CEDRO

viernes, 20 de octubre de 2017

Detrás mío VS Detrás de mí

Es frecuente la utilización de adjetivos posesivos tónicos, es decir, los que se colocan detrás del sustantivo al que determinan -mío, tuyo, suyo, nuestro, vuestro- junto a adverbios con sentido locativo, es decir, adverbios de lugar: delante, detrás, encima, debajo, enfrente.

Aunque suenen bien, enunciados como

*Estaba detrás mío, por eso no lo vi,
*Había mucha gente delante nuestro  o
*Vive enfrente tuyo,

 en realidad están mal construidos, porque los adjetivos posesivos no pueden acompañar o hacer referencia a adverbios (detrás, delante, enfrente, encima, debajo, etc.) , sino a sustantivos.
 En los ejemplos anteriores, lo adecuado sería decir: Estaba detrás de mi; Había mucha gente delante de nosotros; Vive enfrente de ti.

Por eso no debemos confundir estas construcciones con otras que son correctas como

“Alrededor mío” (= a mi alrededor),
“Al lado suyo" (= ”a su lado"),

precisamente porque “alrededor” y “lado” son sustantivos.

Lo adecuado para los casos expuestos anteriormente sería decir “detrás de mí”, “delante de nosotros” o “enfrente de ti”.

Un viejo truco para dilucidar si la construcción es correcta o no es anteponer el adjetivo posesivo átono -mi, tu, su- al adverbio o al sustantivo y ver qué sucede:

- Correcto: Mirando alrededor mío ----> Mirando a mi alrededor ( = Mirando alrededor de mi)
- Correcto: Permaneció al lado tuyo ----> Permaneció a tu lado ( = Permaneció al lado de ti).
- Incorrecto: *Estaba detrás suyo ----> *Estaba su detrás. Lo correcto sería: Estaba detrás de él/ella.
- Incorrecto: *Apareció delante nuestro ----> *Apareció nuestro delante. Lo correcto sería: Apareció delante de nosotros.

sábado, 14 de octubre de 2017

deber + infinitivo VS deber de + infinitivo


-Deber + infinitivo indica obligación o suposición.
-Deber de + infinitivo únicamente expresa suposición.
En los medios de comunicación es habitual encontrar frases en las que el uso de deber de + infinitivo es inapropiado cuando lo que se pretende expresar es obligación: «*El gobierno debería de proteger más a las víctimas de la violencia de género» o «*El torneo tiene unas reglas que deben de cumplirse a rajatabla».
El Diccionario panhispánico de dudas explica que la perífrasis deber + infinitivo se construye siempre sin la preposición de cuando indica obligación: «Los docentes deben promover actitudes de compromiso y solidaridad entre sus alumnos» y no «*docentes  deben de promover actitudes de compromiso y solidaridad entre sus alumnos».
Por tanto, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir «Cuando un equipo de trabajo apuesta por un proyecto, debe ser secundado por todos», « El gobierno debería proteger más a las víctimas de la violencia de género » y « El torneo tiene unas reglas que deben cumplirse a rajatabla ».

Para manifestar posibilidad o suposición, en cambio, sí se puede emplear deber tanto con la preposición de como sin ella: «Deben de ser las doce» o «Deben ser las doce». Puede decirse de las dos maneras y ambas significan ‘Me parece que son las doce' o ‘Serán las doce’.

jueves, 15 de junio de 2017

LA y EL ante NOMBRES FEMENINOS: el agua, el hacha

Conviene recordar que las formas el y un que combinan con palabras femeninas que empiezan por a (ha) tónicas son históricamente femeninas, pues proceden de los femeninos latinos illam (> ell> el(a)), unam (> un(a)). Por ello, hay que hablar de unas formas el, un masculinas (el niño, un niño), y otras femeninas (el alma, un alma).
Para el uso correcto de artículos y adjetivos con los sustantivos femeninos en singular que empiezan por a tónica, se han de observar algunas consideraciones:
1. Cuando el artículo determinado precede inmediatamente al sustantivo, este -por razones de fonética histórica- adopta la forma masculina el, un en lugar de la: el/un agua, el/un  águila, el/un acta, el/un alma, el/un ama, el/un habla, etc. Si entre el artículo y el nombre se interpone otro elemento  esta regla no se aplica: la/una imponente águila y no *el/un imponente águila; la cristalina agua y no *el/un cristalino agua.
2. La hache muda no impide que se adopte la forma masculina del artículo: el/un hacha, el/un hambre, el/un hada, pero la/una acerada hacha, la/una atroz hambre.
3. El hecho de anteponer el artículo  el a un sustantivo no implica cambio de género, es decir, no convierte la palabra en masculina, por lo que los adjetivos y otros modificadores siguen concordando en femenino: el aula magna, el arma blanca, el hada madrina, el ancla oxidada, el habla castellana, con toda el alma, el agua está contaminada.
4. Los plurales conservan la forma femenina las: las/unas águilas, las/unas hachas, las/unas aguas, las/unas aulas, las/unas actas, las/unas amas, etc.
5. Esta regla se aplica al artículo que precede al sustantivo, NO ante adjetivos, adverbios ni preposiciones: la/una oxidada ancla y no * el/un oxidado ancla,  *la/una atareada ama de casa, *la/una alta posición, *la antes ama de casa, *la hasta ayer diputada.
6. Escepciones al uso de la forma el del artículo ante sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: 
-Mantienen el artículo la los nombres de letras (la hache, la a, la alfa); 
-los de persona (la Ana de siempre, la Ángela de la que te hablé); 
-los sustantivos que teniendo dos terminaciones, una para cada género, han comenzado a usarse recientemente en femenino (la árbitra); 
-los toponímicos de ciudades y países (La Haya, la Amsterdam lluviosa de otros tiempos, la Austria católica) [sin embargo con los nombres de continentes se prefiere la forma el: el África subsahariana, el Asia más occidentalizada, pero la América Latina]; 
-cierto número de voces de reciente incorporación que se refieren a personas y tienen una única forma válida para ambos géneros (la árabe, la ácrata);
-las siglas cuyo núcleo no abreviado es un sustantivo femenino (la APE, asociación primatológica española).
7. En los diminutivos derivados de estos vocablos, la a inicial no es tónica, por lo tanto van precedidas del artículo femenino: la agüita, la hachita. 
Lo mismo sucede para los sustantivos femeninos compuestos que comienzan por /a/ átona, pero cuyo primer elemento, como palabra independiente, empieza por /a/ tónica:  la aguanieve, la avemaría, la aguamarina.
8. Con los indefinidos un, algún y ningún se admiten ambas posibilidades, aunque la tendencia general es emplear la forma masculina: un/una ave, algún/alguna aula vacía, ningún/ninguna hambre.
9.No se pueden emplear indistintamente, en cambio, los adjetivos determinativos otro, todo, mucho, poco, demasiado, ni los demostrativos (este, ese aquel), por lo que lo adecuado es esta aula, toda habla, poca/mucha/demasiada hambre, otra hacha y no *este aula, *todo habla, *poco hambre, *otro hacha.
10. Si la a inicial no es tónica, se siguen las normas generales: aceite es una voz masculina y será el aceite y los aceites, mientras que harina es una voz femenina y será la harina y las harinas.
Las palabras azúcararte son casos excepcionales de concordancia que presentan diversas peculiaridades. La voz azúcar tiene género ambiguo, por lo que puede usarse indistintamente en masculino o femenino. El término arte es masculino en singular (el arte egipcio), pero femenino en plural (las artes escénicas).

viernes, 9 de junio de 2017

Concordancia de las construcciones partitivas

Concordancia de las construcciones partitivas: La mayoría (de los trabajadores) hizo o hicieron huelga.

En la mayor parte de las construcciones del tipo la mitad de, el resto de, la mayoría de, etc., es adecuada tanto la concordancia con el verbo en plural (la mayoría de los trabajadores hicieron huelga) como en singular (la mayoría de los trabajadores hizo huelga).
En los medios de comunicación podemos encontrar ejemplos como «La mayoría de los ciudadanos está a favor de la cadena perpetua», «La mitad de los jóvenes viven con sus padres» o «Un grupo de ciclistas es atacado por abejas».
La Nueva gramática de la  lengua española explica que en estas construcciones partitivas la concordancia depende de si como núcleo se considera el propio cuantificador singular (la mayoría, la minoría, el resto, la mitad, un grupo, toda clase, todo tipo…) o el sustantivo en plural que lo sigue introducido por la preposición de (los trabajadores en La mayoría de los trabajadores).
Aunque bien lo más habitual es la concordancia en plural (La mayoría de los parlamentarios votaron en contra), todos los ejemplos anteriores pueden considerarse correctos.
La doble concordancia también se considera correcta si el complemento introducido por de se omite: la mayoría (de los parlamentarios) votaron/votó. 
En cambio, la concordancia con el verbo es obligada en plural cuando el verbo lleva un atributo o un complemento predicativo («La mayoría de los trabajadores están insatisfechos») o si los cuantificadores (infinidad, cantidad, multitud…) se utilizan sin determinante, como en «Multitud de personas corrieron despavoridas». 
Así pues, en caso de duda, debemos recordar que la concordancia en plural es siempre adecuada.

Para mayor información, consulte:
http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=XEVeLzVZaD6CG25cW5