CEDRO

viernes, 17 de enero de 2025

ORTOGRAFÍA DE LOS APODOS, SEUDÓNIMOS Y SOBRENOMBRES

APODOS, SEUDÓNIMOS Y SOBRENOMBRES: DIFERENCIA Y ESCRITURA

Los apodos, seudónimos y sobrenombres son denominaciones de carácter descriptivo e intención particularizante que se emplean para identificar a ciertas personas. Estos nombres propios, formados, fundamentalmente,  sobre adjetivos y sustantivos, y basados en algún rasgo propio de la persona a la que nombran, se utilizan acompañando al nombre de pila o en sustitución de éste.

Este tipo de apelativos se escribe con mayúscula inicial y el artículo que habitualmente los antecede, en minúscula, por no formar parte de la denominación: el Manco de Lepanto (Miguel de Cervantes), la Faraona (Lola Flores), Fernando el Católico (Fernando II de Aragón) Si, a su vez, el artículo va precedido de las preposiciones a o de, se forman las contracciones al y del (el cuadro del Greco; el homenaje al Che).

No deben resaltarse con ninguna marca tipográfica especial, salvo los apodos cuando sustituyen al nombre de pila o se encuentran en posición medial, es decir, en el interior del nombre oficial. En el español de América es frecuente insertar los apodos entre el nombre y el apellido. En estos casos, se escriben en cursiva o entrecomillados, a fin de delimitarlos y distinguirlos del resto de elementos de la denominación: Ernesto Che Guevara.

Los apodos y los seudónimos pueden constituir aposiciones explicativas cuando se mencionan tras el nombre propio, en cuyo caso deben aislarse con comas: Santiago Hernández Redondo, Txantxillo, tocaba el xilófono por las calles de Donostia; Ha muerto el mejor guitarrista de flamenco de todos los tiempos, Francisco Sánchez Gómez, Paco de Lucía.

Por el contrario, los sobrenombres, que deben ir necesariamente acompañados del nombre propio al que especifican, se unen a éste sin coma: Isabel la Católica fue una gran coleccionista de arte (*Isabel, la Católica).

Los apodos y sobrenombres pluriverbales se escriben con mayúscula inicial en todas sus palabras significativas: la Dama de Hierro, Bola de Nieve.

APODOS

Los apodos son denominaciones motivadas por algún rasgo o condición particular, anomalía física o moral, abolengo u otra circunstancia -real o figurada- de la persona a la que nombran. Identifican individuos o linajes evocando una determinada propiedad distintiva. Estos alias impuestos, producto de la creatividad oral, añaden una carga expresiva especial, una significación metafórica basada en una analogía entre el sujeto mencionado y objetos, entes,  cualidades, taras, circunstancias personales, familiares, profesionales, religiosas o sociales: José Enrique Abuín, alias el Chicle, tiene problemas de dicción; A J. L. Rodríguez le llaman el Puma por el personaje de una novela que protagonizó.

Los apodos se escriben en letra redonda, sin ningún tipo de resalte tipográfico. El artículo que los suele anteceder se escribe en minúscula por no ser parte integrante de la denominación (el Chato, el Perdigón, el Botijo, el Viseras, el Buenastardes,  la Tigresa, la Coja, la Portuguesa, las Misses, los Aceituneros). La prueba de que estos artículos no forman parte del nombre propio es que desaparecen en los usos vocativos: Buenas tardes, Viseras, ¿qué haces por aquí?

Ahora bien, se escribirán en cursiva o entrecomillados si:

  1. sustituyen al nombre de pila: el Kun Agüero, el Chapo Guzmán, el Tigre Falcao

(sin embargo, cuando la unión del apodo y el apellido se comporta como un seudónimo o nombre artístico consolidado y pasa a ser la denominación habitual, no se emplearía el artículo ni la cursiva: A Gato Barbieri se le considera uno de los mejores saxofonistas latinoamericanos de toda la historia);

  1. se insertan en la denominación entre el nombre de pila y el apellido: Antonio Huracán Pérez, Leandro Gato Barbieri. Si la denominación lleva artículo, éste no se resalta: Johnny el Caballo Mayor Ventura, Ricardo el Tigre Gareca.

Estos sustantivos con valor adjetivo pueden emplearse:

a)    en sustitución del nombre propio: Boticelli (Alessandro di Mariano), el Sacamantecas (Juan Díaz de Garayo)

b)     acompañando a un nombre propio, en cuyo caso funcionan como aposiciones explicativas y, por tanto, han de separarse con comas: Lola Flores, la Faraona, no era gitana; Una figura esencial de la emancipación hispano-americana fue Simón Bolívar, el Libertador

c)     acompañando al nombre de pila sin citar el apellido, en cuyo caso lo adecuado es emplear el artículo, escribirlo entre comas y sin resalte: Perico, el Escabeche; Diego, el Cigala. Ahora bien, si el apodo se emplea sin artículo, como especificación del nombre de pila, no se emplea la coma, pero sí el resalte: Saúl Canelo

 

Los apodos compuestos se escriben en una única palabra cuando se pronuncian con un solo acento  prosódico: el Patapalo ([pa.ta.pá.lo]), el Mediohombre, el Malbaila, la Sidiosquiere, los Tripanegra.

Se escriben con mayúscula todos los elementos significativos de las denominaciones pluriverbales que incorporan elementos adyacentes: el tío Tres, el Tuerto de Pirón, la Dama de Hierro, el Potro de Vallecas.

Los procedimientos morfológicos más frecuentes involucrados en la formación de apodos y alias son:

a)     sustantivación de adjetivos e interjecciones: el Tuerto, el Manco, la Vasca, la Pescatera; el Tate, la Lástimas

b)  la derivación, añadiendo sufijos (principalmente diminutivos): el Romanillo (de Román), la Pasionaria, la Santita, las Guapitas

c)     el apócope: el Cholas (de los Choletes),  los Rosos (de los Rosendos)

d)     la composición: el Malbaila, la Caraquemada

Los apodos poseen características morfológicas y sintácticas de los nombres sustantivos (el género les es inherente y pueden desempeñar las mismas funciones) y de los nombres propios (tienen la capacidad de independizarse en compañía del artículo -Prolífico fue el Fénix de los Ingenios- y son incapaces de recibir la incidencia de aposiciones o cláusulas relativas especificativas).

SEUDÓNIMOS

Los seudónimos son nombres utilizados, deliberada y especialmente, por artistas, escritores y periodistas, en lugar del suyo propio, en el ejercicio de sus actividades. Es una denominación elegida por el propio autor (no es impuesta, como ocurre con el apodo). Se escriben con mayúscula inicial, mientras que el artículo, en caso de llevarlo, debe escribirse con minúscula.

La actriz y cantante Imperio Argentina fue musa de varios dictadores europeos.

El nombre artístico del actor Rafael Álvarez es el Brujo.

La obra del artista iconoclasta Detritus invita a la reflexión sobre la condición humana.

Las influencias del Ruben Darío poeta fueron los románticos y simbolistas franceses.

José Irazu, más conocido como Bernardo Atxaga, fue galardonado con el Premio Nacional de Narrativa.

El extraordinario pianista y promotor cultural Leo de Silka fue alcalde de San Sebastián a principios del s. xx.

El escritor José Martínez Ruiz tomó el seudónimo Azorín de uno de sus personajes novelescos.

José Martínez Ruiz, Azorín, perteneció a la generación del 98.

El paisaje español interesó profundamente al Azorín ensayista.

El nombre de pila de Mark Twain era Samuel Langhorne Clemens.

 

4. SOBRENOMBRES

Los sobrenombres son adjetivos calificativos con los que se distinguen especialmente a personas. Siempre han de ir acompañados, en aposición, del nombre propio y no se separan de él con una coma. Deben escribirse en mayúscula y precedidos del artículo en minúscula.

Durante el reinado de Alfonso II el Casto, se descubrió la supuesta tumba del apóstol Santiago.

Alfonso X el Sabio fue rey de Castilla y León en el s. XIII.

Jack el Destripador, cuya identidad se desconoce, extirpaba los órganos a sus víctimas.

El Caballero de los Leones es uno de los sobrenombres de Alonso Quijano.

Juana la Loca se casó con Felipe el Hermoso.

Gregorio I el Magno fue el primer santo de la Iglesia católica.

 

 


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