CEDRO

viernes, 5 de marzo de 2021

El infinito en un junco

 Las letras, creemos, están vacías de contenido. Pero no siempre fue así.

".... La solución fue una de las mayores genialidades humanas, original, sencilla y de incalculables consecuencias: dejare de dibujar las cosas y las ideas, que son infinitas, para empezar a dibujar los sonidos de las palabras, que son un repertorio limitado. Así, a través de sucesivas simplificaciones, llegaron a las letras. (….). Pero las letras nunca han dejado atrás su pasado de dibujos esquemáticos. Nuestra "D" representaba en origen una puerta, la "M" el movimiento del agua, la "N" era una serpiente y la "O", un ojo. (…). Usar menos de treinta letras para representar todas las palabras de la lengua le parecería un método muy tosco a un escriba egipcio, acostumbrado a emplear centenares de signos. Habría arrugado la nariz y enarcado las cejas ante nuestra anodina letra "E", derivada de un bello jeroglífico egipcio -un hombre levantando los brazos- que tenía un poético significado: "das alegría con tu presencia". En cambio, para los astutos navegantes fenicios, la cuestión adquiría un cariz muy distinto. La simplificada escritura alfabética liberaba al comerciante del poder del escriba. Gracias a ella, cada uno podía llevar sus propios registros y dirigir sus negocios."
(Irene Vallejo, El infinito en un junco).
https://elpais.com/elpais/2020/12/23/eps/1608744016_330015.html
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