APODOS,
SEUDÓNIMOS Y SOBRENOMBRES: DIFERENCIA Y ESCRITURA
Los apodos, seudónimos y sobrenombres son denominaciones
de carácter descriptivo e intención particularizante que se emplean para
identificar a ciertas personas. Estos nombres propios, formados, fundamentalmente,
sobre adjetivos y sustantivos, y basados
en algún rasgo propio de la persona a la que nombran, se utilizan acompañando
al nombre de pila o en sustitución de éste.
Este
tipo de apelativos se escribe con
mayúscula inicial y el artículo que habitualmente los antecede,
en minúscula, por no formar parte de
la denominación: el Manco
de Lepanto (Miguel de Cervantes), la
Faraona (Lola Flores), Fernando el Católico (Fernando
II de Aragón) Si, a su vez, el artículo va
precedido de las preposiciones a o de, se forman las contracciones al y del
(el cuadro del Greco;
el homenaje al Che).
No
deben resaltarse con ninguna marca tipográfica especial, salvo los apodos cuando
sustituyen al nombre de pila o se encuentran en posición medial, es decir, en
el interior del nombre oficial. En el español de América es frecuente insertar los
apodos entre el nombre y el apellido. En estos casos, se escriben en cursiva o
entrecomillados, a fin de delimitarlos y distinguirlos del resto de elementos
de la denominación: Ernesto
Che Guevara.
Los apodos
y los seudónimos pueden constituir aposiciones explicativas cuando se
mencionan tras el nombre propio, en cuyo caso deben
aislarse con comas: Santiago Hernández Redondo, Txantxillo, tocaba el
xilófono por las calles de Donostia; Ha muerto el mejor guitarrista
de flamenco de todos los tiempos, Francisco Sánchez Gómez, Paco de Lucía.
Por
el contrario, los sobrenombres, que deben ir necesariamente acompañados
del nombre propio al que especifican, se unen a éste sin coma: Isabel la Católica fue
una gran coleccionista de arte (*Isabel, la Católica).
Los apodos y
sobrenombres pluriverbales se escriben con mayúscula inicial en todas sus
palabras significativas:
la Dama de Hierro, Bola
de Nieve.
APODOS
Los
apodos son denominaciones motivadas por algún rasgo o condición particular, anomalía
física o moral, abolengo u otra circunstancia -real o figurada- de la persona a
la que nombran. Identifican individuos o linajes evocando una determinada
propiedad distintiva. Estos alias impuestos, producto de la creatividad oral, añaden una carga
expresiva especial, una significación metafórica basada en una analogía entre
el sujeto mencionado y objetos, entes, cualidades, taras, circunstancias personales,
familiares, profesionales, religiosas o sociales: José Enrique Abuín, alias el Chicle,
tiene problemas de dicción;
A J. L. Rodríguez le
llaman el Puma por el personaje de una novela que protagonizó.
Los apodos se escriben en letra redonda, sin ningún tipo de
resalte tipográfico. El artículo que
los suele anteceder se escribe en
minúscula por no ser parte integrante de la denominación (el Chato, el Perdigón, el Botijo, el
Viseras, el Buenastardes, la Tigresa, la
Coja, la Portuguesa, las Misses, los Aceituneros). La prueba de que estos artículos no forman parte del nombre propio es
que desaparecen en los usos vocativos: Buenas
tardes, Viseras, ¿qué haces por aquí?
Ahora bien, se escribirán en cursiva o entrecomillados si:
- sustituyen al nombre de
pila: el Kun Agüero, el Chapo Guzmán, el Tigre Falcao
(sin embargo,
cuando la unión del apodo y el apellido se comporta como un seudónimo o nombre
artístico consolidado y pasa a ser la denominación habitual, no se emplearía el
artículo ni la cursiva: A Gato Barbieri se
le considera uno de los mejores saxofonistas latinoamericanos de toda la
historia);
- se insertan en la
denominación entre el nombre de pila y el apellido: Antonio Huracán Pérez, Leandro Gato
Barbieri. Si la
denominación lleva artículo, éste no se resalta: Johnny el Caballo Mayor Ventura, Ricardo el Tigre Gareca.
Estos sustantivos con valor
adjetivo pueden emplearse:
a) en sustitución del nombre propio:
Boticelli (Alessandro di Mariano), el Sacamantecas (Juan Díaz de
Garayo)
b) acompañando a un nombre propio,
en cuyo caso funcionan como aposiciones explicativas y, por tanto, han de
separarse con comas: Lola
Flores, la Faraona, no era gitana; Una figura esencial de la emancipación
hispano-americana fue Simón Bolívar, el Libertador
c) acompañando al nombre de pila sin
citar el apellido, en cuyo caso lo adecuado es emplear el artículo, escribirlo
entre comas y sin resalte: Perico,
el Escabeche; Diego, el Cigala.
Ahora bien, si el apodo se emplea sin artículo, como especificación del nombre
de pila, no se emplea la coma, pero sí el resalte: Saúl Canelo
Los apodos compuestos se escriben
en una única palabra cuando se pronuncian con un solo acento prosódico: el Patapalo ([pa.ta.pá.lo]), el Mediohombre, el Malbaila,
la Sidiosquiere, los Tripanegra.
Se escriben con mayúscula todos
los elementos significativos de las denominaciones pluriverbales que incorporan
elementos adyacentes:
el tío Tres, el Tuerto
de Pirón, la Dama de Hierro, el Potro de Vallecas.
Los procedimientos morfológicos
más frecuentes involucrados en la formación de apodos y alias son:
a)
sustantivación
de adjetivos e interjecciones: el
Tuerto, el Manco, la Vasca, la Pescatera; el Tate, la Lástimas
b) la derivación, añadiendo sufijos
(principalmente diminutivos): el
Romanillo (de
Román), la Pasionaria, la
Santita, las Guapitas
c) el apócope: el Cholas (de los Choletes), los Rosos (de los Rosendos)
d) la composición: el Malbaila, la Caraquemada
Los apodos poseen características
morfológicas y sintácticas de los nombres sustantivos (el género les es
inherente y pueden desempeñar las mismas funciones) y de los nombres propios (tienen
la capacidad de independizarse en compañía del artículo -Prolífico fue el Fénix de los
Ingenios- y son
incapaces de recibir la incidencia de aposiciones o cláusulas relativas
especificativas).
SEUDÓNIMOS
Los seudónimos son nombres utilizados,
deliberada y especialmente, por artistas, escritores y periodistas, en lugar
del suyo propio, en el ejercicio de sus actividades. Es una denominación elegida
por el propio autor (no es impuesta, como ocurre con el apodo). Se escriben con
mayúscula inicial, mientras que el artículo, en caso de llevarlo, debe
escribirse con minúscula.
La actriz y cantante Imperio
Argentina fue musa de varios dictadores europeos.
El
nombre artístico del actor Rafael Álvarez es el Brujo.
La obra del
artista iconoclasta Detritus invita a la reflexión sobre la condición humana.
Las
influencias del Ruben Darío poeta fueron los románticos y simbolistas
franceses.
José Irazu, más conocido como
Bernardo Atxaga, fue galardonado con el Premio Nacional de Narrativa.
El extraordinario pianista y
promotor cultural Leo de Silka fue alcalde de San Sebastián a principios del s.
xx.
El escritor
José Martínez Ruiz tomó el seudónimo Azorín de uno de sus personajes
novelescos.
José
Martínez Ruiz, Azorín, perteneció a la generación del 98.
El paisaje
español interesó profundamente al Azorín ensayista.
El nombre de pila de Mark Twain
era Samuel Langhorne Clemens.
4. SOBRENOMBRES
Los
sobrenombres son adjetivos calificativos con los que se distinguen especialmente a personas. Siempre han de ir acompañados, en aposición, del nombre propio y
no se separan de él con una coma.
Deben escribirse en mayúscula y precedidos del artículo en minúscula.
Durante
el reinado de Alfonso II el Casto, se descubrió la supuesta tumba del apóstol
Santiago.
Alfonso X
el Sabio fue rey de Castilla y León en el s. XIII.
Jack el Destripador,
cuya identidad se desconoce, extirpaba los órganos a sus víctimas.
El
Caballero de los Leones es uno de los sobrenombres de Alonso Quijano.
Juana la
Loca se casó con Felipe el Hermoso.
Gregorio I
el Magno fue el primer santo de la Iglesia católica.
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