están, sin embargo, capacitados para marcar un límite que es independiente de la culminación natural del evento. Así, en Visitó enfermos hasta el mediodía no se dice que todos los enfermos de cierto conjunto introducido antes hayan sido visitados. De forma similar, se puede decir Estudió la lección hasta las tres en una situación en la que ciertas partes de la lección queden sin estudiar. La llamada interpretación de acción inconclusa, analizada en el § 23.3o, apunta en esta misma dirección. No hay tampoco contradicción entre el hecho de que “dormir” sea un predicado atélico (es decir, sin límite, frente a dormirse) y que resulten a la vez naturales oraciones como Durmió hasta el amanecer. Como se explicó en las páginas precedentes (§ 23.3k y ss.), “hasta el amanecer” denota aquí el punto en que cesa la acción de dormir, no exactamente el punto en el que termina. Es importante tener en cuenta que los predicados de realización solo son compatibles con los complementos temporales que “hasta” encabeza cuando los primeros se pueden reinterpretar como actividades. Junto al ejemplo propuesto Estudió la lección hasta las tres, resultan incoherentes otros como *Construyeron la nueva carretera hasta el mes pasado, ya que construir algo implica hacerlo por completo, por tanto llevar a término cierta acción.

23.4l Los complementos espaciales introducidos por la preposición “hasta” delimitan los eventos. En efecto, “empujar el carrito” es, como se ha explicado, un predicado de actividad, lo que se confirma al agregar los complementos con “en” y “durante” ya mencionados. En cambio, “empujar el carrito hasta el auto” pasa a ser un predicado de realización. Ello da lugar a contrastes exactamente opuestos: empujar el carrito {durante dos minutos ~ *en dos minutos}; empujar el carrito hasta el auto {*durante dos minutos ~ en dos minutos}. La naturaleza espacial o temporal del término de la preposición “hasta” ejerce un papel importante en los procesos analizados. Así, el complemento temporal “hasta el amanecer” no convierte las actividades en realizaciones (a diferencia de los complementos locativos “hasta el auto”, “hasta la esquina” o “hasta la playa”), puesto que designa, como se ha explicado, el cese de una situación, más que su límite: nadar hasta la playa (en tres minutos) ~ dormir hasta el amanecer (*en ocho horas). Cabe pensar que la anomalía que se obtiene al agregar “en ocho horas” al último ejemplo se deduce de que este complemento marca cierto límite. Compite, pues, con el término de la preposición “hasta” en hasta el amanecer, que expresa esta misma noción.

 

23.4m Los complementos con hasta que delimitan los predicados de realización pueden hacer referencia a un punto en el interior del evento en curso, como en Vimos la película hasta {el final ~ la mitad}. La introducción de ese límite no altera, pues, la naturaleza de tales predicados. Los que expresan consecuciones o logros aceptan asimismo complementos de delimitación espacial (El tren llega hasta esta estación) o temporal (La primavera llega hasta el día 20 de junio en el hemisferio norte). No obstante, cuando estos últimos se aplican a personas o cosas que —a diferencia de “la primavera”— carecen de extensión temporal, dan lugar de forma característica a la interpretación cíclica o iterativa de la que se habló en el § 23.2m: El tren llegará a esta estación hasta el 30 de mayo. Luego, se cerrará la línea. En el español de México, parte de Centroamérica, costa del Ecuador, Bolivia y parte de Colombia y otros países se admiten (sin que sea necesaria la interpretación cíclica) oraciones como El tren llegó hasta las cuatro. Se analizan estos usos en el § 48.11w. En esta pauta sintáctica se suple en la conciencia lingüística de los hablantes la negación que da sentido a estas construcciones (como si se dijera El tren no llegó hasta las cuatro). Aun así, tal como allí se señala, se recomienda evitar estas oraciones cuando puedan dar lugar a situaciones de ambigüedad, como en Abrimos hasta las cuatro. La teoría que analiza los predicados puntuales negados como predicados durativos (abreviadamente, «negación + predicado télico=predicado atélico») tiene, no obstante, ventajas e inconvenientes. Se analizan brevemente unos y otras en el § 48.11z.

23.4n Algunos verbos modales (y en particular “poder”) tienen la capacidad de convertir los predicados télicos en atélicos. Se obtienen así contrastes como *Usted se inscribió para esta prueba durante diez días (agramatical si se descarta la lectura iterativa) y Usted se pudo inscribir para esta prueba durante diez días. El verbo “poder” crea en esta última oración un predicado de estado similar a ‘tener la facultad o la capacidad de inscribirse’, lo que permite que admita complementos de duración. Los infinitivos que complementan a los verbos decir, afirmar, confesar, declarar y otros similares denotan estados, como en Declaró tener conocimiento de ello. También denotan actividades que constituyen hábitos (Confesaba fumar tres cajetillas diarias) u otros rasgos definitorios o característicos de las personas, como en Reconocía colaborar con la Policía o en […] cuya causa decía representar él solo (Galdós, Audaz).

23.4ñ Como se comprueba, los estados y las actividades se neutralizan en esta construcción de infinitivo. Los predicados télicos tienden a rechazarla si no se garantiza la interpretación iterativa con algún recurso: *Afirmó conseguir el trabajo. Como el verbo “poder” crea predicados de estado, es esperable que la combinación mencionada se acepte con naturalidad con este verbo: Afirmaba poder conseguirles trabajo de bailarinas para todo el verano (Mundo [Esp.] 23/8/1995). El infinitivo compuesto (HABER CANTADO) posee esa misma capacidad, como se explica en el § 26.4m: Hubo quien afirmó haber oído el solitario llanto del Rey (Matute, Gudú); Declaró haber entregado 20000 dólares […] el 13 de octubre de 1970 (Verdugo, Casa).

23.4o En los § 35.7v-z, 41.13ñ y 41.14m se menciona que el DATIVO ÉTICO y, a veces, el DE INTERÉS se caracterizan por rasgos aspectuales. Para aludir a este valor de los pronombres átonos me, te, se, nos, os, se (en concordancia de persona y número con el sujeto), se ha acuñado recientemente, por convención, el término SE ASPECTUAL (también INTENSIVO para algunos gramáticos). Con él se pretende reflejar el hecho de que dicho pronombre átono se combina con predicados delimitados o télicos, que expresan, por tanto, la culminación de la situación denotada: Cuando ella salió, mi tío se bebió mi copa de un trago (Ibargüengoitia, Crímenes).

23.4p El llamado se aspectual no tiene función delimitadora, puesto que no altera el modo de acción de los predicados. Sin embargo, solo incide sobre algunos de ellos que poseen carácter télico. Como se ha explicado, si se omite el artículo marcado en oraciones como El director leyó los informes económicos, el grupo verbal leer informes económicos se analizará como predicado de actividad (por tanto, atélico). Nótese ahora que se rechazaría la omisión del artículo en El director se leyó los informes económicos, ya que el llamado se aspectual requiere rasgos télicos, y el predicado leer informes económicos no los aporta. Tampoco resulta natural la omisión de “varios” en Luis se fumaba varios puros todos los días, ya que “fumar puros” no es un evento delimitado o télico. No se puede establecer, sin embargo, la comparación en Se creyó tus mentiras, ya que “creer” no se construye con grupos nominales sin determinante (*Creyó mentiras).

23.4q Son imprecisos los límites entre el llamado se aspectual y los diversos tipos de dativos no argumentales (§ 35.7v-z). Este uso de se es característico de los verbos que expresan consumo de algo, como beber(se), comer(se), gastar(se), si bien la noción de ‘consumo’ podría entenderse figuradamente, como en leerse Guerra y Paz. Además de con estos verbos, aparece de forma característica con otros que denotan acciones realizadas con algún beneficio propio, sea o no material, como en aprenderse algo de memoria o repasarse la lección. El pronombre se solo aparece en estos casos si se obtiene el requisito de telicidad apuntado: La empresa (*se) limpiaba oficinas en media hora. Son asimismo escurridizos los límites entre el llamado se aspectual (variante de los tradicionales dativos ético y de interés) y el morfema característico de los verbos pronominales. En el § 35.6 se explica que la presencia o ausencia del dativo ético en ciertos predicados da lugar a significados distintos, lo que parece sugerir que las alternancias allí descritas son de naturaleza léxica en lugar de estrictamente sintáctica. Confirma este hecho el que solo algunos hispanohablantes consideran natural la presencia de se en secuencias como la siguiente: El meridense, aficionado al boxeo y a los cambios de look, se ganó la carrera con honores, dejándole una jaqueca al ciclismo colombiano (Mundo [Col.] 22/6/2009). Es lógico que los predicados de consecución o logro rechacen este uso de se si son pronominales, como en llegarse a alguien o algo (‘acercársele’): Isabel se llegó a él y lo sacudió sin violencia, pero con firmeza (Martín Gaite, Fragmentos), pero no lo es tanto que también lo rechacen en otros casos: Todos (*se) llegaron temprano; Ayer (*me) perdí las llaves. Es discutible, en resumen, que los rasgos gramaticales que están en juego en todos estos contrastes sean solo aspectuales.

23.4r Una serie de verbos pronominales de movimiento (irse, salirse, caerse, marcharse) aluden al origen de este y se interpretan como predicados de consecución: Aburrido, el fotógrafo se salió a media función (Santos Febres, Pez). Estos verbos requieren el rasgo de ‘delimitación’ en sus argumentos, por lo que son incompatibles con los nombres no contables en singular, usados sin artículo, y con los contables en plural. Se obtienen de esta forma contrastes como Se salió {el agua ~ *agua} de la bañera (frente a Salió agua de la bañera) o Se marcharon {los soldados ~ *soldados}.

23.4s En los apartados anteriores de esta sección, se ha mostrado que el modo de acción no puede concebirse como una característica léxica de los verbos, sino, más bien, como una propiedad semántica de los predicados verbales que se obtiene mediante el concurso de varios de sus componentes y que posee numerosas consecuencias sintácticas. Se retomarán los rasgos que caracterizan el modo de acción cuando se analice el aspecto gramatical, en particular en los § 23.9-13.

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RAE

SE PRONOMINAL

Como pronombre personal, invariable en género y número, tiene distintos valores:

a) Variante formal de le(s). Cuando el pronombre de dativo le(s) precede a alguno de los pronombres de acusativo de tercera persona lo(s), la(s), adopta la forma se: Les compré caramelos > Se los compré; Le puse los zapatos > Se los puse. Solo en casos esporádicos se es variante formal de los pronombres de acusativo lo(s), la(s), como en Llaman cobarde a María > La llaman cobarde > Se lo llaman; o en Oí a las niñas cantar la canción > Las oí cantar la canción > Se la oí cantar.

b) Pronombre personal de tercera persona con valor reflexivo (el sujeto realiza la acción, o la manda realizar, sobre sí mismo) o recíproco (la acción la realizan varios individuos, los unos sobre los otros). En ambos casos el pronombre se puede desempeñar funciones de complemento directo o indirecto: María se peina (complemento directo reflexivo); María se lava las manos (complemento indirecto reflexivo); Los novios se conocieron en un viaje (complemento directo recíproco); Ana y Luis se escriben cartas de amor (complemento indirecto recíproco). En el uso reflexivo, puede añadirse el refuerzo tónico a sí mismo, siempre que sea el sujeto quien efectivamente realice la acción: Se convenció a sí mismo de que podía ganar, frente a Se convenció [gracias a los argumentos de otros] de que podía ganar. Hay verbos que admiten el uso conjunto del se reflexivo en función de complemento directo y del prefijo de sentido reflexivo auto-.

c) Pronombre personal de tercera persona con valor expresivo. Se trata del uso del se reflexivo (referido al sujeto de la oración), con función sintáctica similar a la del complemento indirecto, pero sin venir exigido por el verbo. Su presencia aporta matices expresivos de diferente tipo y a menudo su uso es expletivo, pudiendo suprimirse sin que la oración sufra cambios de significado: Juan (se) merece un premio; María (se) leyó la novela de un tirón.

d) Componente de las formas de tercera persona de los verbos pronominales. Hay verbos (arrepentirse, quejarse, etc.) que se construyen en todas sus formas con un pronombre átono reflexivo, que no desempeña ninguna función sintáctica en la oración; la forma que corresponde a las terceras personas es se: El moribundo se arrepintió de sus pecados; Los clientes se quejaron del trato recibido. Algunos verbos son exclusivamente pronominales, como arrepentirse, adueñarse, resentirse, etc., y otros adoptan determinados matices significativos o expresivos en los usos pronominales, como ir(se), dormir(se), salir(se), etc.: Juan (se) salió de la reunión. También se construyen necesariamente con el pronombre átono las acepciones pronominales que corresponden a la llamada «voz media», con la que se expresa que al sujeto le ocurre lo denotado por el verbo, sin que haya causa conocida o sin que esta importe, a veces por tratarse de una acción inherente a la naturaleza del sujetoEl barco se hundió; En primavera los campos se llenan de flores.

RAE: SE INDICADOR DE ORACIONES IMPERSONALES Y PASIVAS REFLEJAS

La palabra se sirve hoy para formar dos tipos de oraciones: impersonales y de pasiva refleja.

a) En las oraciones impersonales, llamadas así por carecer de sujeto gramatical, la forma se precede siempre a un verbo en tercera persona del singular. Esta construcción puede darse con verbos intransitivos (Se trabaja mejor en equipo), con verbos copulativos (Se es más feliz sin responsabilidades), con verbos transitivos que llevan complemento directo de persona precedido de la preposición a (Entre los gitanos se respeta mucho a los ancianos) e incluso con verbos en voz pasiva (Cuando se es juzgado injustamente, es necesario defenderse). No debe ponerse el verbo en plural cuando la oración impersonal lleva un complemento directo plural, pues la concordancia de número solo se da entre el verbo y el sujeto, y no entre el verbo y el complemento directo; así, hoy no sería correcta una oración como Se vieron a muchos famosos en la fiesta, en lugar de Se vio a muchos famosos en la fiesta. Tampoco es correcto hacer concordar el verbo de la oración impersonal con otro tipo de complementos preposicionales: Ayer se llegaron a los 50 ºC en Calcuta (en lugar de se llegó a los 50 ºC); En la reunión se hablaron de temas importantes (en lugar de se habló de temas importantes).

b) En las oraciones de pasiva refleja la forma se precede a un verbo en forma activa en tercera persona (singular o plural), junto al que aparece un elemento nominal, normalmente pospuesto, que funciona como su sujeto gramatical. Este elemento nominal suele denotar cosas o acciones, o personas indeterminadas: Se hacen fotocopias; Se supone que ibas a venir; Se necesitan secretarias bilingües. Si el sujeto lleva determinante o es un pronombre, puede ir antepuesto: Las fotocopias se hacen en máquinas especiales; Al final, todo se sabe. Por tratarse de una forma de pasiva, solo se da con verbos transitivos, y el verbo irá en singular o en plural según sea singular o plural el elemento nominal que actúe de sujeto: «En los comercios especializados se vende la pasta de sésamo» (Bonfiglioli Arte [Arg. 1990]); «En ese kiosco [...] no se venden revistas políticas» (Puig Beso [Arg. 1976]).

Las oraciones de pasiva refleja tienen el mismo sentido que las oraciones de pasiva perifrástica (las construidas con «ser + participio»): En la reunión se discutieron todos los temas pendientes = En la reunión fueron discutidos todos los temas pendientes. Pero mientras la pasiva perifrástica admite con naturalidad un complemento agente (que se corresponde con el sujeto de la acción en la construcción activa), la pasiva refleja no suele llevarlo; así, lo normal es decir Los apartamentos se vendieron en poco tiempo, pero Los apartamentos fueron vendidos en poco tiempo por agentes inmobiliarios. El uso de la pasiva refleja con complemento agente solo se da, esporádicamente, en el lenguaje jurídico-administrativo«Los recursos se presentaron por el sector crítico y aún no ha habido respuesta» (Abc [Esp.] 29.1.85); pero incluso en estos casos resulta más natural el empleo de la pasiva perifrástica: Los recursos fueron presentados por el sector crítico.

Ø  Se venden casas o se vende casas. 

Aunque tienen en común el omitir el agente de la acción, conviene no confundir las oraciones impersonales (carentes de sujeto y con el verbo inmovilizado en tercera persona del singular) y las oraciones de pasiva refleja (con el verbo en tercera persona del singular o del plural, concertando con el sujeto paciente). La confusión puede darse únicamente con verbos transitivos, pues son los únicos que pueden generar ambos tipos de oraciones: Se busca a los culpables (impersonal) / Se buscan casas con jardín (pasiva refleja).

En el castellano antiguo solo existían las oraciones de pasiva refleja, que no planteaban ningún problema cuando el sujeto denotaba cosa: «Se cantan cosas torpes e malas» (Cuéllar Catecismo [Esp. 1325]); pero cuando el sujeto denotaba persona se producían casos de ambigüedad entre los significados reflexivo, recíproco y de pasiva refleja; así, una oración como Se tratan bien los pobres podía tener una interpretación reflexiva (a sí mismos), recíproca (entre sí) o de pasiva refleja (por alguien que no se menciona). Para evitar la ambigüedad se fue extendiendo la práctica de anteponer al sustantivo de persona la preposición a, cuando la oración debía interpretarse como pasiva refleja: «Que se respeten a los prelados de la Iglesia» (Palafox Carta [Esp. 1652]). Finalmente se inmovilizó el verbo en singular, dando lugar a la estructura impersonal con se del español actual: «A pesar del régimen excepcional con que se trataba a los reclusos extranjeros» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]). Así pues, las oraciones impersonales nacen solo referidas a persona.

Hoy, según la norma culta mayoritaria, reflejada en escritores de prestigio de todo el ámbito hispánico, se utiliza la construcción impersonal cuando el verbo transitivo lleva un complemento directo de persona determinado —y, por tanto, necesariamente precedido de la preposición a: «Allí estaba la campana con que se llamaba a los trabajadores» (Araya Luna [Chile 1982]); «Dio las instrucciones para que [...] se buscara a las adoratrices de la Vela Perpetua» (Sánchez Héroe [Col. 1988]); y se usa la construcción de pasiva refleja cuando el verbo transitivo lleva, en la versión activa de la oración, un complemento directo de cosa, o bien un complemento directo de persona no determinado —no precedido, por tanto, de la preposición a—; esos complementos directos de la versión activa son los sujetos de la pasiva refleja: «Se exponen tesis y se buscan argumentos que tengan fuerza persuasiva» (Marafioti Significantes [Arg.1988]); «Se buscan jóvenes idealistas» (Tiempo [Col.] 1992).

De acuerdo con esta distribución de uso, la construcción impersonal no es normal ni aconsejable cuando el complemento directo denota cosa; no obstante, en algunas zonas de América, especialmente en los países del Cono Sur, se están extendiendo las construcciones impersonales con complemento directo de cosa, aunque su aparición es aún escasa en la lengua escrita: «Es frecuente que se venda materias primas de baja calidad» (FdzChiti Hornos [Arg. 1992]); en estos casos, la norma culta mayoritaria sigue prefiriendo la construcción de pasiva refleja: «A esa hora solo se vendían cosas de comer» (GaMárquez Crónica [Col. 1981]); «Se vendían papas fritas, caramelos y salchichas en cada esquina» (Allende Eva [Chile 1987]).

Algunos verbos transitivos, como nombrar, elegir, seleccionar, contratar y similares, admiten ambas construcciones y pueden dar lugar, sin reparos, a oraciones de pasiva refleja con sujeto de persona determinado; así, tan correcta es la oración de pasiva refleja «Se elegirán los alcaldes por voto popular» (Tiempo [Col.] 2.1.88), donde los alcaldes es el sujeto paciente de se elegirán, como la oración impersonal «Se elegirá a las autoridades de la institución para el período 1997-1998» (Hoy [El Salv.] 23.4.97), que carece de sujeto gramatical y en la que las autoridades es el complemento directo de se elegirá. Suele preferirse, en estos casos, la construcción impersonal, porque al ser imposible su interpretación reflexiva o recíproca no da lugar a enunciados ambiguos. Lo que no debe hacerse es mezclar ambas construcciones: «Se elegirán a los cargos del partido» (Nación [C. Rica] 27.11.96); debió decirse Se elegirán los cargos o Se elegirá a los cargos.

Ø  COLOCACIÓN DE SE EN LAS PERÍFRASIS VERBALES

Se puede arrepentir / Puede arrepentirse; Juan se tiene que ir / Juan tiene que irse; Se debe de vivir bien en Córdoba / Debe de vivirse bien en Córdoba. 

Si el infinitivo o el gerundio forman parte de una perífrasis verbal, en la mayor parte de los casos los clíticos pueden colocarse también delante del verbo auxiliar de la perífrasis, que es el que aparece en forma personal: Debo hacerlo / Lo debo hacer; Tienes que llevárselo / Se lo tienes que llevar; Vais a arrepentiros / Os vais a arrepentir; Siempre está quejándose / Siempre se está quejando; Siguió explicándomelo / Me lo siguió explicando.

La anteposición de los clíticos no es posible

·       cuando el verbo auxiliar de la perífrasis es impersonalHay que pedírselo (no *Se lo hay que pedir);

·       si el verbo en forma no personal es el sujeto oracional pospuesto de verbos como parecer, importar, convenir, etc.: Parecía entenderlo (no *Lo parecía entender); Conviene intentarlo (no *Lo conviene intentar); Importa denunciarlo (no *Lo importa denunciar).

·       Tampoco es normal la anteposición de clíticos con verbos que expresan creencia, temor, deseo, preferencia o conocimiento, como creer, temer, desear, preferir, negar, afirmar, entre otros: Cree haberlo guardado (más normal que Lo cree haber guardado); Prefiero ignorarte (más normal que Te prefiero ignorar); Deseo irme (más normal que Me deseo ir); Negó saberlo (más normal que Lo negó saber), etc.

Lo dicho para las formas simples es válido también para las compuestas, teniendo en cuenta que la posposición o anteposición de los pronombres átonos se da siempre con respecto al auxiliar haber, dado que el participio, como norma general, no admite enclíticos; así, los pronombres átonos se anteponen al auxiliar en las formas compuestas de indicativo y de subjuntivo: Me lo he imaginado; ¿Se habrá terminado la película?; Ojalá se lo hayan concedido (únicamente pervive el uso pospuesto en expresiones lexicalizadas, como ¡Habrase visto!); y se posponen en los infinitivos y gerundios compuestosPor haberlo terminado, recibirás un premio; Se fue habiéndonos dicho lo que quería.

Cuando el infinitivo compuesto forma parte de una perífrasis o depende de otro verbo con su mismo sujeto, los pronombres pueden posponerse al auxiliar haber o anteponerse al verbo conjugado, salvo en los mismos casos señalados para las formas simples: Tenías que habérmelo dicho / Me lo tenías que haber dicho; Había que haberlo previsto (pero no *Lo había que haber previsto); Convenía habérselo dicho (pero no *Se lo convenía haber dicho).

Ø  INCORRECCIÓN DE LAS SECUENCIAS ME SE Y SE TE. ORDEN DE LAS SECUENCIAS DE CLÍTICOS. 

Un mismo verbo puede llevar dos y hasta tres pronombres clíticos, que se anteponen o posponen al verbo siempre en bloque, no pudiendo anteponerse unos y posponerse otros. El orden no es libre y se somete, básicamente, a la regla que establece que los pronombres de segunda persona preceden a los de primera y estos a los de tercera, salvo a la forma se, que precede a todas las demás (se + 2.ª pers. + 1.ª pers. + 3.ª pers.): «Ay, Dios, que te me lo llevaste cuando más falta me hacía» (Ayerra Lucha [Esp. 1984]); «Cualquiera se te la llevará delante de las narices» (Aub Calle [Esp. 1961]); no son correctas, por tanto, secuencias como me se o te se, propias del habla popular: «No me se haga el pendejo, Balbicito, no me cojudee» (Bayly Días [Perú 1996]).

Ø  INCORRECCIÓN en trasladar o AÑADIR al SE ENCLÍTICO LA -N que caracteriza a las formas verbales de tercera persona del plural (siéntesen, siéntensen)

DUPLICACIÓN DE COMPLEMENTOS: COAPARICIÓN DEL CLÍTICO Y EL COMPLEMENTO TÓNICO. 

En español, los pronombres átonos aparecen a menudo dentro de la misma oración junto con el complemento tónico al que se refieren: Me dijo a mí que me callara; Lo sabe todo. La duplicación del complemento indirecto a través del pronombre átono es siempre posible y, en algunos casos, obligatoria, mientras que la del complemento directo está sujeta a muchas más restricciones.

En el español general culto la coaparición del pronombre átono y el complemento tónico responde a las pautas siguientes:

·       Si el complemento tónico es también un pronombre personal, la coaparición del pronombre átono es obligatoria, tanto si el complemento es directo como indirectoMe castigaron a mí; A ti te dieron el premio (no *Castigaron a mí; *A ti dieron el premio). Aunque son posibles, en estos casos, oraciones idénticas sin el complemento tónico (Me castigaron; Te dieron el premio), existen diferencias expresivas de importancia entre ambas posibilidades: la presencia del complemento tónico denota un propósito de contraste o discriminación, ausente de la oración en la que solo aparece el pronombre átono; así, en Me castigaron a mí, frente a Me castigaron, se subraya el hecho de que ha sido solo a mí, y no a otros igualmente merecedores de ello o más culpables que yo, a quien se ha castigado.

·       Si el complemento tónico no es un pronombre personal y aparece antepuesto al verbo, también es obligatoria la coaparición del pronombre átono, tanto si el complemento es directo como indirectoA tu hermano lo vi en el cine (no *A tu hermano vi en el cine); La tarta la llevo yo (no *La tarta llevo yo); A mi madre le he dicho la verdad (no *A mi madre he dicho la verdad)A Juan le han denegado la beca (no *A Juan han denegado la beca). Deben diferenciarse estas construcciones, con el complemento tónico antepuesto y coaparición del pronombre átono, de aquellas en que la anteposición del complemento es enfática, contrastiva, en las que no coaparece el pronombre átono: Un libro te daré, y no dos (y no *Un libro te lo daré, y no dos).

·       Pero si el complemento tónico aparece pospuesto al verbo, las condiciones para la coaparición del pronombre átono son diferentes según que el complemento sea directo o indirecto:

a) En el caso del CI, la coaparición del pronombre átono es normalmente opcional y suele ser lo más frecuente, especialmente en la lengua oral: No (les) da importancia a los problemas; (Les) he contado nuestro secreto a unos amigos; (Le) han denegado la beca a Juan; (Le) he dicho la verdad a mi madre. E incluso hay verbos, como gustar, encantar y sinónimos, que exigen la presencia del pronombre átono junto con el complemento tónico: ¿Le gustan a tu hermana los bombones? (y no *¿Gustan a tu hermana los bombones?). En general, suele ser necesaria la duplicación en los verbos cuyo complemento indirecto designa, no al destinatario de la acción, sino al que la experimenta, como ocurre con los llamados verbos de «afección» (psíquica o física), como molestar, divertir, interesar, cansar, etc., y con muchos otros, como parecer, resultar, convenir, etc.: Le molestó a tu padre que no vinieras; Le ha cansado a la abuela el paseo; Le pareció bien al jefe nuestro plan; No le conviene al niño comer tantos dulces. No obstante, cuando la función de CI es desempeñada por los cuantificadores universales todo, nadie o similares, la presencia del pronombre átono no resulta siempre necesariaSu decisión no (le) gustó a todo el mundo; Sus palabras no (le) molestaron a nadie; (Les) cansó a todos con su discurso.

b) En el español general, el CD tónico pospuesto al verbo no suele admitir la coaparición del pronombre átono, salvo que se trate también de un pronombre personal, caso en el que es obligada. Solo es normal la duplicación en todo el ámbito hispánico cuando el complemento directo tónico es el pronombre todoLo sé todo; (Las) conozco a todas; cuando, con referente animado, el complemento directo es un numeral precedido de artículo(Los) invité a los cuatro; o cuando se trata del indefinido uno y su referente es la persona que habla: Si la ven a una vacilar, enseguida se aprovechan. También favorecen la duplicación del complemento directo las oraciones de carácter enfático, como Ya lo creo que vendrá o ¡Vaya si las castigo a las niñas! La duplicación del complemento directo en otros casos (Lo vi a JuanLa saludé a María) es ajena a la norma culta de gran parte del ámbito hispánico, pero es normal en algunas regiones americanas, especialmente en los países del Río de la Plata: «Al pasar la madre cerca del baño la vio a Mariana tomando comprimidos» (Rausch/Bay Anorexia [Arg. 1990]).

 

 

DATIVO: RAE

Caso de la declinación latina y de otras lenguas que en español equivale al objeto indirecto del verbo. 

·       de interés: no exigido por el verbo y designa a la persona beneficiada o perjudicada por la acción de éste: Se me cayó el plato.

·       ético: pronombre no requerido por el verbo ni necesario para el sentido de la frase, que se usa con intención afectiva para aludir a la persona afectada indirectamente o interesada por la acción verbal: No se me asuste.

·       posesivo o simpatético: el que refiere al poseedor de lo designado por el sujeto al que acompaña o por alguno de sus complementos: Se me nubla la vista.



[1] El pronombre reflexivo repite la persona y el número del sujeto, y denota el mismo referente.

[2] Construcción media se aplica a las oraciones intransitivas que expresan cambio de estado, sea con verbos pronominales (Se secan los campos) o no (Crece la hierba).

[3] Los inacusativos son verbos intransitivos que denotan estados o eventos no agentivos: el único argumento, el sujeto, no es agente, sino paciente porque sufre el efecto de la acción.

[4] Usado también como pronominal.

[5] Los transitivos son verbos de predicación incompleta, por lo que necesitan un complemento necesario (CD) de carácter argumental (ver nota 4). A través de estos verbos las acciones transitan desde el actor al objeto. El verbo por sí solo no tiene sentido y necesita un aporte informativo para completar su significado: He comprado un regalo (CD). Estos verbos responden a la estructura lógico-argumentativa de “alguien (agente) hace algo (OD) a alguien (OI)”: He comprado un regalo para mi madre. Así, decimos que todo verbo transitivo lleva por lo menos un complemento objetivo en el cual termina y se consuma la acción (Gili Gaya, 1970)

[6] y 6 Lenz les llama verbos pronominales intrínsecos de interior físico y de interior psíquico respectivamente. 

 

[8]Según la Gramática descriptiva de la lengua española un verbo causativo es aquel en que hay un agente que causa o provoca una acción que ejecuta, sufre o experimenta otro. (limpiar: hacer que algo quede limpio, matar: hacer morir, sacar: hacer salir); en otras palabras, el sujeto no realiza por sí mismo la acción del verbo, sino que ordena, encarga o dirige la acción que otro ejecuta: construir (mandar que se construya): Franco construyó muchos pantanos. Hay ciertos verbos que admiten una interpretación causativa y otra que no lo es: hervir: Tienes que hervir el agua (hacer que el agua hierva) es transitivo y causativo, frente a El agua hierve, que es intransitivo y no causativo. Hay verbos de alternancia causativa: originalmente funcionaban como intransitivos (El presidente cesó en/de su cargo = dejó de desempeñar su cargo), pero actualmente se admite su uso transitivo causativo: El presidente cesó a dos magistrados = los destituyó de su cargo. Ver nota 35 y cuadro de pg. 44.

 

[9] Verbo que indica el comienzo de una acción, como florecer.

[10] Aspecto verbal que en un tiempo o en su significado general indica una acción terminada o el resultado de otra anterior: Resumí el capítulo en dos páginas; He dejado la cena preparada.

[11] Tema: parte de un enunciado que presenta cierta información como conocida por oposición a rema (información nueva de un enunciado).

[12] argumento: cada uno de los participantes exigidos semánticamente por el núcleo del predicado. El verbo, en función de su significado, puede seleccionar uno, dos o tres argumentos; p. ej., comer exige 2 argumentos: 1 sujeto (la persona que come) y 1 CD (lo que come).

[13] Nombres de herencia verbal que denotan eventos

[14] Por ejemplo, el verbo enterarse no puede usarse en la forma no pronominal: *Yo entero

[15] Algunos pronominales inherentes son reflexivos y por tanto el pronombre cumple la función de CD: suicidarse, acurrucarse, despelotarse

[16] Según Mendikoetexea (Construcciones inacusativas y pasivas, 1999) existen dos tipos de verbos intransitivos: los inergativos y los ergativos o inacusativos. Son verbos de un solo argumento, pero los inergativos denotan actividades o procesos que dependen de la voluntad de un agente (llorar, reír, saltar, andar, trabajar) y los ergativos o inacusativos denotan estados o eventos no agentivos (existir, ser, parecer, aparecer, desaparecer, florecer, crecer, llegar, quedar, faltar. hervir) cuyo único argumento (el suj. gramatical) designa un participante que padece la acción (es paciente, no agente) sin que se mencione el causante real. En la ropa se secó el sujeto no es el agente, sino el paciente del proceso, por lo que se infiere una causación externa al proceso (la ropa es un argumento que no puede cumplir un rol agentivo, no puede, por tanto, funcionar como causa del proceso). El argumento inacusativo desempeña respecto del verbo intransitivo un papel equivalente al del argumento objeto del verbo transitivo: El caldo hirvió (construcción inacusativa, donde El caldo es el sujeto paciente inacusativo) frente a Juan hirvió el caldo (construcción transitiva, donde Juan es el sujeto agente, y el caldo el objeto paciente acusativo). Hay verbos de alternancia ergativa~inergativa: Juan rompió el vaso (construcción transitiva con sujeto agente, expresa un evento que denota un cambio de estado en un objeto) frente a El vaso se rompió (construcción inacusativa/ergativa con un solo argumento: el elemento que sufre el cambio de estado). Los inacusativos inherentes no presentan esta alternancia transitiva: Juan se desmayó (*Juan desmayó).   

[17]  Adjetivo derivado de un verbo. Indica una acción terminada o el resultado de un proceso previo: quemado, domiciliado, residente

[18] telicidad: propiedad de un verbo que presenta una acción como si tuviera un punto final específico, delimitado, es decir, solo se da por realizada con su culminación o consecución (debe completarse para que se considere que ha ocurrido).

[19] los verbos (predicados) según su modo de acción se clasifican en: ACTIVIDAD o PROCESO (durativo, no delimitado, pero dinámico: correr, escribir, reír, nevar), REALIZACIÓN (durativo, delimitado y dinámico: correr la maratón, escribir una carta, construir, pintar), LOGRO o CONSECUCIÓN (no durativo, pero delimitado y dinámico: nacer, encontrar, florecer) y ESTADO (durativo, pero no delimitado ni dinámico: saber, conocer, amar).

[20] el verbo describir posee dos argumentos que designan, respectivamente, el agente de la acción y el objeto de la descripción. No obstante, este verbo aparece con tres participantes en el ejemplo Un empleado del banco le describió a Clarín a uno de los asaltantes (Clarín 16/9/1997). El tercer participante, designado por el complemento indirecto, es el beneficiario de la acción. El dativo de interés puede referirse también a quien resulta perjudicado por ella, como en Te hizo un verdadero estropicio. La existencia de esta doble interpretación ha llevado a acuñar términos como dativo de daño o provecho, dativo benefactivo o malefactivo,

[21] Frente a He olvidado/Me he olvidado de su nombre (= He dejado de retener esta información en la memoria). Con la forma no pronominal (he olvidado) el sujeto se presenta como auténtico agente de la acción y puede estar asumiendo su responsabilidad o intención. Dado que “olvidar” es transitivo, si no hay CD, se usa “olvidarse de”, forma pronominal que empleamos para cuando hablamos de olvidar hacer algo (No te olvides de regar las plantas), perder de la memoria, de la consideración o de la estima (Me olvidé de avisarle).

[22]  el español expresa a menudo el poseedor mediante pronombres átonos de dativo en concurrencia con frases nominales que expresan la cosa poseída (partes del cuerpo en muchas ocasiones y que ejercen la función de SUJ o OD) y que se construyen con determinante.

[23] Sugiere cierta relación afectiva entre el hijo y la madre/padre. Le señala al individuo afectado por la acción verbal, indicando la implicación en ella, mostrando preocupación, cercanía u otras formas de relación afectiva.

[24] se ha llamado aspectual en los estudios sintácticos porque su presencia depende del aspecto léxico o modo de acción del predicado verbal, ya que los eventos sobre los que incide han de ser delimitados y acotados.

[25] Cada una de las estructuras gramaticales que permiten expresar un determinado estado de cosas con un mismo verbo y diferente organización de sus argumentos.

[26] Obsérvese que la especificidad es lograda en los dos casos mediante procedimientos de tipo sintáctico.

[27] El aspecto léxico de los verbos se trata más adelante.

[28] Según J. Fernández López. Para mí, es impersonal.

[29] propiedad verbal de poder seleccionar un objeto directo y un objeto indirecto

[30] On aime la mer, on aime les montagnes: Nos encanta el mar, nos encantan las montañas

[31] Pasiva refleja

[32] Impersonal

[33] Ella me ama como yo la amo.

[34] Mi esposa me ama y es amada por mí.

[35] La operación consistente en aumentar el número de actantes (participantes) constituye la diátesis causativa (o factitiva). Si el número de actantes es aumentado, el nuevo verbo susceptible de llevarlos es causativo respecto del antiguo: derribar (2 participantes: un agente tira algo/a alguien) es el causativo de caer (1 participante: el agente),; mostrar (3 participantes: alguien enseña algo a alguien) es el causativo de ver (2 participantes) y quemar es el causativo de arder.

[36] + = adverbio

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