CEDRO

domingo, 6 de julio de 2025

DETRÁS DE MÍ vs. DETRÁS MÍO

 

DETRÁS DE MÍ vs. DETRÁS MÍO

 

Es frecuente la utilización de adjetivos posesivos (mío, tuyo, suyo, nuestro, vuestro) junto a adverbios con sentido locativo, es decir, adverbios de lugar como delante, detrás, encima, debajo, enfrente, etc.

Aunque, por la extensión que su uso ha alcanzado, suenen bien expresiones como “(Estaba) detrás mía”, “(Se puso) delante nuestro” o “(Vive) enfrente tuyo”, en realidad son enunciados mal construidos, porque los adjetivos posesivos no pueden acompañar o hacer referencia a adverbios, sino a sustantivos. Por eso, no debemos confundir estas construcciones con otras que son correctas,  como  alrededor mío” (= alrededor de mí) o “a su lado” (= al lado suyo), precisamente porque “alrededor” y “lado” funcionan como sustantivos.

Lo adecuado para los casos expuestos anteriormente sería decir “Estaba detrás de mí”, “Se puso delante de nosotros” o “Vive enfrente de ti”.

Un viejo truco para dilucidar si la construcción es correcta o no es anteponer el adjetivo posesivo átono (mi, tu, su) al adverbio o al sustantivo y ver qué sucede:



Mirando alrededor mío > Mirando a mi alrededor (o Mirando alrededor de mí). √ [CORRECTO]

Permaneció al lado tuyo > Permaneció a tu lado (o Permaneció al lado de ti). √ [CORRECTO]


*Estaba detrás suyo > *Estaba su detrásꭕ [INCORRECTO]


*Se puso delante nuestro > *Se puso nuestro delanteꭕ [INCORRECTO]

 

A este respecto, la RAE dice: «En la lengua culta debe evitarse el uso de adverbios como cerca, detrás, delante, debajo, dentro, encima, enfrente con adjetivos posesivos; así pues, no debe decirse *detrás mío, *encima suya, etc., sino detrás de mí, encima de él, etc.»

El origen de este error está en equiparar el complemento preposicional introducido por la preposición de (detrás de María) con los complementos de posesión, de estructura formalmente idéntica (la casa de María). Sin embargo, se trata de construcciones diferentes: en la primera (detrás de María), el núcleo del que depende el complemento preposicional es un adverbio (detrás), mientras que en la segunda (la casa de María) es un sustantivo (casa). Puesto que los adjetivos posesivos son modificadores del sustantivo, solo si el complemento encabezado por de depende de un sustantivo puede sustituirse sin problemas por un posesivo:

el móvil de María = su móvil o el móvil suyo.

las gafas de Juan = sus gafas o las gafas suyas.


Sin embargo, los adverbios no son susceptibles de ser modificados por un posesivo, de forma que no admiten la transformación descrita:

detrás de María no equivale a *su detrás, por lo que no es admisible decir detrás suya ni detrás suyo.

En consecuencia, para discernir si es o no correcta una expresión con posesivo, debemos fijarnos en la categoría de la palabra núcleo: si es un sustantivo, será correcta (puede decirse al lado mío, pues lado es un sustantivo); pero no será correcta si se trata de un adverbio (no puede decirse *cerca mío, pues cerca es un adverbio).

Para no equivocarse, resulta útil saber que si se puede usar el posesivo átono antepuesto, la construcción con el posesivo tónico pospuesto será también válida:

Estoy al lado de María > Estoy a su lado > Estoy al lado suyo (correcto)
Giraban alrededor de ti > Giraban a tu alrededor > Giraban alrededor tuyo (correcto)

pero,

         Estoy detrás de María > *Estoy en su detrás > *Estoy detrás suyo/suya (incorrecto)
         Vive cerca de ti > *Vive en tu cerca > *Vive cerca tuyo/tuya (incorrecto)

ADVERBIOS


  CORRECTO  


INCORRECTO  

Se puso delante

Estaba detrás

Se cayó encima

Está debajo

Vive arriba

Ponlo abajo

Se detuvo enfrente

Vivió cerca

Se fue lejos

Hay una fuerza dentro

La felicidad se instaló fuera

 


de mí

de ti

de él-ella

de nosotros-as

de vosotros-as

de ellos-as

 

   

   mío-a

   tuyo-a

   suyo-a

   nuestro-a

   vuestro-a


   suyo-a

SUSTANTIVOS

CORRECTO  

 

 Se sentaron al lado

de mí

de ti

de él-ella

de nosotros-as

de vosotros-as

de ellos-as

  mío

  tuyo

  suyo

  nuestro

  vuestro

  suyo


Se pusieron

 

 

 alrededor

de mí

de ti

de él-ella

de nosotros-as

de vosotros-as

de ellos-ellas

  a mi

  a tu

  a su

  a nuestro

  a vuestro

  a su


alrededor

 

Por último, es importante señalar que el posesivo pospuesto debe concordar en género con el sustantivo al que modifica; así pues, debe decirse al lado suyo (y no *al lado suya), puesto que el sustantivo lado es masculino.

viernes, 17 de enero de 2025

ORTOGRAFÍA DE LOS APODOS, SEUDÓNIMOS Y SOBRENOMBRES

APODOS, SEUDÓNIMOS Y SOBRENOMBRES: DIFERENCIA Y ESCRITURA

Los apodos, seudónimos y sobrenombres son denominaciones de carácter descriptivo e intención particularizante que se emplean para identificar a ciertas personas. Estos nombres propios, formados, fundamentalmente,  sobre adjetivos y sustantivos, y basados en algún rasgo propio de la persona a la que nombran, se utilizan acompañando al nombre de pila o en sustitución de éste.

Este tipo de apelativos se escribe con mayúscula inicial y el artículo que habitualmente los antecede, en minúscula, por no formar parte de la denominación: el Manco de Lepanto (Miguel de Cervantes), la Faraona (Lola Flores), Fernando el Católico (Fernando II de Aragón) Si, a su vez, el artículo va precedido de las preposiciones a o de, se forman las contracciones al y del (el cuadro del Greco; el homenaje al Che).

No deben resaltarse con ninguna marca tipográfica especial, salvo los apodos cuando sustituyen al nombre de pila o se encuentran en posición medial, es decir, en el interior del nombre oficial. En el español de América es frecuente insertar los apodos entre el nombre y el apellido. En estos casos, se escriben en cursiva o entrecomillados, a fin de delimitarlos y distinguirlos del resto de elementos de la denominación: Ernesto Che Guevara.

Los apodos y los seudónimos pueden constituir aposiciones explicativas cuando se mencionan tras el nombre propio, en cuyo caso deben aislarse con comas: Santiago Hernández Redondo, Txantxillo, tocaba el xilófono por las calles de Donostia; Ha muerto el mejor guitarrista de flamenco de todos los tiempos, Francisco Sánchez Gómez, Paco de Lucía.

Por el contrario, los sobrenombres, que deben ir necesariamente acompañados del nombre propio al que especifican, se unen a éste sin coma: Isabel la Católica fue una gran coleccionista de arte (*Isabel, la Católica).

Los apodos y sobrenombres pluriverbales se escriben con mayúscula inicial en todas sus palabras significativas: la Dama de Hierro, Bola de Nieve.

APODOS

Los apodos son denominaciones motivadas por algún rasgo o condición particular, anomalía física o moral, abolengo u otra circunstancia -real o figurada- de la persona a la que nombran (el término procede del latín apputāre, derivado de pputāre, juzgar)Identifican individuos o linajes evocando una determinada propiedad distintiva. Estos alias impuestos, producto de la creatividad oral, añaden una carga expresiva especial, una significación metafórica basada en una analogía entre el sujeto mencionado y objetos, entes,  cualidades, taras, circunstancias personales, familiares, profesionales, religiosas o sociales: José Enrique Abuín, alias el Chicle, tiene problemas de dicción; A J. L. Rodríguez le llaman el Puma por el personaje de una novela que protagonizó.

Los apodos se escriben en letra redonda, sin ningún tipo de resalte tipográfico. El artículo que los suele anteceder se escribe en minúscula por no ser parte integrante de la denominación (el Chato, el Perdigón, el Botijo, el Viseras, el Buenastardes,  la Tigresa, la Coja, la Portuguesa, las Misses, los Aceituneros). La prueba de que estos artículos no forman parte del nombre propio es que desaparecen en los usos vocativos: Buenas tardes, Viseras, ¿qué haces por aquí?

Ahora bien, se escribirán en cursiva o entrecomillados si:

  1. sustituyen al nombre de pila: el Kun Agüero, el Chapo Guzmán, el Tigre Falcao

(sin embargo, cuando la unión del apodo y el apellido se comporta como un seudónimo o nombre artístico consolidado y pasa a ser la denominación habitual, no se emplearía el artículo ni la cursiva: A Gato Barbieri se le considera uno de los mejores saxofonistas latinoamericanos de toda la historia);

  1. se insertan en la denominación entre el nombre de pila y el apellido: Antonio Huracán Pérez, Leandro Gato Barbieri. Si la denominación lleva artículo, éste no se resalta: Johnny el Caballo Mayor Ventura, Ricardo el Tigre Gareca.

Estos sustantivos con valor adjetivo pueden emplearse:

a)    en sustitución del nombre propio: Boticelli (Alessandro di Mariano), el Sacamantecas (Juan Díaz de Garayo)

b)     acompañando a un nombre propio, en cuyo caso funcionan como aposiciones explicativas y, por tanto, han de separarse con comas: Lola Flores, la Faraona, no era gitana; Una figura esencial de la emancipación hispano-americana fue Simón Bolívar, el Libertador

c)     acompañando al nombre de pila sin citar el apellido, en cuyo caso lo adecuado es emplear el artículo, escribirlo entre comas y sin resalte: Perico, el Escabeche; Diego, el Cigala. Ahora bien, si el apodo se emplea sin artículo, como especificación del nombre de pila, no se emplea la coma, pero sí el resalte: Saúl Canelo

 

Los apodos compuestos se escriben en una única palabra cuando se pronuncian con un solo acento  prosódico: el Patapalo ([pa.ta.pá.lo]), el Mediohombre, el Malbaila, la Sidiosquiere, los Tripanegra.

Se escriben con mayúscula todos los elementos significativos de las denominaciones pluriverbales que incorporan elementos adyacentes: el tío Tres, el Tuerto de Pirón, la Dama de Hierro, el Potro de Vallecas.

Los procedimientos morfológicos más frecuentes involucrados en la formación de apodos y alias son:

a)     sustantivación de adjetivos e interjecciones: el Tuerto, el Manco, la Vasca, la Pescatera; el Tate, la Lástimas

b)  la derivación, añadiendo sufijos (principalmente diminutivos): el Romanillo (de Román), la Pasionaria, la Santita, las Guapitas

c)     el apócope: el Cholas (de los Choletes),  los Rosos (de los Rosendos)

d)     la composición: el Malbaila, la Caraquemada

Los apodos poseen características morfológicas y sintácticas de los nombres sustantivos (el género les es inherente y pueden desempeñar las mismas funciones) y de los nombres propios (tienen la capacidad de independizarse en compañía del artículo -Prolífico fue el Fénix de los Ingenios- y son incapaces de recibir la incidencia de aposiciones o cláusulas relativas especificativas).

SEUDÓNIMOS

Los seudónimos son nombres utilizados, deliberada y especialmente, por artistas, escritores y periodistas, en lugar del suyo propio, en el ejercicio de sus actividades. Es una denominación elegida por el propio autor (no es impuesta, como ocurre con el apodo). Se escriben con mayúscula inicial, mientras que el artículo, en caso de llevarlo, debe escribirse con minúscula.

La actriz y cantante Imperio Argentina fue musa de varios dictadores europeos.

El nombre artístico del actor Rafael Álvarez es el Brujo.

La obra del artista iconoclasta Detritus invita a la reflexión sobre la condición humana.

Las influencias del Ruben Darío poeta fueron los románticos y simbolistas franceses.

José Irazu, más conocido como Bernardo Atxaga, fue galardonado con el Premio Nacional de Narrativa.

El extraordinario pianista y promotor cultural Leo de Silka fue alcalde de San Sebastián a principios del s. xx.

El escritor José Martínez Ruiz tomó el seudónimo Azorín de uno de sus personajes novelescos.

José Martínez Ruiz, Azorín, perteneció a la generación del 98.

El paisaje español interesó profundamente al Azorín ensayista.

El nombre de pila de Mark Twain era Samuel Langhorne Clemens.

 

4. SOBRENOMBRES

Los sobrenombres son adjetivos calificativos con los que se distinguen especialmente a personas. Siempre han de ir acompañados, en aposición, del nombre propio y no se separan de él con una coma. Deben escribirse en mayúscula y precedidos del artículo en minúscula.

Durante el reinado de Alfonso II el Casto, se descubrió la supuesta tumba del apóstol Santiago.

Alfonso X el Sabio fue rey de Castilla y León en el s. XIII.

Jack el Destripador, cuya identidad se desconoce, extirpaba los órganos a sus víctimas.

El Caballero de los Leones es uno de los sobrenombres de Alonso Quijano.

Juana la Loca se casó con Felipe el Hermoso.

Gregorio I el Magno fue el primer santo de la Iglesia católica.