Los audios sin imagen presentan una dificultad añadida en el oyente a la hora de comprender el mensaje. En una conversación, por ejemplo,carecen de información extralingüística (lenguaje no verbal, gestual). Por ello, y en la medida de lo posible, el docente empleará documentos audiovisuales. Los textos puramente auditivos se deben restringir a aquellos contextos a los que un hablante tiene que enfrentarse en la vida real (una llamada telefónica, etc.).
Las tareas de comprensión oral producen ansiedad en muchos alumnos y, en algunos, frustración. Y ello es debido a que el discente tiene que reconocer sonidos, interpretar intencionesm etc.. Para evitar, en la medida de lo posible, el fracaso de estas actividades y que los estudiantes se sientan más seguros a la hora de abordarlas, es aconsejable tener en cuenta los siguientes aspectos:
1. Hacer entender al alumno, para que no se bloquee, que no es necesario identificar todas las palabras del texto oral.
2. Activar los conocimientos previos del aprendiente sobre la realidad, situación o personas que intervienen en el audio. De este modo, se facilita la comprensión de lo que se va a escuchar.
3. Contextualizar el tema de la escucha (con el objeto de interpretar apropiada y satisfactoriamente el mensaje) mediante pretareas que incluyan información sobre el tema, lluvia de ideas, etc.
4. No plantear ninguna tarea en la primera escucha, sino en la segunda.
5. Planificar tareas que admitan diferentes niveles de respuesta. Por ejemplo, tomar notas sobre ciertas cualidades o características; responder a, por lo menos, cuatro de seis preguntas; etc.
6. Antes de la tercera escucha, proponer a los estudiantes que, en parejas, comparen sus respuestas.
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